Nuevas Tecnologías en el periodismo audiovisual

AutorJosé Alberto García Avilés
CargoDpto. Estudios Económicos y Financieros. (Periodismo). Universidad Miguel Hernández
Páginas59-75

José Alberto García Avilés. Profesor de Teoría de la Comunicación e Información en la titulación de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Ha publicado “Periodismo de calidad: estándares informativos en la ABC, CBS y NBC” (1996) y “Comunicación, Información y Periodismo. Una teoría de la Realidad” (2006), y como coautor, “El periodismo en la televisión digital” (2000) y “La nueva era de la televisión” (2001).

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I Introducción

A la hora de evaluar el papel de las nuevas tecnologías en el periodismo, conviene adoptar cierta cautela, ya que la tecnología no debe controlar la capacidad productiva ni considerarse como el factor determinante del cambio en la actividad periodística. La tecnología facilita el trabajo y es una poderosa herramienta para mejorar el periodismo. Por ejemplo, gracias al incremento exponencial de los soportes de distribución (televisión por satélite, TDT, DVD, CD-rom, internet, banda ancha, móviles, correo electrónico, videoconsolas, palms…) aumenta el volumen de datos y su difusión de forma más eficaz. Pero el número de receptores, su tiempo y su capacidad para descifrarlos sigue siendo el mismo.

Sin embargo, el principal agente del cambio en el periodismo no es la tecnología, sino los factores sociales, humanos y económicos. Internet no es simplemente otro medio de comunicación, como la radio o la televisión en su momento, sino que ha funcionado como catalizador de un cambio histórico. La información en titulares, en cualquier momento y en cualquier lugar, ha creado una expectativa nueva y cada vez másPage 61 poderosa. La desregulación y la digitalización también han alterado el panorama del periodismo audiovisual. Sin embargo, el crecimiento ingente de medios y canales informativos no parece haber garantizado una mejora sustancial de la “tasa de información”, es decir, que el ciudadano no dispone de conocimientos que le permitan comprender mejor el mundo en el que vive.

En 1964, Marshall McLuhan argumentó que el desarrollo de las tecnologías orientadas a la transmisión de conocimiento genera un cambio profundo en la misma conciencia humana1. En la actualidad, el desarrollo del medio audiovisual ha originado una estrecha relación entre la televisión y los usuarios. La televisión se ha convertido en el medio preferido por la mayoría de los ciudadanos para informarse acerca de lo que sucede. Numerosas investigaciones se han centrado en la funcionalidad del medio2, en el modo en que las audiencias interactúan con la pantalla3 y en su impacto cultural en la sociedad4.

La variedad de mercados, de culturas periodísticas, de canales públicos y privados, de marcos regulativos, de sistemas de producción, de estrategias comerciales y planteamientos editoriales es tan amplia como compleja. Sin embargo, pretendemos arrojar algo de luz sobre el rompecabezas del uso de la tecnología en el periodismo audiovisual, sabiendo de antemano que muchas piezas quedarán fuera de sitio y otras ni siquiera encontrarán eco en estas páginas.

II Tecnología y periodismo: una relación ambigua

La tecnología en sí misma es ambigua y no tiene por qué producir forzosamente unos efectos determinados, sino que depende del uso que el individuo haga de ella. El futuro no está determinado tecnológicamente. La técnica por sí sola no va a producir ni el progreso en la comprensión de la realidad, ni un reforzamiento de los vínculos sociales, ni la destrucción de la cultura. No hay que perder de vista que detrás de la técnica se halla un sujeto inteligente y libre, y toda una cultura, que genera el desarrollo tecnológico, lo sustenta y lo reorienta cuando las circunstancias así lo exigen.

Si la tecnología es fruto de un saber humano y, además, se refiere a artefactos, es decir, a objetos que únicamente existen si el hombre los construye, de ello se deduce que, de por sí, la técnica no determina al hombre sino que, más bien al contrario, es el hombre quien es capaz de fijar el rumbo del desarrolloPage 62 tecnológico. La manera en que el hombre se comporta en relación con la técnica no viene determinada por la propia técnica, sino por los fines que el hombre y la sociedad se proponen.

La tecnología incluye no sólo el desarrollo de los medios materiales para alcanzar un fin propuesto por el hombre, sino también de los hábitos subjetivos, de los conocimientos prácticos precisos para manejarlos, de las herramientas necesarias para el uso de la tecnología. Las tecnologías radicales crean nuevas definiciones de viejos términos y este proceso se produce sin que seamos realmente conscientes. Hemos incorporado cientos de nuevas palabras a nuestro lenguaje: “internet”, “software”, “compact-disc”. Sin embargo, siempre hay una serie de presupuestos culturales y sociales que sustentan el desarrollo tecnológico y que no vienen determinados por la propia técnica.

Este es el marco en el que podemos encuadrar la afirmación de McLuhan cuando señalaba que una sociedad se define por las tecnologías de la comunicación de que dispone; no tanto por la técnica que posibilita el dominio de la naturaleza, como por los sistemas de recogida, transmisión y acceso a la información5. Y tiene razón, aunque es preciso matizar esta tesis a la luz de lo que acabamos de ver acerca de la prioridad de la cultura y de la sociedad sobre la técnica, para no atribuirle un poder que en realidad no tiene. McLuhan asigna una autonomía excesiva a los medios, cuando en realidad estos sólo llegan a ser eficaces y predominantes porque hay agentes -y en muchos casos, intereses económicos- que los promueven como alternativas preferibles a las tecnologías previas.

La transformación de las tecnologías de la comunicación afecta también a la condición del saber mismo en la sociedad. El saber constituye ahora el recurso principal sobre el que se trabaja, con el que se comercia, la cualidad más demandada en el mercado laboral. Pero el saber no puede transmitirse ni resulta operativo, si no es traducible a cantidades de información, a bits. Precisamente la posibilidad de traducir a dígitos la información permite, por ejemplo, ampliar el número de canales de televisión o difundir vídeo y audio por Internet. Los ordenadores que procesan la información digital son capaces de un pensamiento mecánico, pero no de un pensamiento que atienda a aspectos cualitativos. De ahí se pude deducir que todo aspecto del saber que no sea traducible a dígitos será dejado de lado. Puesto que la información se almacena y procesa según un sistema binario, todo aquello que no pueda traducirse a un lenguaje basado en los valores 1/0, sino que admita una posibilidad intermedia, no tendrá cabida en el conjunto del saber que se maneja y transmite en la sociedad digital.

Teniendo en cuenta el carácter instrumental de las técnicas, conviene reflexionar sobre la propia esencia del trabajo periodístico. La tarea del periodista no es otra sino la de discernir y hacer públicos aquellos acontecimientos actuales -que acaban de acontecer o cuando menos de ser conocidos- que resultan trascendentes para una comunidad y, por ello mismo, interesantes para sus miembros. Sólo haciendo público y comprensible para todos lo que a todos afecta e interesa, puede romperse el aislamiento social, elevándose al individuo a la categoría de ciudadano y posibilitándose la participación social y política. Como señalaPage 63 Hudson, “el poder de las noticias no reside en su impacto directo en la audiencia, sino en la creencia, justificada en las democracias, de que el conocimiento de los ciudadanos puede ser muy efectivo. El poder de la información crece en una cultura política caracterizada por esta creencia”6. En una sociedad democrática, las noticias deben ofrecer a los ciudadanos los argumentos necesarios para la toma de decisiones.

El periodismo busca hacer público lo trascendente para la ciudadanía, porque su misma importancia lo hace interesante. Cierto es que existe una línea de periodismo -del corazón, sensacionalista- que educa a su público en el gusto de lo intrascendente, hasta extremos de patología social. Si una sociedad no percibe como interesante aquello que marcará su devenir es que ha perdido su sensibilidad histórica. En palabras de Adam Stuart, “saber discernir lo trascendente, mostrar su interés y hacerlo llegar comprensiblemente al público”7 es la esencia del periodismo, de todo periodismo, no importa el medio. Pero todo ello será estéril si no se domina el lenguaje periodístico del medio respectivo. Además, el informador deberá dominar el uso de técnicas instrumentales, cada vez más imprescindibles en su trabajo. Y, por encima de todo, el periodista requiere sensibilidad social e histórica; es quizá lo único que no se adquiere con el oficio y que incluso, a veces, el oficio embota.

III La comunicación en la era digital

La comunicación ha existido siempre. Lo definitorio de la era digital es, por un lado, la rapidez y facilidad del acceso a un creciente volumen de información y, por otra, el papel predominante que desempeña la comunicación en el nuevo entorno. En 1990 el número de usuarios de Internet no superaba los 100.000. En enero de 1992 alcanzó los 4 millones y en la actualidad supera los 1000 millones8. Asistimos a una tercera revolución, comparable a la del descubrimiento de la imprenta en el siglo XVI o a la revolución industrial del XIX. La revolución industrial incrementó enormemente las capacidades productivas del hombre, de modo que fuera posible producir más en menos tiempo y con menos esfuerzo; la revolución digital no sólo amplía la capacidad productiva, sino también la propia potencialidad de la mente humana, porque aumenta el conocimiento y la comunicación: los...

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