Introducción

AutorJesús Alberto Messía de la Cerda Ballesteros

La producción de bienes por el ser humano a lo largo de la Historia ha revestido caracteres variados, observables desde diversos puntos de vista. Tales diferencias generan, por supuesto, resultados también diferentes. En efecto, la significación económica de los diversos productos presupone igualmente una serie de connotaciones filosóficas e ideológicas que los separan. Por supuesto, y es el aspecto que más nos interesa, todo ello implica la diferencia de tratamiento jurídico, concretamente el establecimiento de regímenes de protección diferentes.

Respecto de la diversidad de productos mencionada, nos estamos refiriendo concretamente a dos tipos de resultados de la actividad humana. Por una parte, observamos que gran número de actividades generan un producto fácilmente reproducible, dotado de escasa originalidad, para el que no se requiere un elevado grado de formación técnica. En estos casos, la actividad no posee la nota de la creatividad, pues se persigue la repetición indefinida con el propósito de obtener un gran número de bienes. En este sentido, el resultado es lo que, en sentido amplio, podríamos denominar la manufactura. Téngase en cuenta que, en estos casos, existe una gran demanda de tales bienes, lo cual exige que un número ingente de personas desarrollen las actividades de producción. Lógicamente, la reiteración y cotidianeidad de estas labores son posibles por la innecesariedad de preparación técnica. De ahí, que la valoración económica de estos trabajos sea reducida y que el régimen de protección tampoco revista especial fortaleza.

En referencia a lo anterior, no nos preocupan tanto los derechos de quienes desarrollan de forma directa el trabajo, como los de aquéllos a quienes finalmente pertenecen. Es decir, nos referimos a los derechos del empresario sobre la producción generada en el seno de su empresa, no a la posición de los trabajadores de la misma, cuyos derechos son de naturaleza laboral y escapan, por tanto, a nuestro interés.

Por otra parte, el ser humano también ha desarrollado y desarrolla actividades que dan como resultado creaciones dotadas de originalidad. Estos bines poseen características propias que los hace diferentes de los demás, les proporcionan especificidad, más bien los hace únicos: es la obra. Claro está, este resultado presupone, generalmente, la tenencia el creador de elevadas dotes de técnica y de ingenio, valores que no están al alcance de todos y elimina, por tanto, la característica de la...

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