Operaciones de reestructuración, un buen momento para su consideración

AutorMario Fernández Elejalde
CargoDeloitte Abogados y Asesores Tributarios

En los últimos meses nos están bombardeando con distintas noticias relativas a la OPA de Gas Natural sobre Endesa. De la misma forma, asistimos -desde la distancia- a constantes alianzas /trans-nacionales/ o /intra-nacionales/ entre grupos empresariales en casi todos los sectores de negocio. Hasta hace unos años las operaciones de reestructuración se presentaban como operaciones extrañas a las pymes como consecuencia del escaso conocimiento práctico de las implicaciones y consecuencias que dichas operaciones podían tener en las empresas intervinientes (esa percepción de que únicamente las grandes empresas tenían legitimidad y motivos convincentes para acometer con éxito estas transacciones). A ello se unía también el desconocimiento de los costes, directos e indirectos, en tiempo y en dinero, de este tipo de operaciones.

Como no podía ser de otra forma, la globalización también ha tocado al mundo del derecho y gracias a lentos y parcialmente efectivos desarrollos normativos nos encontramos hoy día con la posibilidad de llevar a cabo fusiones de ámbito transnacional, constituir sociedades anónimas europeas o aportar una rama de actividad de una empresa de Lekeitio a una empresa de capital franco-italiano ubicada en Eslovaquia.

Toda esta complejidad aparente se reduce al cumplimiento de distintos requisitos formales y materiales determinados por la legislación que resulte aplicable -aplicable a cualquier persona jurídica o empresa sea cual sea su tamaño-. Y es en este punto en el que queremos incidir. No debe pasarse por alto que los beneficios o ventajas que este tipo de operaciones presentan son igualmente aplicables a pequeñas y medianas empresas sea cual sea el ámbito empresarial en el que operen, que tales beneficios se pueden generar con independencia de que su estructura accionarial esté compuesta por otras empresas o por particulares, y que estas operaciones permiten la obtención de muy distintos objetivos (tanto puramente económicos o fiscales, como logísticos, o de marketing, o reajustes de estructuras de producción o laborales). De la misma forma, no pueden pasarse por alto los innegables beneficios que una operación de reestructuración pueden tener en el patrimonio personal de los socios o propietarios de las entidades involucradas (¡¡no sólo las empresas pueden beneficiarse de ellos!!).

El objeto de esta breve columna no es entrar al detalle de las ventajas de las operaciones de reestructuración ya que éstas pueden ser tan...

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