El testimonio

AutorJosé Ibáñez Peinado
Páginas95-162

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5.1. Introducción

El testimonio de los testigos ha sido de interés para los psicólogos experimentalesdesde hace, por lo menos, ochenta años. Si consultamos el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define testimonio como «Atestación o aseveración de unacosa» y como «Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de una cosa».

Para nuestro trabajo estas definiciones se nos antojan «flojas», pues no abordan elpunto de vista puramente legal-policial en el que nos encontramos embebidos. Desde este punto de vista, dos definiciones de testimonio, entre otras muchas que podemos encontrar, podrían ser «Una manifestación de conocimiento sobre hechos presuntamente delictivos, realizada por un tercero que, en principio no ha tenidoparticipación en ellos, ante el Juez de Instrucción o funcionario de Policía Judicial «(Martín y Álvarez, 1999) y «Es la declaración que de propia ciencia o de referencia, realiza un particular ante la autoridad judicial o sus agentes, sobre los hechos que motivan la actuación procesal» (Marchal, 2003).

Si bien en nuestro derecho procesal el testimonio (o declaración) de las personasimplicadas en un hecho de carácter delictivo se ha considerado un hecho fundamental, ha sido muy poca la investigación que se ha demandado desde este ámbito en todo aquello que se consideran funciones cognitivas que actúan de forma determinante en dicho acto desde el momento en que la información se adquiere hasta que esta es solicitada por Jueces o agentes policiales y cómo estos la asumen e interpretan, unos para fundamentar sus decisiones y otros para iniciar sus investigaciones.

La Psicología del Testimonio, ha sido considerada como «el campo de investigación que analiza los factores que influyen en la calidad del testimonio» (Ibabe, 2000),y ha tenido un nacimiento tardío, a finales del siglo XIX y primeros del XX, presionadapor errores judiciales basados y provocados por manifestaciones e identificaciones incorrectas, aún sin ánimo de engaño, pero que han sido influidas por numerosas variables que desvirtuando su fiabilidad han llevado a jueces, tribunales y jurados a una convicción equivocada.

Para nosotros y desde el punto de vista de este trabajo entendemos la Psicología del Testimonio como « el estudio de la forma de aumentar la capacidad de las víctimas yPage 96 testigos para recordar los hechos y las circunstancias que los rodearon y dar mas detalles sobre los mismos y de la exactitud de la memoria de éstos» o mas brevemente « psicología de lo que se sabe y de lo que se piensa» y que, desde el punto de vista jurídico-legal, centra sus esfuerzos en el estudio de la mentira voluntaria o involuntaria.

Recientemente, en 1999, el Fiscal General estadounidense, Janet Reno, en el prólogo a la guía para policías confeccionada por la Oficina de Programas de Justicia (U.S. Department of Justice, 1999), dice «los testigos frecuentemente juegan un papel vital para descubrir la verdad acerca de un crimen» y añade «la prueba del testigo no es infalible. Incluso la gente más honesta y objetiva puede cometer errores al recordar e interpretar un acontecimiento presenciado».

En dicha guía, aparte de numerosos y experimentados policías, abogados y fiscales participaron psicólogos de la talla de Fisher, Wells, Malpass, Lindsay y Turtle (Reno, Fisher, Robinson, Brennan y Travis, 1999). Por esto, quizás, la aportación más amplia de los principios de la psicología a la hoy denominada psicología jurídica y/o forense lo ha sido, desde su inicio, en la cultura americana, continuada en otros países como Inglaterra, Francia y Alemania.

Las investigaciones experimentales de estos psicólogos, que son numerosísimas, tenían como objetivo principal determinar la cantidad y precisión de la información contenida en los testimonios que prestaban las personas implicadas, mediante el empleo de determinadas técnicas que, basadas en principios que rigen la memoria humana, son útiles para ayudar a las personas a recordar.

También han sido muchas las investigaciones sobre el testimonio que han abarcado las distintas variables que influyen, o pueden influir, en la memoria del testigo, especialmente durante las fases de codificación o adquisición y recuperación o recuerdo, a las que nos hemos referido anteriormente (Craik y Watkins, 1973; Davies, 1986; Flexser y Tulving, 1978; Ibabe, 2000; Mira, 1980; Schank y Abelson, 1977; Tudela, 1989; Tulving y Thomson, 1973; Underwood, 1983). Antes del nacimiento de la Entrevista Cognitiva (EC) ya existía numerosa investigación sobre el testimonio de los testigos que, utilizando la metodología del delito escenificado, intentaba aislar los efectos de variables tales como la frecuencia y la duración de la exposición, la gravedad o estrés del acontecimiento, la amplitud del intervalo de retención, y el tipo de preguntas o procedimientos de identificación empleados para provocar la recuperación (Anderson y Pichert, 1978; Baddeley, 1982; Bekerian y Bowers, 1983; Bower, 1972 y 1981; Bransford, Barclay y Franks, 1972; Brigham, Maas, Snyder y Spaulding, 1982; Chistiansen y Ochalek, 1983; Clifford y Hollin, 1981; Deffenbacher, 1983; Eich, 1980; Eysenck, 1982; Hosch y Cooper, 1982; Leippe, Wells y Ostrom, 1978; Loftus, 1975).

Además, los psicólogos, han venido reconociendo un papel de importancia creciente al testimonio en los juicios en relación a la credibilidad de las manifestaciones de lostestigos y las características que los predicen (edad, sexo, entrenamiento, personalidad).

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Un principio común guía todas las investigaciones en este campo: «el convencimientode que el testimonio de las víctimas y/o de los testigos que sufren o presencian un determinado hecho, en nuestro caso especial, delictivo, es la base fundamental, y a veces única, de las investigaciones para el esclarecimiento de los delitos» (Hosch y Cooper, 1982).

Durante los últimos 20 años las investigaciones psicológicas han producido una amplia variedad de resultados relacionados con el recuerdo de los acontecimientos violentos o traumáticos, unos muestran que los acontecimientos traumáticos son retenidos bastante bien (Bohannon, 1988, 1992; Brown y Kulik, 1977; Heuer y Reisberg, 1990; Yuille y Cutshall, 1986;), otros que son retenidos pobremente comparados conacontecimientos neutrales o de cada día (Clifford y Hollin, 1981; Loftus y Burns, 1982, Neisser y Harsch, 1990). Otros más han demostrado sorprendentes interacciones entre el tipo de acontecimiento, el tipo de detalle de la información, el tiempo dela prueba y el tipo de información a recuperar (Christianson, 1992a).

En la bibliografía sobre testigos se afirma, a menudo, que altos niveles de estrésemocional conduce a un deterioro de la memoria, y las víctimas serían menos de fiar, dado el incrementado estrés emocional que experimentaron durante el acontecimientoviolento (Bassin, 1984; Deffenbacher, 1983; Loftus, 1979).

Yuille y Cutshall, 1986 y Yuille y Tollestrup, 1992 argumentaban que los testigosde delitos violentos y otros acontecimientos emocionales de la vida real, a menudo responden mejor de lo que podríamos esperar.

La bibliografía sobre testigos relacionada con la memoria para acontecimientosviolentos está ampliamente basada en estudios de laboratorio y de acuerdo con Yuille (1980), los resultados de estas investigaciones no se pueden comparar con las situaciones de la vida real. Varios estudios de campo muestran claramente que una fuerte respuesta emocional no reduce la memoria para un acontecimiento violento. Dehecho el patrón de resultados ha sido el inverso: los testigos reales, que han sido amenazados y traumatizados, tienden a tener «excelentes recuerdos de esos acontecimientos».

Calificaron los recuerdos de traumas reales como que eran detallados, seguros, persistentes y cualitativamente diferentes de los recuerdos de acontecimientos traumáticos inducidos en el laboratorio.

No obstante hemos de resaltar que la metodología de estudio adolece de obvias limitaciones en relación con el control del nivel de estrés del acontecimiento, su apropiadocontrol y medida, limitación que puede afectar a la generalización de estas conclusiones.

La implicación y la respuesta emocional de un testigo con un acontecimiento es eldeterminante central de la memoria para ese acontecimiento (Yuille y Cutshall, 1986).Page 98 Dado que los testigos en la investigación de laboratorio son esencialmente observadores no implicados que raramente sienten una amenaza personal de la magnitud que una víctima o testigo de un delito real probablemente sienta, el rendimiento de la memoria de un testigo de laboratorio sigue un patrón diferente del testigo en la vida real.

La investigación de laboratorio afecta a «acontecimientos de pequeño impacto» que no llevan a un cambio en la atención (los detalles centrales y periféricos son almacenados indiscriminadamente), y están asociados con una gran pérdida de detalle a lo largo del tiempo. Los acontecimientos de la vida real («acontecimientos de impacto» llevan a un estrechamiento de la atención, con pocos...

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