Tecnología y empleo: contra el pesimismo

AutorDimitris Kyriakou
CargoColaborador Científico de IPTS

Asunto: En estos últimos años, el pesimismo sobre la tecnología ha crecido alimentado por problemas persistentes de desempleo en Europa, los cuales a veces se atribuyen, de forma errónea y simplista, a la tecnología.

Relevancia: Una mejor comprensión de las relaciones entre tecnología y empleo protegería en primer lugar al sistema político de destructivas retóricas anti-tecnología. Además, ayudaría a la política no sólo en relación a la tecnología, sino también a los problemas de empleo.

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El eterno tema del Impacto de la Tecnología sobre el Empleo (T-E) nunca deja de generar interés cuando no total animosidad; como tema permanentemente fascinante, se encuentra al mismo nivel que los límites maltusianos al crecimiento. Al menos desde el principio de la revolución industrial, la gente ha manifestado temor a que las máquinas pudieran eliminar puestos de trabajo. A principios del siglo XIX, el barco de vapor de Fulton desató la furia de los barqueros, y los seguidores de Ludd consideraron los tornos y los telares como enemigos implacables. En los años cuarenta, el pionero de los ordenadores Norbert Wiener pronosticó que éstos ocasionarían una crisis peor que la Gran Depresión de los treinta. A pesar de la evidente inexactitud de tales profecías, los pesimistas tecnológicos insisten en que las nuevas tecnologías que reemplazan a los trabajadores (TI) -informática, telecomunicaciones, etc.- son de una nueva variedad devoradora de empleo- un argumento similar en pesimismo al de Wiener. Se argumenta que el carácter universal de la actual revolución tendrá un impacto que se dejará sentir en toda la economía; esto es, no quedará ningún sitio donde esconderse, en el sentido de que el sector servicios "esconde" a los trabajadores desplazados del sector industrial en décadas anteriores. Esta línea argumental desconoce totalmente el hecho de que el término global "servicios" es equivalente a una aglomeración de "todos los demás", donde los empleos se crean y se destruyen sin límites cuantitativos "a priori". Nótese que no estamos examinando los empleos obtenidos por la mano de obra barata en países en desarrollo, tema que se trata en la literatura especializada.

Y lo que es más importante: los pesimistas sugieren, sin embargo, que por primera vez incluso los trabajos no manuales corren peligro, y este hecho es el que ayuda a explicar por qué la reciente recesión, aunque más leve en algunos países que la experimentada en los primeros años ochenta, ha generado predicciones más pesimistas, y una sensación de malestar más fuerte. En estos tiempos, se han visto perjudicadas gentes con posibilidad de hacerse oír o, al menos, gentes próximas a los periodistas, intelectuales y analistas, gentes que hubieran podido luchar eficazmente para no verse reducidos a meros datos estadísticos. En recesiones anteriores, sin embargo, a los periodistas estrella les hubiera costado trabajo identificar a un amigo que hubiese perdido su empleo.

Con estos antecedentes, hay algunos puntos que deben tenerse en cuenta cuando se piensa en tecnología y empleo, y que pueden resumirse como sigue:

El progreso tecnológico genera nueva riqueza.

La evidencia histórica no muestra que la tecnología reduzca el empleo total.

Hay muchos otros factores detrás de los problemas de empleo en Europa.

La contratación de personal es semejante a una inversión, influenciada por consideraciones de crecimiento del mismo modo que todas las demás inversiones.

En general, los países que han experimentado una ralentización en el crecimiento de la productividad han experimentado un crecimiento del desempleo.

La comparación entre Europa y EE.UU. rebate el argumento de que el desempleo está siendo agravado por el hecho de que las tecnologías de la información se estén introduciendo más rápidamente de lo que lo fueron otras tecnologías en el pasado.

La reciente evidencia empírica en EE.UU. muestra que las empresas que usan tecnologías avanzadas pagan mayores salarios, ofrecen empleos más seguros e incrementan el empleo más rápidamente.

El objetivo de este trabajo no es presentar una lista exhaustiva, ya que, por ejemplo, ciertos aspectos de la teoría de la organización pueden merecer artículos independientes, ni simplemente proporcionar una fuente de estadísticas interesantes; el énfasis está en los propios argumentos. Además, un aspecto muy importante no tratado aquí, pero que merece un tratamiento más minucioso, es el proceso de 'aprendizaje', a través del cual los agentes hacen frente a las nuevas condiciones planteadas por el cambio tecnológico. La obtención de los beneficios de tal cambio depende de la 'capacidad de aprendizaje' de los agentes, un tema tratado en parte en alguno de los puntos mencionados anteriormente, pero que también requiere una consideración ulterior.

