In memoriam: Klaus Tiedemann grand finale 1938-2018
| Autor | Luis Arroyo Zapatero |
| Páginas | 303-309 |
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I
Llegamos a Friburgo el sábado 16 de junio a fin de acudir en Staufen a casa de Klaus Tiedemann para tomar con él un café, alternativo al gran festejo que con motivo de su 80 cumpleaños antes de su recaída nos había preparado en el hotel que se levanta sobre Herden, que originariamente era una cabaña de cazadores y hoy es un grand luxus de Freiburg. Había salido el día anterior del hospital y llevaba varios días sin comer. Pero
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Juan Luis Gómez Colomer y yo le habíamos llevado respectivos paquetes de jamón ibérico y reaccionó. Siempre hemos dicho que es un gran remedio terapéutico. Juan Carlos Carbonell aportó un retrato de Dante adquirido en la preciosa librería zum Wetzstein y José Luis de la Cuesta, Adán Nieto y Luigi Foffani un libro sobre espárragos, que hemos comido siempre con él en estas épocas del año, a veces con extremado exceso. El negro gato Anton von Straufen presidió todos nuestros movimientos. Creo que sabe hasta los sexenios que tenemos cada uno. Por cierto, que ha sido ennoblecido de nuevo, pues aparece como el último de los dolientes en la esquela familiar, lo que muestra que los hechos no han acabado con el formidable sentido del humor de Inge. Nosotros comimos sin esfuerzo las cosas ricas que ella nos preparó, demasiadas, como cuando éramos jóvenes becarios y colocaban nuestros libros en las enredaderas del jardín en sus generosos convites en Staufen, salvo que se tratara de la matanza del cerdo el día de San Lorenzo, en el que la invitación tenía lugar en Ehrenkirchen.
El matrimonio se fue a dormir al “Hirschen” de Merzhausen, para estar al lado del centro de convenciones donde el Congreso comenzaba con el homenaje que se le ofrecía. A las 9 salió del coche que conducía Inge, conductora de riesgo, y se sentó a la puerta de la entrada y fue saludando con una gran sonrisa a todos quienes se acercaron, sobre todo españoles e italianos, más los alemanes. A las 9, 15 ascendió lentamente al escenario con Inge. Ulrich Sieber abrió con emoción el Congreso que ofrecían como homenaje el Instituto y la AIDP al Maestro común. El presidente John Vervaele dijo muy oportunas palabras y habló Tiedemann. Al verle subir a cámara lenta, pero decidido y seguro, e iniciar su discurso, me vino a la mente la anécdota de lo dicho en los años 30 por el gran literato español Don Ramón del Valle Inclán al extraordinario torero Juan Belmonte, el creador del toreo moderno, herido de tantas cornadas como por libros leídos: Maestro, para llegar a la perfección sólo le falta morir en la plaza, a lo que el filósofo le respondió estoicamente con lo mismo que hizo Tiedemann: ¡se hará lo que se pueda ! Bien es cierto que con gran prevención se preparó una excelente “sobresaliente”, Johanna Rinceanu, alma del Instituto para propios y extraños, quien supo leer con excelente entonación el texto que Klaus Tiedemann había preparado. Todo redondo. Adán Nieto subió al estrado para entregar el Manual de Derecho penal económico compuesto junto con Juan Antonio Lascuraín, Jacobo Dopico y Norberto de la Mata, cuya edición le han dedicado. En las fotos la cara de satisfacción es manifiesta, a pesar de mi mala máquina, aunque sabiamente manejada por Faustino García de la Torre, toledano que hace
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ahora lo mismo que nosotros 40 años antes. La Universidad, aunque nos maltraten y algunos no se enteren, siempre seguirá siendo formación de excelencia. Toda la semana fue de intensivos trabajos y el sábado fuimos a cenar, además de los mencionados antes, Lorena Bachmeier y esposo, invitados por Ulrich Sieber, con Inge a Staufen, en el Restaurante de la Casa de...
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