"La temporalidad en el empleo: atrapamiento y trayectorias"

AutorGuillermo Rodríguez Folgar
Páginas247-248

Page 247

Luís Toharia e Inmaculada Cebrián MTAS, Colección (Serie Empleo)Madrid, 2007 333 págs

Este libro comprende dos estudios encargados por la Subdirección de Estudios de Empleo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales al equipo de economía laboral de la Universidad de Alcalá.

El primero de los estudios, "El atrapamiento en la temporalidad", comienza señalando que el atrapamiento es una cuestión que se produce a lo largo del tiempo, lo que dificulta enormemente los análisis que se puedan realizar, ya que exige disponer de bases de datos que permitan seguir a los individuos a lo largo de períodos prolongados de tiempo. Para este estudio los autores han podido contar con algunas bases de datos de ese tipo.

Los autores han realizado en primer lugar un análisis agregado del atrapamiento, llegando a la conclusión de que entre 1991 y 2004, la edad media de los trabajadores temporales ha pasado de estar situada en los 29- 30 años hasta casi alcanzar los 33 años, lo que parece sugerir que los trabajadores con con- Page 248trato temporal no se encuentran especial- mente atrapados en su situación, pues si bien la edad media de quienes son temporales en un momento dado del tiempo ha ido creciendo, no lo ha hecho en la misma cuantía que el numero de años que han pasado.

Por otra parte, el análisis de seguimiento de las cohortes indica que la situación de temporalidad de una gran parte de los jóvenes desaparece con el paso del tiempo, ya que van pasando a disfrutar de empleos con contratos indefinidos.

El segundo análisis ha consistido en realizar un seguimiento exhaustivo a todos los trabajadores que tuvieron al menos un contrato temporal en el año 2000, de los que se han analizado todos sus contratos hasta finales del año 2004. Según este análisis, el número total de contratos firmados por los trabajadores estudiados fue, en promedio, de 8 aproximadamente.

Por otra parte, definiendo el atrapamiento fuerte como una situación en la que un trabajador de la muestra (que firmó, por lo tanto, un contrato temporal en el año 2000) firmó un contrato en el año 2004 y también en todos y cada uno de los años intermedios, el 21,4 por ciento de los trabajadores que firmaron un contrato temporal en el año 2000 se encontraban en esa situación a finales de 2004.

El último de los análisis realizados parte de la misma muestra de trabajadores pero, en lugar de utilizarse la información procedente del registro de contratos, se han utilizado los registros de la Seguridad Social. La principal aportación de estos registros es que permiten analizar la duración total de los períodos laborales de los trabajadores afectados por la temporalidad.

De este último análisis se deduce que el fenómeno del atrapamiento afecta a una proporción importante de la población analizada, más de un tercio, y aunque numéricamente afecta más a los varones que a las mujeres, éstas parecen encontrarse cualitativamente peor, en el sentido de que sus períodos de cotización se ven sensiblemente mermados.

Concluye este primer estudio señalando que no parece que deban adoptarse medidas específicas que reduzcan los efectos negativos del atrapamiento más allá de las que se pueden adoptar para la reducción de la temporalidad en general. El atrapamiento es un fenómeno interesante y cuantitativamente significativo, pero, en gran medida, parece ser una consecuencia inherente a la propia temporalidad. Si se reduce ésta, se reducirá aquél.

El objetivo del segundo estudio ha sido comparar las trayectorias laborales de los trabajadores temporales e indefinidos, tal y como lo permite una nueva fuente estadística puesta a disposición de los investigadores a principios de 2006 por la Dirección General de Ordenación Social: la Muestra Continua de Vidas Laborales (MVL).

Esta muestra permite analizar el mercado de trabajo de una forma diferente a los estudios que habitualmente se realizan: frente a un análisis relativo a un momento dado del tiempo, la MVL permite realizar estudios relativos a períodos más largos de tiempo así como ofrecer un análisis de seguimiento longitudinal de las trayectorias de los individuos.

Un resultado llamativo del estudio es que, de las personas observadas en el año 2004 que entraron en el mercado de trabajo antes de 1990, entre un 25 y un 30 por ciento sólo tuvieron contratos temporales en el año 2004, es decir, tras casi quince años de experiencia.

Otro dato significativo es que más de la mitad de los asalariados españoles ha tenido alguna vez acceso al sistema de prestaciones por desempleo, proporción que es del 54 por

Page 249ciento para los temporales y del 48 por ciento para los indefinidos.

Un análisis multivariante de la probabilidad de encontrarse en la situación de no haber tenido nunca un contrato temporal siendo indefinido en 2004, y de no haber tenido nunca un contrato indefinido siendo temporal en dicho año, revela que no existen diferencias notables entre varones y mujeres ante la contratación indefinida estable pero sí existen en caso de tratarse de la temporalidad, pues es más probable que las mujeres se mantengan en la temporalidad sin acceso a la contratación indefinida.

Por lo que respecta a la cotización, se observa que los trabajadores que en el año 2004 sólo tuvieron contratos indefinidos habían conseguido una cotización total del 88 por ciento del tiempo máximo posible, del cual un 84 por ciento correspondió a empleo y 4 a prestaciones por desempleo. En cambio, los trabajadores que en 2004 sólo tuvieron contratos temporales habían conseguido en total estar en alta de la Seguridad Social durante un tiempo equivalente al 65 por ciento del máximo total posible, del cual el 58 por ciento correspondió a episodios de empleo y el 7 a episodios de desempleo.

En cuanto a los trabajadores que sólo firmaron contratos temporales en el año 2004, el hecho de haber tenido alguna vez un contrato indefinido les supone una ventaja clara- mente inferior a la que supone para los indefinidos el no haber tenido relación con la contratación temporal.

Concluyen los autores que, partiendo de la gran incidencia que tiene la temporalidad cuando se considera desde del punto de vista longitudinal, se ha visto que la situación laboral de los trabajadores temporales desde el punto de vista de la rotación laboral, la duración total de los episodios de trabajo y las bases de cotización, son claramente inferiores a las de los que acceden a contratos indefinidos. Sin embargo, tampoco la situación de estos indefinidos es siempre la panacea y desde luego su situación dista mucho de poder ser considerada "permanente".

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