Derecho civil español común y foral. Derecho de Familia. Relaciones conyugales, de J. Castan Tobeñas.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas225-227

    Castan Tobeñas, J.: Derecho civil español común y foral. Derecho de Familia. Relaciones conyugales. Volumen primero, tomo V, Reus, Madrid, 1983.

Al acercarse de nuevo a la obra de Castan en un tema tan importante como es el Derecho de Familia, se vuelve a percibir la tremenda tranquilidad que el sentido de mesura y equilibrio ha proporcionado siempre este autor al jurista. Ahora que en el solar hispánico se está discutiendo la Ley sobre Enseñanza (LODE) creo que es el momento de traer aquí la forma de ejercer el magisterio, materia en la que el legislador ni ha pensado, ni supongo que querrá pensar. Me refiero al tema de "la educación en el odio". Estoy comprobando, cada vez con más angustia, que el odio ha penetrado en la enseñanza. Se mutilan las instituciones, se oscurece la Historia, se descubre el sexo, se impone el idioma discriminatorio, la geografía es particular y autonómica, se ponen interrogantes a verdades importantes y, sobre todo, se enseña a odiar al semejante. La consecuencia es clara: hay que odiar al que no sea "como tú". Al cabo de unos años nos odiaremos unos a los otros y, en vez de las dos Españas de Machado, Page 225 tendremos que hablar de catorce Españas: cada una de un color, cada una con un sabor y cada una con su odio.

Castan enseñó Derecho con amor, con cariño, con austeridad y con sacrificio y, apuntando las dos vertientes del problema, eclécticamente ofrecía su solución. Si hubiera utilizado el odio nosotros, los juristas que nos formamos estudiando sus libros, tendríamos prevenciones, limitaciones y repudios contra esas legislaciones forales que siempre significaron un freno a ese anhelo de unidad legislativa que todo país civilizado pretende. Núñez Lagos, uno de sus discípulos predilectos, decía que CastAn "era el sembrador, que derramaba generosamente semillas seleccionadas en horas de austeridad y sacrificio..." De la preparación jurídica de un pueblo en la idea de lo que significa el Derecho, surgirá, sin duda alguna, un Estado de Derecho. De los niveles de conocimientos que el jurista ofrezca surgirá siempre una escuela, un magisterio, una cátedra que ofrezca al mundo unos estudios y unas nuevas dimensiones. El odio y el desprecio que se ponga en la enseñanza, no ya del Derecho, sino de todo conocimiento, permitirá el surgimiento de un pueblo de resentidos, mentecatos, desaprensivos, inútiles, divididos y sin crédito internacional. La Cultura, explicada sin odio y sin adscripciones políticas, podría...

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