Voluntariado y garantía de los derechos humanos en elecciones libres y limpias

AutorRafael López Pintor
CargoCatedrático de Sociología. Universidad Autónoma de Madrid
Páginas87-101

Voluntariado y garantía de los derechos humanos en elecciones libres y limpias RAFAEL LÓPEZ PINTOR * E l texto que sigue da cuenta de una nueva actividad del voluntariado en el ámbito de los derechos humanos, concretamente el seguimiento de los derechos políticos asociados con la práctica de eleccio- nes libres y limpias en el mundo. Cada vez en un mayor número de países los procesos elec- torales son observados por organizaciones vo- luntarias ya existentes y activas en el ámbito de los derechos humanos o por otras creadas con el propósito específico de seguimiento electoral. Normalmente estas organizaciones limitan su actuación al propio país, pero en algunos casos se desplazan a otros países con misiones propias o como parte de misiones más amplias de observación internacional. El enfoque propuesto es descriptivo y des- de una óptica de intervención social, ámbito profesional al que he dedicado gran parte de mi actividad como profesional de las Ciencias Sociales. Empezando con el proceso de paz de Nicaragua en 1989 y hasta el día de hoy, he sido testigo por el mundo de la movilización creciente de organizaciones de la sociedad ci- vil con base voluntaria a la búsqueda de un sistema político donde el estado de derecho garantice los derechos civiles y políticos de los ciudadanos. En Nicaragua era la primera vez que un estado soberano solicitaba de la comunidad internacional que verificase la limpieza de unas elecciones. Miles de obser- vadores de muy diversos países y también miembros de asociaciones voluntarias nacio- nales acompañaron el proceso electoral de 1990, contribuyendo a su transparencia y le- gitimación democrática. Desde entonces, y en diferentes condiciones de conflictividad y con- solidación democrática ----desde Sudáfrica o Indonesia hasta Serbia o Perú--- el fenómeno del voluntariado nacional e internacional de observación electoral no ha hecho más que cre- cer en extensión y profundidad. En un libro re- ciente de memorias y ensayo recojo algunas de estas experiencias de democratización (López Pintor, 1999). 1. LA CONEXIÓN ENTRE DERECHOS HUMANOS Y ELECCIONES Enormes y sorprendentes han sido los cambios de las últimas décadas en materia democrática por todo el mundo, especialmen- te desde la emblemática caída del muro de Berlín en noviembre de 1989. Contándose el siglo XX entre los más cruentos de la historia, ha terminado bajo el impulso de la fortuna en una oleada de democratización sin preceden- tes con gobiernos popularmente elegidos en más de dos tercios de los estados nacionales. En 1974, cuando la «revolución de los clave- les» de Portugal, solo había 39 democracias 87 * Catedrático de Sociología. Universidad Autónoma de Madrid REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES en todo el mundo. A principio de 1996, veinte años después de la transición española, se ha- bían celebrado elecciones competitivas en 117 países. En estos momentos existen alrededor de 150 democracias y apenas queda un 15% de países donde todavía no se han celebrado elec- ciones libres. Aún reconociendo que en muchos países la nueva democracia apenas trascien- de la fase electoral y cabe incluso hablar de «seudodemocracias», es incuestionable que estamos ante una explosión de libertad sin precedentes; pudiéndose contar más éxitos que fracasos en la instauración de un régi- men de libertades y del estado de derecho. La «tercera ola» democrática comenzó en el sur de Europa en los años setenta con la re- democratización de Grecia, Portugal y Espa- ña ---las dos oleadas anteriores a finales del XIX y después de la II Guerra Mundial--- para arrastrar en los años ochenta a la mayor parte de los países latinoamericanos y algunos del Sudeste Asiático como Corea del Sur, Tai- wán, Filipinas. En la década de 1990, tras la «caída del muro», la ola llega con intensidad di- ferente a Rusia, Europa del Este, Asia Central y Nórdica (Mongolia) y casi toda África. Hoy si- guen debatiéndose en sus respectivas transicio- nes la mayor parte de los países de Asia Central y el Cáucaso; y otros como Tailandia, Sri Lan- ka, Malasia e Indonesia en Asia o como Nigeria, Zimbabwe, Costa de Marfil y Liberia en África. En muchos países de América Latina y algunos del Este de Europa, Asia y África se trataba de recuperar la democracia perdida en anterio- res crisis de régimen. Por el contrario, en la mayor parte del mundo la experiencia demo- crática exhibe su primera edición. El ejercicio del sufragio universal, igual, directo y secreto se encuentra entre los dere- chos fundamentales del hombre, aunque su universalidad haya tardado en abrirse paso históricamente y todavía en numerosas socie- dades el derecho al sufragio dista mucho de ser universal. Mujeres, campesinos, minorías étnicas y, en general, los más pobres constitu- yen poblaciones vulnerables en el reconoci- miento y ejercicio efectivo de este derecho. El marco jurídico político internacional es suficientemente claro al respecto. Ya en el ar- tículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 se reconoce a todo individuo «el derecho de participar en el gobierno de su país ya sea directamente ya a través de sus representantes libremente ele- gidos». Reiteradas resoluciones de la Asamblea General de la ONU llaman la atención de que «La democracia, el desarrollo y el respeto por todos los derechos humanos y las libertades fundamentales son interdependientes y se re- fuerzan mutuamente y que la democracia está basada en la voluntad libremente expre- sada por el pueblo para decidir su propio sis- tema político, económico, social y cultural así como en la participación plena en todos los aspectos de la vida»; reconociéndose que en un número creciente de sociedades se está transformando el sistema político y la econo- mía a través de la democratización y que, en este sentido, es recomendable el apoyo inter- nacional a los procesos electorales y el forta- lecimiento de la sociedad civil (Resolución 52/18 de 21 noviembre, 1997 sobre «Apoyo del sistema de Naciones Unidas a los esfuerzos de los gobiernos para promover y consolidar las democracias nuevas o restauradas»). En una resolución del mismo año, que reafirma otra de 1996 sobre «Fortalecimiento del papel de Naciones Unidas en promover la efectivi- dad del principio de elecciones periódicas y auténticas así como la extensión de la democra- tización», se enfatiza la importancia de la coor- dinación dentro del sistema ONU y se pide a la Oficina del Alto Comisionado de los derechos Humanos que asegure, en coordinación con la División de Asistencia Electoral, una respuesta al número creciente de demandas de asistencia por parte de los estados miembros (Resolución 52/129 de 12 diciembre, 1997). 2. LA PRESENCIA DEL VOLUNTARIADO OBSERVANDO ELECCIONES El seguimiento del ejercicio del derecho al voto representa una actividad novedosa en la 88 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES vigilancia de los derechos humanos; inclu- yendo otros derechos asociados al sufragio como los de expresión, reunión, manifesta- ción y asociación. Con la democratización universal de la posguerra fría no solo las or- ganizaciones internacionales, sino también una legión de asociaciones nacionales de base voluntaria se han puesto en marcha a lo largo y ancho del mundo para observar elecciones competitivas y, en todo caso, ayudar a que és- tas se ajusten a estándares internacional- mente aceptados; que sean libres y limpias, «free and fair» en la jerga internacional al uso. El voluntariado se manifiesta en la obser- vación electoral de tres maneras. Cronológi- camente fueron primero las organizaciones internacionales intergubernamentales como la ONU, el Commonwealth británico, la Or- ganización de estados Americanos (OEA), la Organización para la Seguridad y la coopera- ción en Europa (OSCE) y la Unión Europea. La acción observadora de la comunidad inter- nacional a través de estas organizaciones se produce al amparo del la Resolución 1989/15 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU de 7 de marzo de 1989 sobre «Fortaleci- miento de la eficacia del principio de la cele- bración de elecciones auténticas y periódicas: marco para futuros esfuerzos», donde se indi- ca que «Es posible que el país huésped desee invitar a observadores o recabar servicios de asesoramiento, elementos ambos que podrá obtener de organizaciones regionales o del sistema de Naciones Unidas». Todas las misiones de observación de es- tas organizaciones están integradas en gran medida por personal voluntario. Se encuen- tra institucionalizado, por ejemplo, un Cuer- po de Voluntarios de las Naciones Unidas, que moviliza observadores para misiones de distinto carácter, incluida la observación electo- ral. Estos voluntarios pueden trabajar durante largas temporada en un país y necesariamen- te cobran unos honorarios que les permiten vivir en el país de destino. En el caso de la OSCE existe una la Oficina para las Institu- ciones Democráticas y los Derechos Humanos (ODIHR), con sede en Varsovia y que de ma- nera creciente ha organizado misiones de ob- servación electoral en la zona de Europa Central y del Este así como en Asia Central. ODIHR ha organizado en los últimos 10 años misiones de observación de 102 elecciones; solo en el año 2000 se observaron 17 procesos electorales movilizando a más de 300 obser- vadores y expertos de larga duración así como a 2800 de corta duración, en gran nú- mero voluntarios. Por su parte la Unión Eu- ropea ha mostrado cada vez mayor interés en establecer misiones de observación en dife- rentes regiones del mundo (Liberia, Zimbab- we, Costa de Marfil, Sri Lanka, Guyana, Perú), sobre todo las integradas en los acuer- dos para el desarrollo bajo el denominado Pacto de Lomé. En segundo lugar están las organizaciones no gubernamentales con proyección interna- cional, unas de origen nacional y otras más estrictamente internacionales. Entre las pri- meras destacan el National Democratic Insti- tute for International Affairs norteamericano (NDI); y el instituto Electoral Reform Infor- mation Services (ERIS) británico. Entre las propiamente internacionales pueden contar- se el Instituto Interamericano de Derechos Humanos y su oficina especializada electoral (IIDH-CAPEL), o la Federación Internacio- nal de Derechos Humanos (FIDH). Este tipo de asociaciones suelen aportar ayuda técnica o financiera a organizaciones nacionales de vo- luntarios. El NDI, por ejemplo, ha prestado asistencia para el seguimiento electoral en los últimos años a organizaciones cívicas de más de 50 países en todas las regiones del mundo. Simultáneamente fomentaba el desarrollo de redes regionales de organizaciones nacionales no partidarias de observación en África, Asia, América Latina, el Caribe y Oriente Medio. Con la colaboración regional se pretende maxi- mizar el esfuerzo de los observadores naciona- les, que pueden encontrar un apoyo adicional en organizaciones hermanas de los países ve- cinos (Merloe, 1998, passim). 89 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES En España, las organizaciones miembros de la Federación de los Derechos Humanos se encuentran entre las más activas en el envío de observadores a otros países, ya directa- mente ya como parte de misiones de observa- ción de la internacional FIDH. En más de un país he visto misiones dirigidas por la presi- denta de la Federación Internacional, Bianca Jagger, y el español Emilio Gilolmo, presi- dente de la Federación Española. También he encontrado con frecuencia voluntarios de asociaciones ciudadanas de Andalucía, Euskadi, Madrid o Cataluña, sobre todo en Centroamérica, como observadores aisla- dos o bajo la coordinación de misiones más amplias de observación. Esta actividad se halla cada vez más favorecida por la exis- tencia de programas universitarios espe- cializados. Tal es el caso en Italia donde se imparte un Master en Derechos Humanos de la Universidad de Padua y en España, con el Master de Derechos Humanos del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (www.ucm.es/info/iudc). Finalmente estarían las asociaciones na- cionales de voluntarios. Los gobiernos, parti- dos políticos, medios de comunicación, la ciudadanía y la comunidad internacional han reconocido cada vez más esta práctica de la observación electoral por organizaciones no partidarias como un elemento aceptable e in- cluso necesario del proceso electoral. Los ob- servadores nacionales pueden contribuir, entre otras cosas, a abrir espacios para la ac- ción ciudadana, incrementando así el capital social y brindando una oportunidad a muchos ciudadanos de prepararse para una partici- pación política de más largo alcance (Nevitte y Canton, 1997, 60). Ello tiene lugar en un contexto de creciente intervención de la co- munidad internacional con formas institucio- nales diversas, una de ellas la ayuda a «la sociedad civil organizada» con especial aten- ción a organizaciones que reivindican y pro- mueven la democracia, sobre todo mediante actividades de educación cívica; ya se trate de organizaciones ciudadanas voluntarias, me- dios de comunicación independientes, centros de investigación aplicada y sindicatos. Este área de la cooperación está siendo privilegia- da entre muchos países donantes, en parte debido a la desilusión con las instituciones estatales (Santiso, 2000, .8). Muchas de la asociaciones voluntarias re- lacionadas con las elecciones son de nueva creación, con frecuencia nacidas al hilo de procesos de paz tras conflictos civiles. Suelen tener algún apoyo técnico y financiero inter- nacional, ya de países donantes, organizacio- nes intergubernamentales u organizaciones no gubernamentales en el campo de los dere- chos humanos o más específicamente de la asistencia electoral. No es raro verlas traba- jar en estrecho contacto con las misiones in- ternacionales de verificación de derechos humanos o seguimiento electoral. También suelen coordinar o vincular algunas acciones con la actuación de ciertas instituciones pu- blicas nacionales, especialmente el Defensor del Pueblo o la Procuraduría de los Derechos Humanos. He aquí algunos ejemplos sobresalientes de este tipo de asociaciones, por orden crono- lógico de su aparición en la escena electoral. Fue pionera la asociación denominada Movi- miento Nacional Ciudadano para las Eleccio- nes Libres (NAMFREL) de Filipinas. Nacida en 1983 para la transición a la democracia llegó a movilizar hasta medio millón de vo- luntarios en 1986. Hoy cuenta con más de 200.000 afiliados permanentes. En el mundo hispanoamericano, esta realidad asociativa es vibrante. En Chile, la Cruzada para la Participación Ciudadana (CIVITAS) nació en torno al plebiscito de 1988, que iniciaría el fi- nal de la dictadura de Pinochet; cambiando de nombre después como PARTICIPA. En Pa- raguay, se formó un consorcio de ONGs con ocasión de las elecciones municipales de 1991 bajo el nombre SAKA, una palabra guaraní que significa «transparencia». En la Repúbli- ca Dominicana se creó Participación Ciuda- dana en 1993 como federación de ONGs para 90 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES llevar a cabo programas de educación cívica y observación electoral, llegando a movilizar a 7000 observadores en las elecciones presiden- ciales de 1996. En México, se fundó Alianza Cívica en 1994 como un paraguas para cobi- jar a más de 400 ONGs, que en las elecciones presidenciales de aquel año movilizaron 20.000 voluntarios. En Panamá, el capítulo na- cional de la organización católica internacional Justicia y Paz realizó observación electoral en las elecciones presidenciales de 1994. En Ve- nezuela, la organización sin ánimo de lucro Escuela de Vecinos de Venezuela, fundada en 1980 con objetivos de educación cívica y desa- rrollo comunitario, realiza funciones de se- guimiento electoral desde 1994 con grupos de voluntarios. En Perú se fundó en 1994 la aso- ciación civil Transparencia para la educación ciudadana y la observación electoral, a la que se dedicará más adelante una detallada refe- rencia a modo de estudio de caso. En Nicara- gua, se fundó Ética y Transparencia en 1996 como agrupación de ONGs que llegó a movili- zar más de 4000 voluntarios en las elecciones generales de aquel año. Fuera del ámbito hispánico han surgido asociaciones similares tanto por su forma de articulación organizativa (agrupaciones de ONGs) como por las funciones de observación realizadas (educación ciudadana, seguimien- to de la votación, recuentos paralelos, etc.). Dentro de África he podido ser testigo de la actuación de los voluntarios en países tan di- ferentes como Angola, Mozambique, Lesotho o Nigeria. Una institución destacable en Su- dáfrica es el Instituto Electoral de Sudáfrica (EISA), fundado a principio de los años 90, que moviliza observadores electorales y tam- bién presta asistencia técnica a otros países de la región. En Nigeria, las elecciones de 1998-1999 fueron observadas por miles de ob- servadores nacionales movilizados por dife- rentes ONGs. Así ha sucedido también en países con más larga tradición electoral como Senegal, Ghana o Kenia. En los Balcanes han surgido asociaciones voluntarias como la Sociedad para una Cul- tura Democrática (SDC) de Albania, que des- de 1991 hace seguimiento de los procesos electorales. En Kosovo, las elecciones munici- pales de Octubre del 2000 fueron observadas por una coordinadora de ONGs bajo la deno- minación Acción Kosovar de Iniciativas Ciu- dadanas (KACI), que pudo movilizar 540 observadores en la mayor parte de los muni- cipios de Kosovo. En Serbia, el Centro para las Elecciones Libres y la Democracia (Ce- SID), desplegó más de 6.000 voluntarios para las elecciones del 24 de septiembre de 2000, que condujeron a la caída de Milosevic. Se han creado también el Centro de Iniciativas Ciudadanas (Bosnia-Herzegovina); el Centro para la Observación (Montenegro); y Ciuda- danos Organizados para la Observación Elec- toral (Croacia). En Europa Central existen numerosas asociaciones del mismo tipo. Así en Bulgaria se formó en 1990 la Asociación Búlgara para las Elecciones Limpias y los Derechos Huma- nos (BAFECR), una asociación ciudadana que ha movilizado miles de voluntarios desde aquel año. En Rumania, la Asociación Pro- Democracia (PDA) se fundó en 1990 y pudo movilizar más de 6000 observadores para las elecciones de febrero de 1992. También cabe mencionar a las asociaciones Ojo Cívico y Me- mo'98 en Eslovaquia; y al Comité de Votantes de Ucrania. En países de Asia Central como Kazakis- tán existen asociaciones voluntarias como el Programa de Observación Electoral Nacional de Kazakistán, que aúna a diversos grupos voluntarios desde hace un par de años. Así mismo en el Sur de Asia y el Pacífico. Así en Bangladesh existe la Alianza para la Obser- vación de Elecciones Limpias (FEMA), fun- dada en 1995 como una coalición nacional de grupos ciudadanos, agencias privadas de de- sarrollo, asociaciones profesionales y cívicas. Para las elecciones parlamentarias de 1996 se movilizaron un total de más de 17.000 vo- luntarios. En Indonesia, diversas organiza- ciones cívicas ---entre ellas el Comité de Observación Electoral Independiente (KIPP), 91 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES la Red de Universidades por unas Elecciones Libres y Limpias (UNFREL) y el Foro de Rec- tores--- llegaron a movilizar alrededor de 300.000 voluntarios en las elecciones de tran- sición de 2000. En Palestina, una coalición de ONGs bajo el nombre de Comité Nacional Palestino de Observación (PDMC) siguió con más de 2.200 voluntarios las elecciones generales de enero de 1996 en todos los distritos de Cisjordania, haciendo incluso su propio recuento paralelo el mismo día de las elecciones. 3. ¿EN QUÉ CONSISTE LA ACTIVIDAD DE OBSERVACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL? Estas organizaciones observan el proceso electoral y emiten informes sobre el mismo. Cuando actúan en el propio país, se ha podido identificar una cierta recurrencia en los com- portamientos. Primero, una pauta de agrupa- ción o federación de diversos grupos de la sociedad civil, a veces numerosos. Segundo, el proceso electoral es observado antes, du- rante y después del día de la votación; inclu- yendo frecuentemente un seguimiento sistemático de los medios de comunicación, programas de educación cívica e información de los votantes, y la realización de recuentos rápidos o paralelos del voto. Cuando se des- plazan a otros países, la cobertura del proce- so depende mucho de la disponibilidad de recursos financieros y personales. La obser- vación electoral constituye en este sentido una cierta garantía de la limpieza y legitimi- dad de los procesos electorales. Sirve, no obs- tante, en su conjunto a una diversidad de objetivos desde la disuasión a quienes pla- nean ir contra la limpieza y transparencia del proceso, hasta la evaluación de que el proceso se ajusta a las propias leyes y los estándares internacionales y, con mucha frecuencia, la colaboración técnica en aspectos específicos de la ejecución del proceso como los ya men- cionados de educación cívica e información sobre el registro electoral y las votaciones, in- cluso cómo tramitar posibles irregularidades. Más específicamente, lo que debe y suele observarse en las distintas fases del proceso es lo siguiente: El contexto electoral de la transición, ya se trate de elecciones de primera o segunda ge- neración: a) el marco constitucional y legal; b) uso de los recursos públicos por parte del go- bierno y, en general el comportamiento de éste con respecto a la oposición; c) acceso de partidos y candidatos a los medios de comuni- cación, especialmente a los que son de titula- ridad pública; d) neutralidad y competencia técnica de las autoridades electorales (Comi- sión Electoral o Ministerio del Interior según los sistemas); e) calidad del registro electoral (su grado de inclusión de todos los ciudada- nos y su limpieza de duplicaciones y errores que podrían dar pié a manipulación del sufra- gio). El ejercicio del derecho al voto: a) capaci- tación de los funcionarios electorales y los miembros de las mesas de votación así como de los representantes de partidos y candida- tos en los centros de votación; b) educación ciudadana sobre el ejercicio del derecho al voto; c) Información de los votantes sobre ac- ceso a los centros de votación, localización del registro electoral, forma de votar etc. d) veri- ficar si los procedimientos de votación se apli- can según ley; e) ausencia de intimidación o presiones indebidas sobre los votantes; f) Irregularidades de procedimiento y prácticas fraudulentas en los centros de votación. El escrutinio, anuncio y publicación de re- sultados: a) manejo de los materiales electo- rales más sensibles (urnas, papeletas, actas); b) transporte de estos materiales; c) comuni- cación de los resultados desde los centros de votación por distintos medios; d) transparencia del escrutinio en mesa y en los centros de cóm- puto; e) anuncio de resultados provisionales en tiempo oportuno (autoridad electoral, agen- 92 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES cias que realizan recuentos paralelos); f) pu- blicación oficial de resultados. 4. ALGUNAS EXPERIENCIAS RECIENTES Y UN ESTUDIO DE CASO EN PERÚ He aquí algunos ejemplos recientes del pa- pel de las asociaciones nacionales voluntarias comprometidas con la observación electoral. 4.1. Serbia, 2000 Pese a los ataques y acciones de intimida- ción del gobierno, la asociación cívica denomi- nada Centro para las Elecciones Libres y la Democracia (CESID), desplegó más de 6.000 voluntarios para las elecciones del 24 de sep- tiembre de 2000, que conducirían a la caída de Slobodan Milosevic. Junto a la informa- ción cualitativa facilitada sobre las irregula- ridades del día electoral, la publicación de los resultados del recuento paralelo del CeSID dos días después de las elecciones fortaleció la afirmación de la oposición democrática de que su candidato, Vojislav Kostunica, había vencido a Milosevic en las elecciones presi- denciales. La negación del régimen a recono- cer esta derrota dio lugar a manifestaciones, huelgas y a una revuelta popular en Belgrado el 5 de octubre que finalmente llevó a Milose- vic a aceptar su derrota. El CeSID utilizó también su análisis postelectoral de las ob- servaciones en los lugares de votación para mostrar irregularidades significativas en el distrito de Vranje en el sur de Serbia. La in- vestigación del CeSID formó parte de la evi- dencia probatoria en el caso de fraude electoral presentado ante el Tribunal Consti- tucional. 4.2. Kazakistán, 1999 Pequeñas mejoras en la ley electoral y la normativa de la Comisión Electoral Central (CEC) hicieron abrigar alguna esperanza de que las elecciones parlamentarias de octubre 1999 en Kazakistán significarían una ruptu- ra con una tradición de elecciones fraudulen- tas. Sin embargo, la evidencia aportada por los voluntarios del Programa de Observación Electoral Nacional de Kazakistán demostró que tal no era el caso. Este proyecto conjunto de dos grupos cívicos desplegó 2595 ciudada- nos en un primer esfuerzo de esta naturaleza que abarcara a todo el país. La información recogida por los observadores en el terreno mostraba una pauta consistente de discre- pancia con la información que presentaron las autoridades nacionales. También se pre- sentó evidencia de fraude generalizado en la tabulación de los resultados. Los observado- res voluntarios facilitaron esta información a la Misión de Observadores de la OSCE, que ya había calificado la elección como «un pri- mer paso del país en la transición a la demo- cracia». Tal evidencia de que los resultados electorales eran en extremo defectuosos llevó a la OSCE a realizar una investigación sobre la Comisión Electoral Central y a modular su evaluación de la primera vuelta a la hora de redactar el informe de la segunda vuelta, dos semanas más tarde. 4.3. Indonesia, 1999 Diversas organizaciones cívicas indone- sias ---entre ellas el Comité de Observación Electoral Independiente (KIPP), la Red de Universidades por unas Elecciones Libres y Limpias (UNFREL) y el Foro de Rectores--- realizaron un esfuerzo masivo de moviliza- ción de alrededor de 300.000 ciudadanos para el seguimiento de las elecciones de transición en Indonesia en junio de 1999. El entusiasmo de estos observadores mantuvo el nivel de confianza pública en un país donde no se ha- bían celebrado elecciones competitivas desde 1955. Terminada la votación, y cuando las au- toridades electorales hacían abrigar la sospe- cha de que los resultados estaban siendo facilitados con demasiada lentitud, el Foro de Rectores alivió la tensión del momento me- diante el anuncio público de los resultados de un recuento paralelo del voto, que había sido realizado con éxito en 23 de las 27 provincias 93 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES de Indonesia. A medida que el gobierno fue dando resultados oficiales en las semanas si- guientes, pudo descubrirse cómo estos resul- tados se ajustaban a los de la proyección del recuento paralelo. 4.4. La asociación civil Transparencia en Perú, 2000 En Perú, la ley electoral vigente desde 1995 estableció por vez primera la posibili- dad de observación electoral a cargo de obser- vadores nacionales. Bajo esta norma se hizo posible la actuación de seguimiento electoral de la asociación civil Transparencia, inicián- dose con las elecciones generales de 1995 en que Alberto Fujimori, presidente desde 1990, competía con la candidatura de Javier Pérez de Cuéllar. Junto a Transparencia realizaban observación electoral otras organizaciones voluntarias como IPEDEP y el Consejo por la Paz. Y aparte estaba la actuación del Defen- sor del Pueblo. Muchos son los países donde una o varias organizaciones de la sociedad civil observan las elecciones, pero sería difícil encontrar otro país donde los observadores nacionales hayan jugado un papel tan trascendental como el que tuvo Transparencia en el Perú el año 2000. De hecho Transparencia se con- virtió en la instancia última de referencia so- bre la calidad del proceso electoral. Tanto los actores nacionales como los de la comunidad in- ternacional acabaron buscando en Transpa- rencia la información confiable sobre el grado de libertad, honestidad y limpieza de las elecciones, desde el momento en que fueron convocadas hasta el anuncio oficial de resultados. Y aún después de las eleccio- nes Transparencia siguió jugando un papel decisivo en la propuesta de una agenda para la democratización del país. Transparencia no fue la única organiza- ción observando las elecciones, pero sin duda constituyó el actor más relevante de segui- miento del proceso. Estaban también el De- fensor del Pueblo con un mandato legal de vigilancia de la función pública, en este caso la función electoral, el Consejo por la Paz, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y distintos medios de comunicación, que lleva- ron a cabo su propio seguimiento del proceso electoral. Desde el ámbito internacional, se es- tableció una misión de la OEA en marzo del 2000; otra misión del NDI y el Centro Carter desde enero del mismo año. Y aparte hubo otras misiones internacionales: dos misiones pre-electorales de parte de ERIS del Reino Unido y otras dos de la FIDH; junto a otras 13 misiones de menor entidad. La actuación de Transparencia se produjo en medio de un ambiente político sumamente difícil a medida que se acercaban las eleccio- nes caracterizado por la polarización crecien- te; la interferencia del gobierno, el Servicio de Inteligencia Nacional y los militares en el proceso electoral; los contínuos ataques a Transparencia y sus directivos desde los me- dios controlados por el Estado; la debilidad organizativa de los partidos politicos con la consecuencia de que Transparencia y otras entidades de observación tuvieron que asu- mir funciones que en situaciones normales hubieran realizado los partidos políticos. Concretamente la actuación de Transpa- rencia puede resumirse de la manera si- guiente. Antes del día de la votación: a) Establecer y mantener contacto con los medios de comunicación. Produjo documen- tos analíticamente bien fundamentados, que se difundieron oportunamente entre los líde- res de opinión de dentro y fuera del Perú. b) Seguimiento de las campañas de los partidos y candidatos. c) Seguimiento de la actuación de las au- toridades electorales. Por ejemplo el registro. d) Facilitar el debate sobre la legislación electoral y posibles alternativas de reforma. e) Publicación de dictámenes jurídicos so- bre constitucionalidad de la candidatura de Fujimori a la presidencia por tercera vez con- secutiva. 94 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES f) Investigación sobre falsificación de fir- mas endosando la candidatura del movimien- to político Perú 2000. g) Información a los votantes sobre por qué y cómo votar. Transparencia también preparó materiales excelentes para uso de los observadores y del público en general, como ayuda para la votación y observación de las elecciones. h) Información al electorado sobre las plataformas y programas de los distintos par- tidos y candidatos. i) Formación de los representantes de los partidos políticos en los centros de votación. j) Facilitar a la población un conducto de información sobre incidentes de acoso, inti- midación o utilización indebida de los recur- sos públicos. k) Declaraciones sobre la marcha del pro- ceso electoral. l) Coordinación con misiones internacio- nales de observación, gobiernos extranjeros, países donantes. m) Preparación del día de la votación po- niendo a punto la infraestructura necesaria de selección y capacitación de los observado- res. En este sentido, Transparencia sobrepa- só sus objetivos de movilización llegando a casi 20.000 voluntarios en las 194 provincias del país. n) Restablecimiento de redes de coopera- ción con otras organizaciones de la sociedad civil en el país. Hizo acuerdos con otras ONGs peruanas como el Instituto de Defensa Legal para el diseño y ejecución, a través de estaciones locales de radio y televisión por todo el país, de programas innovadores sobre cómo votar y los derechos electorales del ciu- dadano. o) Preparación de materiales para la ca- pacitación de observadores, representantes de los partidos y miembros de las mesas de votación p) Preparación de un recuento rápido del voto. q) Ejercicio de simulación de la actuación de Transparencia en el día electoral. r) Observación de la simulación del día electoral realizada por la propia administra- ción electoral, ONPE. s) Facilitar las visitas de misiones inter- nacionales de observación el día de la vota- ción. Se establecieron desde muy temprano lazos con los actores de la comunidad inter- nacional, situados dentro y fuera del Perú, para conseguir su apoyo Observación el día de la votación a) Procedimientos de votación e inciden- cias. b) Escrutinio del voto en los lugares de votación. c) Realización de un recuento rápido pa- ralelo. Observación post-electoral: a) Informar sobre los resultados del re- cuento rápido y las irregularidas observadas en la votación y el escrutinio. b) Preparación para la segunda vuelta el 28 de mayo. c) Anuncio el 23 de Mayo de que Transpa- rencia renunciaba a observar la segunda vuelta. d) Pronunciamiento crítico el 29 de mayo sobre el conjunto del proceso electoral. e) Visita a Washington D.C. el 31 de mayo y presencia en la reunión anual de la Asamblea General de la OEA en Windsor, Canada. f) Propuesta para un consenso político nacional el 26 de junio. Mas allá del propio plan de observación antes, durante, y después de las votaciones, Transparencia apareció ante el público como una entidad que, sin buscarlo, repartía creden- 95 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES ciales de legitimidad democrática entre los actores y las instituciones involucradas: au- toridades electorales, gobierno, partidos polí- ticos y medios de comunicación. El público también buscada en Transparencia informa- ción sobre los diversos aspectos del proceso electoral como las candidaturas, el registro, el escrutinio y los resultados. Finalmente, y como consecuencia de todo lo anterior, Transparen- cia jugó un cierto papel de arbitraje al que se vio empujada por los acontecimientos políti- cos y las expectativas y presiones de la sociedad civil. En este sentido ---he aquí la peculiaridad de su papel--- Transparencia fue percibida como una especie de autoridad electoral no oficial pero legítima; en todo caso con mayor credibilidad que las autoridades electorales oficiales. Diversos factores ayudarían a explicar este papel extraordinario de Transparencia en la política peruana y también permitirían anticipar escenarios de otros piases donde or- ganizaciones del tipo de Transparencia pu- dieran desempeñar un papel similar. En primer lugar, cabe señalar que el nivel de liber- tad política en el Perú del 2000 era relativa- mente alto (libertades de asociación, reunión, manifestación y expresión). Existían múltiples partidos y asociaciones sólidas de la sociedad civil en el terreno de los derechos humanos y políticos. El pluralismo e independencia de los medios de comunicación también era con- siderable. Otra cosa es que el gobierno inten- tara manipularlos y poner trabas al normal funcionamiento de las organizaciones civiles y políticas. Hasta donde fue capaz de conse- guirlo o en qué medida obtuvo beneficios de su actuación manipuladora y represiva es un tema de estudio para la investigación políti- ca. Baste constatar aquí la evidencia empíri- ca, retrospectivamente considerada, de que finalmente el régimen autoritario acabó cose- chando más fracasos que éxitos. En segundo lugar, la legitimidad del régi- men y el gobierno se encontraba muy erosio- nada. El grado de descomposición interna del régimen era mayor de lo que en el momento podía observarse. Esta falta de legitimidad y la descomposición interna era probablemente lo que hacia que el gobierno fuera menos re- presivo de lo que en otras circunstancias po- dría esperarse. El costo de la represión resultaba más elevado que el beneficio de po- der mantenerse en la competición electoral con una imagen democrática. La confluencia de condiciones de libertad relativamente fa- vorables y una represión selectiva y relativa- mente baja dejaban un margen considerable para la actuación de una entidad como Trans- parencia, independiente tanto del gobierno como de los partidos políticos. A ello contri- buía también la debilidad institucional de los propios partidos políticos. Las circunstancias anteriores colocaron a Transparencia en una posición ventajosa como agente catalizador o facilitante de las fuerzas favorables al cambio democrático, no solo en la sociedad civil peruana sino también en la comunidad internacional. Lo que Trans- parencia decía sobre el proceso y sus resulta- dos finales resultaba para todos más creíble y estratégicamente relevante que lo que decían las autoridades electorales y, por supuesto, el gobierno. A medida que avanzaba el pro- ceso electoral, Transparencia se hacia más imprescindible para otros observadores y para los medios de comunicación, que buscaban información abundante y fiable sobre la cual basar sus estrategias y actuaciones. Por otra parte, miles de ciudadanos con inquietudes e in- terés en la vida pública encontraron en Trans- parencia una fuerza atractiva especial. Son éstos lo voluntarios que en las últimas semanas del proceso sobrepasaron todas las expectati- vas de movilización de la organización. Desde una perspectiva comparada inter- nacional, la lección aprendida de la experien- cia de Transparencia es que una organización voluntaria nacional puede jugar un papel cru- cial en la transición democrática mediante el seguimiento electoral cuando existen condi- ciones de cierta libertad política y un vacío institucional, que permiten a tal organiza- ción canalizar la demanda de cambio demo- 96 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES crático que en otras circunstancias canaliza- rían los partidos políticos o movimientos populares bien articulados. Un rol tan acti- vo como el de Transparencia no parece prob- able bajo un régimen autoritario y represivo que convoca elecciones para responder a las presiones de la comunidad internacional y satisfacer mínimamente sus exigencias de democratización. Tampoco en un régimen de- mocrático normalizado es probable que una asociación voluntaria acabe convirtiéndose en instancia definidora de la calidad del pro- ceso electoral, dado que las autoridades elec- torales gozan de plena legitimidad y competencia técnica; y los partidos políticos se encargan de vigilar, y en cierta medidas administrar, el proceso electoral. 5. APOYO INTERNACIONAL ALOS OBSERVADORES NACIONALES Desde el inicio de la actividad voluntaria de observación se ha planteado la necesidad de apoyo internacional a los observadores na- cionales por una variedad de razones. Aun- que los observadores internacionales pueden tener un papel crítico en beneficio de la inte- gridad del proceso electoral, existen limita- ciones obvias en su actividad: su número limitado, el tiempo de la misión, las dificulta- des con el idioma o la cultura nacional para identificar a veces problemas relevantes. Los observadores nacionales pueden suplir estas deficiencias y, aparte de ello, son ciudadanos que permanecen activos en el país relaciona- dos con otras actividades cívicas, con frecuen- cia relacionadas con la participación política y la gestión pública tratando de hacer que el gobierno responda a las necesidades de los ciudadanos. Las misiones de observación internaciona- les se relacionan con los observadores nacio- nales fundamentalmente de tres formas: buscando información y ayuda que les pueda resultar de utilidad; apoyándoles con asisten- cia técnica y financiera; apoyando el reconoci- miento legal del derecho de los ciudadanos al seguimiento de los procesos electorales in- cluida la posibilidad de recibir una acredita- ción al respecto, poder observar cada etapa del proceso, incluyendo la posibilidad de en- trar en los centros de votación y de escrutinio. La experiencia de asistencia internacional a las asociaciones voluntarias nacionales en más de 50 países, ha llevado al NDI a la con- clusión de que la cooperación puede ser efec- tiva en este campo, sopesando desde luego en cada país el carácter no partidario de estas organizaciones, pues a veces están controla- das por el gobierno o han tomado partido por la oposición. La cuestión radica en ver si es posible ayudarles a que actúen de manera imparcial y profesional en la observación de las elecciones cualquiera que sean las prefe- rencias políticas de sus afiliados. Estas orga- nizaciones no partidarias de observación electoral pueden con la ayuda externa desarro- llar redes de alcance nacional que permiten re- coger información e informar con rapidez sobre el desarrollo del proceso electoral sobre la base de una muestra amplia de centros de votación (la votación y hasta el escrutinio en mesa y centros de recuento). A veces realizan recuen- tos rápidos paralelos o «quick counts» con márgenes de error muy pequeños como fue el caso Albania, República Dominicana, Perú, Eslovaquia o Panamá (Merloe, 1999). He tenido acceso o participado reciente- mente en evaluaciones de la actividad de di- versas asociaciones nacionales junto con agencias de cooperación internacional, que dan una idea de las inquietudes y problemas a debate. He aquí un par de ejemplos. El NDI organizó en Budapest del 2 al 5 de agosto 2000 un encuentro de organizaciones no par- tidistas de observación electoral de Europa Central y Oriental. Estaba patrocinado por la OSCE y la USAID y asistieron 10 organizacio- nes voluntarias que se habían creado con el apoyo o asesoría del NDI. Eran las organiza- ciones siguientes, alguna de cuyas denomina- ciones reflejan la naturaleza de la actividad: Asociación Búlgara por unas Elecciones Lim- pias y los Derechos Civiles; Centro de Inicia- 97 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES tivas Ciudadanas (Bosnia-Herzegovina); Centro para las Elecciones Libres y la Demo- cracia (Serbia/Yugoslavia); Centro para la Observación (Montenegro); Ciudadanos Or- ganizados para la Observación Electoral (Croacia); Ojo Cívico (Eslovaquia); Comité de Votantes de Ucrania; Memo'98 (Eslovaquia); Asociación Pro-Democracia (Rumanía), y Socie- dad para una Cultura democrática (Albania). El propósito del seminario era compartir expe- riencias e ideas sobre la observación electoral no partidista y la actividad de estas organiza- ciones después de las elecciones, y examinar problemas de cooperación y coordinación en un nivel regional. Otra evaluación de interés tuvo lugar en Roma en el Ministerio de Relaciones Exterio- res en febrero del 2001. Se trataba de un se- minario sobre «Participación italiana en misiones de observación electoral y procesos de democratización» con organizaciones na- cionales italianas. Convocaban las siguientes organizaciones de la sociedad civil: MOVI- MONDO, una ONG con larga experiencia en el campo de los derechos humanos y los pro- cesos de democratización; el Centro de Estu- dios y de Formación sobre Derechos de la Persona y de los Pueblos, de la Universidad de Padua con un Master sobre Derechos Huma- nos; la asociación de expertos en observación de elecciones y procesos de democratización ELEX; el Observatorio de la Comunicación Radiotelevisiva de la Universidad de Pavía, que tiene una proyección en asistencia técni- ca internacional; y la Escuela Santa Ana de Roma, que tiene un programa de postgrado sobre tratamiento de conflictos. Todas estas organizaciones no gubernamentales tienen algún componente de voluntariado, con parti- cipación en misiones fuera de Italia. El en- cuentro puso de manifiesto la existencia de un consenso sobre la necesidad de un ensan- chamiento del papel de la sociedad civil ita- liana en los procesos electorales de las nuevas democracias. Aludiré finalmente a una cuestión que se plantea con frecuencia sobre si las organiza- ciones internacionales deben trabajar juntas con las nacionales de observación electoral o cada tipo de organización debe seguir su pro- pia metodología y estrategia de observación. La conclusión más generalmente alcanzada por analistas y directivos de misión es que la colaboración es oportuna y constructiva, pero el trabajo conjunto propiamente dicho no lo es tanto (Carothers, 1997; López Pintor, 1997; Kumar, 1998; Merloe, 1999). Las razo- nes son varias y de peso. Primero y principal está el hecho de que los observadores nacio- nales son ciudadanos del país observado y los internacionales son invitados, unos y otros so- metidos a códigos de conducta diferentes en cuanto a modos de actuación y límites a las li- bertades, entre ellas la de expresión política. Además cabría mencionar el diferente conoci- miento de la realidad nacional; el grado de compromiso con los actores a ideologías con- tendientes; o el lenguaje utilizado y el posible impacto de las declaraciones finales de las distintas misiones de observación. 6. A MODO DE CONCLUSIÓN Me permito esbozar algunas conclusiones de posible interés interpretativo y estratégico. ¿Por qué esta movilización de la sociedad ci- vil tanto a través de organizaciones internacio- nales como nacionales? Entre las razones más importantes pueden citarse las siguientes: a) la pujanza de los nuevos movimientos sociales en todas las áreas de la acción colectiva; b) la debilidad organizativa de los partidos políticos y la dificultad para movilizar representantes en los lugares de inscripción, votación y escruti- nio; la ausencia o las carencias de medios de comunicación independientes; el no dejar la ob- servación electoral en manos exclusivas de las misiones internacionales intergubernamenta- les. A todo ello hay que agregar la circunstancia novedosa de la existencia de autoridades electo- rales al menos legalmente independientes del poder ejecutivo (las comisiones electorales nacionales) a las que hay que apoyar y presio- nar desde los partidos, los medios y las orga- 98 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES nizaciones cívicas para que efectivamente ac- túen con neutralidad e independencia del eje- cutivo. Tanto más cuanta menor sea la confianza pública en el gobierno como para dejar en sus manos la administración de las elecciones (López