La financiación del terrorismo de Al-Qaeda: Mitos y realidades

AutorNikos Passas - Andrea Giménez -Salinas Framis
Páginas47-78

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1. Introducción

La financiación del terrorismo se ha convertido, especialmente a partir de los atentados del 11 de septiembre, en una prioridad en las agendas políticas nacionales de algunos Estados y en una prioridad internacional de carácter urgente. Sin embargo y a pesar de la imagen que se ofrece a través de los medios de comunicación y de las autoridades gubernamentales, laPage 48lucha contra la financiación del terrorismo no está dando los resultados esperados. En un inicio, la premisa de la que se partía era muy sencilla: si seguimos el rastro del dinero, podremos cortar los medios a través de los cuales se alimentan y desarrollan los grupos terroristas, y la consecuencia lógica será la progresiva decadencia y debilidad de los mismos para conseguir finalmente su inactividad. Medidas urgentes se han puesto en marcha desde los atentados del 11S para mejorar el control financiero y económico relacionado con el terrorismo. Después de un tiempo, los resultados no han sido tan optimistas.

Evidentemente, el frente económico es un frente de acción que debe tenerse en cuenta a la hora de frenar la actividad antiterrorista pero no el único. Dicho frente es estéril si no va unido a otros frentes como son el apoyo religioso, social y cultural que solidariza y fortalece a estos grupos que utilizan el terror como herramienta de expresión. En tanto que frente económico de lucha, el rastreo del dinero y el control de las redes de apoyo financiero y logístico es una herramienta útil para la lucha antiterrorista por diferentes motivos. El bloqueo de la financiación conduce a una disminución del impacto y gravedad de los actos terroristas (Passas, 2003), priva a los terroristas de medios para viajar, comunicarse, procurarse equipamiento y perpetrar atentados, obliga a cambiar las estrategias y modus operandi de los terroristas y así incrementa las oportunidades de detección de militantes y, por último, fomenta la mejora de la inteligencia aplicada al sector financiero, lo que puede beneficiar enormemente a otros problemas como la lucha contra el crimen organizado o el blanqueo de capitales.

Sin embargo, las medidas que se han adoptado han sido más el resultado de una política de urgencia y de la necesidad de establecer medidas de choque a toda costa, que el producto de un análisis riguroso de la realidad y del fenómeno al que nos estamos enfrentando. Todavía quedan importantes pasos por dar hacia la mejora del conocimiento del problema al que nos enfrentamos, sus dimensiones, su forma y capacidad de movimientos, sus posibilidades de actuación. Es necesario incrementar los esfuerzos para identificar mejor los modos de financiación, modus operandi, estrategias alternativas, para así adecuar mejor las políticas de control y prevención, evitando daños colaterales y abusos contra terceros inocentes (Passas, 2003). Al no haber identificado y definido el objetivo al que estamos dirigiendo nuestro control, las políticas que se han desarrollado son, en mu-Page 49chos casos, exageradas y peligrosamente preventivas provocando errores y excesivos daños colaterales.

El objetivo de este artículo es conocer un poco más sobre la financiación del terrorismo relacionado con Al-Qaeda para así identificar las políticas de control más idóneas y ajustadas al fenómeno. Para ello, dividiremos nuestra exposición en dos partes. La primera es puramente descriptiva y pretende ahondar sobre lo que conocemos desde la literatura sobre la financiación del terrorismo de Al-Qaeda, sus fuentes de financiación, distinguiendo entre fuentes legales e ilegales, los modos de transferencia de fondos utilizados con mayor frecuencia por estos grupos y las informaciones que hemos recogido sobre ejemplos de financiación de actos de terrorismo investigados en España.1 La segunda parte del artículo responde a la voluntad de esbozar ciertas recomendaciones o propuestas de acción sobre las medidas de acción y control de la financiación del terrorismo partiendo del conocimiento empírico del fenómeno que hemos podido recabar en nuestra investigación.

2. Fuentes de financiación del terrorismo de Al-Qaeda

El origen de la financiación del terrorismo ha cambiado profundamente a partir del final de la Guerra fría, cuando se inició una progresiva reducción de la financiación «pública» de las organizaciones terroristas. Durante la Guerra Fría se dieron abundantes casos en los que los gobiernos aportaron apoyo tanto logístico como financiero a grupos terroristas. Además de casos conocidos como los ocurridos en Francia, EEUU o la URSS, otros países más pequeños también han contribuido en alguna que otra etapa a financiar y dar apoyo a grupos terroristas (Afganistán, Cuba, Irán, Irak, Libia, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudita, Turquía). Por otro lado, también han existido casos, algunos muy cercanos, en los que han sido los propios países quienes han sido acusados de hacer terrorismo de Estado, implicándose miembros del gobierno, oficial u oficiosamente en el uso de métodos terroristas para combatir grupos radicales o reducir la insurrección.

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En las últimas décadas, la fuente pública o gubernamental de financiación de los grupos terroristas ha disminuido considerablemente aunque todavía tenemos ejemplos de organizaciones como Hamas, Hezbollah, Hizbul Mujahideen, IMU, Yihad islámica, etc., que se benefician todavía de este amparo económico estatal. Sin embargo, esta regresión en la esponsorización de organizaciones terroristas por parte de los Estados no ha conducido a una disminución del número de grupos radicales o terroristas activos, o a una merma en sus capacidades de actuación. El apoyo estatal ha sido progresivamente sustituido por fuentes alternativas de financiación como las fuentes legales, la delincuencia organizada o la delincuencia común.2

Diferentes fuentes de financiación han sido identificadas en la literatura como el origen de los fondos que sustentan las actividades de grupos terroristas relacionados con Al-Qaeda. Estas fuentes pueden ser legales o ilegales y, es precisamente cuando se procede a esta diferenciación, cuando nos encontramos las diferencias conceptuales entre financiación del terrorismo y otras formas irregulares de utilización del sistema financiero. Es, en efecto, la posibilidad de que el origen de los fondos utilizados por los terroristas sea legal, lo que diferencia el concepto de financiación del terrorismo de otros conceptos como el blanqueo de capitales. El blanqueo de capitales es un proceso a través del cual el origen ilegal de los fondos se disfraza inyectando, a través de distintos mecanismos, esos mismos fondos en el sistema financiero legal. Sin embargo, en la financiación del terrorismo, el origen de los fondos no necesariamente tiene que ser ilegal ni tampoco se requiere obligatoriamente un proceso de blanqueo de dinero cuando los fondos van a ser destinados a fines ilegales o terroristas.3 En estos casos, la financiación del terrorismo funcionaría como el blanqueo de capitales pero a la inversa: un di- nero de procedencia legal es utilizado para fines ilegales. Cuando los fondos son de procedencia ilegal, no es necesario ningún proceso de blanqueo ya que, como son destinados a financiar acciones ilegales, no necesitan pasar unPage 51proceso de legalización de los mismos. A continuación describimos y comentamos las diferentes fuentes de financiación del terrorismo que se identifican en la literatura.

2.1. Fondos procedentes de la beneficencia

Este ha sido el aspecto más mediático de la financiación del terrorismo islámico y sobre el que se ha incidido más a nivel internacional. Importantes avances se están llevando a cabo para controlar el desvío de fondos procedentes de ONGs y organizaciones benéficas cuyos objetivos sociales y legítimos suelen ser la ayuda a la construcción de escuelas, mezquitas, centros culturales, la traducción de textos y demás servicios a la comunidad islámica. La mayoría de estas organizaciones están bien establecidas en las comunidades islámicas locales y están muy implicadas en la satisfacción legítima de las necesidades de estas comunidades musulmanas en sus países y en el extranjero. Sin embargo, en otros casos podrían ser una fuente de financiación por parte de la red de Al-Qaeda para apoyar instituciones fundamentalistas radicales, escuelas u organizaciones sociales que ofrecen apoyo logístico, formación, reclutamiento y refugio a sus militantes.4 Sin embargo, tenemos que ser muy cautos con esta fuente de financiación ya que, después de cinco años de investigación sobre ONGs presuntamente implicadas en la financiación de grupos y actos terroristas, ninguna evidencia se ha encontrado de las sospechas iniciales (Passas, 2006). Largas listas de organizaciones han sido evaluadas por Estados Unidos, se ha procedido a la congelación de fondos preventiva y finalmente no se ha podido probar grandes relaciones entre dichas organizaciones y los grupos terroristas. Esto no quiere decir que este sector no pueda ser...

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