Juego o inversión

AutorFernando Zunzunegui

Buena parte de los clientes de Gescartera son inversores no profesionales que confiaron sus ahorros a esta agencia con el fin de obtener una rentabilidad mas o menos elevada. Sabían que asumían un riesgo al invertir en Bolsa y que como resultado de dichas inversiones podían obtener unas ganancias o asumir unas pérdidas. Lo que no podían imaginar es que la pérdida la ocasionaría el fraude del intermediario. Sin duda eligieron mal a la agencia encargada de realizar sus inversiones.

Los clientes de Gescartera confiaron la realización de las inversiones a una agencia de valores que, según la CNMV, contaba con registro oficial y gestores honorables. Los productos financieros comercializados resultaban atractivos y con muy buena rentabilidad. Similar incluso a la de los depósitos ofrecidos por la banca en Internet. Son clientes que se han sometido, como cualquier otro cliente de una entidad financiera, al control de los organismos encargados de verificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y de prevención del blanqueo de capitales. Invirtieron sus ahorros y se vieron sorprendidos en su buena fe al descubrir que la agencia no había cumplido el encargo de realizar sus inversiones y se había apropiado de su dinero.

Este grupo de clientes de la agencia ha servido de pantalla para mantener opaco el mecanismo de blanqueo de dinero, al que, parece ser, también se dedicaba la agencia, paralelamente y con clientes especiales.

Este hecho no justifica que se haya cuestionado la honorabilidad de todos ellos, al ser considerados sospechosos de invertir dinero negro. Se les ha tachado de inmorales, de codiciosos. Se han publicado sus nombres y el saldo de sus inversiones, violando la obligación legal de mantener esta información reservada. Se les ha situado en las alcantarillas del mercado como si fueran jugadores indignos de merecer la protección como inversores. Sólo habría hecho falta recordarles las palabras de George Washington: 'el juego es hijo de la avaricia, hermano de la iniquidad y padre del mal'.

Lo cierto es que no se les pueden aplicar las reglas de un juego piramidal del que no eran conscientes de estar participando. Son inversores merecedores de la protección de las normas de ordenación y disciplina del mercado de valores. No jugaban en un casino en el que los resultados se dejaban al azar y a la suerte. Realizaban inversiones asumiendo un riesgo con la protección reservada a quienes operan en un mercado...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR