Tecnología y empleo: una reconsideración contra el pesimismo

AutorDimitris Kyriakou

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS, edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish.

Dimitris Kyriakou se graduó en ingeniería eléctrica e informática y obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Princeton. Trabajó como economista en el Banco Mundial, antes de incorporarse al IPTS, donde es el editor de The IPTS Report y economista jefe, responsable de asesorar sobre temas económicos. Sus principales temas de investigación son las tecnologías de la información, el empleo, el desarrollo regional y la sostenibilidad.

En los últimos años ha aumentado el pesimismo a propósito de la tecnología, alimentado por los problemas de desempleo en Europa que, a veces, se atribuyen, de forma simplista y errónea, a la tecnología

Una mejor comprensión de las relaciones entre tecnología y empleo protegería, en primer lugar, a los políticos de la retórica destructiva en contra de la tecnología. Además, contribuiría a desarrollar políticas que tengan en cuenta no sólo la tecnología, sino también los problemas de empleo

El eterno tema del impacto de la tecnología sobre el empleo nunca deja de despertar interés (y, a menudo, sentimientos muy fuertes); por la duración de su fascinación, podría compararse con los límites malthusianos al crecimiento. Al menos desde los albores de la revolución industrial, se han expresado temores de que las máquinas eliminarían puestos de trabajo. A principios del siglo XIX, el barco de vapor de Fulton despertó las iras de los marineros, y los luddistas consideraban a los telares y a las máquinas de hilar como enemigos declarados. En la década de 1940, el pionero de la informática Norbert Wiener predijo que los ordenadores darían lugar a una crisis peor que la Gran Depresión de los años 30. Pese a la evidente inexactitud de estas profecías, los pesimistas insisten en que las nuevas tecnologías que desplazan a los trabajadores (TI) - informática, telecomunicaciones, etc.- son de una variedad nueva y devoradora de puestos de trabajo, un argumento igualmente pesimista que el de Wiener. Se sostiene que el carácter general de la actual revolución tendrá un impacto que se notará en toda la economía; es decir, no habrá sitio donde refugiarse, interpretando el refugio en el sentido de que el sector servicios sirve de "cobijo" a los trabajadores desplazados de la industria en las décadas precedentes. Esta línea de argumentación olvida que el término general "servicios" equivale a un conjunto donde los puestos de trabajo se crean y se destruyen sin límites cuantitativos a priori. (Nótese que no examinamos aquí el problema de los puestos de trabajo ocupados por mano de obra más barata en los países en vías de desarrollo, tema que se aborda en la bibliografía comercial).

Aunque generalmente se acepta que la experiencia del pasado demuestra que la tecnología no reduce permanentemente el empleo total, hay quienes sostienen que la omnipresencia de las nuevas tecnologías en la actualidad no dejará sector nuevo alguno en el que puedan refugiarse los trabajadores desplazados

Y, lo que es todavía más importante, los pesimistas sugieren que, por primera vez, hasta los trabajadores especializados "de corbata" están en peligro, y ello explica por qué la recesión de principios de los 90, aunque más suave en varios países que la sufrida a principios de los 80, suscitó predicciones más lúgubres y una mayor sensación de dificultad. En esa época, fueron personas influyentes las que se vieron perjudicadas o, al menos, personas próximas a periodistas, "santones" o analistas influyentes, personas que podrían haber luchado para que no se les redujese a meras estadísticas - en las recesiones anteriores, los periodistas "estrella" difícilmente habrían podido identificar a un amigo que hubiera perdido su empleo.

En 1996, en el número 9 de The IPTS Report, ya sosteníamos que este "tecnopesimismo" estaba muy desenfocado. Las razones de entonces se pueden aplicar igual hoy día. De hecho, no sólo el comportamiento reciente de la generación de empleo en la UE es prometedor, sino que también las relaciones entre tecnología y crecimiento (y, a través del crecimiento, con el empleo) se pueden demostrar con cifras.

Tecnología y crecimiento

En líneas generales, hay tres tipos de estudios basados en modelos econométricos que tratan de captar el impacto de la tecnología (a la que, a menudo, se da el nombre de progreso técnico y, en primera aproximación, se asocia con el llamado "factor residual", es decir la parte del crecimiento que no puede explicarse por el aumento de los factores de producción, como capital y trabajo).

Los tres modelos que se utilizan en los estudios para captar el impacto de la tecnología se basan en la contabilidad del crecimiento, en la econometría de las funciones de producción y en estudios específicos de sectores industriales

Estos estudios se basan en: primero, la contabilidad del crecimiento, donde se examinan datos sobre capital, trabajo y producción en un periodo de tiempo prolongado, y el residuo se identifica como progreso técnico; segundo, estudios econométricos de las funciones de producción, para los cuales se reúnen datos de muchos países y el progreso técnico se refleja en función de tendencias temporales; y tercero, estudios específicos por sectores industriales.

Bob Solow (que por cierto es colaborador a largo plazo del Instituto de Prospectiva Tecnológica (IPTS)), realizó un trabajo pionero sobre contabilidad del crecimiento, estudiando la velocidad del cambio técnico en EE.UU. que, de acuerdo con sus resultados, explicaba casi el 50 % del crecimiento de este país, en la primera mitad del siglo XX.

Edwin Mansfield (1996) estudió algunas industrias clave (tratamiento de la información, equipos eléctricos, productos químicos, instrumental científico...

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