El futuro de la Unión Europea, Declaración de Laeken

AutorLUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL
Páginas221-229

221 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

El futuro de la Unión Europea.

Declaración de Laeken *

LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL **

SUMARIO: PRESENTACIÓN.¿1. EUROPA EN UNA ENCRUCIJADA. 1.1. El reto democrático

europeo. 1.2. El nuevo papel de Europa en un entorno mundializado. 1.3. Las expectativas

del ciudadano europeo.¿2. LOS RETOS Y REFORMAS EN UNA UNION RENOVADA.

2.1. Un mejor reparto y definición de las competencias en la Unión Europea. 2.2. La simplificación

de los instrumentos de la Unión. 2.3. Más democracia, transparencia y eficiencia en la

Unión Europea. 2.4. El camino hacia una Constitución para los ciudadanos europeos.¿3. LA

CONVOCATORIA DE UNA CONVENCION SOBRE EL FUTURO DE EUROPA. 3.1. Composición.

3.2. Duración de los trabajos. 3.3. Métodos de trabajo. 3.4. Documento final. 3.5. Foro.

3.6. Secretaría.

PRESENTACIÓN

El Consejo Europeo de Laeken se celebró

durante los días 14 y 15 de

diciembre de 2001 en aquella ciudad

belga, para profundizar en el reforzamiento y

ampliación de la Unión, en el espacio comprendido

entre la celebración de los Consejos

de Niza (diciembre 2000) y de Barcelona

(marzo 2002), para adoptar probablemente

decisiones operativas en el Consejo de Sevilla

del mes de junio de 2002. La introducción del

euro, por los países que han acogido esta

moneda en la primera fase, se piensa que no

sólo alcanzará a propiciar la estabilidad financiera

sino, además, a cumplir un objetivo

social prioritario. En este sentido, la Comisión

ha quedado comprometida a presentar en el

Consejo Europeo de Sevilla un informe sobre

la aplicación de un plan de acción sobre el fortalecimiento

de las instituciones comunitarias,

importante aspecto instrumental que

habrá de contribuir a que la Unión acabe siendo

la economía mundial más dinámica, con

pleno empleo y un alto nivel de cohesión social.

En cuanto al empleo, se proyecta que antes

del año 2010 se alcance la tasa de empleo del

70% acordada en Lisboa, así como un aumento

hasta el 60% de la tasa de ocupación femenina,

a cuyo efecto se ha acordado que antes

de cada Consejo Europeo de primavera se

celebre una cumbre social, con intervención

de los interlocutores sociales. De modo que, a

pesar de la desaceleración de la economía

mundial, se quiere continuar asumiendo la

reforma estructural del mercado de trabajo,

incluidos los objetivos en materia de pleno

empleo y de calidad del empleo.

A fijar el modelo social europeo ha de contribuir

un mejor método de resolver los con-

* Laeken, 15 de diciembre de 2001. SN 273/01.

** Catedr·tico y Director del ¡rea de Derecho del

Trabajo y Seguridad Social en la Universidad AutÛnoma

de Madrid.

flictos mediante mecanismos voluntarios de

mediación, a cuyo efecto la Comisión está

comprometida a elaborar un documento de

reflexión. Se ha atribuido particular importancia

al Informe conjunto de las pensiones

realizado por el Comité de Protección Social y

el Comité de Política Económica acerca de la

adecuación de las pensiones, la viabilidad de

los regímenes de pensión y su modernización,

así como un mejor acceso a las pensiones complementarias,

una nueva prueba de que el

temido peligro de que se devaluara progresivamente

la protección social pública para dar

paso a la protección social privada no está de

momento más que en la mente de quienes se

resisten a admitir que ambos campos de la

protección social han de organizarse bajo el

esquema de los vasos comunicantes y no bajo

el esquema todavía dominante de los compartimentos

estancos. Asignatura pendiente es,

desde luego, llevar a la práctica las conclusiones

del Consejo de Tampere, adoptando una

política comunitaria digna de este nombre en

materia de asilo e inmigración, respetando el

equilibrio necesario entre la protección a los

refugiados, con arreglo a los principios del

Convenio de Ginebra de 1951, la aspiración

legítima a una vida mejor y la capacidad de

acogida de la Unión y de sus Estados miembros.

Insistiendo en que una política común

de asilo e inmigración requiere instaurar

cuando menos los cuatro siguientes instrumentos

:

¿ La integración de la política de los flujos

migratorios en la política exterior de la

Unión Europea. En particular, concertando

acuerdos europeos de readmisión con los países

interesados, a cuyo efecto ha de desarrollarse

prioritariamente un plan de acción

basado en la comunicación de la Comisión

sobre la inmigración ilegal y la trata de seres

humanos.

¿ El desarrollo de un sistema europeo de

intercambio de información sobre el asilo, la

inmigración y los países de origen, la aplicación

del Reglamento EURODAC y un reglamento

orientado a aplicar de modo más eficaz

el Convenio de Dublín con procedimientos

rápidos y eficaces.

¿ El establecimiento de normas comunes

en materia de procedimientos de asilo,

acogida y reagrupación familiar, incluidos los

procedimientos acelerados en casos justificados;

normas que deberán tener en cuenta la

necesidad de ofrecer ayuda a los solicitantes

de asilo.

¿ El establecimiento de programas específicos

en materia de lucha contra la discriminación

y el racismo.

A todos estos efectos, el Consejo Europeo

ha invitado a la Comisión a presentar, antes

del mes de abril de 2002, propuestas modificadas

relativas a los procedimientos de asilo, la

reagrupación familiar y el Reglamento Dublín

II, invitando a su vez al Consejo a acelerar los

trabajos sobre los restantes proyectos relativos

a las normas de acogida, la definición del

término refugiado y las formas de protección

subsidiaria. A su vez, la mejora de la gestión

del control de las fronteras exteriores de la

Unión contribuirá a luchar contra el terrorismo,

las redes de inmigración clandestina y la

trata de seres humanos.

El Consejo adoptó en Laeken tres importantes

Declaraciones que integran los Anexos

I, II y III del documento, referidas respectivamente

al Futuro de la Unión Europea (I), a la

Operatividad de la Política Común de Seguridad

y Defensa (II) y a la Situación en Oriente

Próximo (III). Pese a la extraordinaria importancia

de todas ellas, habida cuenta del

carácter de este Revista sólo debe ser considerada

aquí la primera, de alcance evidentemente

general para toda la política y el Derecho

comunitarios.

La DECLARACIÓN sobre el Futuro de la

Unión Europea es un documento breve pero

del máximo interés, ligeramente triunfalista

empero a partir de la afirmación de que la

Unión Europea ... «es un éxito» porque Europa

vive en paz desde hace más de medio siglo

DOCUMENTACI¿N E INFORMES

222 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

y, junto con América del Norte y Japón, es

una de las tres regiones más prósperas del

planeta. Se afirma, asimismo, que cincuenta

años después de su nacimiento la Unión se

encuentra en una encrucijada, en un punto

de inflexión de su existencia en el momento

en el que puede ampliarse con más de diez

nuevos miembros, principalmente de Europa

central y oriental (entre ellos, probablemente,

Chequia, Eslovenia, Polonía, Hungría,

Estonia, Malta, Chipre, etc.), lo que se considera

poner fin a las consecuencias de la II

Guerra Mundial en la división artificial del

continente. Sin embargo, lo que el ciudadano

parece esperar y querer no es un macroestado

burocrático, no nuevas rigideces sino nuevas

oportunidades en términos de mas

empleo, mayor calidad de vida, menor delincuencia,

educación de calidad y mejores servicios

sanitarios, a cuyo efecto Europa debe

buscar renovadas fuentes de inspiración y

reformarse.

Seguidamente se reproduce literalmente

la Declaración de referencia, añadiendo simplemente

numeración a los apartados 1 a 3

del epígrafe I, 1 a 4 del epígrafe II y 1 a 6 del

epígrafe III.

  1. EUROPA EN UNA ENCRUCIJADA

    Los pueblos y Estados han intentado

    durante siglos conseguir el control del continente

    europeo mediante la guerra y las

    armas. Maltrecha por dos sangrientas guerras

    y por el debilitamiento de su posición

    en el mundo, se abrió paso la idea de que el

    sueño de una Europa fuerte y unida sólo

    podría realizarse en la paz y mediante la

    concertación. Para derrotar definitivamente

    a los demonios del pasado, se comenzó por

    instaurar una comunidad del carbón y del

    acero. Más adelante se añadieron otras actividades

    económicas, como la agricultura.

    Finalmente, se puso en marcha un auténtico

    mercado único de mercancías, personas,

    servicios y capitales al que se añadió en

    1999 una moneda única. El 1 de enero de

    2002, el euro se convirtió en una realidad

    cotidiana para 300 millones de ciudadanos

    europeos.

    Así pues, la Unión Europea se ha realizado

    de forma progresiva. Al principio se trataba

    ante todo de una cooperación económica y técnica.

    Hace veinte años se reforzó considerablemente

    la legitimidad democrática, que

    hasta la fecha había residido exclusivamente

    en el Consejo, mediante la primera elección

    directa del Parlamento Europeo. Durante los

    últimos diez años se ha construido el armazón

    de una unión política y se ha establecido una

    cooperación en el ámbito de la política social,

    el empleo, el asilo, la migración, la policía, la

    justicia y la política exterior, así como una

    política común de seguridad y defensa.

    La Unión Europea es un éxito. Europa vive

    en paz desde hace más de medio siglo. Junto

    con América del Norte y el Japón, la Unión es

    una de las tres regiones más prósperas de

    nuestro planeta. Y mediante la solidaridad

    entre sus miembros y un justo reparto de los

    frutos del desarrollo económico, ha aumentado

    enormemente el nivel de vida en las regiones

    más débiles de la Unión, que han superado

    gran parte de su atraso.

    Cincuenta años después de su nacimiento,

    la Unión se encuentra en una encrucijada, en

    un punto de inflexión de su existencia. Es

    inminente la unificación de Europa. La

    Unión está a punto de ampliarse con más de

    diez nuevos Estados miembros, principalmente

    de Europa central y oriental, cerrando

    así definitivamente uno de los capítulos más

    negros de la historia europea: la Segunda

    Guerra Mundial y la posterior división artificial

    de Europa. Por fin, Europa está en camino

    de convertirse, sin derramamiento de sangre,

    en una gran familia. Una auténtica

    mutación que por supuesto exige un enfoque

    diferente del que, hace cincuenta años, adoptaron

    los seis Estados miembros que iniciaron

    el proceso.

    LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL

    223 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    1.1. El reto democrático europeo

    La Unión debe afrontar simultáneamente

    un doble reto, uno dentro y otro fuera de sus

    fronteras.

    Dentro de la Unión, es preciso aproximar

    las Instituciones europeas al ciudadano. Sin

    duda alguna, los ciudadanos siguen respaldando

    los grandes objetivos de la Unión, pero

    no siempre perciben la relación entre dichos

    objetivos y la actuación cotidiana de la Unión.

    Desean unas Instituciones europeas menos

    lentas y rígidas y, sobre todo, más eficientes y

    transparentes. Muchos piensan también que

    la Unión debería prestar mayor atención a

    sus preocupaciones concretas en lugar de

    intervenir en los más mínimos detalles en

    asuntos que, por su propia naturaleza, sería

    mejor poner en manos de los representantes

    electos de los Estados miembros y de las

    regiones. Algunos experimentan incluso esta

    situación como una amenaza a su identidad.

    Pero tal vez esto sea aún más importante: los

    ciudadanos consideran que todo se trama

    muy a menudo por encima de sus cabezas y

    desean un mayor control democrático.

    1.2. El nuevo papel de Europa en

    un entorno mundializado

    Fuera de las fronteras, la Unión Europea se

    encuentra ante un entorno en rápida evolución

    y mundializado. Tras la caída del Muro de

    Berlín, por un momento pareció que nos adentrábamos

    en una prolongada situación de

    orden mundial estable, sin conflictos, basada

    en los derechos humanos. Pero apenas unos

    años más tarde desapareció esa seguridad. El

    11 de septiembre de 2001 nos ha abierto brutalmente

    los ojos. Las fuerzas contrarias no

    han desaparecido. El fanatismo religioso, el

    nacionalismo étnico, el racismo y el terrorismo

    se intensifican, alimentados por los conflictos

    regionales, la pobreza y el subdesarrollo.