El progreso tecnológico genera nueva riqueza

En primer lugar, lo que muchos pesimistas asumen implícitamente es que se ha de lograr una cantidad de producción fija. Lo que no se tiene en cuenta es que el progreso tecnológico genera nueva riqueza; y el incremento de riqueza conduce a una mayor demanda efectiva, originando una mayor inversión e incorporación de mano de obra, con el fin de satisfacer el incremento de la demanda (sobre todo a través de la venta de nuevos productos o servicios). A corto plazo, el progreso tecnológico puede destruir empleos, pero el incremento en productividad y en renta disponible conduce a incrementos en la demanda efectiva y eventualmente a la creación de nuevos puestos de trabajo. Más precisamente, dados los otros diversos factores que pueden complicar este proceso, lo que el progreso tecnológico puede hacer es aumentar los ingresos totales y, a excepción de los fanáticos del trabajo, son ingresos lo que la gente necesita y no empleos per se. 'Empleos' es a menudo un término taquigráfico utilizado en lugar de 'ingresos'. Actualmente, la participación de la mayoría de la gente en el disfrute de esta mayor renta -en términos de más/mejores empleos, o a través de esquemas de redistribución- depende del marco económico, y no de la tecnología. La transición y el período de adaptación estarán llenos de desajustes. Será menos dolorosa si se cumplen una serie de condiciones:

El crecimiento se alcanza rápidamente, conduciendo a una mayor demanda y a una más rápida creación de empleo.

Los mercados de trabajo, y lo que es más importante, los mercados de productos, se hacen más flexibles.

La educación y la formación/reciclaje son más ampliamente asequibles y están mejor enfocados -Europa debe basar sus estrategias sobre la innovación y la calidad, desarrollando una competencia total y mejorando la capacidad de adaptación a través de un compromiso para la promoción del aprendizaje continuo.

Una parte de los beneficios del progreso técnico y de la generación de nueva riqueza va a parar a los desplazados por el implacable vendaval de destrucción creativa de los mercados -favoreciendo la creación de nuevas situaciones más eficientes a costa de destruir las menos competitivas- para acomodarlas durante el período de transición.

La evidencia histórica

La evidencia a través de las décadas no justifica el pesimismo. Los últimos 200 años han contemplado un fuerte progreso técnico, acompañado por un incremento de la renta a lo largo de la escala socioeconómica, creación neta de empleo, y reducción de horas de trabajo. Robert Solow (ganador del Premio Nobel de Economía en 1987) recientemente observó, con acierto, que el progreso técnico y el crecimiento de la productividad no tienen que asociarse a un elevado desempleo; de hecho, los años de elevado crecimiento de productividad de la posguerra (lo que los franceses llaman 'les trente glorieuses') estuvieron acompañados por un desempleo muy bajo.

Una multitud de factores

En cualquier caso, no puede culparse a la tecnología de los males relacionados con el desempleo en Europa en los últimos 15 años, especialmente a la luz de los efectos de las dos crisis del petróleo, los movimientos en las condiciones comerciales, los elevados impuestos sobre trabajo-empleo, el creciente desajuste entre las pautas de oferta y demanda de trabajo, los elevados tipos de interés reales, etc. Existen muchas razones para la aparición y (lo que es más importante) la persistencia del desempleo. El marco en el cual opera la tecnología es habitualmente mucho más importante que la tecnología misma.

Los empleos representan una inversión para los empresarios

Es importante señalar que, debido a que el trabajo asalariado es asimilable a una inversión en personas, el bajo crecimiento y las bajas perspectivas de crecimiento no han estimulado tal inversión desde los años setenta. Las empresas imparten formación directa o indirectamente a sus empleados, y quieren que éstos permanezcan el tiempo suficiente para poder recoger los frutos de su inversión, ya que en general el rendimiento/contribución de un empleado aumenta con el tiempo. Esto es cada vez más cierto a medida que los modelos de producción Taylorianos se quedan anticuados para la organización del trabajo manual. En cualquier caso, tales modelos de cadena de montaje nunca fueron adecuados para el trabajo no manual, que es el tipo de trabajo que ha sido amenazado en primer lugar por los nuevos desarrollos tecnológicos. En conjunto, en la medida en que la Ciencia y la Tecnología y su adopción estimulan el crecimiento y las perspectivas de crecimiento, facilitan la inversión de las empresas en nuevo personal, es decir la contratación.

Una disminución de la productividad significa disminución de puestos de trabajo

El quinto punto se refiere a que, como sostiene el informe de 1995 de la CEPR "Unemployment: choices for Europe" (págs. 48-49), excepto Japón y Austria, que quedan fuera del cuadro, la evidencia estadística y no puramente anecdótica de los países de la OCDE sugiere que aquellos países que experimentan la mayor disminución del crecimiento de la productividad (a menudo a causa de la tecnología) experimentan también el mayor aumento de desempleo.

La velocidad del cambio

Se argumenta también que las tecnologías de la información (TI) se están introduciendo mucho más rápidamente que tecnologías anteriores, sin dar tiempo a las economías para adaptarse, especialmente en los últimos años cuando el coste de la informática ha caído fuertemente. La evidencia no justifica reacciones de pánico contra la tecnología. Claramente, los EE.UU. han ido adoptando las TI más rápidamente que Europa, y el diferencial en desempleo entre EE.UU. y Europa no ha reflejado esta diferencia de velocidad. Por el contrario, el desempleo se ha comportado mucho peor en la Europa retrasada tecnológicamente que en EE.UU.. Tal como se indicó anteriormente en el punto 3, existen otros muchos factores que determinan la creación/pérdida de empleo, aparte de la tecnología, y estos son los determinantes clave. Tienen que ver con el marco regulador del mercado de trabajo y de productos, la facilidad para establecer un negocio, los tipos de interés, la agilidad del sistema bancario y de los mercados financieros y, por supuesto, con la formación y la educación. Parte de nuestros problemas de empleo en la actualidad provienen de que el progreso técnico ha ido 'ahorrando mano de obra no cualificada' hasta un punto no compensado por el progreso de la educación.

La educación es indudablemente la clave para el logro de una transición suave, para asegurar nuevas oportunidades de empleo y explotarlas. El aspecto más controvertido es el tipo de educación más adecuada a los cambios que la sociedad de la información va a introducir. Los esquemas estándar de aprendizaje, enseñanza o reciclaje de personal, con el fin de dotarlo de aptitudes concretas, pueden hacerlo más vulnerable si esta aptitud es de naturaleza mecánica, repetitiva.

Tecnología y calidad de los empleos

El séptimo punto se refiere a la tecnología y la calidad de los empleos. Este tema fue puesto de manifiesto por una reciente e instructiva publicación (invierno de 1994/95) del Departamento de Comercio de EE.UU. ("Technology, Economic Growth and Employment: New Research from the Dept. of Commerce", Lewis Alexander, USDC Chief Economist) que explica claramente una serie de puntos. Usando series temporales de datos empresariales, recogidos desde 1978, el estudio concluye que las empresas que usan tecnologías avanzadas pagan mayores salarios, ofrecen empleos más seguros e incrementan el empleo más rápidamente que las otras. Se encontró que la tecnología contribuye a la creación de un mayor número de buenos empleos. Las empresas con tecnología avanzada contratan trabajadores más cualificados y les pagan mejores salarios (incluso teniendo en cuenta el nivel de cualificación). Las empresas que usan tecnologías avanzadas tienen una mayor probabilidad de supervivencia (se ha encontrado que la tasa de fracaso -y las consecuentes pérdidas de empleos- son substancialmente menores en dichas empresas). Se observó un crecimiento global de empleo en conjunción con el uso de tecnologías avanzadas. Las fábricas con aumento de productividad E incremento de empleo tienen un impacto integral en el empleo que supera el de las fábricas con incremento de productividad y reducción de empleo. Es interesante, y quizás sorprendente, que las empresas más pequeñas están sobre-representadas entre las que presentan incremento de empleo y reducción de productividad, mientras que las empresas grandes están sobre-representadas entre las que presentan aumento de productividad E incremento de empleo. Se muestra asimismo que, independientemente del tamaño de la empresa, existe una fuerte correlación positiva entre el número de tecnologías avanzadas utilizadas y el crecimiento del empleo. Se encontró que las empresas dinámicas, con elevado crecimiento, son cruciales para el rendimiento de la industria. Proporcionan empleos bien pagados y relativamente seguros; el hecho de que sean a menudo de alta tecnología y activas en los mercados de exportación puede indicar que tanto el comercio como la tecnología contribuyen a su éxito.

Finalmente, vale la pena comparar entre los resultados de invertir en nuevas tecnologías y no hacerlo; el informe del Departamento de Comercio de los EE.UU., mencionado anteriormente, encontró que, independientemente de los resultados de la inversión, las consecuencias habrían sido mucho menos atractivas si no se hubiera realizado dicha inversión.

Conclusión

El análisis de la relación tecnología-empleo puede proporcionar una visión del papel relativo de la competitividad en este asunto. Puede observarse que las empresas que fracasan en la competitividad (por ejemplo, por su lentitud en la adopción de nuevas tecnologías) sufrirán un merecido castigo -lo cual realmente proporciona una base de 'competitividad' para la adopción de tecnología y la prevención de pérdidas de empleos debidas a fracasos de las empresas. En efecto, se puede argumentar que el desempleo en Europa no se debe a la tecnología, sino más bien a la lenta adopción de tecnología (y de un marco de acompañamiento apropiado) en Europa.

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