A propósito de la especulación del suelo.

AutorFrançois Saint Pierre.

Los editoriales de nuestro amigo FRANÇOIS SAINT PIERRE, en el boletín Aide au Logement son siempre dignos de atención. En el número 132 abordaba un tema que le es muy caro: liberación de los hombres y vivienda. Pero quisiéramos referirnos en particular al número que bajo el título ¿Dominio del suelo o dominio de los hombres? trata de la especulación del suelo. Reproducimos el texto a continuación.

EN PRIMER LUGAR: DOMINAR EL PENSAMIENTO.

Desde hace algunos años, unos y otros se dedican a estudiar los problemas que plantea la especulación del suelo. Se han elaborado numerosos proyectos para resolver el problema, pero la especulación no ha cesado. Así, pues, nuestra lucha contra ella no puede cejar.

Para resolver un problema es preciso comenzar por conocerlo, y para conocer el problema de la especulación del suelo hay que saber dominar nuestro pensamiento. De hecho, personas de diversas tendencias están interesadas en crear la confusión. Es preciso desenmascarar a los tramposos, tanto si se trata de los que van en busca de grandes beneficios, como de los que quieren "aprovecharse" de la especulación para dominar a los hombres. Intentaremos presentar aquí los problemas que es necesario resolver para librar un combate al servicio exclusivo de los hombres.

LA TIERRA ES PARA TODOS.

La tierra es "para todos". "De todos", dicen algunos, pero esto no significa nada positivo en realidad, ya que una tierra que sea de todos y de nadie en particular será manejada por unos pocos. Y esto es peligroso. De hecho, es lo contrario de la difusión máxima de la propiedad entre los miembros componentes de una sociedad.

La tierra para todos quiere decir que debe difundirse su propiedad entre el mayor número, en cuanto sea posible. Difundir la propiedad entre los menos favorecidos constituye justamente una muralla contra la propiedad abusiva. Distribuir la propiedad es limitarla. De hecho, los liberales se oponen a esta distribución para poder mantener sus beneficios, y los totalitarios, para asegurar su dominio sobre los hombres. Si la tierra debe ser para todos en el espacio, también debe serlo en el tiempo, es decir, no sólo para los que viven en la actualidad. Debemos conservar las obras (monumentos, bosques, etc. ) de quienes nos han precedido, y debemos cuidar también las que dejaremos a nuestros descendientes. Suprimir la noción de herencia seria algo grave.

Si de verdad pensamos en todos, no debemos olvidar a nuestros predecesores y a nuestros descendientes. No tenemos derecho a explotar la tierra hasta provocar una erosión del suelo que imposibilite la producción futura. Como todo lo humano, la propiedad debe limitarse. No tenemos derecho a abusar de ella, digan lo que digan los adeptos del Derecho nacido de 1789, sino a utilizarla al servicio de los hombres, de todos los hombres. Poseer una tierra y no...

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