Crimen y castigo (ensayo sobre Durkheim)

AutorFélix Francisco Sánchez Díaz
CargoUniversidad de Las Palmas de Gran Canaria
Páginas537-540

ROBLES, Gregorio, Crimen y castigo (ensayo sobre Durkheim), Civitas, Madrid, 2001, 132 pp.

Page 537

¿Es la sociología una ciencia cuyo sentido último sea la sustitución del tradicional pensamiento político y jurídico por una disciplina «científica» al servicio del control de los grupos sociales? Tal vez sería conveniente que consideráramos en la aproximación científica a la realidad (o mejor, en la aproximación propia de la ciencia positivista nacida del racionalismo) la posibilidad de una presencia constante de una «pulsión dominadora» de aquélla, que da a la ciencia su sentido pleno. Ello no quiere decir, sin embargo, que la ciencia construida para dominar el mundo quede por ello mismo e ipsofacto inhabilitada para proporcionar un conocimiento exacto del mismo. Precisamente eso, conocimiento exacto, es lo que nos suministra, y en la propia exactitud de nuestro conocimiento del mundo se hallaría la clave de nuestra capacidad para dominar éste.

En este sentido, tal vez pueda proponerse la idea de que la sociología nació, en pleno siglo XIX, para proporcionarnos un conocimiento exacto de nuestro entorno social, y convertirlo así, por fin, en verdaderamente controlable, gracias al mayor refinamiento que nuestro instrumento de control de la misma alcanza con la aportación de la ciencia positiva. Este paso de lo inaprensible a lo controlable en lo social dejaría entonces, en la práctica, fuera de juego a todos los cuerpos doctrinales nacidos con la misma finalidad, pero construidos sobre una concepción no dominadora ni objetivista de la sociedad, sino sobre una concepción de la sociedad como suma de individuos, como un conjunto de sujetos, al cual nos dirigimos a través de técnicas comunicacionales, pero que no puede ser controlado del modo en que lo es el mundo natural. El corpus formado por la religión y el derecho, nacidos ambos de una concepción trascendental de la realidad en la que el hombre es sujeto de un diálogo en dos direcciones (la vertical, con Dios; la inferior, horizontal, con los demás hombres) estaría entonces llamado a desaparecer, sustituido por un nuevo corpus, de naturaleza científica, y en el que la concepción de la realidad subyacente es una en la que el sujeto cognoscente se relaciona científicamente con un conjunto de objetos cognoscibles, entre los cuales incluye la sociedad y el hombre mismo.

Estas reflexiones asaltan al comentarista al hilo de la lectura de Crimen y Castigo-Ensayo sobre Durkheim, trabajo en el que el profesor Robles hace un sintético y esclarecedor...

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