El cambio climático mundial: Impacto potencial sobre la salud humana

AutorAstrid Zwick

Asunto: El previsto calentamiento mundial podría tener un impacto sobre la salud humana tanto por vía directa como indirecta. Los informes recientes del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC, 1996) y de la OMS (Organización Mundial de la Salud) alertan sobre cambios potencialmente graves de los patrones y de la distribución de las enfermedades (McMichael y otros, 1996).

Relevancia: Los datos actuales y los escenarios futuros de los patrones de difusión de las enfermedades atraen la atención en todo el mundo. Los estudios demuestran que determinadas enfermedades son sensibles al clima, de modo que los cambios climáticos pueden ejercer un impacto sobre la salud humana. En consecuencia, los sistemas de sanidad pública tendrán que hacer frente a una serie de efectos adversos emergentes tales como las enfermedades infecciosas, transmitidas, o no, por portadores y las enfermedades relacionadas con el estrés térmico creciente y la contaminación atmosférica, etc. Estos riesgos deben ser mejor conocidos por el público y requieren mecanismos nuevos de vigilancia y de prevención de las enfermedades.

--------------------------------------------------------------------------------

Análisis

Estado de la salud mundial y sus escenarios futuros

El estado de la salud mundial ha mejorado, en términos generales, a lo largo del último siglo debido, entre otros motivos, a los esfuerzos realizados a nivel internacional para aumentar la concienciación y estimular las acciones centradas en el control de los brotes de enfermedades y de las epidemias. Algunas de las enfermedades más terribles del mundo, como la poliomielitis, la lepra, la dracunculiasis, la enfermedad de Chagas y el tétanos en recién nacidos, constituirán probablemente, junto con la viruela, enfermedades del pasado. Sin embargo, otras enfermedades, como la malaria, el cólera, la peste neumónica, la tuberculosis o el síndrome de hantavirus pulmonar, están volviendo a aparecer en muchas partes del mundo con efectos mortales. También en los últimos 20 años han aparecido o reaparecido enfermedades anteriormente desconocidas, como la fiebre hemorrágica Ebola y el VIH/SIDA. Las razones de su aparición son diversas. El aislamiento de los factores responsables ayudaría a controlar o a prevenir los futuros brotes de enfermedades.

Escenarios futuros

Uno de los factores que favorecen la aparición de determinadas enfermedades es el clima. El clima y, a corto plazo, las condiciones meteorológicas, han influido siempre sobre la salud humana, ya sea a través del impacto térmico directo sobre el cuerpo humano, ya sea por vía indirecta tal como las condiciones favorables para los agentes infecciosos, por ejemplo, los virus, y sus transmisores (los llamados "portadores"). Una evaluación reciente del IPCC (1996) y un informe de McMichael y otros (1996) han pronosticado un aumento de la temperatura mundial y el cambio subsiguiente de los patrones de enfermedad , con graves consecuencias (Tabla 1).

Tabla 1: Impactos emergentes sobre la salud debidos al cambio climático y a la disminución del ozono en la estratosfera (según IPCC, 1996, McMichael y otros, 1996).

Proceso mediador

Consecuencias para la salud

Cambios de temperatura y de

tiempo:

Directo:

Exposición a temperaturas extremas

- Alteración de las tasas de enfermedad y de

fallecimiento relacionados con el calor y el frío

Alteración de la frecuencia y/o la

intensidad

- Fallecimientos, daños, trastornos de otras

circunstancias meteorológicas psicológicos; perjuicios para la extremas

infraestructura sanitaria pública

Indirecto:

ALTERACIONES DE LOS SISTEMAS

ECOLÓGICOS

Efectos sobre la extensión y la actividad de

los portadores y de los parásitos infecciosos

- Cambios en la extensión geográfica y en la

incidencia de enfermedades transmitidas por portadores

Alteración de la ecología local de los agentes

infecciosos del agua y de los alimentos

- Cambio de la incidencia de las diarreas y de

otras enfermedades infecciosas

Alteración de la productividad alimentaria

(especialmente las cosechas), debida a cambios del clima, incidencias

meteorológicas, calidad y cantidad del agua, plagas y enfermedades

asociadas

- Malnutrición y hambre con el consiguiente

perjuicio para el crecimiento y desarrollo de los niños

Subida del nivel del mar, con desplazamiento de

las poblaciones y daños en las infraestructuras

- Aumento del riesgo de enfermedades

infecciosas, trastornos psicológicos

Niveles e impactos biológicos de la

contaminación del aire, incluyendo pólenes y esporas

- Asma y trastornos alérgicos; otras

enfermedades respiratorias, agudas y crónicas, y fallecimientos

Dislocaciones sociales, económicas y

demográficas debidas a los efectos sobre la economía, las infraestructuras

y el abastecimiento de recursos

- Amplias consecuencias para la salud pública:

empeoramiento de la salud mental y del status de nutrición, enfermedades

infecciosas, contiendas civiles

DESTRUCCIÓN DE LA ESTRATOSFERA

OZONO

- Cánceres de piel,

cataratas e inmunosupresión; impactos indirectos debidos al empeoramiento

de la productividad de los sistemas agrícolas y pesqueros

De acuerdo con los informes publicados, los efectos directos debidos al cambio climático y a un aumento de sucesos meteorológicos extremos pueden incluir incrementos de mortalidad y de morbilidad (principalmente cardiovascular) debido a un aumento de la intensidad y duración de las olas de calor. Se estima un aumento triple o cuádruple del número de casos de enfermedades cardiovasculares en un escenario con el doble de CO2. Los efectos indirectos del cambio climático pueden incluir la propagación potencial de las enfermedades "transmitidas por portadores"- por ejemplo, la malaria- así como de algunas enfermedades infecciosas no transmitidas por portadores incluyendo la salmonelosis, el cólera y la giardiasis. Los impactos del clima sobre la agricultura (por ejemplo, la malnutrición) y la pesca pueden influir también sobre la salud humana en un segundo nivel, como puede ser la limitación del suministro de agua potable (por ejemplo, la salinización de las aguas subterráneas debido a la subida esperada del nivel del agua del mar). Además, los problemas de destrucción de la capa de ozono (por ejemplo, riesgo de cáncer de piel, inmunosupresión) y de la contaminación atmosférica (por ejemplo, trastornos alérgicos) están interrelacionados con el cambio climático como consecuencia de las numerosas interacciones que existen entre ellos.

¿Está gravemente amenazada la salud humana?

Los resultados de los informes plantean el grado de gravedad de esta amenaza, teniendo en cuenta que las relaciones entre clima y salud siguen un esquema bastante complejo, que implica múltiples factores (por ejemplo, la interrelación entre los sucesos atmosféricos y el comportamiento humano) y además, relaciones sinérgicas. Las causas de los cambios en los patrones de las enfermedades infecciosas pueden superponerse a otros factores que influyen sobre la salud humana.

Los cambios en la salud humana están asociados con circunstancias del medio ambiente, tales como el grado de contaminación. El desarrollo socioeconómico desempeña un papel importante. La pobreza y una atención sanitaria deficiente pueden empeorar el estatus de salud de la población. Por ello, el acceso a los servicios de atención sanitaria constituye una condición previa importante para el control de los brotes de enfermedades. La situación de la higiene, (por ejemplo, la falta de instalaciones sanitarias adecuadas), el estatus de nutrición e inmunitario de una población así como su densidad y crecimiento son parámetros relevantes que influyen poderosamente sobre la aparición de enfermedades.

Otros factores, como la emigración, el aumento de movilidad y el turismo, se relacionan con la extensión geográfica de las enfermedades. La migración masiva a lugares considerados como de clima más sano podría solaparse con la transferencia de patrones de enfermedad. Las nuevas regulaciones del comercio internacional y las mejoras del transporte mundial, si no se controlan cuidadosamente, constituyen otros factores de interacción que facilitan la propagación de las enfermedades a escala mundial. Como consecuencia, puede producirse una mezcla de portadores de enfermedades que favorezca un intercambio de genes entre organismos patógenos y la aparición de nuevas cepas. Por otro lado, la resistencia de los agentes infecciosos puede conducir también a la reaparición de determinadas enfermedades infecciosas.

La cuantificación del impacto del cambio climático sobre la salud se hace bastante difícil dado que el clima y el ecosistema interaccionan en forma no lineal y la alteración de un factor puede tener un efecto de desestabilización, de modo que resulta todavía más difícil predecir los efectos sobre la totalidad del sistema. También un cambio del clima puede actuar como palanca para el brote de una enfermedad de tal modo que pequeños cambios desencadenan acontecimientos relativamente importantes.

