Escala local y escala internacional en el conflicto ambiental

AutorJose Allende Landa

INTRODUCCION

Asistimos, muy recientemente, a una súbita concienciación del mundo político en relación a la cuestión medioambiental a escala internacional o planetaria, que alumbra ya al medio ambiente, y al problema ecológico en general, como el gran protagonista de fin de siglo.

Si bien la necesidad de limitar el crecimiento económico ante la progresiva disminución de los recursos naturales disponibles y el creciente deterioro de los sistemas naturales levantó, desde principios de la década del 70, importantes alarmas (Ref.), la globalización de una política ambiental activa presenta sin embargo serias dificultades, al confrontarse con características y atributos locales (nacionales) absolutamente dispares. Esta confrontación afecta en particular a la visión del problema desde dos bloques antagónicos, los países industrializados o desarrollados y aquellos englobables en el Tercer Mundo.

A una escala inferior, y con enfoques similares en cuanto al contenido, se reproduce esa confrontación entre lo local (municipal) y lo supramunicipal o nacional.

El tratamiento de la política ambiental en estas diferentes escalas suscita reflexiones e interrogantes que van a exigir, irremisiblemente, soluciones inmediatas no exentas de grandes dificultades a la vista de los conflictos que ya se vislumbran. Este trabajo pretende identificar estas dificultades, detectar algunos de los principales factores del conflicto y escudriñar aquellos senderos por los que parece podrían empezar a atisbarse soluciones.

A pesar del creciente carácter internacional o planetario con que se presenta el gran deterioro de nuestro medio ambiente, y sin menospreciar en absoluto la urgente necesidad de medidas y estrategias en la esfera supranacional, serán las decisiones que se articulen en el ámbito local las que adquieran la mayor responsabilidad y protagonismo en la recuperación del desfallecimiento ecológico de la Tierra. Pensar globalmente y actuar localmente parece ser la terapia, que revierta el preocupante deterioro ambiental.

Aunque exista ya el consenso en el sentido de que los problemas ecológicos requieren de soluciones globales, que van a afectar a los estilos de vista y modelo de desarrollo vigente en los países desarrollados, a corto plazo y de manera inmediata deben sin embargo abordarse en las escalas locales, superando la creencia de que son reducibles a problemas técnicos.

INTERNACIONALIZACION DEL DEBATE AMBIENTAL

La actual preocupación internacional por las causas del cambio climático y el riesgo que ello implica para la atmósfera y ecosistema planetario ha sensibilizado finalmente al mundo político que venía menospreciando los mensajes que, desde hace más de una década, lanzaban sectores ecologistas, medio - ambientalistas y significados científicos (Ref.).

Se ha producido, sin duda, un reciente transvase del enfoque ambiental desde las escalas locales a una dimensión global o internacional que parece provocar cierta alarma en un «corpus político» aún perplejo ante las amenazas que se empiezan ya a detectar. Súbitamente, en estos dos últimos años, la compleja temática ecológica está presente en el discurso de los líderes y estadistas significados de los países desarrollados, hasta ahora poco proclives a enfrentarse con la dimensión medioambiental del desarrollo económico. Los pronunciamientos públicos de M. Tatcher, M. Gorbachov o G. Busch suponen, ciertamente, un drástico cambio con respecto a sus preocupaciones de recientes épocas. El lenguaje «emocional y catastrofista» atribuido al ecologismo se ha convertido de repente en el lenguaje del político (Ref.). Se ha dado la voz de alarma ante la capacidad de autodestrucción que tiene la especie humana y hasta el Papa «ha resucitado a San Francisco de Asís y se ha vuelto ecologista» (Ref.).

Los efectos acumulativos y sinérgicos de pequeñas alteraciones en el medio ambiente local, ríos, mares, atmósfera, suelo, como consecuencia de la actuación humana sobre elementos y conceptos hoy ya familiares incluso en el léxico del ciudadano de a pie, fertilizantes, anhídrido carbónico, metano, cloro - flúor - carbonos (CFC), óxido de nitrógeno, ozono troposférico, lluvia ácida, deforestación, efecto invernadero, etc., demandan de forma imperiosa un enfoque globalizante y estructural del medio ambiente. Dimensión universal inaplazable en cuanto que, como acertadamente apunta R. MARTIN MATEO «sólo hay una atmósfera que, por supuesto, ignora olímpicamente los artificiales fraccionamientos de las soberanías territoriales» (Ref.). Su estructurada defensa de que las variables que inciden sobre el deterioro de la atmósfera y mares imponen, intrínsecamente, una disciplina de alcance internacional, un nuevo ordenamiento por crear, sugiere ya las dificultades que presentarán las disparidades existentes en el grado de desarrollo económico de los subsistemas nacionales: «Sólo una estrategia de alcance planetario - comenta R. MARTIN MATEO puede conducir a la adopción de medidas realmente adecuadas para abordar una problemática como la de la atmósfera que afecta a toda la Humanidad, aunque con características diferentes en función del nivel de desarrollo de las distintas comunidades nacionales» (Ref.).