Pintor, 2000, passim). ¿Legitimadores o críticos? Se dice con fre- cuencia que las misiones de observadores, so- bre todo internacionales, acaban siempre legitimando la elección o no son suficiente- mente críticas de la forma en que se ha con- ducido el proceso. Sin embargo, en un número creciente de casos los observadores nacionales e internacionales han descalificado el proceso electoral como no sujeto a los estándares de- mocráticos; junto con las misiones internacio- nales: Azerbaiyán en varias ocasiones desde 1996; Togo en 1998; Armenia y Kazakistán en 1999; Haití en varias ocasiones después de 1990, la última en 2000; Kenia y Tanzania en la segunda mitad de los 90; Serbia, Perú y Costa de Marfil en el 2000. En 7 de las 17 elecciones observadas por la OSCE en el año 2000, los observadores llega- ron a la conclusión de que se había cumplido con los estándares internacionales, pero no así en las restantes 10 elecciones donde el re- sultado estuvo fabricado o adoleció de fraude significativo. Se detectaron violaciones de los derechos y libertades fundamentales, falta de transparencia y de responsabilidad en la ges- tión del proceso de votación o de escrutinio. En el área de observación de la OSCE al cabo de una década de transiciones a la democra- cia, se podría concluir que el panorama más oscuro lo ofrece Asia Central, seguida de los Balcanes. Una situación menos pesimista, mezcla de éxitos y fracasos, es la que ofrece Europa Central y Oriental (presentación del Jefe de la Sección Electoral de OSCE/ODIHR en el seminario de Roma, 26 febrero 2001). Es digna de encomio la acción voluntaria, si bien con moderado entusiasmo, ya que no todo son progresos ni mejoras respecto de la labor de las organizaciones tradicionales (partidos políticos) o de las administraciones públicas (las comisiones electorales y los go- biernos locales sobre todo). El afán reciente de los donantes por la sociedad civil forma parte de una curva de aprendizaje en la bús- queda de ir más allá de las elecciones y las instituciones estatales y profundizar en la sustancia de la democracia. El entusiasmo ini- cial con las organizaciones de la sociedad civil parece ir retrocediendo pues «no todas las orga- nizaciones de la sociedad civil son tan civiles como parecen ni todos los organismos no gu- bernamentales son tan no gubernamentales como lo reivindican. Su representatividad, responsabilidad y viabilidad son a menudo débiles y muchas de ellas están muy politiza- das» (Santiso, 2000, 9). Por último, la presencia de observadores extranjeros debería ser más frecuente en las elecciones de las democracias estables o más antiguas, aunque solo fuese por un principio de reciprocidad con las democracias nuevas a las que tanta asistencia técnica y financiera se viene prestando. Naturalmente no se trata de aplicar el enfoque de emergencia internacio- nal, tan frecuente y necesario en la ayuda nor- te-sur, sino más bien de enriquecerse con la perspectiva, tal vez refrescante, que puedan aportar terceros observadores ante la práctica rutinaria del voto en países de más larga tradi- ción democrática. No existen elecciones perfec- tas ni aprendizaje definitivo. Pero el tema de la calidad de las democracias consolidadas, también en su dimensión electoral, escapa del objetivo de esta modesta aportación so- bre el papel del voluntariado como garantía del sufragio. 99 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES Nota de agradecimiento A Marcia Bernbaum como coautora de la evaluación externa de Transparencia; a Pa- trick Merloe y Holly Ruthrauff del NDI por su información acerca de las recientes activi- dades del Instituto. A Emilio Gilolmo por su información sobre España. BIBLIOGRAFÍA BERNBAUM, M., LÓPEZ PINTOR, R. y SANBORN, C. (2000): «Transparencia: La Sociedad Civil Pe- ruana Observa las Controvertidas Elecciones del 2000». Transparencia. Lima (informe multi- copiado). CAROTHERS, T. (1997): «The Observers Observed». Journal of Democracy, 8 (3). 17-31. LÓPEZ PINTOR, R. (1997): «Reconciliation Elections: An Experience from Post-Cold War Times», in Kumar, K. (ed.). Rebuilding Societies after Civil War: Critical Roles for International Assistance. Lynne Rienner. Boulder, Co. --- (1999): Votos contra Balas. Planeta. Barcelona. --- (2000). Electoral Management Bodies as Insti- tutions of Governance. UNDP. New York. KUMAR, K. (ed.) (1998): Postconflict Elections, De- mocratization and International Assistance. Lynne Rienner. Boulder, Co. MERLOE, P. (1999): «Lessons Learned and Challen- ges Facing International Elections Monitoring». NDI, National Democratic Institute for Inter- national Affairs. Washington, D.C. NEVITTE, N. y CANTON, S. A. (1997): «The Role of Domestic Observers». Journal of Democracy, 8 (3), pp. 47-61. SANTISO, C. (2000): «Sopesando la cooperación a la democracia. Deshaciendo el nudo gordiano». Instituto Internacional de Gobernabilidad. Red de Gobernabilidad y Desarrollo para América Latina. Barcelona. 100 ESTUDIOS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO YASUNTOS SOCIALES RESUMEN: El artículo da cuenta, de manera descriptiva, de una nueva actividad del voluntariado en el ámbito de los derechos humanos, concretamente el seguimiento de los derechos políticos asociados con la práctica de elecciones libres y limpias en el mundo. Desde Filipinas en los años 80 y Nicaragua en 1990 hasta hoy, la observación electoral por parte del voluntariado nacional e internacional no ha hecho más que crecer; manifestándose de tres formas. Cro- nológicamente fueron primero las organizaciones internacionales intergubernamentales como la ONU o la OEA, movilizando observadores en buena medida voluntarios. En segun- do lugar, las organizaciones no gubernamentales nacionales con proyección internacional, como el NDI americano o el ERIS británico. Finalmente, las asociaciones nacionales de vo- luntarios para el seguimiento de la propias elecciones; desde la pionera NAMFREL de Fili- pinas hasta TRANSPARENCIA hoy en Perú. Se describe brevemente la actuación reciente de alguna de estas organizaciones en Serbia, Indonesia y Kazakistán y, con más detalle, un reciente estudio de caso del Perú. El artículo concluye con algunas consideraciones de carácter estratégico, encomiando la acción volun- taria en el campo electoral, si bien con moderado entusiasmo; y enfatizando la necesidad de que estas organizaciones se involucren cada vez más en programas de profundización en la sustancia de la democracia, más allá del umbral necesario de las elecciones. 101 RAFAEL LÓPEZ PINTOR REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES

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