A esto se añade el hecho de que el ajuste a las circunstancias meteorológicas y climáticas se produce en la mayoría de las personas de un modo sutil y muy imperceptible, tal como ha sucedido a lo largo de los siglos pasados como parte de la adaptación normal al clima local. El calentamiento de los países de regiones templadas se debería percibir probablemente como un cambio positivo por contribuir a la mejora del bienestar físico y mental, y por tanto a la disminución de mortalidad debida al frío o de enfermedades relacionadas con el frío, tales como las enfermedades respiratorias, así como al aumento de la productividad agrícola.

Las investigaciones recientes sugieren que la mortalidad debida a las olas de calor no es probablemente tan significativa como sugieren las cifras, ya que, de cualquier modo, en algunos de los casos se hubiera producido la muerte poco tiempo después. Aún así, sigue manteniéndose un exceso significativo de mortalidad (McMichael y otros, 1996). También se considera posible una adaptación a las sucesivas olas de calor, produciéndose un número menor de afectados. Algunos estudios han demostrado que en los lugares fríos y templados aumentan los fallecimientos diarios relacionados con el frío a medida que disminuye la temperatura diaria invernal. Así, un aumento de la temperatura invernal podría tener como resultado una disminución de los fallecimientos relacionados con el frío que compensaría parcialmente la mortalidad relacionada con el calor. Sin embargo, la tasa de crecimiento parece ser considerablemente menos elevada que la que acompaña al aumento de temperatura en verano (según McMichael y otros, 1996). Por otra parte, el tiempo más seco y cálido podría también dificultar la propagación de los agentes infecciosos en regiones previamente afectadas.

Algunas evidencias sorprendentes del impacto climático

La discusión anterior subraya el grado de incertidumbre existente. Así pues, se pone en duda la importancia que pueda tener la amenaza del impacto relacionado con el clima sobre la salud humana. A pesar de las incertidumbres y especulaciones mencionadas anteriormente, existen algunas evidencias estadísticas que indican que puede existir un riesgo para la salud humana.

Entre los primeros signos de esta amenaza debida al cambio climático podría estar un cambio en la distribución de los agentes infecciosos y sus portadores. Los cambios climáticos regionales probablemente han causado ya brotes de determinadas enfermedades y sugieren que estos indicadores pueden empezar a aparecer, teniendo en cuenta el calentamiento mundial previsto de aproximadamente 0.5ºC a lo largo de los último 150 años (Figuras 1,2). Estos casos pueden anticipar los peligros de vivir en un mundo más caluroso.

Por ejemplo, la malaria se extiende generalmente sólo a lugares cuya temperatura mínima invernal no alcanza valores inferiores a 16ºC. Se pronostica que el calentamiento mundial traerá inviernos más cálidos a muchos lugares y, en consecuencia aumentará la transmisión de la malaria en latitudes más altas y en mayores altitudes. Las nuevas incidencias relacionadas directamente con el clima local de Rwanda (1987) se observaron después de que se registraran altas temperaturas y lluvias. Esto sucedió también en Etiopía, algunas partes de Asia y también en EE.UU. durante los periodos cálidos y húmedos en Nueva Jersey (1991) y en Queens, Nueva York (1993) (Epstein, 1996).

Figura 1: Distribución actual de la malaria y áreas problemáticas (MacMichael, y otros, 1996)

(Mapa Omitido)

Recientemente se ha informado sobre casos de dengue en lugares más altos que antes, en América Central, Méjico y los Andes Colombianos. Después de un brote epidémico en Méjico se registraron tres casos de dengue en Tejas, en Octubre de 1995. Se ha informado sobre incidencias de diferentes casos de encefalitis por arbovirus, en particular de encefalitis de San Luis, en Florida, Mississippi, Nueva Orleans, Tejas, Arizona, California y Colorado, desde 1980. Se ha informado de casos de meningoencefalitis amebiana causada por el calentamiento de las tuberías de agua en Australia durante los veranos.

Algunos brotes de cólera registrados en 1991-1992 en América Central y América del Sur podrían estar relacionados con la última aparición, inusualmente larga, del fenómeno de "El Niño" (Sprigg, 1996). "El Niño" se refiere a cambios climáticos que se producen entre cada dos y cada siete años, cuando aguas superficiales calientes fluyen a lo largo de distancias extremadamente grandes hacia el Sur, por las costas de Perú e interrumpen el flujo normal hacia el Norte de la corriente fría de Humboldt, provocando cambios climáticos locales. Se produce gran cantidad de lluvias, mientras que en otras regiones de todo el mundo el tiempo sufre anomalías climáticas como en el caso anteriormente descrito.

