El cargo de inquisidor General y los acontecimientos de 1808

AutorEduardo Galván Rodríguez
Páginas313-340

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no existiendo al presente el inquisidor General, porque se halla con los enemigos, en realidad no existía la inquisición

(Proclama de las Cortes a la Nación, 22 de febrero de 1813) 1

El párrafo escogido para encabezar el frontispicio de este breve trabajo nos coloca en una de las cuestiones centrales que aborda sus páginas 2. Sintetiza la posición de quienes sostenían que la inexistencia de inquisidor General conlleva la de la misma institución inquisitorial. en otras palabras: si no existe inquisidor General, no existe la inquisición. de otro modo lo manifestaba el diputado castillo en una de las sesiones dedicadas a examinar la compatibilidad del santo oficio con la constitución de cádiz, la de 24 de enero de 1813: «no hay en la actualidad en españa tribunal del santo oficio, no hay inquisidor General... aquí nos ha sucedido lo que con el diente de oro:

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después de haberse amontonado tantas doctrinas de derecho público eclesiástico para probar que Vuestra Majestad en uso de las regalías puede abolir el tribunal de la inquisición, y después de haberse sostenido con tanto empeño lo contrario, nos encontramos con que la disputa versa sobre cosa que no existe» 3.

Mas ¿realmente no había inquisidor General? de no haberlo, ¿ello suponía la extinción del santo oficio? en cualquier caso, ¿actuaba entonces el consejo de la General y suprema inquisición ejerciendo las funciones que le correspondían en sede vacante del inquisidor General? las siguientes líneas intentan aportar datos en orden a la respuesta de éstas y otras preguntas.

1. Los prolegómenos: calma aparente y signos de tormenta

En el año 1808 ocupa el cargo de inquisidor General un santanderino, natural de celaya de carriedo, bautizado con el nombre de ramón José Gabino de arce y rebollar, comúnmente conocido por ramón José de Arce 4. Había sido nombrado inquisidor General diez años antes, en 1798. su currículum aparece resumido en el archivo del palacio real de Madrid: arzobispo de zaragoza, inquisidor General, procapellán y limosnero Mayor, patriarca de las indias, Vicario General del ejército 5. Un acercamiento más detallado a su vida nos desvela que, nacido el 25 de octubre de 1755, estudia en salamanca y se doctora en teología en ávila. Bachiller en artes y teología, es canónigo lectoral en segovia entre 1783 y 1787 y en córdoba entre 1787 y 1794. además, es caballero de la orden de carlos iii, canónigo de gracia en Valencia entre 1794 y 1797, arzobispo de Burgos entre 1797 y 1801 y, finalmente, arzobispo de zaragoza entre 1801 y 1815 6. En el ámbito más estrictamente civil, arce es consejero de estado en 1803 y patriarca de las indias, procapellán y limosnero Mayor desde 1806 7.

En cualquier caso, se trata, a juicio de caro Baroja, de un hombre que «no ha dejado mayor memoria en la historia porque es figura que no corresponde a

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ningún cliché admitido. no puede ser usada por los apologistas del santo oficio y tampoco por sus detractores» 8.

Al poco tiempo de asumir el cargo de inquisidor General, arce recibe el primer envite público de manos del obispo de Blois. la carta del abate Grégoire, mentor francés de los jansenistas españoles 9, manifiesta claramente sus intenciones: «no deja de ser cosa singular una carta escrita por un obispo francés a un obispo español, inquisidor General, solicitando la supresión de la inquisición» 10. Pero, al mismo tiempo, el francés manifiesta su extrañeza porque «la inquisición haya durado hasta nuestros días... reducida a no ser otra cosa que un instrumento pasivo en manos de la política».

Esta función del santo oficio de la época le hace reconocer que «algunos, sin justicia, hablan de la inquisición actual como si humeasen aún los autos de Fe y viviese torquemada, y culpan a sus coetáneos de los delitos de los siglos pasados, cosa tan justa como si por anticipado se les imputasen las culpas de las generaciones venideras». sin embargo, por ello no olvida que «dios hace alumbrar igualmente su sol sobre los buenos y los malos... la intolerancia exaspera los espíritus y aumenta los enemigos de la religión sin adquirirla un solo amigo... siempre que veo cristianos perseguidores estoy tentado a creer que no han leído el evangelio». por estas razones, Grégoire lanza un desafío claro a arce: «Yo me persuado que el inquisidor General tiene el alma tan heroica, esto es, tan cristiana, que él mismo provocará la supresión del tribunal, cuyo jefe es, ni hará en esto otra cosa que acelerar con gloria lo que la irresistible fuerza de las cosas producirá muy pronto, cubriendo de ignominia a los que intentasen oponerse a ello».

Pese a ello, parece que arce no hizo nada y las cosas en el santo oficio siguieron marchando más o menos como hasta el momento. Y el inquisidor General continuó ejerciendo las funciones a las que prácticamente había quedado reducido su oficio: nombramiento de ministros y oficiales, recepción de memoriales de pretendientes a los oficios, asuntos relativos a licencias de los mismos o ausencias o fallecimientos, dispensas varias y, fundamentalmente, concesión de licencias para leer libros prohibidos. en todas ellas, como era costumbre, el inquisidor General, antes de resolver, pide informe al tribunal de distrito 11.

Es acorde con la forma ordinaria de proceder, la comunicación de la suprema al inquisidor General verificada el 16 de marzo de 1807, por la que le comunica que «se ha visto en el consejo la representación que dirigió a Vuestra excelencia José García pastor, contra quien se siguió causa en la inquisición de toledo, siendo escribano de la villa de Fuente el saz, y estando desterrado de dicha villa con ocho leguas en contorno de ella, suplica a

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Vuestra excelencia se digne dispensarle el que pueda residir en la villa de cubillo, cuya escribanía ha conseguido, que apenas dista cinco leguas de aquélla, y, cumpliendo con lo que manda Vuestra excelencia de que el consejo le informe sobre esta instancia en vista de los antecedentes, debo decir que es cierto y verdadero el relato de dicha representación y que, para asegurar el acierto en la resolución de ella, ha parecido conveniente al consejo que el tribunal de toledo informe, con presencia de la causa, si encuentra inconveniente en que el mencionado reo resida y regente la escribanía de la villa de cubillo, y dará cuenta a Vuestra excelencia de lo que resulte del citado informe» 12.

De este modo, el 6 de septiembre de 1798, el inquisidor General hace gracia de consultor del santo oficio de zaragoza a favor de Vicente Blasco, presbítero beneficiado del rosario, «dispensándole las informaciones de las naturalezas que tuviere calificadas» 13. O el 20 de julio de 1799 concede licencia por un mes al secretario supernumerario de la inquisición de aragón, d. pedro Berrueta 14. En esta materia de licencias, al igual que verifica con los tribunales de distrito, cuando la solicitud de permiso atañe a un miembro adscrito a la suprema, el inquisidor General solicita informe de este consejo. así, el 24 de abril de 1807, el sínodo inquisitorial comunica a su presidente que, en cuanto a la licencia de dos meses solicitada por su capellán, «no encuentra inconveniente en la concesión de dicha licencia, con tal que deje un sustituto que haga sus veces» 15.

Ello no es óbice para que, por ejemplo, el 7 de abril de 1799, en una cuestión sobre precedencia de asientos suscitada en el tribunal de zaragoza, el inquisidor General ordene que «teniendo el ejercicio de secretario... debe preceder a los secretarios supernumerarios con ejercicio de gracia posterior» 16. O para que el 4 de diciembre de 1800 arce nombre portero de cámara del tribunal de zaragoza a d. cristóbal Martínez, teniente agregado a la dotación de inválidos de dicha plaza, «dispensándole de que pueda usar uniforme en las funciones de su ministerio y que se le hagan informaciones sólo como para familiar y por los ministros más cercanos a los lugares donde hayan de practicarse, y no se hagan por ahora las de su mujer por ser de familia notoriamente honrada y con dos hermanos religiosos» 17.

En el año 1802 el inquisidor General recibe un expediente formado al comisario Juan Francisco cano por «falta de secreto en los negocios del conocimiento del tribunal». los inquisidores lo atribuían a sus 70 años de edad y a los efectos de una reciente epidemia que le habían causado pérdida

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de memoria. el máximo responsable del santo oficio le otorgará una honrosa jubilación 18.

En este tipo de cuestiones atinentes al personal del santo oficio, el inquisidor General prosigue la labor de defensa de sus derechos desarrollada por sus antecesores en el cargo. por ejemplo, en la siempre problemática cuestión relativa al cobro de los frutos y rentas de las prebendas eclesiásticas de los servidores del santo oficio, a pesar de no residir en sus diócesis. así, el 15 de marzo de 1804 se dirige al excmo. sr. d. José antonio caballero, «en cumplimiento del oficio que de real orden me ha dirigido Ve con fecha 9 del corriente para que informe lo que se me ofrezca y parezca acerca del memorial, que devuelvo, presentado a su Majestad por d. Manuel Basilio Gil de la cuesta, racionero de la catedral de ávila y secretario de la inquisición de corte, en que solicita que por su cabildo se le contribuya con todos los frutos y rentas de su prebenda, a lo cual se resiste, debo decir que... los ministros están gozando quieta y pacíficamente las rentas de sus prebendas en la forma que dispone la bula De fructibus, concedida por la santa sede a instancia de su Majestad, sin que los cabildos de sus iglesias catedrales hayan pensado hacer resistencia, ni negarse a contribuirles...

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