La administración electrónica: la realidad

AutorFernando Garcia Rubio
Cargo del AutorUniversidad Rey Juan Carlos
Páginas19-31

Page 19

Ver nota 10

1. La situación tecnológica

Antes de abordar en profundidad las repercusiones jurídico-administrativas de las TCI es necesario realizar una serie de breves reflexiones y miradas hacia atrás en lo que ha supuesto para la sociedad los avances producidos en las tecnologías de la información y de las comunicaciones.

Si cualquier cambio tecnológico a lo largo de la historia ha producido cambios políticos y sociales, tratar en este momento de minusvalorar o desvincular los avances producidos en las tecnologías de la información y de las comunicaciones, de los cambios políticos y sociales que estamos viviendo, modificando nuestros hábitos de trabajo y nuestras actitudes sociales, resultaría en mi opinión totalmente impensable. Incluso algunos sociólogos comienzan a hablar de la e-democracy11como un planteamiento de esta sociedad interconectada.

Siempre que se ha hablado de estos temas, tradicionalmente parecía que nos anticipábamos, pero parece que, en efecto, los continuos avances nos hacen concebir que el fin del pasado siglo ha supuesto, en gran medida, el alcanzar los objetivos que se plantearon desde hace tiempo, pudiendo además atrevernos, una vez más, a predecir que los cambios que hasta ahora hemos visto pueden no ser absolutamente nada, comparados con los que se avecinan en el siglo XXI, en que ya nos encontramos.

Page 20

El impacto que están teniendo estos cambios se produce en dos niveles: el primero es que se está agilizando de una forma acelerada la transferencia de información entre organizaciones y, en segundo lugar, se está produciendo una democratización en la accesibilidad a la información, lo que está produciendo cambios profundos en las organizaciones, y obviamente las Administraciones Públicas no pueden ser ajenas a estos cambios.

Además, se está produciendo un acortamiento drástico en los ciclos de vida de productos y servicios. El tiempo transcurrido desde el «laboratorio», entendido éste en el sentido del lugar donde se generan las ideas, hasta la producción y puesta en el mercado se va reduciendo paso a paso, día a día, de forma radical, con lo que la competitividad está aumentando cada vez más. El fenómeno de la globalización al que estamos asistiendo no sería posible sin el papel determinante que en el mismo desempeñan las tecnologías de la información y de las comunicaciones, como herramientas de reducción de costos y tiempos.

Durante años, desde el nacimiento práctico de la informática allá por el fin de los años cuarenta12, se persiguió una mayor capacidad de cálculo, mayor velocidad, se trataba de obtener cada vez más y más MIPS, cada vez más y más Teraflops, así como también se persiguió como objetivo fundamental nuevas formas de manipulación de datos, considerando que éstos iban a ser los pilares fundamentales sobre los que se producirían los cambios esperados, pero no ha sido así. Los cambios se están produciendo por el acceso directo e inmediato al conocimiento.

Ya en el siglo V antes de Cristo el general chino TSUN-TZU13, en su libro El Arte de la Guerra, decía: «lo que distingue al buen general y al buen gobernante es el conocimiento previo». Durante años se ha traducido incorrectamente la frase de BACON «la información es poder», ya que realmente lo que genera el poder es el conocimiento.

Hay un consenso generalizado en que los años setenta en el mundo informático se caracterizaron por la obsesión por calcular, lo que llevó a tratar de aumentar cada vez más la velocidad de proceso, tal y como indicamos anteriormente; los ochenta y casi la mitad de los noventa se han caracterizado por una preocupación notable por manejar datos, por manejar la información. La segunda mitad se ha distinguido por lo que denomino el paso del cómo al qué, es decir, «de cómo manejar la información» al «qué hacer con la información».

El cómo manejar la información no parece que vaya a experimentar gran-

Page 21

des cambios y ha entrado en lo que podríamos denominar su régimen permanente.

El paso del cómo al qué es el que marca la transición de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento, en la que sin duda ya nos encontramos, dejando ya muy atrás la sociedad industrial y conviviendo con la sociedad postindustrial o de proceso que definía Daniel BELL.

Esto no hace más que seguir, como es natural, las tendencias de las organizaciones para incrementar su eficiencia. En los años sesenta, denominados la era funcional, toda la atención se centró en la mejora de los costos. En los años setenta y ochenta, preocupados por la mejora inter-funcional, se añadió la variable calidad inicialmente y posteriormente el factor tiempo, como variable estratégica para capturar mercados; los noventa, dedicados a la mejora de los procesos, unen a todo lo anterior la atención al cliente, los servicios personalizados, que se sustentan en incrementar las variables anteriores con el conocimiento.

¿Qué es lo que tenemos que hacer para conseguir aumentar la eficiencia de nuestras organizaciones en el momento actual? La respuesta es clara, tenemos necesidad de acceder y trasladar grandes volúmenes de información, en cualquiera de los formatos en que se encuentren: texto, gráficos, imágenes, sonido, multimedia, y esté donde esté.

Esta forma de trabajar, que hasta hace pocos años se reducía casi exclusivamente a los ambientes académicos / científicos, hoy se ha extendido gracias a los avances experimentados en las tecnologías de la información y de las comunicaciones, básicamente en estas últimas a Internet, a todos los sectores de la actividad humana, permitiendo que el manejo de conocimiento se esté integrando tecnológicamente a nivel de tarea individual, algo importante, que ya se está produciendo en algunos casos a través de la implantación de sistemas de gestión de los conocimientos.

En esta línea el principal vehículo de implantación social de estas técnicas es en España y Europa por su liderazgo y capacidad económica el poder público y así las AA.PP.

Los potenciales "clientes" de las Administraciones Públicas en nuestro país son:

· 40 millones de ciudadanos

· 2,4 millones de empresas

Pero la realidad nos indica que el número de usuarios domésticos de Internet, vía de comunicación de la administración electrónica, en nuestro país no crece numéricamente al mismo ritmo que en otros países de nuestro entorno.

Page 22

Es difícil conocer realmente el número de usuarios de Internet o, mejor dicho, del Web, como todos lo denominamos. Los datos varían sensiblemente de unos a otros estudios.

En el estudio de IDC de 1999 al respecto puede comprobarse el notable incremento que va a tener el número de usuarios, duplicándose entre 1999 y 2002. Estos resultados, sin embargo, ponen de manifiesto un retraso «considerable» en la utilización de Internet en Europa (UE) con respecto a su uso en Estados Unidos.

La causa radica parcialmente en unos costes de entrada superiores en Europa: por ejemplo, los ordenadores son mucho más caros con respecto a la renta en Europa. Aunque la diferencia mayor se encuentra en los costes telefónicos, en EE.UU. el coste de las llamadas locales es generalmente inexistente, mientras que los usuarios europeos todavía pagan un precio por minuto «considerable». Asimismo, la ubicación dentro de un hogar en Europa del «mamotreto» de un ordenador resulta más complicado, al ser la superficie media de la vivienda inferior frente a Estados Unidos.

En relación con nuestro país los datos más fiables proceden del Observatorio Europeo sobre la Tecnología de la Información, en un estudio publicado en el mes de febrero de 2001, en que los datos referentes a la Unión Europea coinciden con los del estudio de IDC.

El crecimiento porcentual que se observaba es superior al de la Unión Europea, y las cifras se han visto superadas por el estudio del periodo febrero / marzo realizado por el Estudio General de Medios, pero hay que considerar el bajo número de usuarios que actualmente existen en nuestro país, prueba de ello es que el 46,2 % de los internautas se han incorporado a la Red en el año 2001, aunque tan sólo el 17,4 % de los hogares tienen acceso a la red (en la Comunidad de Madrid y Cataluña un 25,9 % y un 23,7 %), tal y como señala la notiweb de Madrid de 22-04-2003.

A pesar de superar las previsiones, España está, junto con Bélgica y Luxemburgo, entre los países de Europa con menos nivel de navegación por Internet, según dos estudios elaborados por las consultoras Nielsen y NetVálue. Por el contrario, Gran Bretaña, Alemania e Italia suman el 70 % de los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR