Crédito agrario

AutorJosé Luis Ruiz y Sánchez
CargoMagistrado
Páginas879-906

Crédito agrario *

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Preámbulo

Hemos de dedicar especial atención al crédito agrario, en su manifestación personal. Y ello ante el fracaso de las garantías reales como medio de capitalizar el agro. Pues primeramente la hipoteca, y más tarde las diversas modalidades de garantía real, no alcanzaron ni el fin ni el objeto "que se les atribuyó y, por tanto, las esperanzas que se depositaron.

Tenderemos a destacar cómo la existencia de valores morales, unidos a la virtualidad de una titularidad ostentada sobre una explotación agraria, y a la cualidad de profesional del campo, puede contribuir a la movilización de capitales en beneficio de un sector de la producción sumamente necesitado, aumentando su productividad y, en consecuencia, promocionando al mismo. Implica tal proceder un retorno de la fe en el campo. De la fe en la naturaleza; en definitiva, en el ser humano. No debemos olvidar que la familia campesina constituye uno de los estamentos sociales de -más sólida raigambre y de más acendrados valores morales 1. "La historia nos enseña -dice Josserand 2- que losPage 880 pueblos más fuertes han sido siempre aquellos en que la familia estaba más fuertemente constituida..."

A) Peculiaridades propias de la explotación agraria
1. Psiquismo del campesino: su mística

La fisonomía psíquica del hombre campesino viene determinada por la tierra, elemento primario donde se desenvuelve su actividad. Este elemento, cualquiera que sea su situación en longitud y latitud, imprime carácter común en su configuración idiosincracia 3. Para él, normalmente, la tierra no es un capital en el sentido técnico y económico del término. Constituye fuente de vida. Permanece enraizado por las costumbres, las tradiciones y por un íuerte sentimiento de amor, que genera una compleja relación entre el hombre y la tierra, difícilmente susceptible de aprehensión 4.

Esa dificultad, esa complejidad de la relación binómica de hombre-tierra ha provocado la incomprensión del alma campesina. Pero no sólo han sido ésas las circunstancias que han influido en la modelación del alma campesina. La evolución histórica de la propiedad, con todo su sistema de vinculación forzosa a la tierra; el aislamiento, y su consecuencia de autoconsumo; los riesgos que la explotación genera, tanto para el hombre como para los productos de su trabajo, superiores a los del hombre de la ciudad; la ausencia de relaciones sociales; la complejidad del trabajo ru-Page 881ral, que limita considerablemente la especialización; la indeterminación de la jornada de trabajo, a/fectada por los factores climáticos y cíclicos de los cultivos; la dificultad para obtener contactos con las fuentes de la cultura, etc., son otras causas iníluyentes. Ahora bien, el concurso de todas ellas no han eliminado ios valores ¡morales que como hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, le fueron atribuidos por el Supremo Hacedor.

De esta forma, con la concurrencia de esas circunstancias, se puede hablar de una mística: mística del hombre campesino que perdura entre los hombres del campo de la vieja Europa frente a la concepción;, puramente crematística del agricultor del .Nuevo Mundo 5. Esa manera especial de sentir la tierra constituye un valor inalienable, intangible, pero transmisible a los miembros de ia familia. Constituye la affectio, incomprensible para el hombre ciudadano. La fuerza generadora de cualidades y valores que emana de la tierra que nos dio el ser 6.

La perdurabilidad de esos valores es manifiesta en los momentos actuales. Pero se une a ellos el signo común de los tiempos: la aceleración histórica 7;.

La tierra y todo cuanto con ella se relaciona no está ausente de ese impulso. Como fuente de vida goza de mutabilidad. Esa mutabilidad se opera al ritmo propio y peculiar del ciclo biológico que le es propio: lentitud. Peculiaridad que influye en las personas y en su organización estructural. Pero no obstante su profundo tradicionalismo, el campesino va tomando conciencia de lá situación coyuntural en que se encuentra y quiere entrar en el nuevo orden que se inicia. El acceso a ese nuevo orden le será facilitado por el crédito, como medio de obtención de capital.

El crédito constituye el alma del progreso, de la Economía. Sin crédito no puede prosperar ésta, o su evolución sería lenta 8. La agricultura ha de entrar en ese círculo económico. La producción agrícola no puede ser concebida como antaño, es decir, como el resultado de dos elementos: tierra y trabajo. Hoy exige el con-Page 882curso de otros que hasta ahora se han considerado como privativos de la industria y el comercio: capital y técnica 9. Necesita el concurso de esos dos elementos para que se incorpore a la producción con el rango que le corresponde. Así se obtendrá la adecuada rentabilidad de las tierras cultivables.

El hombre del campo ha de superar, rápidamente, el ostracismo en el que ha vivido inmerso. Ha de sobreponerse a sí mismo 10 y remontar los escalones de desigualdad que le separan del hombre de la ciudad. En esa tarea de superación, como miembros integrantes de un importante sector de la sociedad, han de encontrar el apoyo decidido y eficaz de los poderes públicos 11.

En la realización de este esfuerzo ha de tenerse en cuenta no sólo la complejidad de la explotación agrícola, sino del alma campesina, encauzando los esfuerzos a la pervivencia y desarrollo de la explotación familiar, por lo que en el orden económico y político-social representa para la sociedad 12. Esa proyección se mani-Page 883fiesta en la clara tendencia a la mecanización de la explotación familiar, lo cual implica su incorporación a la actividad económica presente, sin que ello suponga pérdida de los valores morales y espirituales de sus antepasados. Esa incorporación a la vida económica activa ha sacado al campesino de su enclaustramiento, de su sistema de economía autárquica 13 y, por consecuencia, del autoconsumo 14, con lo que de incorporación al progreso representa: especialmente, mercados 15.

2. Projesionalidad

La vinculación del hombre a la tierra genera en el labriego un iuerte movimiento de adherencia a la misma. Este sentimiento se trocó, en la mayoría de los casos, en pasión por la tierra, por su propiedad 16. Pasión que ha provocado fuertes convulsiones sociales y que aún perduran, como fórmula de obtener la independencia y liberarse de la dominación de los propietarios territoriales. Pero estimamos que en la evolución de los hechos debe se-Page 884guirse un proceso lógico y natural, sin olvidar ese mismo proceso. La profesionalidad es la primera fase para alcanzar la meta deseada.

Para ello creemos que el campesino debe tomar conciencia de su profesión. Hacer que ella sea un elemento real y de verdadera valoración social 17. No toda persona tiene aptitud y capacidad para el desempeño de esta profesión. El equilibrio agro-silvo-pastural descansa esencialmente en la noción vocacional de la tierra. Asi, cada parcela posee una predestinación que el agricultor intuye y debe seguir en íunción de ese destino, proyectanio su actividad según la triple función de las tierras para labor, pastos y bosques.

No basta ese sentimiento vocacional, con ser fundamental; requiere una serie de conocimientos de la más variada índole, de las más variadas ciencias: establecer un plan de producción, aprovisionar la empresa, sembrar, plantar, recoger las cosechas, conservar los productos, venderlos, cuidar sus útiles y animales. Debe ser a la vez agrónomo, etnólogo, financiero, mecánico, géneta y comerciante avispado. Esa pluralidad de conocimientos, unidos a la reciedumbre moral frente a las adversidades y su vocación, le dan una gran fuerza y le colocan en una posición privilegiada. Le imprimen y dan carácter a su profesionalidad. Esta profesionalidad es la que debe ser objeto de especial valoración en la concesión del crédito.

B) Relación biótica de los elementos capital y técnica

La concurrencia de los elementos capital y técnica ya no se considera privativa de la industria y del comercio. Pero si se ha llegado al concierto unánime respecto a la necesidad de incidir esos dos factores de la producción en la Agricultura, su efectividad real es más problemática. Capital y técnica son dos variantes complementarias. Sin capital difícilmente podrá desarrollarse la técnica, y sin técnica difícilmente el capital alcanzará una rentabilidad adecuada.Page 885

No obstante el reconocimiento de este principio, el capital se retrae frente a la agricultura, fuente primaria de riqueza 18. Múltiples son las causas de contracción del capital. Unas de orden social, otras políticas y económicas.

  1. De orden social basadas en la antagónica concepción del hombre de la ciudad y del hombre del campo. Ese antagonismo es cuestión de dominio, de poder de la ciudad sobre el campo. No olvidemos el alto porcentaje de tierras pertenecientes a personas residentes en las ciudades cuya explotación se realiza bajo arrendamiento o cualquier otra forma societaria 19, que miran con el correspondiente recelo la posible capitalización de la actividad campesina, por lo que puede suponer de autonomía, rebeldía o independencia.

    La antigua concepción de...

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