Coca (eritroxilon o erytroxylon coca LAM.) y su alcaloide cocaína
| Autor | Carlos Blesa Rodríguez/María Blesa Del Hoyo-Solórzano/José M.ª Blesa Del Hoyo-Solórzano/Fernando González De Cháves |
| Cargo | Catedrático de Anatomía, Fisiología de los Vegetales y Botánica Aplicada/Licenciada en Farmacia/Licenciado en Historia/Licenciado en Farmacia |
| Páginas | 215-235 |
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Para la correcta identificación y catalogación de las plantas, principalmente aquellas de uso medicinal, de acción tóxica o psicoactiva, la Morfología Vegetal es la herramienta indispensable, especialmente para aquellas cuyo cultivo, tráfico, manipulación y consumo son contrarios a las leyes, tanto si se trata de la planta entera, algunas de sus partes o productos aislados de ellas.
Consecuente con la permanente demanda y alto precio en el mercado de la drogodependencia de plantas o sustancias aisladas de ellas que muestran actividad psicoactiva, las adulteraciones, bastardías sustitutivas, comercialización de material deteriorado o partes con bajo contenido en principio o principios activos son prácticas habituales, haciéndose indispensables los exámenes morfológicos macro y microscópicos acompañados, en su caso, de otros químicos que determinen la identidad del material original, su pureza o riqueza mediante técnicas analíticas sencillas y rápidas,
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especialmente cuando lo que se comercializa o inspecciona son los principios activos aislados de la materia prima vegetal.
La planta de coca es arbustiva. de porte mediano, —de entre 1,5 a 2 metros de altura—, originaria del altiplano andino de Perú y Bolivia donde se dan diversos «nichos» o microclimas que ancestralmente la población indígena, especialmente los muiscas, supo aprovechar con sorprendente habilidad para la práctica de una variedad de cultivos, entre ellos el de la coca, aunque la finalidad entonces fuera el autoconsumo y hoy, mayoritariamente, lo es con fines ligados al abastecimiento de la drogodependencia dentro y fuera de las fronteras de origen.
El cultivo se ha intensificado y extendido a otros países, además de los citados, como Ecuador, Brasil y, especialmente, Colombia, como consecuencia de los incalculables beneficios económicos que genera el cultivo y comercialización de la coca y sus derivados, siendo ilustrativo el caso de Bolivia donde los ingresos por la coca superan con mucho a aquellos otros provenientes del estaño, primer recurso nacional.
Las hojas, por su forma y nerviación, son los principales elementos morfológicos diferenciadores, la parte de la planta utilizada tanto para el autoconsumo como para extraer de ella uno de sus alcaloides, la «cocaína», objetivo primero de su cultivo y posterior cosecha.
Las estructuras foliares tienen disposición alterna, son enteras, ovales-lanceoladas o elípticas, ligeramente acuminadas, de color verde oscuro aunque algo más claras por el envés, de pecíolos cortos que las ligan a los tallos; estípulas pequeñas en forma de apéndice triangular que se localizan en los tallos en los tramos entre las hojas; penninervias, caracterizándose como elemento diferenciador la forma de su peculiar nerviación que destaca más en estado seco que en fresco; presentan una zona central más brillante y tierna separada del resto del limbo foliar por dos líneas curvas, en forma de arco, paralelas a los bordes, disposición deter-minada por la prefloración; el parénquima superior está constituido por fitocistos dispuestos en empalizada, el inferior por otros, esta vez ramificados, con cuatro ramificaciones a nivel del nervio medio; epidermis formada por fitocistos poligonales que contienen cris-tales de oxalato de calcio (cistolitos); elementos liberianos laterales dispuestos en islotes, separados unos de otros por fitocistos, dán-dose también elementos análogos como representación de la porción leñosa; sabor amargo; ligeramente aromáticas; de desarrollo pleno; cosechándose de dos a cuatro veces por año. Tras la recolección, las hojas se desecan al aire libre, protegidas de la acción directa de los rayos solares mediante toldos de tela translúcida.
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Finalmente las hojas cosechadas, tradicionalmente se depositan para su transporte en cestos de 12 a 75 kilos de capacidad.
Flores de color crema, pequeñas, aisladas o agrupadas en ramilletes cimosos, hermafroditas, regulares, pentámeras; receptáculo convexo con sépalos libres o ligeramente soldados por la base; pétalos libres, ligeramente enrollados por los bordes o imbricados; androceo con 10 estambres fértiles (característica diferencial frente a las Lináceas) con sus filamentos inferiormente soldados en estructura tubular corta portando anteras biloculares; gineceo libre, con un solo ovario trilocular, uno solo fértil, del que sale un estilo que se ramifica en tres portadores de sus correspondientes estigmas.
Fruto, drupa de color rojo-escarlata acompañada de restos de cáliz y androceo, con mesocarpio carnoso, tegumentos recubriendo un albumen membranoso, cotiledones plano-convexos y un embrión axilar.
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La coca asilvestrada es hoy en día prácticamente inexistente, toda procede de cultivares o «cocales» localizados en los países suramericanos citados con anterioridad. Su cultivo se inicia con siembra en macetas en el mes de diciembre, tras 18 meses cuando alcanzan una altura aproximada de 50 centímetros se trasplanta a los cocales situados preferentemente en las zonas montañosas. A partir de los 2 años, cuando la mata alcanza una altura de unos 90 centímetros, se inicia la cosecha con podas en los meses de marzo, junio y octubre, que se repite sobre la misma mata durante varios años más. Se comercializa, tan solo, las cosechas de dos de sus variedades cultivadas, citadas a continuación en primero y segundo lugar:
1. Eritroxylon coca Lam: coca de Hauanuco o coca de Bolivia, originaria del altiplano andino, especialmente de las zonas altas de los peruanos. Es la variedad o especie principal, cosechándose en los cultivares de Perú (Cuzco y Huanuco) y Bolivia (Cochabamba, Región de Yungas). Sus hojas son coriáceas, anchas de color verde oscuro.
2. Eritroxylon novogranatense var. Truxillense (Rugby) Machado: coca de Perú o coca de Trujillo. Es la variedad más aromática. A diferencia de la anterior, las hojas son mucho más pequeñas pero más aromáticas. Al ser una especie o variedad cultivada, la altitud, nicho ecológico o microclima donde se cultiva y los procedimientos de laboreo aplicados; es decir, habitat y prácticas agrícolas afectan a la morfología de la planta.
3. Eritroxylon novogranatense (Moris) Hierón: especie o variedad procedente de Colombia, originariamente Nueva Granada, de aquí su nombre. Introducida y testimonialmente cultivada en Java, hoy prácticamente desaparecida. Citada con fines informativos, pero carente de interés por su exigua presencia y nulo peso en los ambientes de tráfico y consumo.
Exclusivamente las hojas.
Los indios de las regiones andinas hacían uso de las hojas de coca muchos años antes de que los conquistadores y colonizadores españoles conocieran de sus virtudes, aprovechándose de las evidentes ventajas del control de la distribución comercial de las hojas de coca. En una tumba peruana datada 500 años a.C. se encontraron vestigios de hojas de coca, de las que hacían, quemándolas, un uso mágico-religioso tanto sacerdotes en ofrendas
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a sus dioses, como hechiceros y chamanes en la práctica de sus rituales.
El cultivo de la coca estaba muy arraigado en la cultura andina, donde en principio su uso estuvo restringido a las clases dominantes como la nobleza, mientras que las populares estuvieron excluidas del derecho de consumir. El obsequio de hoja de coca a quienes ostentaban autoridad superior fue práctica común entre los pueblos andinos. La coca se guardaba en depósitos o almacenes protegidos donde se distribuía en tiempos de guerra por su efecto vigorizante, repartiéndose en tiempos de paz entre la población para aliviar la escasez de alimentos, lo que pone de manifiesto que conocían a la perfección los principales efectos de los componentes de las hojas de coca, el euforígeno, enardecedor del valor y el de suprimir las sensaciones de hambre y sed. La coca también desempeño un destacado papel en las prácticas mágico-religiosas en la cultura andina pre y posthipánica. Los adivinos y hechiceros la mascaban escupiéndola sobre la palma de la mano con los dedo mas largos extendidos; si el jugó escurrís por los dedos el augurio era bueno; caso contrario era malo (Martín, 1983).
El mito fundador del incario tuvo su principal sustento en la coca. Garcilaso de la Vega, al relatar la leyenda de los hijos del Sol fundadores del Imperio, señalaba que estos habían ofrendado hojas de coca, enseñando al pueblo que estas podían ser utilizadas para «matar el hambre, eliminar el cansancio y permitir que el desdichado olvide sus desgracias», otra demostración ancestral del perfecto conocimiento de los efectos de los componentes de la hoja de coca liberados al masticarla con sustancias alcalinizantes, especialmente cenizas.
El uso y los efectos de las hojas de coca no pasaron desapercibidos a los conquistadores españoles. El clero, con gran protagonismo e influencia en la conquista y colonización, se decantó por la prohibición tanto del cultivo como del consumo de lo que llamaron «hojas del diablo» pero más que por sus efectos por su imprescindible uso en ciertas prácticas mágico-religiosas contrarias a la doctrina de «extirpación de idolatrías» en cuya desaparición habían puesto todo su empeño. Sin embargo, primó la conveniencia de más que prohibirlo, controlarlo ya que la hoja de coca podía sustituir a los alimentos, producía gran vigor y resistencia para el trabajo en las minas y en el campo, aunque el final fuera la muerte por desnutrición y agotamiento. Así sucedió tras el descubrimiento del «Cerro Rico» de Potosí, explotado de manera intensiva con mano de obra de recluta forzosa tras la implantación...
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