    ¿Cuál es el papel de Europa en este mundo

    transformado? ¿No debería Europa, por fin

    unificada, desempeñar una función de líder

    en un nuevo orden planetario, el de una

    potencia a la vez capaz de desempeñar una

    función estabilizadora a nivel mundial y de

    guiar a numerosos países y pueblos? Europa

    como el continente de los valores humanistas,

    la Carta Magna, la Bill of Rights, la Revolución

    francesa, la caída del Muro de Berlín; el

    continente de la libertad, de la solidaridad y,

    sobre todo, de la diversidad, lo que implica el

    respeto de las lenguas, culturas y tradiciones

    de los demás. La única frontera que establece

    la Unión Europea es la de la democracia y los

    derechos humanos. La Unión sólo está abierta

    a países que respetan valores fundamentales

    tales como las elecciones libres, el respeto

    de las minorías y el Estado de Derecho.

    Ahora que ha terminado la guerra fría y

    que vivimos en un mundo a la vez mundializado

    y atomizado, Europa debe asumir su

    responsabilidad en la gestión de la globalización.

    El papel que debe desempeñar es el de

    una potencia que lucha decididamente contra

    toda violencia, terror y fanatismo, pero que

    tampoco cierra los ojos ante las injusticias

    flagrantes que existen en el mundo. En resumen,

    una potencia que quiere hacer evolucionar

    las relaciones en el mundo de manera que

    no sólo beneficien a los países ricos sino también

    a los más pobres. Una potencia que quiere

    enmarcar éticamente la mundialización,

    es decir, ponerla en un entorno de solidaridad

    y desarrollo sostenible.

    1.3. Las expectativas del ciudadano

    europeo

    La imagen de una Europa democrática y

    comprometida mundialmente concuerda perfectamente

    con lo que desea el ciudadano, que

    muchas veces ha dado a entender que desea

    un papel más importante de la Unión en

    asuntos de justicia y seguridad, de lucha contra

    la delincuencia transfronteriza, control de

    las corrientes migratorias, acogida a los solicitantes

    de asilo y a los refugiados de zonas de

    DOCUMENTACI¿N E INFORMES

    224 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    conflicto periféricas. También pide resultados

    en el ámbito del empleo y la lucha contra

    la pobreza y la exclusión social, así como en el

    ámbito de la cohesión económica y social. Exige

    un enfoque común con respecto a la contaminación,

    el cambio climático y la seguridad

    de la alimentación. En resumen, un conjunto

    de asuntos transfronterizos para los que, de

    modo instintivo, siente que sólo pueden superarse

    mediante la cooperación. Del mismo

    modo, también desea más Europa en los asuntos

    exteriores, de seguridad y de defensa; con

    otras palabras, más acción y mejor coordinada

    a la hora de luchar contra los focos de conflicto

    en Europa, a su alrededor y en el resto del

    mundo.

    Simultáneamente, ese mismo ciudadano

    considera que la Unión actúa de modo demasiado

    burocrático en otros muchos ámbitos. A

    la hora de coordinar el entorno económico,

    financiero o fiscal, la piedra angular habrá de

    ser siempre el correcto funcionamiento del

    mercado interior y de la moneda única, sin

    poner en peligro las especificidades de los

    Estados miembros. Las diferencias nacionales

    y regionales a menudo son fruto de la historia

    o de la tradición, y pueden resultar enriquecedoras.

    Con otras palabras, lo que el ciudadano

    entiende por la «buena gestión de los

    asuntos públicos» es la creación de nuevas

    oportunidades, no nuevas rigideces. Lo que se

    espera son más resultados, mejores respuestas

    a preguntas concretas y no un superestado

    europeo o unas instituciones europeas que

    se ocupen de todo lo imaginable.

    En resumen, el ciudadano pide un enfoque

    comunitario claro, transparente, eficaz y conducido

    democráticamente, con el que Europa

    pueda dar una orientación al futuro del mundo.

    Un enfoque que consiga resultados concretos

    en términos de más empleo, mayor

    calidad de vida, menos delincuencia, una

    educación de calidad y mejores servicios sanitarios.

    Para ello, Europa debe indudablemente

    buscar renovadas fuentes de inspiración y

    reformarse.

  2. LOS RETOS Y REFORMAS EN

    UNA UNIÓN RENOVADA

    La Unión debe llegar a ser más democrática,

    transparente y eficaz. Debe también

    encontrar respuesta a tres desafíos fundamentales:

    ¿cómo volver a acercar a los ciudadanos

    y, en primer lugar, a los jóvenes al proyecto

    europeo y a las Instituciones europeas?

    ¿Cómo estructurar la vida política y el espacio

    político europeo en una Unión ampliada?

    ¿Cómo hacer que la Unión se convierta en un

    factor de estabilidad y en un modelo en un

    nuevo mundo multipolar? Para poder dar

    una respuesta se deben formular una serie de

    preguntas específicas.

    2.1. Un mejor reparto y definición

    de las competencias en la

    Unión Europea

    El ciudadano alberga a menudo esperanzas

    con respecto a la Unión Europea a las que

    ésta no siempre da respuesta; y, en sentido

    inverso, el ciudadano tiene a veces la impresión

    de que la Unión toma demasiadas iniciativas

    en ámbitos en los que su intervención no

    es siempre indispensable. Por consiguiente,

    conviene aclarar el reparto de competencias

    entre la Unión y los Estados miembros, simplificarlo

    y ajustarlo a la vista de los nuevos

    desafíos ante los que se encuentra la Unión.

    Ello puede suponer la devolución de cometidos

    a los Estados miembros, la asignación de

    más funciones a la Unión o la ampliación de

    competencias existentes, sin perder nunca de

    vista la igualdad de los Estados miembros y

    su solidaridad mutua.

    Una primera serie de preguntas que debe

    plantearse se refiere al modo de hacer más

    transparente el reparto de competencias.

    ¿Podríamos a tal fin hacer una distinción más

    clara entre tres tipos de competencias: las

    competencias exclusivas de la Unión, las competencias

    de los Estados miembros y las competencias

    compartidas de la Unión y los Esta-

    LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL

    225 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    dos miembros? ¿A qué nivel se ejercitan las

    competencias de la manera más eficaz?

    ¿Cómo aplicar aquí el principio de subsidiariedad?

    ¿No debería precisarse que toda competencia

    que no esté atribuida por los Tratados

    a la Unión, corresponde a la competencia

    exclusiva de los Estados miembros? ¿Cuáles

    son las consecuencias de ello?

    La siguiente serie de preguntas tiene por

    objeto, dentro de este marco renovado y respetando

    el acervo comunitario, determinar si

    no interesa proceder a un reajuste en el

    reparto de competencias. ¿De qué manera

    pueden tomarse como guía las esperanzas del

    ciudadano? ¿Qué misiones podrían derivarse

    de ello para la Unión? y, a la inversa, ¿qué

    tareas sería preferible confiar a los Estados

    miembros? ¿Qué modificaciones a las distintas

    políticas es necesario introducir en el Tratado?

    Por ejemplo, ¿cómo formular una política

    exterior común y una política de defensa

    más coherentes? ¿Hay que reactualizar las

    tareas de Petersberg? ¿Deseamos adoptar un

    enfoque más integrado en lo que se refiere a

    la cooperación policial y en materia penal?

    ¿Cómo reforzar la coordinación de las políticas

    económicas? ¿Cómo podemos intensificar

    la cooperación en los ámbitos de la inserción

    social, el medio ambiente, la salud y la seguridad

    de la alimentación? Por el contrario,

    ¿no debe confiarse la gestión cotidiana y la

    aplicación de la política de la Unión de modo

    más explícito a los Estados miembros y, allí

    donde su Constitución lo prevea, a las regiones?

    ¿No deben obtener garantías de que no

    se atentará contra sus competencias?

    Por último, surge la pregunta de cómo

    garantizar que en el reparto renovado de

    competencias no se produce una sigilosa

    ampliación de las competencias de la Unión o

    un asalto a las competencias exclusivas de los

    Estados miembros y, en su caso, de las regiones.

    ¿Cómo garantizar al mismo tiempo que

    no se debilite la dinámica europea? En efecto,

    también en el futuro la Unión deberá poder

    reaccionar ante nuevos desafíos y evoluciones

    y deberá poder abordar nuevos ámbitos de

    actuación. ¿Deben revisarse a tal fin los artículos

    95 y 308 del Tratado a la luz del acervo

    de la jurisprudencia?

    2.2. La simplificación de los

    instrumentos de la Unión

    No sólo es importante la cuestión de qué

    hace cada uno; también importa determinar

    cómo actúa la Unión y cuáles son los instrumentos

    que utiliza. Las modificaciones sucesivas

    de los Tratados siempre han conducido

    a una proliferación de instrumentos. Y las

    Directivas han ido evolucionando progresivamente

    para convertirse en actos legislativos

    cada vez más detallados. Resulta, pues, esencial

    preguntarse si no deben delimitarse

    mejor los distintos instrumentos de la Unión

    y si no hay que reducir su número.

    Con otras palabras, ¿debe introducirse

    una distinción entre medidas legislativas y

    medidas de aplicación? ¿Debe reducirse el

    número de instrumentos legislativos: normas

    directas, legislación marco e instrumentos no

    vinculantes (dictámenes, recomendaciones,

    coordinación abierta) ? ¿Es o no deseable

    recurrir más a menudo a la legislación marco,

    que deja más margen a los Estados miembros

    para realizar los objetivos políticos? ¿Para

    qué competencias son la coordinación abierta

    y el reconocimiento mutuo los instrumentos

    más adecuados? ¿Sigue siendo el principio

    básico de proporcionalidad?

    2.3. Más democracia, transparencia

    y eficiencia en la Unión

    Europea

    La Unión Europea extrae su legitimidad

    de los valores democráticos que vehicula, los

    objetivos que persigue y las competencias e

    instrumentos de que dispone. Pero el proyecto

    europeo extrae también su legitimidad de

    instituciones democráticas, transparentes y

    eficaces. Los parlamentos nacionales tam-

    DOCUMENTACI¿N E INFORMES

    226 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    bién contribuyen a legitimar el proyecto europeo.

    La declaración relativa al futuro de la

    Unión, aneja al Tratado de Niza, subrayó la

    necesidad de estudiar el papel de los parlamentos

    nacionales en la construcción europea.

    Más en general, cabe preguntarse por las

    iniciativas que podemos tomar para crear un

    espacio público europeo.

    La primera pregunta que hay que plantearse

    es la de cómo podemos aumentar la legitimidad

    democrática y la transparencia de

    las instituciones actuales, una pregunta que

    se aplica a las tres Instituciones.

    ¿Cómo pueden reforzarse la autoridad y la

    eficacia de la Comisión Europea? ¿Cómo debe

    designarse al Presidente de la Comisión: por

    el Consejo Europeo, por el Parlamento Europeo

    o mediante elección directa por los ciudadanos?

    ¿Debe reforzarse la función del Parlamento

    Europeo? ¿Debemos o no ampliar el

    derecho de codecisión? ¿Debe replantearse el

    modo en que se eligen los diputados del Parlamento

    Europeo? ¿Es conveniente crear una

    circunscripción electoral europea, o mantener

    unas circunscripciones electorales establecidas

    a nivel nacional? ¿Pueden combinarse

    ambos sistemas? ¿Es preciso reforzar el

    papel del Consejo? ¿Debe el Consejo intervenir

    del mismo modo cuando actúa como legislador

    y en el marco de sus competencias de

    ejecución? Para conseguir una mayor transparencia

    ¿deben ser públicas las sesiones del

    Consejo, al menos cuando el Consejo actúa en

    su calidad de legislador? ¿Debe el ciudadano

    tener mayor acceso a los documentos del Consejo?

    Por último, ¿cómo garantizar el equilibrio

    y el control mutuo entre las Instituciones?

    Una segunda pregunta, relacionada también

    con la legitimidad democrática, se refiere

    a la función de los parlamentos nacionales.

    ¿Deben estar representados en una nueva

    institución, junto al Consejo y el Parlamento

    Europeo? ¿Deben desempeñar una función en

    los ámbitos de acción europea en los que no es

    competente el Parlamento Europeo? ¿Deben

    centrarse en el reparto de competencias entre

    la Unión y los Estados miembros, por ejemplo,

    mediante un control previo del respeto

    del principio de subsidiariedad?

    La tercera pregunta se refiere a los medios

    de mejorar la eficacia del proceso de toma de

    decisiones y el funcionamiento de las Instituciones

    en una Unión de unos treinta Estados

    miembros. ¿Cómo podría fijar mejor la Unión

    sus objetivos y sus prioridades y garantizar

    que se ejecuten más adecuadamente? ¿Es

    preciso que se adopten más decisiones por

    mayoría cualificada? ¿Cómo simplificar y acelerar

    el procedimiento de codecisión entre el

    Consejo y el Parlamento Europeo? ¿Se puede

    mantener la rotación semestral de la Presidencia

    de la Unión? ¿Cuál será la función

    futura del Parlamento Europeo? ¿Qué ocurrirá

    en el futuro con la función y la estructura

    de las distintas formaciones del Consejo?

    ¿Cómo aumentar, por otra parte, la coherencia

    de la política exterior europea? ¿Cómo

    reforzar la sinergia entre el Alto Representante

    y el Comisario competente en estas

    cuestiones? ¿Debemos seguir reforzando la

    representación de la Unión en los foros internacionales?

    2.4. El camino hacia una

    Constitución para los

    ciudadanos europeos

    En el momento actual, la Unión Europea

    funciona con cuatro tratados. Los objetivos,

    competencias e instrumentos políticos de la

    Unión se encuentran diseminados en el conjunto

    de esos tratados. Para conseguir mayor

    transparencia es indispensable una simplificación.

    Cabe formular a este respecto cuatro series

    de preguntas. La primera serie se refiere a la

    simplificación de los actuales tratados sin

    cambiar su contenido. ¿Hay que revisar la distinción

    entre la Unión y las Comunidades?

    ¿Qué hacer con la división en tres pilares?

    LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL

    227 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Es preciso reflexionar a continuación en

    una posible reorganización de los tratados.

    ¿Debe hacerse una distinción entre un tratado

    básico y las demás disposiciones de los tratados?

    ¿Debe concretarse esta distinción

    mediante una separación de los textos? ¿Puede

    esto conducir a hacer una distinción entre

    los procedimientos de modificación y de ratificación

    del tratado básico y las demás disposiciones

    de los tratados?

    Hay que preguntarse además si la Carta

    de Derechos Fundamentales debe integrarse

    en el tratado básico y plantearse el tema de la

    adhesión de la Comunidad Europea al Convenio

    Europeo para la protección de los derechos

    humanos.

    Por último, se plantea la cuestión de si esta

    simplificación y redistribución no deberían

    conducir a plazo a la adopción de un texto

    constitucional. ¿Cuáles deberían ser los elementos

    básicos de esa Constitución, cuáles

    los valores que la Unión profesa, cuáles los

    derechos fundamentales y los deberes de los

    ciudadanos, cuáles las relaciones de los Estados

    miembros dentro de la Unión?

  3. LA CONVOCATORIA DE UNA

    CONVENCIÓN SOBRE EL

    FUTURO DE EUROPA

    Para garantizar una preparación tan

    amplia y transparente como sea posible de la

    próxima Conferencia Intergubernamental, el

    Consejo Europeo ha decidido convocar una

    Convención que reúna a los principales participantes

    en el debate sobre el futuro de la

    Unión. A la vista de lo que precede, dicha Convención

    tendrá el cometido de examinar las

    cuestiones esenciales que plantea el futuro

    desarrollo de la Unión e investigar las distintas

    respuestas posibles.

    El Consejo Europeo ha nombrado a D. V.

    Giscard d'Estaing, Presidente de la Convención,

    y a los Sres. G. Amato y J.L. Dehaene,

    Vicepresidentes.

    3.1. Composición

    Además del Presidente y de los dos Vicepresidentes,

    la Convención constará de 15

    representantes de los Jefes de Estado o de

    Gobierno de los Estados miembros (uno por

    cada Estado miembro), de 30 miembros de los

    Parlamentos nacionales (dos por Estado

    miembro), de 16 miembros del Parlamento

    Europeo y de dos representantes de la Comisión.

