Geografía del subdesarrollo, de Yves Lacoste.

AutorFrancisco Corral Dueñas
Páginas1466-1473

Page 1466

    LACOSTE, YVES: Geografía del subdesarrollo. Editorial Ariel. Barcelona, Caracas, México. 3.a ed., 1978. Un tomo de 336 págs.

Para meternos de pronto en ambiente y decirnos de qué va, el prólogo restalla como un látigo revelándonos de entrada cuáles son las dimensiones y la suerte de los países subdesarollados: «Los dos tercios de la superficie de los continentes, los tres cuartos de la humanidad: tres mil millones de hombres, de los cuales la mitad de los menores de veinte años reciben las rentas más bajas, sufren la extrema fragilidad de la vida en medio de una proliferación espontánea, así como la amenaza constante y cada vez más acusada del hambre». Pero, sigue diciendo, el análisis no termina aquí, pues el mundo subdesarrollado se halla en vías de cambio. Y tras la gran ilusión provocada por la descolonización y las independencias surgió un juego diabólico de múltiples actores, consciente o inconscientemente manipulados, reyes y presidentes sanguinarios o corrompidos, clases dirigentes ávidas o socialismos austeros, deseosos de igualdad social, pero expuetos a los riesgos de esclerosis burocrática; y, detrás de todo esto, las maniobras de las grandes potencias, preocupadas en asegurarse los puntos estratégicos del globo, las materias primas esenciales, sosteniendo las luchas fratricidas de pueblos fanáticos que mueren en aras de ideologías engañosas, con la finalidad de que se mantengan las relaciones de fuerzas sobre las que se basa la llamada sarcásticamente «coexistencia pacífica».

En 1965 se publicó en Francia la primera edición de este libro y su autor, Yves Lacoste, profesor de la Sorbona, lo ha reeditado ahora con un texto totalmente distinto, motivado no sólo por los evidentes cambios ocurridos a lo largo de diez años en el llamado Tercer Mundo, sino también porque ha comprendido el enorme valor político que pueden tener estos estudios aparentemente académicos; para quienes ponen en juego sus vidas en el destino de sus propios países, estas propuestas de expertos y universitarios tienen a veces resonancias mayores de lo que exigiría la equidad y el buen sentido. Por eso, el autor llega a la conclusión de que las ideas producidas por los geógrafos, más bien geopolíticos decimos nosotros, no son únicamente un saber por el saber, y piensa, en consecuencia, que es preferible y mucho más honrado manifestar su modo de ver las cosas en vez de tratar de disimular una posición partidista detrás de una pretendida objetividad científica.

En el capítulo I se estudia la noción del subdesarrollo, que es muy ambigua por ser muy diversas y hasta contradictorias las opiniones sobre las posibles características que lo tipifican. Para unos, son subdesarollados los países en que los hombres no disponen de lo necesario, aunque cada vez es más difícil saber qué es lo necesario; para otros, la noción de subdesarollo está ligada a una insuficiencia de las potencialidades productivas; por el contrario, otros estiman que los países subdesarrollados se caracterizan por una explotación muy insuficiente de los recursos existentes; con mucha frecuencia se estudia el subdesarrollo teniendo como base la evaluación de los productos nacionales por habitante y año; para algunos equivale a la supervivencia de las situaciones económicosociales atrasadas, arcaicas, tradicionales, comparándolas con Europa antes de su revolución industrial; con frecuencia, subdesarrollo se define por la ausencia de industria o su idea se asocia a la de bloqueo económico; otros autores encuen-Page 1467tran la causa del subdesarrollo en el dualismo económico y social resultante de la falta de articulación de un sector de economía moderna y de un sector de economía tradicional, pero este último análisis está impugnado radicalmente por quienes consideran que el subdesarrollo resulta esencialmente del dominio ejercido por las potencias imperialistas sobre los países de Africa, Asia y América latina.

Observa Lacoste que, a pesar de su carácter fundamental, las tesis que consideran el dominio y la explotación colonialista como la causa de la situación de subdesarrollo no sacan a la luz todas las ambigüedades ni dan respuesta al hecho del crecimiento económico y la industrialización que se observa en numerosos países del Tercer Mundo con participación activa de grandes firmas extranjeras. Sigue diciendo que las relaciones entre subdesarollo y dominio son más complejas de lo que se piensa: Por una parte, la economía de algunos de ios países industriales de la Europa occidental se encuentran cada vez más bajo el dominio de las grandes empresas norteamericanas, las cuales obtienen mayores beneficios en Europa que en el Tercer Mundo. Por otra parte, cabe preguntarse si los países «socialistas» cuya economía ya no depende de las firmas gigantes imperialistas pueden considerarse como subdesarrollados; algunos teóricos marxistas aseguran que no, pero tanto Fidel Castro como las autoridades chinas hacen referencia todavía a la persistencia de una situación de subdesarrollo y afirman su pertenencia al Tercer Mundo. Y si todas estas afirmaciones, entremezcladas unas con otras, son un problema consideradas en el marco de los Estados, la confusión y la ambigüedad son todavía mayores cuando se trata de designar unas desigualdades económicas regionales observadas en el marco interno de cada país.

En busca de un proceso de clarificación y elaboración geográfica, el autor trata de fijar los límites espaciales que puedan darse al Tercer Mundo, expresión ya generalmente adoptada para designar el conjunto de países subdesarrollados. Una primera delimitación puede esbozarse considerando en primer lugar el valor de los cálculos del producto nacional bruto por habitante en los diferentes países, aunque si éstos no están muy industrializados y gran parte de su población vive de actividades de relativa autosuficiencia o pequeños oficios no contabilizables, aquellos cálculos serán casi siempre defectuosos; por otra parte, es evidente que debido al acaparamiento de una gran parte de la renta nacional por una minoría privilegiada, extranjera o autóctona, algunos países cuyo producto nacional bruto por habitante presenta un valor elevado (caso de los exportadores de petróleo) pueden presentar, sin embargo, graves síntomas de miseria para gran parte de la población.

Por ello, en principio y a título provisional, puede considerarse que la mayor parte de los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR