Universidades de Salamanca y Valladolid. Cátedras de Derecho civil: Jornadas ítalo-Españolas de Derecho agrario. Valladolid, 1976

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas725-728

    UNIVERSIDADES DE SALAMANCA Y VALLADOLID. Cátedras de Derecho civil: Jornadas ítalo-Españolas de Derecho agrario. Valladolid, 1976.

El grueso volumen, que se acerca a las seiscientas páginas y que recoge fundamentalmente todas las ponencias y comunicaciones que se presentaron en las «Jornadas italo-españolas de Derecho agrario», y que se celebraron los días 5 al 9 de noviembre de 1972, me llega ahora para su recensión, y me apresuro a «despachar este toro» lo más rápidamente posible para que no pierda más actualidad, aunque mi deseo, bien es verdad, sería lograr una «buena faena» y no la de trámite.

Se hace muy difícil para mí enfrentarme con un Derecho agrario que apenas conozco, y del cual sólo flecos, residuos o consecuencias se me han cruzado en el camino de mi profesión: concentraciones, colonizaciones, etcétera. No debe ser fácil el tema, pues de lo contrario pienso que el mismo estaría resuelto o en vías de resolución, políticamente hablando. Contemplando la Historia de España no acierta uno a pronunciarse sobre si nuestro país es agrícola o industrial, o no es nada de las dos cosas. Euforias turísticas hicieron este suelo «diferente». Republicanamente hablando, no puede uno prescindir de la reforma agraria. En la época franquista el signo que ha mediatizado a España-aparte el maná turístico-es el intento -y a veces el logro-de una España industrial.

Un hombre que nace en plena meseta castellana, a un tiro de piedra de la Tierra de Campos o campos de tierra, como dijera Pérez de Ayala, debería en este momento saber decir la palabra justa, el adecuado término que pudiese apoyar el tema agrario. Pero a mí el paisaje despoblado, sin árboles y con horizonte visible, me pone nostálgico, solo con mi verdad, pisando el surco del arado y con los ojos empequeñecidos, como si estuviera contemplando el mar. El recuento de políticas ministeriales agrarias de una cuarentena de años hacia acá no conduce a nada. Los blancos han quedado sin dianas y los pueblos sin gente. Se vende el campo. Cada vez que retorno al abrazo de la raíz de mi tronco, contemplo un adobe menos y una ruina más y menos gente. En los núcleos urbanos e industriales Page 726 encuentro a mis paisanos con coche, con televisión, con nevera y con contaminación. Viven ilusionados con su «renta per capita». Los surcos de la tierra de su pueblo sólo les interesa para cuando las ruedas de su coche los marquen en sus vacaciones... Sin brazos que siembren y trabajen la tierra, sin manos que juntas pidan en oración la lluvia o el sol, sin árboles que protejan el paisaje, sin casas campesinas que brinden mínimos de comodidad, sin comunicaciones, sin adelantos, sin salarios, sin posibilidades..., es muy difícil el logro de ese retorno a la raíz del campo.

Si los políticos han logrado que lo urbano venza sobre 10 rústico, los juristas parece que vuelven la cabeza serenamente hacia lo rústico. Una muestra de ello son estas «Jornadas ilalo-españolas», en las que...

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