    Los países candidatos a la adhesión participarán

    plenamente en los trabajos de la

    Convención. Estarán representados en las

    mismas condiciones que los Estados miembros

    actuales (un representante del Gobierno

    y dos miembros del Parlamento nacional) y

    participarán en las deliberaciones, si bien no

    podrán impedir el consenso que pueda alcanzarse

    entre los Estados miembros.

    Los miembros de la Convención sólo podrán

    ser sustituidos por sus suplentes en caso de

    ausencia. Los suplentes serán nombrados de

    la misma forma que los miembros efectivos.

    El Praesidium de la Convención estará

    integrado por el Presidente, los dos Vicepresidentes

    de la Convención y nueve miembros de

    la misma (los representantes de todos los

    gobiernos que durante la Convención ostenten

    la Presidencia del Consejo, dos representantes

    de los Parlamentos nacionales, dos

    representantes de los diputados del Parlamento

    Europeo y dos representantes de la

    Comisión).

    Se invitará en calidad de observadores a

    tres representantes del Comité Económico y

    Social y a tres representantes de los interlocutores

    sociales europeos; a los que se añadirán,

    en nombre del Comité de las Regiones,

    seis representantes (que el Comité de las

    Regiones designará de entre las regiones, las

    ciudades y las regiones con competencia

    legislativa), así como el Defensor del Pueblo

    Europeo. Por invitación del Praesidium

    podrán tomar la palabra ante la Convención

    el Presidente del Tribunal de Justicia y el

    Presidente del Tribunal de Cuentas.

    DOCUMENTACI¿N E INFORMES

    228 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    3.2. Duración de los trabajos

    La Convención celebrará su sesión inaugural

    el 1 de marzo de 2002. En dicha ocasión

    nombrará a su Praesidium y definirá sus

    métodos de trabajo. Los trabajos concluirán

    un año después, con antelación suficiente para

    que el Presidente de la Convención pueda presentar

    sus resultados al Consejo Europeo.

    3.3. Métodos de trabajo

    El Presidente preparará el inicio de los

    trabajos de la Convención sacando las conclusiones

    del debate público. El Praesidium desempeñará

    la función de impulsor y aportará

    una primera base de trabajo para la Convención.

    El Praesidium podrá consultar a los servicios

    de la Comisión y a los expertos que designe

    sobre cualquier cuestión técnica en la que

    considere útil profundizar, y podrá crear grupos

    de trabajo ad hoc.

    El Consejo se mantendrá al corriente de la

    marcha de los trabajos de la Convención. El

    Presidente de la Convención presentará un

    informe oral en cada Consejo Europeo sobre

    la marcha de los trabajos, lo que permitirá al

    mismo tiempo recabar la opinión de los Jefes

    de Estado o de Gobierno.

    La Convención se reunirá en Bruselas. Los

    debates de la Convención y todos los documentos

    oficiales serán públicos. La Convención

    desarrollará su actividad en las once lenguas

    de trabajo de la Unión.

    3.4. Documento final

    La Convención estudiará diferentes cuestiones

    y establecerá un documento final que

    podrá comprender bien diferentes opciones,

    precisando el apoyo que hubieren recibido,

    bien recomendaciones en caso de consenso.

    Junto con el resultado de los debates nacionales

    sobre el futuro de la Unión, el documento

    final servirá de punto de partida para los

    debates de la Conferencia Intergubemamental,

    que adoptará las decisiones definitivas.

    3.5. Foro

    Para ampliar el debate y asociar al mismo

    a todos los ciudadanos, se constituirá un foro

    abierto a las organizaciones que representen

    a la sociedad civil (interlocutores sociales,

    medios económicos, organizaciones no gubernamentales,

    círculos académicos, etc.). Se

    tratará de una red estructurada de organizaciones

    que serán informadas con regularidad

    de los trabajos de la Convención. Sus aportaciones

    se incluirán en el debate. Según las

    modalidades que deberá definir el Praesidium,

    podrán ser oídas o consultadas sobre

    cuestiones específicas.

    3.6. Secretaría

    El Praesidium contará con la asistencia de

    una secretaría de la Convención, que será

    asumida por la Secretaría General del Consejo.

    Podrán incluirse en ella expertos de la

    Comisión y del Parlamento Europeo.

    LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL

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