El consumo familiar en la comunidad europea: un análisis gráfico

AutorMauro F. Guillén José Manuel Campa
Páginas93-107

Page 93

Introducción

En el presente trabajo se realiza una aproximación gráfica a la composición del gasto de las economías domésticas de los países miembros de la Comunidad Europea (CE). Tanto el conocimiento de la tendencia que sigue la distribución por los consumidores de su presupuesto en el tiempo como el análisis de las diferencias en los hábitos de consumo según ciertas características básicas de cada unidad familiar constituyen un instrumento útil para la planificación y el diseño de estrategias comerciales.

En un primer apartado se estudia la evolución a lo largo de quince años de la composición del gasto familiar en los países de la CE y en Estados Unidos y Japón. Asimismo, se observa la lentitud de los cambios significativos en su composición y la inexistencia de un modelo de consumo específico dentro de la Comunidad.

El segundo apartado se dedica a comparar la estructura y distribución del presupuesto familiar entre los distintos componentes del gasto en el caso de España y otros países de la Comunidad. Para ello se segmentan las familias atendiendo a tres variables: el nivel de renta, el tipo de familia y la categoría socio-económica del cabeza de familia.

La evolución del consumo familiar

La evolución reciente del consumo familiar en los países de la Comunidad Europea plantea tres preguntas básicas: (1) ¿se observa una tendencia de cambio en los hábitos de consumo a lo largo del tiempo, y en particular desde el advenimiento de la crisis económica de los años setenta?, (2) ¿qué diferencias estructurales existen entre los distintos países, y qué modelos de consumo pueden establecerse? y (3) ¿se demuestra la hipótesis de que los hábitos de consumo (es decir, la estructura del consumo familiar) tienden a converger en un modelo único? La respuesta de estas tres cuestiones permite arrojar luz sobre la eventualidad de un cambio en el consumo familiar en España tras su incorporación a la CE en 1986. Esta cuestión es de especial relevancia para saber qué se produce y demanda, y en consecuencia qué bienes y que servicios pueden producirse (FOESSAed. 1970:290).

Los procesos de cambio en la estructura del consumo familiar son extraordinariamente lentos. Desde principios de la década de los sesenta -en los que se consolida una estructura de consumo en los países capitalistas más desarrollados durante los años de bonanza económica- los hábitos de consumo evolucionan lentamente. La Tabla 1 recoge la distribución porcentual del consumo familiar en 1970 y 1983 para los doce países de la CE, además de para los Estados Unidos y Japón. La evolución en esos trece años no es sorprendente si se tiene en cuenta que los factoresPage 94 internos que afectan al consumo familiar (gustos de los consumidores, y cambios fiscales) no se han desarrollado de tal forma que hayan incitado cambios importantes. Además, los factores externos (cambios en la oferta de bienes y servicios, en la actividad exterior, y en los precios relativos) han provocado alteraciones dentro de los grupos de consumo dejando intacta la posición relativa de cada grupo de consumo. Los grupos de "Alimentación, bebidas y tabaco", y de "vestido y calzado" representan un porcentaje más elevado del consumo familiar total a medida que desciende la renta percápita. Las diferencias intracomunitarias son tan acentuadas que en 1983 el porcentaje más elevado de gasto en alimentación (Irlanda, con el 43%) es más del doble que el más reducido (Alemania Occidental, con el 18%). Cabe pensar que los elevados porcentajes de Irlanda, Grecia, España e Italia evolucionan a la baja a medida que la reducción de las barreras comerciales permitan una convergencia de los precios absolutos y relativos de este tipo de bienes (véase Instituto Nacional de Estadística 1985, para un estudio de la demanda alimenticia española). La relación con al renta per cápita es más difusa en el caso del consumo de "Alquileres, combustibles y electricidad", y de "Muebles y menaje". El grupo de alquileres ha tendido a subir en los últimos años, y es más elevado su porcentaje del consumo total en los países más desarrollados al igual que ocurre con el grupo de "Muebles y menaje". Normalmente las diferencias entre los países son muy amplias. El consumo de los bienes y servicios de carácter superior (los incluidos en los grupos 5,6 y 7) correlaciona positivamente con la renta per cápita. Hay no obstante otras variables de influencia decisiva. El porcentaje de consumo que representan los "Servicios médicos y sanitarios" (es decir, los servicios de este tipo que han de pagar las propias familias) es menor en países como modelos institucionales de asistencia sanitaria y social con amplia cobertura (Dinamarca, Luxemburgo, Reino Unido)', pero representa proporciones elevadas en otros países (Francia, Alemania Occidental, Holanda). El gasto familiar en "Transportes y comunicaciones" observa relación con el grado de urbanización de la población y con el tipo de hábitat. Los porcentajes de gasto en "Recreo, ocio, educación y cultura" no presentan una variabilidad explicable por países. Pero si se aisla el gasto en recreo y ocio observamos una relación positiva con la renta per cápita. Por el contrario, en el gasto en educación influyen los modelos institucionales de los distintos países.

La distribución del gasto familiar está relacionada pues con la renta per cápita. Y es respecto a esta variable como se pueden identificar los modelos de consumo. El grupo de países con rentas per cápita elevadas (Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Alemania Occidental, Bélgica, Estados Unidos, Holanda y Reino Unido) se caracterizan...

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