El Equilibrio de Europa

AutorAlonso Hernández-Pinzón García
Páginas221-228

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No cabe duda de que la Unión Europea es una realidad que está en constante cambio; uno de los principales motivos de este cambio es, como todos sabemos, la ampliación a los países del Este (hasta entonces denominados en el ámbito funcionarial europeo como PECO). Pero el futuro de la Unión Europea no pasa sólo por la ampliación, sino que se deben abordar una serie de cuestiones que señala la Declaración nº 23 del Tratado de Niza, relativa al futuro de la Unión, y que son:

* Cómo establecer y supervisar una delimitación más precisa de competencias entre la Unión Europea y los Estados miembros.

* El estatuto de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea proclamada en Niza, de conformidad con las conclusiones del Consejo Europeo de Colonia.

* La simplificación de los Tratados con el fin de clarificarlos y facilitar su comprensión sin modificar su significado.

* La función de los parlamentos nacionales en la arquitectura europea.

Pero de las cuestiones que se plantearon en Niza, y que serán objeto de debate en la Convención Europea, en esta comunicación sólo se tratarán el relativo a la ampliación (que lo podríamos enmarcar dentro de la ponencia del profesor Torrent), y el de la delimitación de competencias y el papel de los parlamentos nacionales (que guardan una estrecha vinculación con la ponencia del profesor Díez-Hochleitner, relativas al papel de las Comunidades Autónomas en la UE).

1. La ampliación de la Unión

Quizá una de las ponencias más polémicas, y por ende, más interesantes, fue la del profesor Ramón Torrent "La situación actual del proceso de inte-Page 222gración: ¿es posible un nuevo equilibrio?". Sin lugar a dudas, esta ponencia rompió a más de uno sus perspectivas sobre el presente y futuro de la Unión Europea, ya que a ninguno dejó indiferente la opinión pesismista que tiene un exfuncionario europeo A2.

Además, puede incluso resultar divertido el hacer una comparación entre lo que opinaron sobre el mismo tema, y el mismo día, dos grandes conocedores de la realidad europea, como son el ya mencionado Ramón Torrent, y Javier Solana (en su discurso sobre el futuro de la Unión Europea, pronunciado el 9 de mayo de 2002 en el Hotel Husa Princesa de Madrid), secretario general del Consejo y Alto Representante para la Política Exterior y Seguridad Común de la UE. Es evidente, que cada uno vendió el tema de Europa como más le interesaba, ya lo hiciera uno desde la perspectiva de exfuncionario europeo, ya lo hiciera el otro desde una posición en activo en el seno de la Unión.

Creo que de ambos discursos deben analizarse los pros y contras, por lo que al final se llega a la conclusión de que ni uno ni otro tienen la razón absoluta, sino que lo ideal es acogerse a una postura intermedia entre ambos. Sin embargo, todo parece ponerse más en contra de Torrent, pues tanto un gran número de políticos de gran prestigio (como Prodi, Fontaine o incluso Joschka Fischer1), como las vacas sagradas del europeísmo (personificadas por el Presidente -Giscard d´Estaing- y los Vicepresidentes -Amato y Dehaene- de la Convención Europea), creen en el futuro de una Europa unida, aunque ésta cuente con más de una veintena de miembros.

Pero me parece injusto no señalar que la visión pesimista del profesor Torrent encuentra un apoyo más que considerable: así, Jacques Delors piensa que el futuro de Europa va a quedar en entredicho con la ampliación, ya que entre otras cosas cree que "el dotarse de una constitución no va a resolver todas las dificultades de Europa"2. A mi modo de ver, una cosa es clara: la Unión Europea está posibilitada para acabar con las posibles crisis internas que surjan en ella, como ya demostró el 30 de enero de 1966, cuando llegando al Compromiso de Luxemburgo, se puso fin a la famosa "crisis de la silla vacía".

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Desde la Declaración Schuman, de 1950, la Unión Europea (término no acuñado hasta el Tratado de Maastricht) ha sufrido una serie de ampliaciones, que han llevado a constituir una Unión de seis miembros originales, hasta los quince actuales; a Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Holanda e Italia, se les han ido uniendo sucesivamente Reino Unido, Irlanda y Dinamarca (en 1973, ampliación que rompió la homogeneidad del núcleo central, mediante una Europa periférica de carácter insular), Grecia (1981), España y Portugal (1986), y por último, Austria, Finlandia y Suecia (1995). Por tanto, se puede observar el carácter abierto de la Unión, que ya quedó claramente expuesto en el informe Davignon3, y que debe llevar a esperar con optimismo la ampliación al Este, ya que hasta ahora las ampliaciones han sido todas para mejor.

Sin embargo, para el profesor Torrent la ampliación no va a ser nada fructífera, opinión que puede ser defendible si se basa en problemas como...

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