Tirar con pólvora ajena

AutorFrancisco José Montes Fernández
CargoUniversidad Complutense de Madrid fjmontes@telefonica.net
Páginas783-805

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I Introducción

RTVE ha concluido su última etapa en la que se ha caracterizado por ser un Ente Público, con dos sociedades anónimas estatales, en lo que a su organización jurídica se refiere.

Ahora ha pasado a convertirse en una Corporación. ¿Será para copiar a la BBC?. ¡Pero si ese argumento ya fue utilizado hasta la saciedad con el Ente! ¿Ha sido así porque tras muchas reuniones y comisiones, sabios y monosabios, se ha considerado que ésa debía ser la única fórmula mágica para sacar del pozo a RTVE, presidida por el poco humilde, por lo menos en lo que a denominación se refiere, de «El Ente»?

Mi opinión difiere mucho de esto, y ¿quién soy yo para dar mi opinión personal?, sólo un honrado empleado que ha estado trabajando con iniciativa propia, cuando le han dejado, y de negro, el resto del tiempo, sacando siempre el trabajo que le había encargado quien le había nombrado, que para eso lo hizo. Eso sí, llevo estudiando no sólo la organización de la RTV de Europa, Asia o América, con la profundidad que me han dejado (porque, para hablar de todo un poco, hasta se me censuró e impidió la publicación de un folleto sobre la Organización de la Televisión Iberoamericana. Cuando yo estudié esta organización pretendían que dijera que era como la Union Européenne de Radiodifusión (UER) / European Broadcasting Union (EBU) (organización europea de radiodifusión y televisión), y eso era como comparar el oro con el oropel. La UER es un organismo de una gran seriedad y rigor, y en aquella época la OTI estaba constituida por unas cuantas familias que disponían, con la aquiescencia de los dictadorcillos o dictadorzuelos de turno, de todo el poder de la televisión en cada país; familias que por lo general han desaparecido o algunas están en la cárcel. Pero también soy doctor en Periodismo, no lo digo por pedantería académica (mal endémico, dicho sea de paso), sino para justificar que mi opinión no está basada Page 784 únicamente en la experiencia de una televisión en constante y desesperante vaivén político. He publicado en la revista de la UER, y en otras de prestigio internacional, aunque en España muy poco, debe ser que lo que digo no gusta a nadie.

Pero sigamos con nuestra RTVE. Las salidas del pozo-fango económico en el que se había hundido eran múltiples y de solidez variable, pero creo que no es el momento de analizar, aquí y ahora, las causas que han llevado a RTVE donde está, aunque siendo un poco suspicaz, no sería extraño que al ciudadano de a pie, esta nueva «organización», le suene a «ley de punto final» o a más de lo mismo, que es lo que a la postre será, y el Estado seguirá endeudándose y pagando.

Nunca pasó nada en RTVE y sus sociedades RNE.S.A. y TVE.S.A., nunca ha pasado nada de nada. Nadie es responsable, aunque quienes nos hemos dejado la vida profesional en esas entidades, junto con nuestras ilusiones, nos sintamos muñecos del pin-pan-pum, incapaces de explicarnos cómo, en una sociedad «tan avanzada» como la nuestra, se ha podido llegar a extremos en los que ni siquiera podemos denunciar lo denunciable porque la exceptio veritatis es inalcanzable entre los entresijos de nuestra historia.

Dejo a los futuros investigadores el estudio de RTVE y sus sociedades, cuando dispongan de las suficientes libertades que en este momento no disfrutamos para tal proyecto, ya que en este momento es demasiado prematuro hacerlo y los resultados saldrían «desvirtuados».

Un apunte jurídico para situar las entidades RTVE. Es mucha la tinta utilizada (¡y la que se utilizará en el futuro!) para delimitar las características consustanciales a la empresa pública. Su doble naturaleza de «empresa» (concepto que nos remite de inmediato a la obtención de un beneficio), y «pública» (que sirve o de la que se sirven los ciudadanos, por tanto, con finalidad de servicio público, la mayor parte de las veces reñida con la obtención de un beneficio empresarial stricto sensu), es aplicable al conjunto de sociedades que formaban RTVE.

No es este el momento de desarrollar la naturaleza jurídica de estas entidades, sería prolijo y ajeno al motivo de este artículo, pero aunque sólo sea a título informativo, haré un pequeño paréntesis para poner de relieve su naturaleza sui generis. Page 785

Cazorla, al hablar de las empresas nacionales, afirma que:«el concepto de empresa nacional designa a aquellas empresas públicas que adoptan la forma de sociedad privada anónima directamente creada por el Estado o por un Organismo autónomo para el desarrollo de determinadas actividades». En lo que al régimen jurídico se refiere, este mismo autor añade: «Como manifiesta Rivero Isern, no ofrece ninguna duda el que la actividad de las empresas públicas es una actividad sustancialmente pública, es decir, una actividad tendente de forma directa a satisfacer intereses colectivos.» 1

A priori, la determinación de la naturaleza y régimen jurídico de estas entidades no parecen ofrecer problemas, es pura teoría del Derecho Administrativo, sin embargo, la práctica ha puesto de manifiesto la complejidad que conlleva el análisis pormenorizado de estas sociedades. Así, y para terminar, dice Quadra-Salcedo: «RTVE, pese a configurarse como servicio público centralizado sometido a la Ley de Entidades Estatales Autónomas, y pese a tener desde el presupuesto de 1974 una partida presupuestaria propia, sigue teniendo sus consignaciones mezcladas con las propias de la Dirección General de Radiodifusión y Televisión. Dado el carácter empresarial de RTVE, lo normal es que su funcionamiento tenga mayor agilidad que la de un simple órgano del Estado sujeto siempre al presupuesto, lo que implica menor control, a posteriori, del gasto realizado; pero lo que no tiene sentido es que, configurado ya como ente autónomo, sus dotaciones sigan mezcladas con las propias de la Dirección General de Radiodifusión y Televisión.»2

Con la Ley 4/1980, de 10 de enero, del Estatuto de la Radio y la Televisión se creó RTVE, como entidad de Derecho Público, con personalidad jurídica propia. Una nueva etapa.

Tengo cientos de recortes del Estatuto de la Radio y la Televisión, entidad que se terminó por denominar para el vulgo: el Estatuto de RTVE. Cuando éste se promulgó se escribió lo mismo. Se repetían los mismos argumentos con las mismas I+Deas. Page 786

La entrada de las televisiones privadas, en 1990, redujo su finalidad de servicio público, puesto que se le exigía competir ante un pastel: la publicidad, en el que únicamente habían aumentado los comensales.

II Los directores generales

Resultaría apasionante poder revisar detenidamente la historia profesional de los veinticinco Directores Generales, de Radiodifusión y Televisión y de RTVE, que se han sucedido desde el 27 de julio de 1945, fecha en la que el tercer gobierno de Franco nombró a Alfredo Guijarro como primer Director General de Radiodifusión -unidad que, por aquel entonces, dependía de la Subsecretaría de Educación Popular del Ministerio de Educación Nacional- hasta el reciente 1 de enero de este 2007 en que ha comenzado la nueva organización denominada Corporación, puesto que no podemos olvidar que la dirección de unos medios de comunicación tan impactantes socialmente como han sido y siguen siendo la radiodifusión y la televisión, han servido como fiel referencia y reflejo delator del contexto político del momento. Sin embargo, resistiremos por ahora la necesidad de ofrecer con detalles los últimos cincuenta años de la vida política española vistos a través de los Directores Generales de radiodifusión y televisión, para limitarnos, en aras a la brevedad que exige este artículo, a realizar un rápido repaso de los mismos atendiendo casi exclusivamente a su tiempo de permanencia en el cargo.

Como acabamos de citar, Alfredo Guijarro fue el primer Director General de Radiodifusión, cargo que ostentó hasta el 28 de julio de 1951, fecha en la que Jesús Suevos asumió el relevo. Casi seis años después, el 26 de abril de 1957, José María Revuelta fue designado para esta Dirección General, coincidiendo con el quinto gobierno de Franco, en cuyo seno se creó la cartera de Información y Turismo, Ministerio en el que se encuadró la Dirección General de Radiodifusión. Con la llegada al mismo de Manuel Fraga Iribarne, la estructura de la Dirección General sufrió un nuevo cambio absorbiendo también la dirección de la televisión. A José María Revuelta le sustituyó, el 20 de julio de 1962, Roque Pro Alonso.

Menos de dos años duró en la Dirección Roque Pro. En efecto, el 26 de marzo de 1964 fue nombrado Jesús Aparicio Bernal Sánchez, a quien cupo el honor de inaugurar un 18 de julio, el de 1964, Page 787 el Centro de Producción de Programas de Prado del Rey. Bernal ha sido el segundo Director General que más tiempo ha permanecido al frente de esa misión, un total de cinco años, siete meses y doce días.

El «asunto Matesa» originó una crisis de gobierno. Fraga fue sustituido por Alfredo Sánchez Bella y, con el efecto dominó que solía ocasionar los cambios ministeriales, Jesús Aparicio Bernal fue sustituido, el 7 de noviembre de 1967, por Adolfo Suárez González, quien estuvo al frente de esta Dirección General hasta el 28 de junio de 1973.

El nombramiento del Almirante Luis Carrero Blanco como Presidente del Gobierno trajo un nuevo cambio del Gabinete y, cómo no, en la Dirección General objeto de nuestro estudio. Rafael Orbe Cano tomó el relevo tras Adolfo Suárez, y su gestión sólo duró seis meses.

El atentado contra Carrero Blanco originó un nuevo cambio de gobierno. Carlos Arias Navarro fue designado nuevo Presidente del Gobierno y Pío Cabanillas Gallas, primero, y León Herrera y Esteban, después, Ministros de Información y Turismo, lo que, a su vez, significó nuevos y sucesivos cambios en la Dirección General. A Orbe Cano le sucedió Juan José Rosón, quien tampoco duró mucho en el...

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