Otro fenómeno llamativo ha sido la aparición del síndrome pulmonar por hantavirus con algunas incidencias en Europa, en particular en la antigua Yugoslavia y en el sudoeste de los EE.UU. en 1993, con 130 casos con una mortalidad del 50%. Este brote es también un ejemplo de la interacción sinérgica del cambio climático y un cambio subsiguiente en el biosistema.

Se cree que el brote de síndrome pulmonar por hantavirus está relacionado con el fenómeno "El Niño" de 1992-1993. Al parecer, una sequía prolongada, que se produjo antes del brote de la enfermedad, redujo la población de depredadores de los roedores mientras que, al mismo tiempo, las intensas lluvias de primavera que se produjeron después proporcionaron gran cantidad de saltamontes y de piñas piñoneras que sirvieron de alimento a los ratones portadores del hantavirus. La población de roedores se multiplicó por diez y así surgió la enfermedad mortal (Epstein, 1996).

Figura 2: Revisión de los brotes de enfermedad más relevantes en 1995 (MacMichael, y otros, 1996).

(Mapa Omitido)

En algunos casos, puede que los gobiernos no informen sobre los brotes epidémicos inducidos por el clima, por temor a las pérdidas en la industria turística. Así sucedió en el caso de un brote epidémico de cólera en Turquía. La única noticia al respecto se obtuvo fuera de Turquía como resultado de la aparición de varios casos de cólera en Alemania, en personas que acababan de regresar de un viaje a Turquía. Este incidente demostró además el riesgo y la relevancia de las enfermedades infecciosas para determinadas regiones europeas.

Las circunstancias meteorológicas extremas, cuyo aumento cabe esperar con el cambio climático, pueden desempeñar, como en el caso anteriormente descrito, un papel importante en la reducción, o el crecimiento, de la población de portadores de enfermedades como los roedores o los insectos. Las inundaciones, por ejemplo, anegan los campos de cultivo creando estancamientos y rellenando con agua los desniveles, aumentando así el crecimiento de hongos y proporcionando nuevos lugares para el desarrollo de insectos portadores de enfermedades. Las sequías y las olas de calor registradas en el verano de 1995 aumentaron el número de fallecimientos producidos por olas de calor en todo el mundo. Los suelos más calientes constituyen una buena base para la bacteria del tétanos y los veranos más cálidos pueden aumentar la incidencia de la dermatitis por cercaria - dermatitis esquistosómica - en particular en Norteamérica y en Europa.

¿Cual puede ser el coste de las enfermedades relacionadas con el clima?

La determinación de los costes en el sector sanitario debidos al cambio climático es más bien especulativa. No obstante existen algunos datos estadísticos sobre la tasa de ingresos en hospitales y la tasa de víctimas que pueden utilizarse como base para el cálculo del coste económico del impacto del clima sobre la salud humana.

Las tasa de ingresos en hospitales y la mortalidad subsiguiente aumentarán en las regiones más vulnerables. Por ejemplo, un estudio realizado en diez ciudades canadienses detectó una relación significativa de la mortalidad en verano en tres de ellas (Toronto, Montreal y Ottawa). La ola de calor en Atenas, Grecia, en 1987, aumentó la tasa a más del quíntuple. Se ha estimado que los fallecimientos relacionados con el calor en Shanghai aumentarán probablemente desde el actual 6 por 100000 de la población hasta el 45 por 100000 durante un verano de tipo medio, bajo condiciones de doble cantidad de CO2. Esta tasa de mortalidad es siete veces mayor que la tasa actual (ECO Newsletter, 1996). La población más afectada serán los muy jóvenes y los ancianos.

La epidemia de cólera en Perú en 1991 supuso unos 1000 millones de dólares de pérdidas en exportaciones de pescado y en turismo. La peste en la India en 1994 costó más de 2000 millones de dólares a las compañías aéreas y a la industria hotelera, y un brote de dengue en el Caribe amenazó a la industria turística de la región que mueve 12.000 millones de dólares y da trabajo a 500.000 empleados. Las compañías de seguros estiman que las necesidades sanitarias y para la restauración del medio ambiente en los próximos 30 años, exigirán de 50.000 a 120.000 millones de dólares (Epstein, 1996).

¿Cómo se podría prevenir eficazmente esta amenaza?

Teniendo en cuenta las hipótesis científicas y los casos ya registrados, existe una amenaza seria , aunque quizá subestimada, de un impacto significativo de tipo climático sobre la salud humana. Además, cualquier aumento de las incidencias podría permanecer oculto debido a la falta de normalización en la compilación de las cifras sobre la extensión de la morbilidad, invalidez o muerte en diferentes poblaciones , lo que hace imposible comparar las informaciones. Los esfuerzos también pueden estar obstaculizados por la escasez de datos sistemáticamente cuantificados sobre los problemas de salud de las poblaciones. Además, en los últimos tiempos se ha discutido acaloradamente sobre el papel de la OMS como supervisora del estatus de la salud humana (Brown, 1997). Los críticos opinan que su política, tal como el programa mejorado para la promoción de la salud ambiental bajo las estrategias mundiales de la OMS, es demasiado general y carece de objetivos específicos. Entre los críticos se encuentran los países industrializados que proporcionan fondos abundantes a la OMS, en particular algunos países nórdicos e, incluso, algunos países en vías de desarrollo. Los puntos que se exponen a continuación y que deberían figurar en la lista fundamental para la prevención no están relacionados solamente con el cambio climático sino que se adaptan también a los nuevos requerimientos del moderno status de salud mundial.

· La prevención de los brotes de enfermedades debe ocupar un lugar primordial entre las prioridades de la política internacional. Esto significa que se deben evitar los cambios climáticos inducidos por el hombre, como factores que amenazan la salud humana.

· La mayoría de los estudios realizados sobre el tema del cambio climático y la salud critican el déficit de sistemas de monitorización y vigilancia así como la previsión insuficiente y poco fiable de los climas regionales futuros. Para el mundo es importante un sistema de monitorización y vigilancia, particularmente para los países vulnerables (Murray y López, 1996).

· Se debe intensificar la colaboración intersectorial de modo que las consideraciones sobre salud pública se incorporen al proceso de desarrollo a través de técnicas de gestión ambiental. El sector sanitario podría utilizar en sus programas la información de los pronósticos regionales del clima facilitando así una planificación más eficaz de los servicios sanitarios. Los avances en las telecomunicaciones harán posible la monitorización de los incidencias de enfermedades y la coordinación de la recogida de datos.

· Las redes internacionales (por ejemplo PROMED, pueden contribuir a comunicar la monitorización de los impactos del cambio climático y un sencillo protocolo internacional de recuento de enfermedades podría constituir la base de la información necesaria para un recuento rápido y exacto de los casos.

· Para las poblaciones más vulnerables se recomiendan amplios programas de prevención ( es decir, vacunas y nuevos antibióticos), aunque debe tenerse en cuenta que no existen vacunas adecuadas para algunas de las enfermedades más sensibles al cambio climático (por ejemplo el dengue o la esquistosomiasis) o para muchas de las infecciones de nueva aparición.

· Es importante la educación de las poblaciones en términos de higiene y de comportamiento durante las circunstancias climáticas extremas. En este contexto es importante proporcionar tecnología de protección (por ejemplo, vivienda y aislamiento, aire acondicionado, purificación del agua y calefacción). Por ello, la consideración de los aspectos médicos debe desempeñar un papel importante en la política de transferencia de tecnología a los países en vías de desarrollo, ya que sus riesgos serán más altos y, considerando la gran movilidad internacional del presente, no se puede descartar una transferencia geográfica de las enfermedades a países habitualmente más "seguros".

· Un método de prevención que se ha discutido recientemente es el control de los brotes de enfermedad mediante la alteración genética del organismo transmisor, tal como se ha investigado a escala de laboratorio en el caso del dengue y de su agente transmisor, el mosquito Aedes aegypti (Olson y otros, 1996).

Conclusiones

El prudente optimismo sobre el estatus mundial de salud se ha convertido en una autocomplacencia que da como resultado la realización de menos esfuerzos para mantener niveles más altos de seguridad mundial global en materia de salud. Para combatir las enfermedades emergentes y aquéllas que vuelven a aparecer deberán conocerse y controlarse sus causas. Los brotes de enfermedades están regulados por una interacción compleja de diferentes factores. A esto se añade el hecho de que las migraciones, la mejora del transporte mundial, el comercio y el turismo pueden exponer a un mayor riesgo de enfermedades infecciosas a regiones que se consideraban seguras, como los países europeos, aunque el principal impacto de estas enfermedades se observará en los países en vías de desarrollo.

El impacto directo sobre las regiones templadas, como los países europeos consistirá principalmente en los efectos térmicos de las olas de calor, en un aumento de los agentes transmisores de infecciones debido a las circunstancias climáticas extremadas y en la interrelación entre la contaminación atmosférica y los cambios climáticos. En consecuencia, en las regiones templadas podría registrarse un incremento de fallecimientos debidos al calor, enfermedades cardiovasculares, determinadas enfermedades infecciosas y trastornos alérgicos. Los signos de estos escenarios ya son perceptibles. El riesgo para la salud humana debido al cambio climático no puede cuantificarse todavía pero la observación de casos parcialmente sensibles al clima confiere cierta relevancia a este tema lo que sugiere la importancia de su inclusión en la agenda de investigaciones de la Comunidad. La investigación centrada en la relación entre la salud humana y el cambio climático proporcionará un mayor conocimiento de estas materias.

Evidentemente la mejor solución será actuar de acuerdo con el "principio de precaución", evitando así ulteriores cambios climáticos inducidos por el hombre. Sin embargo, se discuten con frecuencia algunos otros puntos como son la implantación de un mejor sistema internacional de vigilancia y monitorización, asegurando además que los sistemas nacionales de salud estén bien preparados, la población esté bien informada y que se disponga de amplios programas de prevención. Obviamente, de acuerdo con las recientes críticas contra la OMS, todavía no se cumplen estas condiciones. Será oportuno empezar a pensar sobre este tema considerando que es mucho menos costoso tratar las enfermedades desde el punto de vista preventivo que reaccionar frente a una crisis.

--------------------------------------------------------------------------------

Palabras clave

Cambio climático, sucesos meteorológicos extremados, enfermedades infecciosas, atención sanitaria, vigilancia.

Referencias

Brown, P. The WHO strikes mid-life crisis. New Scientist, 11 de Enero 1997, p. 12 -13.

ECO Newsletter, Climate change makes you sick. AGBM 3 - Ginebra, NGO Newsletter, 7 de Marzo 1996, Nº 3, 1996

Epstein, P.R. Climate changes... our health. Informe publicado por el WWF, p. 6, 1996.

IPCC, Human population health. En: Climate change 1995. Scientific-technical analysis of impacts, adaptations and mitigation of climate change. Contribution of. to the Second Assesment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, WMO, p. 24, 1996.

McMichael, A.J., Haines, A., Slooff, R., & Kovats, S. (de.) Climate change and human health. Informe preparado por un grupo de trabajo para las organizaciones OMS, WMO y UNEP, Ginebra, 1996.

Murray, C.J.L. y López, A.D. Evidence-based health policy - lessons from the global burden of disease study. Science, Vol. 274, 1996, p. 740-743.

Olson, K.E., Higgs, S. Gaines, P.J., Powers, A.M., Davies, B.S., Kamud, K.I., Carlson, J.O., Blair, C.D. y Beaty, B.J. Genetically engineered resistance to Dengue-2 virus transmission in mosquitoes. Science, Vol. 272, 1996, p. 884-887.

Sprigg, W. A.Doctors watch the forecasts. Nature, Vol. 379, 1996, p. 582-583.

OMS, The world health report. Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 1996.

Agradecimientos

Los autores desean expresar su agradecimiento al Profesor D.J. Bradley, Universidad de Londres, London School of Hygiene and Tropical Medicine, Department of Epidemiology and Population Sciences, por su aportación de bibliografía, y al Dr. R. Sloof, Office of Global and Integrated Environmental Health, OMS, Ginebra, a Mr. A. Grabowitz, VDI-Technologiezentrum así como a Mr. C. Nolan, Comisión Europea, DG XII/D/1 y a Mr. J. Vogelgesang, Comisión Europea, DG XII/G por su aportación de puntos de discusión adecuados para este artículo.

Autor

Astrid Zwick, IPTS Tel.: +34 5 448288, Fax: +34 5 448339, correo electrónico: astrid.zwick@jrc.es

Contacto

Antonio Soria, IPTS Tel.: +34 5 448288, Fax: +34 5 4488279, correo electrónico: antonio.soria@jrc.es

Sobre el autor

--------------------------------------------------------------------------------

Astrid Zwick es doctora en Geología/Paleontología por la universidad Ludwig-Maximilian de Munich. Está actualmente trabajando en el IPTS como becaria post-doctorado. Su área de responsabilidad es la coordinación de actividades relacionadas con los temas de calentamiento global.

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR