Walter Benjamin: magdalena mojada en el té

AutorRoberto von Sprecher
Páginas147-162

Page 147

1

Cuando nos planteamos realizar un ensayo sobre Walter Benjamin (WB) frecuentemente resonaba en nuestros oídos la oración final de la Tesis VI de las Tesis de Filosofía de la Historia: «Y ese enemigo no ha cesado de triunfar».1No parecía un buen comienzo, pero inmediatamente considerábamos montarla, contraponerla, con la Tesis B:

[...] para los judíos [...] el futuro no se convirtió en un tiempo homogéneo y vacío. Pues en él cada segundo era la puerta estrecha a través de la cual podía pasar el Mesías.2Entonces consideramos tener presente que la evidencia de que ese enemigo no había cesado de triunfar no significaba un cierre a la emancipación aún postergada, porque a pesar de lo estrecho de la puerta la posibilidad de modificación de la historia siempre estaba presente:

A través del abandono del modelo teológico occidental, se pasa de un tiempo de la necesidad a un tiempo de las posibilidades, un tiempo aleatorio abierto en todo momento a la irrupción imprevisible de lo nuevo.3En Las Tesis de Filosofía de la Historia se hacen presentes los particulares mesianismo y materialismo de WB, opuesto a las posturas que planteaban un desarrollo necesario de la historia en el sentido de progreso, presente en el capitalismo y en la historiografía, y se cuela entre las distintas raíces de la palabra rememoración la dimensión proustiana.

Si bien al revisar los textos de WB fuimos centrando nuestro interés en las conexiones con Marcel Proust, decidimos no excluir otra serie de cuestiones que nos resultaban atrayentes, aunque no siempre hubiera una relación directa o clara con Proust o entre ellas. Es decir que no pretendimos instalar un mecanismo sistemático de exposición.

Page 148

Evitamos, sin embargo, en este modesto montaje la tentación de seguir el arte de citar sin comillas4y sin referencias bibliográficas.

2

La crítica a la concepción de progreso del capitalismo es una perspectiva presente en toda la obra de Benjamin y especialmente en el Libro de los Pasajes. La dirección que le imprime el capitalismo al progreso significa un retroceso de la sociedad: no está disponible para los trabajadores -esclavos del propietario. Por otra parte aumenta un tipo de dominio retrógrado sobre la naturaleza. Esto será así hasta que, Tesis XVII de Filosofía de la Historia, se reconozca en ésta «el signo de una suspensión mesiánica del devenir; en otras palabras, de una posibilidad revolucionaria en el combate por el pasado oprimido», se advierta la posibilidad y se haga saltar el continuo de la historia.5WB considera que tanto los positivistas como los socialdemócratas habían percibido cómo la técnica posibilitaba desarrollo en las ciencias naturales, pero no que al estar condicionada por el capitalismo significaba un retroceso de la sociedad, en especial por su dimensión destructiva. Ese retroceso no sería modificado hasta que el proletariado fuera el poseedor de la técnica.6Esa ideología del progreso se había consolidado en el siglo XIX

y, a pesar de las declamaciones sobre efectos negativos, sigue extendiéndose hasta el presente, haciéndose oídos sordos a los desastres a que dio y sigue dando lugar, como si las guerras mundiales, el nazismo, el estalinismo, el imperialismo o las catástrofes ecológicas no hubieran tenido lugar. A pesar de los claros datos que muestran que no se puede confiar en este modelo, se lo sigue sosteniendo en hechos y discursos como si fuera infalible que el desarrollo tecnológico por sí sólo mejorara la vida de hombres y mujeres.

A la misma visión del progreso sucumbieron las sociedades inspiradas en el marxismo, como la Unión Soviética, finalmente socavadas y derrumbadas. En el capitalismo, consideraba WB, ya estaban «los rasgos tecnocráticos que encontraremos más tarde en el fascismo»7y que también afectarían a los socialismos reales centrados en la producción, al estalinismo, como al capitalismo tardío.

Benjamin consideraba que el materialismo histórico debía aniquilar en su interior la idea de progreso presente en el determinismo y el evolucionismo que aseguraba la victoria del partido de antemano,8el fatalismo que aseguraba la revolución como inevitable, sucediera lo que sucediera. El materialismo de Benjamin no perseguía una exposición homo-génea o continua de la historia, pero el continuo de la historia no fue hecho estallar.

3

La tendencia burguesa de la técnica, además, se convierte en un opuesto absoluto de la naturaleza, exacerbando esa tendencia el futurismo y el fascismo le imprimen a la técnica un exaltado «matiz destructivo y hostil a la naturaleza».9La técnica provoca la descomposición de los mundos perceptivos y entonces «el momento prehistórico del pasado ya no queda encubierto como antes, por la tradición

Page 149

de la Iglesia y de la familia». Claro que la desaparición de los mundos perceptivos anteriores plantea la necesidad de «erigir un mundo perceptivo por completo distinto y contrapuesto al anterior».10El «enorme desarrollo de la técnica» ha producido una «nueva barbarie» al contribuir al declive de la experiencia y de su intercambio entre los hombres, pobreza de experiencias tanto privadas como de «la humanidad en general».11El aspecto destructor de la tecnología había afectado a «una generación que había ido a la escuela de tranvía tirado por caballo» y que volvió muda de las trincheras de la primera guerra mundial, «no enriquecidas sino más pobres en cuanto a experiencias comunicables», y que en el frente «se encontró indefensa en un paisaje en el que todo menos las nubes habían cambiado, y en cuyo centro, en un campo de fuerzas de explosiones y corrientes destructoras, estaba, el mínimo, quebradizo, cuerpo humano».12Para WB era posible que las técnicas de la modernidad tomaran una dirección distinta: la que indicaba el materialismo, la que suponía se estaba dando en la Unión Soviética. Allí debían servir para establecer una sociedad emancipada. El desarrollo de las fuerzas productivas, de la técnica, en el capitalismo convertían en urgente la necesidad de socialización de los medios de producción.13Susan Buck-Morss afirma, con referencia al Diario de Moscú que en la Unión Soviética el esfuerzo revolucionario se había convertido en esfuerzo tecnológico «y estaba más comprometido con "la electrificación, la construcción de canales, la edificación de fábricas" que con el cambio social».14Sin embargo, en el Diario de Moscú, Benjamin cita a Asja Lacis que le decía que, tras su regreso a Rusia, «poco a poco se había ido dando cuenta de lo que estaba sucediendo allí: la transformación del trabajo revolucionario en trabajo técnico. En la actualidad, cualquier comunista comprende que el trabajo revolucionario del momento no es la lucha, la guerra civil, sino la electrificación, la construcción de canales, la creación de industrias, mencionando ella misma, en esta ocasión a Scheerbart [...]: ningún autor, dijo, había sabido poner de manifiesto tan bien como él el carácter revolucionario del trabajo técnico». Lo cual Benjamin califica como una fórmula acertada.15Sin embargo otras consideraciones en el mismo Diario de Moscú, que a pesar de todo confirma la transformación del trabajo revolucionario, no parecían avalar demasiado optimismo:

En las conversaciones con Reich he ido exponiendo las disparidades que presenta actualmente la situación rusa. Hacia el exterior, el Gobierno busca la paz para firmar tratados comerciales con los Estados imperialistas, pero ante todo trata de suspender en el interior la actividad del comunismo militante, empeñándose en lograr una paz social a plazo fijo, en despolitizar la vida burguesa en la medida de lo posible. Por otra parte, en las asociaciones de pioneros, en el Komsomolz, se da a la juventud una educación «revolucionaria». Lo cual significa que lo revolucionario no les llega como experiencia, sino en forma de consignas. Se intenta suprimir la dinámica del proceso revolucionario dentro de la vida estatal: queriendo o sin querer, se ha iniciado la restauración, pero tratan de almacenar en la juventud la desacreditada energía revolucionaria como energía eléctrica dentro de una pila. Y eso no funciona.16En otros textos pone en boca de Brecht, no en la propia, las críticas a la situación de la Unión Soviética. Pero es significativo que las incorpore en los textos, con lo cual

Page 150

muestra dudas respecto de criticar abiertamente pero igual incluye las de Brecht.17No se puede dejar de considerar la presencia de una seria sombra de duda en WB. La revolución iba siendo reemplazada por una dictadura que daba lugar a un nuevo sistema de desigualdad, empeñada en desarrollar una tecnología que emulara y enfrentara al capitalismo, dejando de tener como horizonte la emancipación.

4

Benjamin presta especial atención entre las técnicas de reproducción a la fotografía y al cine, ambas relacionadas por el hecho común de captar imágenes a través de una cámara. La fotografía posibilita la reproducción masiva de imágenes, modifica la percepción y el valor del arte. No sólo porque deja de existir el original, sino también porque la mediación del aparato impide el aura (el aparato no devuelve la mirada al hombre que lo mira), cuestión sobre la cual nos detendremos más adelante. En cuanto al arte cuando con la fotografía se pretende llegar a las masas se produce la crisis de la pintura. Susan Buck-Morss afirma que «La invención de la fotografía, con su dar cuenta exacta de la naturaleza, permitió a la tecnología superar a los artistas, erosionando el carácter único, el "aura" de la obra de arte, al permitir la reproducción masiva de imágenes».18La fotografía termina con el valor cultual del arte:

La técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible. Y confiere actualidad a lo reproducido al...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR