Ética, I+DT y evaluación

AutorArie Rip
CargoUniversidad de Twente

Introducción1

El punto clave para introducir los aspectos éticos en la evaluación de los nuevos avances científicos y tecnológicos consiste en abandonar el concepto, comúnmente aceptado pero erróneo, de que la ética es un factor de contrapeso, que actúa en nombre de la humanidad y en contra de una dinámica, supuestamente autónoma, del progreso científico y tecnológico. Esta conceptualización proporciona automáticamente el apoyo moral a quienes se oponen a un avance determinado (por ejemplo, la moderna biotecnología), mientras que sus defensores aducen en su favor una promesa general del progreso que se va a conseguir2. Las controversias sobre las nuevas tecnologías reproducen este esquema. Quienes las defienden encuentran resistencias y las atribuyen a ignorancia y emotividad; quienes las critican arguyen que lo que hay que evaluar no es sólo el rendimiento esperado, sino también la relevancia o la necesidad sociales. Quizás sea posible conseguir tomates cuadrados, que serían más fáciles de recolectar por las máquinas, pero ¿realmente los necesitamos? Este es el debate sobre la llamada "cuarta valla", en la moderna biotecnología, pero el argumento se puede generalizar: aunque se consideren seguros, también hay que tener en cuenta las ventajas sociales reales. En biotecnología, y con respecto a los nuevos avances en ciencias de la vida relativos a genética, reproducción y modificación de la vida humana, hay ahora una "quinta valla": el impacto sobre los valores humanos. La ética se invoca entonces, explícitamente, como aliado. La facilidad con que se usa la metáfora de las "vallas" muestra el antagonismo entre defensores y oponentes y la ética está, casi por definición, del lado de los oponentes.

La ética tiende a considerarse, sobre todo, como un factor que actúa en nombre de la humanidad y en contra de una dinámica, supuestamente autónoma, del progreso científico y tecnológico

Ética de segunda y tercera generación

Un efecto de esta asociación unilateral de la ética con la defensa contra las nuevas tecnologías es el olvido de los aspectos éticos y socio-políticos al considerar cómo los científicos y los tecnólogos incrementan continuamente (y positivamente) el "mobiliario" de nuestro mundo. Se necesita urgentemente una reflexión filosófica sobre la remodelación de nuestro mundo. Un efecto relacionado con la pugna entre defensores y oponentes es el modo en que bloquea a los científicos y tecnólogos en sus papeles, desde los cuales definen lo que es bueno para la sociedad en función de sus propias y limitadas extrapolaciones. Tomemos como ejemplo curioso el desarrollo de implantes auditivos que proporcionarían cierta capacidad de audición a los sordos; pero los sordos, sin embargo, consideran que afectan a su modo de vida y los convierten en oyentes de segunda clase, en vez de considerarlos como una forma propia de comunicación3.

Un efecto de esta asociación unilateral de la ética con la defensa contra las nuevas tecnologías es el olvido de los aspectos éticos y socio-políticos al considerar cómo los científicos y los tecnólogos incrementan continuamente el "mobiliario"de nuestro mundo

El uso habitual de los términos "ética" y "aspectos éticos" es parte del problema, más que una vía hacia su solución. En primer lugar, hay una cierta confusión entre ética, como disciplina académica, y moralidad real, valores y esfuerzo hacia lo que se podría llamar "vida buena". Los especialistas académicos de la ética discuten los problemas morales, pero no necesitan mantener o proponer ellos mismos valores morales elevados. Su contribución puede ser importante, pero no en el sentido de que ellos mismos sean ejemplares en la adopción de posturas morales.

Los estudios éticos y las discusiones morales tienden a dar prioridad a los valores y a las opciones individuales, más que a reflejar el orden social y la "vida buena" en nuestra sociedad científico-tecnológica o sociedad del riesgo

El debate y el análisis jurídico y político, y las cuestiones generales de un orden social "bueno" son temas normativos importantes, que no se favorecen tratándolos como problemas éticos. Vistos desde la perspectiva de sus consecuencias, los avances científicos y tecnológicos son experimentos sociales abiertos y, a menudo, desestructurados, en los que participan muchos actores con diversos puntos de vista, con frecuencia sin su consentimiento. Se trata de temas mucho mayores que los que pueden tratarse con la ética tradicional, más centrada en la acción individual.

En un seminario sobre Evaluación del Impacto Socio-económico, celebrado en Helsinki en noviembre de 1999, el filósofo de la ciencia y la tecnología húngaro Imre Hronszky propugnaba una ética de "tercera generación". Su punto de partida es la evolución conjunta de la ciencia, la tecnología y la sociedad y el aprendizaje conjunto que es posible si se reconoce el carácter abierto de dicha evolución conjunta, en lugar de tratar de distribuir inmediatamente los elogios y los reproches. En nuestra sociedad del conocimiento, que es también una sociedad del riesgo, es posible la reflexión y deben fomentarse las competencias en tales reflexiones. Para Hronszky, esto significa que la ética, en su tercera generación, adquiere carácter endógeno, como parte integrante de la dinámica de la evolución conjunta. También serán importantes otros actores, distintos de los moralistas profesionales y de los portavoces de los valores morales, y los evaluadores de la I+DT pueden asimismo desempeñar un papel.

Una parte del concepto de ética de tercera generación consiste en no empezar definiendo un alto nivel moral, sino descubriéndolo a través de un proceso de aprendizaje conjunto. Este enfoque es similar a los avances recientes en evaluación tecnológica

Una parte del concepto de ética de tercera generación consiste en no empezar definiendo un alto nivel moral, sino descubriéndolo a través de un proceso de aprendizaje conjunto. Este enfoque es similar a los avances recientes en evaluación tecnológica (independientemente del interés por los aspectos éticos)4. La evolución conjunta y la perspectiva de aprendizaje disminuyen el peligro de una referencia hipersimplificada a normas y valores morales y sociales determinados, lo que conduciría al fundamentalismo y, en nuestras actuales sociedades pluralistas, a la condena mutua. Pero existe también el peligro de aceptar cualquier cosa e incluir la variedad sólo a través de los procedimientos (las votaciones -y la conformidad con sus resultados- serían un ejemplo).

Una faceta importante de la ética de segunda generación es el relativismo cultural. Desde este punto de vista, el debate sobre los impactos éticos llega a considerarse como un problema cultural, que debe resolverse por acomodación y/o compartimentación mutuas

Una faceta importante de la ética de segunda generación es el relativismo cultural. Desde este punto de vista, el debate sobre los impactos éticos llega a considerarse como un problema cultural, que debe resolverse por acomodación y/o compartimentación mutuas. Así es, por ejemplo, como se organiza la enseñanza primaria en diversos países, con sus escuelas públicas y privadas y sus discusiones sobre los programas. Otra faceta de la ética de segunda generación es la ética del discurso y otras formas de ética de los procedimientos, que han suscitado mucha atención recientemente, debido a las obstinadas discusiones en torno a la biotecnología. Los problemas de situación, de ámbito o de construcción de programas adquieren prioridad sobre otras cuestiones sustanciales. Se pone el énfasis en aquello que constituye un buen debate, un buen proceso de toma de decisiones, una buena interacción. También se puede abordar la cuestión de qué es lo que constituye una vida "buena" en nuestra sociedad postmoderna, tecnológica y del riesgo, pero ello queda al arbitrio de los participantes.

Necesitamos basarnos en los postulados de la ética de segunda generación y dar un paso más, llamémosle o no ética de tercera generación. Esto es, además de la ética del procedimiento, la mediación y otros intentos de resolución de conflictos, debemos preocuparnos de la división de responsabilidades, que es un modo de abordar el orden social y la "vida buena" sin especificar plenamente lo que deban ser. Esto es especialmente importante para la evolución conjunta de la ciencia, la tecnología y la sociedad, y para la modulación de estos procesos.

Compartir la responsabilidad

Los impactos se producen conjuntamente y las responsabilidades sobre ellos difieren. Esta ambivalencia se refleja claramente en el aforismo de Jerry Ravetz: "la ciencia recibe elogios por la penicilina, mientras que la sociedad recibe reproches por las bombas". En general, se puede hablar de una división de la responsabilidad, del mismo modo que hablamos de una división del trabajo en la producción, dando lugar así al orden social. La división tradicional de la responsabilidad consistía, de algún modo, en que los científicos y los tecnólogos producían nuevas opciones, la industria las aplicaba y la sociedad cuidaba de las consecuencias. La Feria Mundial de Chicago, en 1933, conmemoró un siglo de progreso, adoptando como lema: "La Ciencia descubre; la Industria aplica; el hombre se adapta."

Tradicionalmente ha existido una división de la responsabilidad en la que los científicos y tecnólogos producían nuevas opciones, la industria las aplicaba y la sociedad cuidaba de las consecuencias

Esta división de responsabilidades ya no es aceptable por dos razones. Primero, actualmente se espera que los impactos se prevean (véase el auge de la evaluación tecnológica), los organismos de regulación son más activos y los actores, incluidos los científicos, pueden recibir críticas por no preocuparse de los posibles impactos. La acción emprendida por los biólogos moleculares, a principios de los años 70, para llamar la atención sobre los posibles peligros de la investigación sobre modificación del ADN, y para considerar una moratoria sobre la misma, fue un acontecimiento importante y sentó un precedente. Segundo, hay riesgos nuevos, y nuevamente reconocidos, de las consecuencias a largo plazo y, a menudo, inciertas pero posiblemente importantes, de las actividades humanas, por ejemplo, de la exposición a bajos niveles de productos químicos o de radiaciones. No se ha hecho frente adecuadamente a tales riesgos nuevos, porque nadie es responsable de ellos. Pero actualmente son reconocidos por el público, los políticos, los científicos, e incluso las compañías de seguros, y hay intentos para definir nuevas responsabilidades.

La división de responsabilidades ya no es aceptable. Actualmente se espera que los científicos anticipen los impactos y prevean los riesgos

El principio de precaución5 es una guía posible para enfrentarse a los nuevos riesgos y puede considerarse como una postura macro-ética. Se han discutido sus aspectos políticos, jurídicos y económicos y, actualmente, hay una cierta aceptación del mismo, al menos en Europa. No obstante, las responsabilidades involucradas son mayores de lo que supone la mera redacción de unas reglas. Se debe relacionar con la idea general de que los científicos son responsables de formular advertencias lo más pronto posible, aun cuando dichas advertencias se basen en teorías y modelos necesariamente especulativos. También se debe asociar con el reconocimiento de la importancia de la interacción con las partes interesadas, antiguas y nuevas, y con audiencias diversas.

Lo que estamos contemplando aquí es una "constitución" emergente para nuestra sociedad tecnológica del riesgo. Se trata de una constitución de facto, en el sentido de que no está establecida por ley, aunque sus elementos pueden encontrar cabida en las leyes y reglamentos. Sin embargo, puede ser obligatoria para guiar la acción, de igual modo que las normas y los valores culturales son influyentes en todos los ámbitos de la sociedad. Es importante valorar esta constitución emergente, y la filosofía social y política puede realizar una gran contribución.

Incluir los aspectos éticos en la evaluación de la I+DT no consiste sólo en añadir un nuevo tipo de impacto, a saber, un impacto sobre los valores morales y culturales en la ecuación

Habida cuenta de cuanto antecede, queda claro que incluir los aspectos éticos en la evaluación de la I+DT no consiste sólo en añadir un nuevo tipo de impacto, a saber, un impacto sobre los valores morales y culturales. Entran en juego una diversidad de temas, desde la integridad de la investigación científica (como la llaman en los EE.UU.) hasta el debate social, siempre con el telón de fondo de las cuestiones más amplias de la evolución conjunta de la ciencia, la tecnología y la sociedad. En esta imagen más amplia, la evaluación de la I+DT puede encuadrarse como la cuestión de cómo funciona la división de responsabilidades reales y emergentes -como parte del orden social. Si se consigue articular más o menos esta división de responsabilidades, o si se establece como objetivo, los evaluadores podrán confrontar cómo han funcionado realmente las cosas. Si no, todavía pueden identificar y evaluar lo que está sucediendo, en función de la evolución de dicha división de responsabilidades. En ambos casos, su trabajo contribuirá a aumentar la reflexión en nuestras sociedades postmodernas.

Este es un enfoque de procedimiento, y no entra a discutir la importancia de uno u otro valor. Para algunos temas, hay una aceptación general, por ejemplo la exigencia de un consentimiento informado y la protección de la privacidad. En estos casos, los evaluadores de la I+DT pueden comprobar si se han cumplido las normas. Otros temas están aún abiertos y, a veces, sometidos a discusión. Tales temas también pueden abordarse en una evaluación de la I+DT, pero a una cierta distancia. Como si estuviesen en "cajones" donde los actores (directamente o a través de los evaluadores) pudieran manifestar su opinión sin que sus valores fuesen respaldados por el evaluador (que se limita a identificarlos como suficientemente importantes para mencionarlos).

La tarea sustancial del evaluador será una valoración de la evolución de la división de responsabilidades. El interés actual por las relaciones entre ciencia y gobierno apoya la inclusión de esta tarea, e identifica elementos importantes, tales como la interacción con las partes interesadas y con los ciudadanos.

La tarea sustancial del evaluador será una valoración de la evolución de la división de responsabilidades. El interés actual por las relaciones entre ciencia y gobierno apoya la inclusión de esta tarea, e identifica elementos importantes, tales como la interacción con las partes interesadas y con los ciudadanos

Conclusiones

Siguiendo el interés por la difusión de los resultados de la investigación y por la interacción con los usuarios de la misma, los evaluadores pueden trabajar a dos niveles: i) seguir el proceso real de difusión, aplicación por los usuarios y satisfacción; y ii) una comprensión general de tales interacciones y funciones que permita la adecuada recogida de datos e interpretación de su significado. Tal comprensión se basa en la competencia profesional y en la experiencia. Para las nuevas tareas, puede que no existan todavía las competencias y la experiencia. Incorporar a un especialista en ética o en filosofía política al equipo evaluador no es la respuesta (o, en el mejor de los casos, es sólo una parte de ella). Dado el interés reciente de los sociólogos y de los especialistas en política científica por los temas relativos a la sociedad del conocimiento y a la sociedad del riesgo, y por la política interactiva, sus competencias pueden desempeñar un papel importante. Muchos evaluadores profesionales de la I+DT tienen, de hecho, una formación en esas disciplinas.

La evaluación de los impactos éticos favorecerá una evolución conjunta y reflexiva de la ciencia, la tecnología y la sociedad. Los evaluadores serán, entonces, no sólo profesionales que hacen un buen trabajo, sino también intelectuales motivados por la posibilidad de contribuir a la "vida buena".

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Palabras clave

evaluación, ELSI, evolución conjunta, ética de tercera generación, división de responsabilidades, evaluación del impacto

Notas y referencias

  1. Agradezco los comentarios recibidos de Barend van der Meulen (Universidad de Twente).

  2. La penetración que ha alcanzado este tema se hace patente en el modo en que define su tarea el Grupo Europeo de Ética, creado por la Comisión Europea: reflexionar, antes de deslizarnos por una pendiente resbaladiza, de modo que el progreso permanezca en armonía con los valores sociales fundamentales. Esta cita (no autorizada) está tomada de la presentación de Marja Sorsa sobre el trabajo del Grupo Europeo de Ética, en el seminario sobre Evaluación del Impacto Socio-económico, Helsinki, 26-27 noviembre 1999.

  3. Garud, R., y Ahlstrom, D., Technology Assessment: a socio-cognitive perspective, Journal of Engineering and Technology Management, 14, 1997, págs. 25-48.

  4. Grin, J., y van der Graaf, H., Technology Assessment as Learning, Science, Technology and Human Values, 21, 1996, págs. 72-99; Schott, J., y Rip, A., The Past and Future of Constructive Technology Assessment, Technological Forecasting and Social Change, 54, 1997, págs. 251-268.

  5. Para más información sobre el principio de precaución, véase http://europa.eu.int/comm/off/com/health_consumer/precaution.htm

Contacto

Arie Rip, Universidad de Twente

Tel.: +31 53 489 45 31, fax: +31 53 489 20 00, correo electrónico: a.rip@sms.utwente.nl

Sobre el autor

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Arie Rip se graduó en Química y en Filosofía por la Universidad de Leiden. Desde 1987 es profesor de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología en la Universidad de Twente, Países Bajos. Sus publicaciones son numerosas en los campos de la dinámica de la ciencia, política científica, evaluación de la I+DT, dinámica de la tecnología y evaluación tecnológica. Ha formado parte de diversos consejos y comités asesores y ha sido asesor del Ministerio de Educación y Ciencia de Holanda, sobre temas relacionados con la Ética y la Ciencia.

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