La ciencia, la tecnología y el público: una relación compleja

AutorUmberto Colombo,
Cargoex-Ministro de Investigación, Italia

Introducción

La importancia de la ciencia y la tecnología para la humanidad está fuera de toda duda. De hecho, la capacidad sustentadora de nuestro planeta, es decir la capacidad de la Tierra para sostener la vida humana, con todas sus necesidades en términos de energía, alimentación y otros recursos, es función del progreso científico y de las innovaciones tecnológicas que derivan de él.

Hace diez mil años, en la época de la primera revolución agrícola, el planeta no podía alimentar y mantener más de cinco millones de habitantes. Ahora somos seis mil millones y se espera que la población mundial siga creciendo antes de estancarse en unos diez mil millones en algún momento del siglo XXI. Con nuestro nivel actual de tecnología, el mundo no podría soportar una población de diez mil millones. Sin embargo, ésta es la cifra a la que debemos tender. Simultáneamente, debemos permitir un crecimiento económico notable, dado el imperativo ético de reducir la actual e intolerable brecha entre el norte y el sur y entre ricos y pobres dentro de cada región. Esto significa que son necesarias más ciencia y más y mejor tecnología, para la supervivencia a largo plazo de la humanidad

Sin una mejora en la tecnología será imposible mantener la población mundial que se prevé para el siglo XXI o intentar reducir la intolerable brecha entre ricos y pobres en el mundo

Durante las ultimas décadas, los lazos entre la ciencia y la tecnología se han estrechado, de modo que ahora se puede hablar con razón de "tecnología científica", mientras que en paralelo la ciencia ha llegado a depender más estrechamente de la necesidad de tecnologías sofisticadas y con frecuencia costosas. Además, para enfrentarse con los complejos problemas de nuestro tiempo, muchos de los cuales son de naturaleza mundial, es necesario acabar con la fragmentación tradicional en disciplinas y adoptar un enfoque de sistema abierto, con una visión estratégica que se valga de los más diversos elementos del conocimiento.

La conexión entre ciencia y tecnología se ha hecho más sofisticada y compleja. Puede suceder que un descubrimiento científico fundamental que haya merecido un Premio Nobel para sus autores tenga connotaciones tecnológicas que conduzcan a nuevos y revolucionarios productos o procesos. Cabe citar aquí el trabajo básico desarrollado por Bednorz y Müller en los años 80 sobre superconductores a altas temperaturas en el Centro de Investigación de IBM en Zurich (el cual, irónicamente, acaba de ser cerrado). Este trabajo ha empezado a encontrar aplicaciones prácticas que se espera que alcancen una gran difusión en el futuro. Puede por el contrario suceder que un proyecto de investigación aplicada lleve a un descubrimiento científico sobresaliente. El ejemplo que tengo en mente es la detección de la radiación de fondo cósmica a 3 grados Kelvin realizada por Penzias y Wilson en los laboratorios Bell en el curso de un proyecto que tenía como finalidad la mejora de la tecnología de radiotelecomunicación. Los premios Nobel de este año, en Física y en Química, han sido concedidos a seis científicos (tres americanos, un ruso, un alemán y un japonés) que abrieron caminos con trabajos sobre materiales para microelectrónica, ordenadores y fotografía: éste podría ser el principio de una diferencia frente al pasado, cuando los Premios Nobel se concedían con preferencia por trabajos que condujesen a avances teóricos y abstractos, que muy rara vez estaban relacionados con la vida diaria. Me gustaría también señalar aquí que, como ha mostrado Nathan Rosemberg, hay muchos casos en los que la ciencia básica sigue a las aplicaciones prácticas: el transistor motivó el desarrollo de la física del estado sólido, justo igual que, mucho antes, fue la máquina de vapor la que consiguió el desarrollo de la termodinámica.

La relación entre ciencia y tecnología es cada vez más compleja. Actualmente es más normal que la tecnología esté impulsada por la ciencia y que el prestigio se asocie a la labor científica con aplicaciones prácticas inmediatas

Se puede decir que la ciencia y la tecnología están atravesando una situación marcada o por una potente ambivalencia entre, por un lado, su reconocimiento como motores principales del cambio económico y social y, por otro, su aparente pérdida de aquel halo positivo que parecían tener anteriormente como los motores del progreso. Además, la ciencia y la tecnología son cada vez más objeto de dudas, perplejidad e incluso de claro rechazo. Los responsables de la política y el público en general sienten ahora la necesidad de comprender mejor cómo se lleva a cabo la investigación científica y técnica, si y cuando sintoniza con las necesidades y aspiraciones de la sociedad, o si termina por condicionar el desarrollo social, en un sentido tal que a pesar de que ofrezca soluciones que parezcan abordar problemas reales de forma efectiva, la gente pueda sentir que ha perdido el control sobre si pueden aceptarlas o no.

La ciencia y la tecnología han llegado a ser reconocidas como el motor del cambio económico y social, si bien simultáneamente la gente ha perdido un sentido del "progreso" como algo necesariamente positivo

La ciencia y la tecnología se perciben por tanto como si fuesen una especie de ideología, dada la influencia que tienen en la dirección del desarrollo. Se puede comprender por qué los parlamentos de los países democráticos piden cada vez con más insistencia el control de las decisiones sobre las prioridades en investigación pública, habida cuenta de las consecuencias ¿ por ejemplo, en términos de crecimiento económico o de empleo ¿ o de las opciones estratégicas alternativas.

Esto va a significar que los científicos van a tener que bajar de sus pedestales y comprometerse mucho más que anteriormente en explicar el valor del trabajo que están haciendo para la sociedad. Aun cuando su trabajo sea de una naturaleza básica y su principal justificación sea contribuir al avance del conocimiento, los científicos deberían, sin embargo, sentirse obligados a buscar posibles resultados que pudieran beneficiar a la sociedad, contribuyendo al avance de la tecnología y a la generación de empleo.

Mientras que los criterios de contabilidad, de rentabilidad financiera y el fuerte control de los proyectos pueden ser útiles para incrementar la productividad de la investigación orientada a corto plazo, pueden frustrar la originalidad y conducir a un entorno que desincentiva las innovaciones más originales. Por esta razón, los gobiernos europeos y la Comisión deberían destinar algunos fondos a propuestas muy imaginativas, de alto riesgo y estas propuestas deberían ser tratadas sin procedimientos tediosos y largos que actúan como una rémora sobre la creatividad y la innovación.

La necesidad que tienen los científicos de justificar su trabajo y aceptar un control más estricto trae consigo, sin embargo, el riesgo de frustrar la originalidad y desanimar las innovaciones más originales

Los científicos deberían también establecer directrices sobre el comportamiento ético. Las evaluaciones de los programas científicos deberían difundirse ampliamente. Para asegurar un debate fructífero, con la participación del público, se deberían observar varias condiciones: los científicos tendrían que abstenerse de adoptar actitudes que busquen publicidad; los medios tendrían que adoptar un código ético que elimine toda información sesgada conscientemente; además los científicos y los medios tendrían que colaborar para ayudar a que el público y los políticos comprendan la verdadera naturaleza de cada tema científico.

Las diferencias en la respuesta del público a los objetivos de investigación propuestos afectará de modo creciente a la política científica y tecnológica. Las medidas políticas deben tener en cuenta las demandas de la sociedad. Esto reforzará el grado de aceptación social de la ciencia, a la vez que contribuirá al establecimiento de prioridades en la financiación. A pesar de que el criterio de la aceptación pública asume un papel importante, la política no debería centrarse en defender de ataques a un proyecto; sino que debería concentrarse en demostrar su valor. Este enfoque es mucho más democrático. Como sabemos, la "lista de prioridades" de la sociedad es bastante diferente de la de la mayoría de los científicos profesionales. Está dominada por temas ligados a la superpoblación ¿ seguridad alimentaria, escasez de agua, temas medioambientales, asuntos sanitarios, migración. ¿Qué contribución puede aportar la ciencia para resolverlos? El problema consiste en extender la conciencia del potencial de la ciencia para beneficiar a la sociedad más allá de los pequeños grupos de expertos y de especialistas, de modo que incluya al público en general y así potenciar la capacidad de la ciencia para ofrecer lo que la gente quiere.

A pesar de que el criterio de la aceptación pública asume un papel importante, la política no debería centrarse en defender de ataques a un proyecto; sino que debería concentrarse en demostrar su valor

En una competencia abierta, que estimule la movilidad y la innovación, es como mejor se desarrolla el crecimiento económico. Aunque esto fuese bueno para la investigación, pudiera privilegiar a la investigación aplicada y al desarrollo tecnológico a corto plazo y de bajo riesgo, antes que a la investigación estratégica a largo plazo y de alto riesgo, por no mencionar a la investigación científica básica. Depende de los políticos la financiación de las universidades y de la investigación pública, con el fin de evitar que se sequen las fuentes de la innovación futura.

El coste de la investigación puede ser elevado, pero los beneficios que de ella se derivan ¿ tanto los reales y medibles, como los más inciertos pero previsibles a largo plazo ¿ son mucho más elevados. Esto puede demostrarse fácilmente "ad absurdum" simplemente reflexionando sobre lo que pasaría si un país ¿ o incluso una empresa ¿ decidiese interrumpir toda investigación. No sólo su posición competitiva se vería deteriorada, en el caso de un país, sino que el desempleo crecería rápidamente (a pesar de la creencia generalizada de que el desempleo es una consecuencia del progreso tecnológico). En el caso de una empresa, los beneficios caerían, al haber menos productos nuevos, de alto valor añadido, que situar en el mercado. Un retraso en ciencia y tecnología de una empresa o de un país inevitablemente socavaría su rendimiento general.

Ni las empresas ni los países pueden optar por no participar en el progreso tecnológico. Hacerlo sería socavar su rendimiento, y en el caso de un país, enfrentarse con un desempleo creciente y una caída de los niveles de vida

La colaboración internacional en ciencia y tecnología está teniendo lugar actualmente a nivel europeo y algunas veces con una participación más amplia, en especial en campos tales como la física de altas energías, la fusión nuclear, la investigación espacial, la astronomía, la investigación oceanográfica, la biología molecular, la climatología mundial, y otros. Algunos de estos campos requieren la construcción de grandes instalaciones y conllevan inversiones a gran escala en instalaciones y equipos caros. Otros requieren investigación a gran escala, multidisciplinar y cooperativa y se basan tanto en instrumentos de pequeño y mediano tamaño como en grandes. Los "megaproyectos" científicos se planifican ahora cada vez más como ejercicios de amplia cooperación internacional, para evitar duplicación y optimizar el uso de recursos humanos y de capital. A nivel nacional, también es necesario el apoyo para los proyectos de investigación básica y aplicada que puedan ser menos grandiosos pero que con frecuencia aportan beneficios más inmediatos. Lo que se necesita, entonces, es una política de ciencia y tecnología mejor diseñada para optimizar la aplicación de los recursos humanos y financieros con el fin de conseguir metas verdaderamente beneficiosas para la sociedad.

Vale la pena reiterar que los gobiernos europeos necesitan incrementar su apoyo a la investigación básica dedicándole un porcentaje apreciable de los fondos destinados a la ciencia y la tecnología. También las empresas industriales que operan en las fronteras de la tecnología científica, podrían contribuir a la financiación de la investigación básica. En los países en que la industria es fuerte y capaz de financiar su propia actividad en I+D, los gobiernos pueden, con razón, concentrarse en apoyar la investigación básica. Por el contrario, en aquellos países en los que el tejido industrial es aún débil y frágil, los gobiernos pueden tener que desempeñar un papel mayor en promover la investigación industrial y el desarrollo tecnológico. Además, considerando que las pequeñas y medianas empresas (PYME) constituyen la espina dorsal de la economía, los gobiernos deberían asegurar que existan mecanismos adecuados para transferir tecnologías avanzadas a esas PYME y enlazar la demanda de innovación que surge de ellas con la oferta de los resultados de la investigación, generalmente obtenidos en instituciones académicas o públicas de investigación.

La política en ciencia y tecnología necesita optimizar el uso de recursos de un modo similar a cómo se planifican ahora cada vez más los "megaproyectos": como ejercicios de amplia cooperación internacional, de modo que se evite la duplicación y que exista un fondo común de recursos humanos y capital

Europa debería estar preparada para invertir más en ciencia y tecnología, y se debería animar al sector privado para que asumiera el liderazgo. La investigación básica debe continuar descansando principalmente en la financiación pública a nivel nacional, mientras que la investigación estratégica, a largo plazo, debería ser planificada, cada vez más, a nivel de la Unión Europea. El Programa Marco de la Unión Europea ya está, hasta cierto punto, desempeñando esta tarea. Aunque es verdad que el Programa Marco sólo supone el cinco por ciento del gasto público total en I+D en Europa, su efecto catalítico al orientar las estrategias de investigación de los países miembros no debería subestimarse. Esta influencia aumentará conforme el concepto del ERA (Espacio Europeo de Investigación) sea tomado en consideración más sistemáticamente, y también como consecuencia de la tendencia en curso hacia una mayor concentración en las direcciones de la investigación estratégica financiada por la Comisión.

Aunque el Programa Marco sólo supone una pequeña fracción del gasto en I+D en Europa, su papel catalítico en las estrategias de investigación en los países miembros no debería subestimarse

Finalmente es alentador que el Comisario Busquin, en la primera comunicación en que introdujo el concepto de un Espacio Europeo de Investigación, pusiera un énfasis particular en la previsión tecnológica. Como ejercicio, la previsión tecnológica es a largo plazo y da una visión holística de la "problemática". Es decir, no descansa en (o sencillamente comprende) predicciones o previsiones específicas, indicadores y modelos de comportamiento. Más bien toma en consideración todos estos factores, y otros más, en el contexto de un compromiso para reducir los desequilibrios que afectan a la sociedad moderna. Es, por lo tanto, una búsqueda de soluciones, una respuesta a la necesidad identificada de la sociedad que está llamada a proporcionar inspiración y orientación a la ciencia y la tecnología. La previsión tecnológica y la aceptación pública de la ciencia y la tecnología tienen un importante aspecto en común: la dimensión social de la ciencia y la tecnología, como inspiración para la investigación y como justificación de su financiación. Estos son los instrumentos clave con los que mejorar el proceso de toma de decisiones y contribuir al gobierno de nuestras instituciones.

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Palabras clave

aceptación social de la ciencia, prioridades de investigación, previsión

Contacto

Prof. Umberto Colombo

Tel.:+39 064744359, fax: +39 064824111, correo electrónico: umcolombo@tin-it

Sobre el autor

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El Prof. Umberto Colombo es un ex-Ministro de Investigación de Italia y es Presidente del Consejo del ENEA (la Agencia Nacional Italiana de Nuevas Tecnologías, Energía y Medio Ambiente). Es miembro de numerosas academias y ha publicado numerosos trabajos tanto en temas de investigación como sobre política científica y tecnológica.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,

edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and

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