La flexiguridad de los nuevos profesionales de empresa: consultores, técnicos, asesores, formadores, staffs, ...

AutorRicardo Calvo Palomares
CargoDepartamento Sociología y Antropología Social Universitat de Valéncia
Páginas157-166

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«Hoy en día la selección del talento debe apoyarse en sistemas ágiles y flexibles»

1. Entorno cambiante: ¿el horizonte idóneo para hablar de flexiseguridad?

A nadie escapa cómo durante estos últimos años una serie de profundas transformaciones de la realidad social, económica y productiva han tenido repercusiones sobre el mercado de trabajo, y en un contexto como el actual donde los cambios se suceden a una velocidad de vértigo, cómo han influido sobre la estructura y los integrantes del mismo.1

En este sentido pretendemos plantear en este artículo una reflexión sobre la situación a la que se enfrentan los nuevos profesionales de empresa -que en su mayoría formamos en nuestros centros universitarios- cuando acceden al mercado de trabajo. Nos referimos en este aspecto a todas aquellas actividades desarrolladas por consultores, asesores, staffs, técnicos, formadores, y largo etcétera de nomenclaturas específicas que les asigna el mercado. Concretamente pretendemos establecer una relación causal entre las características de la actividad desarrollada por el técnico y la relación contractual existente entre la empresa y el mismo; analizar los principales factores que posibilitan la aparición de este nuevo colectivo de profesionales externos a las empresas; analizar el contenido de su actividad; comprobar cómo se continúan ejerciendo las actividades tradicionales y típicas de la empresa desde su externalización; así como plantear la necesidad, en términos de aplicación del concepto de la flexiseguridad, de mayores coberturas sociales que afectan a estos trabajadores.

Resulta destacable como muchos de los indicadores socio-laborales nos muestran una situación económica en la que la creación de tu propio puesto de trabajo, fruto de los programas de autocupación o autoempleo2, son uno de los pilares fundamentales de las llamadas políticas activas de empleo.

Esta realidad responde en gran medida a variados y distintos factores que en cierta medida justificarían la misma. De entre los muchos que podemos citar, a nuestro entender cabe destacar tres: en primer lugar, la insuficiente capacidad Page 158 del mercado de crear puestos de trabajo bajo el formato tradicional -en el que las empresas integraban en sus estructuras todos aquellos recursos humanos para cubrir sus necesidades de trabajo-, en segundo lugar, la saturación del mercado de determinado tipo de trabajadores o de determinados perfiles profesionales, lo que ha generado una bolsa inactiva de especialistas que se han planteado en cierta manera nuevas formas de acceso al trabajo -y como hemos citado el autoempleo ha sido una de ellas-, y en tercer lugar y aspecto determinante, las nuevas formas de organizar el trabajo de las empresas -NFWO en la terminología de la Unión Europea3- en las que los paulatinos procesos de subcontratación y externalización de actividades ha sido práctica habitual de la gestión empresarial actual y donde el ahorro de costes ha tenido un peso específico fundamental en dicha decisión.

La crisis de la organización tradicional del trabajo y la introducción de nuevas formas de organización del mismo como alternativa para la flexibilización del proceso productivo viene dando lugar a nuevas demandas de cualificación profesional4. Los nuevos conceptos de producción comportan una demanda de nuevos requerimientos de cualificación en los puestos de trabajo. Las principales características de las cualificaciones demandadas son: capacidad de abstracción para poder operar con nuevas tecnologías; autonomía de los puestos de trabajo, responsabilidad en la toma de decisiones; capacidad de organización; inteligencia emocional para poder trabajar en equipo; polivalencia funcional en distintos trabajos y actividades; y la capacidad de aprendizaje y adaptación continuos.

La puesta en funcionamiento de estos factores ha supuesto un éxodo continuo de nuevas generaciones de profesionales titulados -universitarios en su mayoría- hacia una situación de desvinculación real con las empresas, empresas que hasta ese momento eran el alma mater de su futuro desarrollo profesional. Esta desvinculación, externalización o subcontratación como hemos nombrado anteriormente, ha supuesto la aparición de un colectivo y por tanto de un nuevo mercado laboral, que presenta su característica básica de vinculación con la empresa -razón que no olvidemos hace nacer cada una de estas profesiones- de una manera particular y muy específica, bajo una concepción de prestación de un servicio y no como tradicionalmente había tenido lugar bajo la concepción de una relación laboral interna.

Junto a todo esto, la evolución de la estructura productiva del territorio y su rápida transformación también ha ayudado en gran medida a la creación de este nuevo colectivo de profesionales. El crecimiento continuo del sector servicios Page 159 -que ha ido en detrimento de otro tipo de actividades que tradicionalmente habían sido motor de empleo- y la difusa definición de sus contenidos, se ha convertido en el caldo de cultivo idóneo que han aprovechado las empresas para generar una serie de demandas de actividades externas a la organización en cuanto a su contratación pero internas a la misma en cuanto a su prestación. Con todo parece obvio que en la mayoría de los países de economía avanzada -entre ellos el nuestro- se reduce el peso productivo de la fabricación y aumentan los servicios, así como las exigencias de conocimiento, manifestadas en la expansión de ocupaciones ricas en información, que se convierten en un nuevo poder social de referencia.

Pese a este planteamiento, muchos son los autores que plantean una matización al respecto: la tendencia hacia la sociedad post-industrial no es tan evidente como podría parecer, de hecho el mundo nunca ha estado tan industrializado como hoy. Además, muchas de las actividades llamadas de «servicios» están estrechamente vinculadas y son dependientes de la industria. Incluso la productividad y competitividad de los productos industriales dependen de las formas de organización de los servicios de planificación, distribución y comercialización, terrenos en los que estos nuevos expertos tiene gran cantidad de aportaciones que realizar.

Tres cuestiones merecen especial atención en el cambio de la estructura ocupacional española en los últimos años: a) la evolución de las profesiones ligadas al proceso de modernización tecnológica y organizativa de las empresas; b) la creciente importancia que tiene la formación en la preparación de la fuerza de trabajo; c) y los cambios en el contenido del trabajo que comportan requerimientos de...

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