Si bien, es el recalentamiento global del planeta el que suscita las mayores inquietudes, pasando a ser ya un desafío político , además de científico (Ref.), son un conjunto de problemas ambientales de ámbito planetario los causantes de la alarma:

- efecto invernadero producido por una excesiva liberación de ciertos gases a la atmósfera;

- dilema energía - medio ambiente;

- agotamiento o paulatina desaparición de la capa de ozono;

- extinción de especies sin precedentes;

- creciente desaparición de la selva tropical y zonas boscosas del planeta;

- desertificación a gran escala y erosión - deterioro generalizado del suelo productivo;

- contaminación de las aguas superficiales y subterráneas;

- contaminación creciente de los mares;

- contaminación creciente de la atmósfera;

- proliferación de residuos tóxicos y peligrosos.

Todas estas dimensiones del problema medioambiental, si bien tienen su origen en actuaciones locales van a requerir soluciones articuladas a escala internacional a través de políticas diferenciadas pero coordinadas, ya que los ecosistemas naturales citados carecen de fronteras.

  1. Propuestas internacionales

    La agobiante presión de los problemas ambientales están generando, durante la última década, el nacimiento de multitud de propuestas de carácter internacional que tienen por objeto diseñar acciones globales. Incluso desde posiciones que se pensaba poco sensibles a este tipo de «inquietudes ambientales» se levantan voces enérgicas, como la de M. Gorbachov que recientemente pedía «una estrategia internacional para impedir o reparar el deterioro sufrido por el medio ambiente, solicitando se plantee la formulación de un código internacional de ética ecológica y un programa global de acción para proteger la biosfera. La URSS - señaló también - considera necesario elaborar un reglamento jurídico internacional para proteger zonas naturales de importancia especial, así como un mecanismo internacional tecnológico que preserve la integridad de la naturaleza. En la misma reunión abogó por «otro mecanismo de control internacional que permitiera inspecciones en territorios de otros países para verificar la política ecológica» (Ref.).

    La respuesta internacional se centra, por el momento, en la implantación regional (caso de la CEE) de una legislación ambiental dirigida al control, reducción o prohibición de emisiones o sustancias, control del uso de ciertos productos químicos, evaluación de impactos, etc. Se asignan responsabilidades bajo el principio básico de que «el que contamina paga», esperando en gran medida que las fuerzas del mercado reduzcan la contaminación. Sin embargo, bajo este credo de la política medioambiental nacida, básicamente, para evitar distorsiones en el mercado libre, quedan muchas parcelas ambientales sin abordar ni cuantificar en términos económicos.. Su extensión a multitud de países en vías de desarrollo aparece en cualquier caso injusta y ciertamente utópica. Consecuentemente, a pesar de que la legislación ambiental ha mejorado y se incorporan una sofisticada gama de nuevas tecnologías que recuperan localmente ciertos hábitats (ríos, ciudades, etc.), sin embargo se ha incrementado la tendencia a la degradación ambiental global, incluso en muchos países industrializados que observan problemas crecientes de lluvias ácidas, contaminación de suelos, destrucción de hábitats, acumulación de residuos tóxicos y peligrosos... (Ref.).

    Los recursos naturales no pueden explotarse sin límites y el modelo actual de crecimiento altera peligrosamente los ciclos naturales del planeta, por lo que los países desarrollados han iniciado, tímidamente aún, una cruzada colectiva en convenciones, conferencias internacionales y protocolos, cuyo alcance real aún se desconoce.

    De estas propuestas internacionales (Ref.) cabe destacar la recientemente habida en Noordwijk (Holanda), en noviembre de 1989 , sobre la Contaminación Atmosférica y el Cambio Climático, con la asistencia de más de 65 países.

    La Declaración de La Haya por otra parte, contenía importantes reflexiones que apuntaban ya la gran dificultad de articular políticas homogéneas a escala internacional teniendo, en cuenta las características locales de muchas regiones del planeta: «Todos los países, particularmente los industrializados, deben reconocer la necesidad de modificar, de forma concordante con el medio ambiente, sus necesidades socio - económicas y estilos de vida, además de facilitar la transferencia de medios a los países en desarrollo con vistas a incrementar su propia capacidad de despegue tecnológico en esta materia.» También sugiere algunos caminos en la búsqueda de soluciones como son, la necesidad de favorecer «sumideros de CO2, » (bosques, cubierta vegetal estable...); recomienda un crecimiento forestal...

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