"Smart is beautiful"

AutorAlois Frotschnig

Análisis

Introducción

Este artículo analiza: (1) la tecnología (normalización, seguridad, diseño, programación, fabricación); (2) aplicaciones y ensayos; (3) el mercado (usos actuales y perspectivas futuras); (4) los problemas (económicos, organizativos, psicológicos y sociales) relacionados con las tarjetas inteligentes: seguridad, privacidad, repercusiones legales, reglamentarias y económicas. Es importante rechazar la autocomplacencia, en cuanto a la capacidad para utilizar esta tecnología, y tener en cuenta la necesidad de reevaluar los aspectos de seguridad y de política, habida cuenta, sobre todo, de que la seguridad que ofrecen las tarjetas inteligentes, aunque elevada, no es total.

Para hacer frente a estos problemas, hay que establecer, de acuerdo con la política de seguridad, límites en las aplicaciones de las tarjetas, tanto cuantitativos (valores/plazos máximos para las transacciones con tarjetas) como cualitativos (evitando que el control de las transacciones de alto valor monetario, comercial, social, etc. se efectúe únicamente con una tarjeta inteligente).

¿Qué es una tarjeta inteligente?

La idea de utilizar una tarjeta de plástico como soporte de un microchip fue desarrollada por Jürgen Dethloff en 1968. Y la utilización de un número de identificación personal para salvaguardar la información contenida en el chip condujo a la invención de las tarjetas inteligentes por Roland Moreno, en 1974.

El tipo y tamaño de la memoria disponible es lo que distingue a las tarjetas inteligentes de otras tarjetas de plástico. El tipo de memoria de menor nivel utilizado en las tarjetas inteligentes es la memoria de sólo lectura (Read Only Memory, ROM), que contiene el sistema operativo de la tarjeta. La memoria de acceso aleatorio (Random Access Memory, RAM) puede interactuar con un terminal durante una transacción, pero los contenidos no se retienen, una vez que se retira la tarjeta. El tipo más sofisticado es la memoria de sólo lectura, borrable y programable electrónicamente (Electronically Erasable Programmable Read Only Memory, EEPROM) que se usa para almacenar permanentemente los datos. La EEPROM es reutilizable y, actualmente, se dispone de hasta 8 Kbytes en la tarjeta.

La multifuncionalidad permite utilizar las tarjetas para más de una aplicación y por más de una organización. Por ejemplo, una tarjeta de pago, emitida por un banco, se puede utilizar también como tarjeta de unos grandes almacenes. Sin embargo, problemas organizativos y de seguridad pueden limitar las aplicaciones multifuncionales: el control del acceso a datos de naturaleza delicada está incorporado en una aplicación distinta de la que se refiere a las máquinas expendedoras de bebidas, y exige un nivel de seguridad que ésta última no puede proporcionar. Aparte de los problemas técnicos, un obstáculo de carácter práctico para la multifuncionalidad es el limitado espacio disponible para publicidad en la tarjeta.

Cuadro 1: ¿Qué puede hacer una tarjeta inteligente?

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Se puede distribuir libremente información mediante una tarjeta inteligente y, sin embargo, limitar el acceso a la misma al personal autorizado. El acceso a la información puede ser controlado por el emisor de la tarjeta y por el emisor de la información. Según las necesidades, se puede acceder a la información de uno o varios modos diferentes:

. Sólo leer

Una vez cargada, parte de la información contenida en la tarjeta únicamente puede leerse. La información se fija, como en un libro, de tal modo que no se puede incrementar, modificar ni borrar. Esta información contiene un número único para cada tarjeta, el número de unidades que contiene la nueva tarjeta y una indicación de quién la ha fabricado. Esta información es fácil de leer pero no puede modificarse de ninguna forma.

. Sólo añadir

Parte de la información contenida en la tarjeta únicamente puede incrementarse, como ocurre en el grabado sobre piedra. La adición de información sólo es posible mientras quede espacio y, una vez añadida, no se puede modificar ni borrar, aunque sí se puede leer. Un ejemplo son las unidades utilizadas en las tarjetas de teléfonos: la información se añade, igual que si se marcasen casilleros. Cuando todos los casilleros están marcados, no quedan más unidades. Unicamente es posible añadir marcas y nunca borrarlas, de modo que nadie puede rellenar la tarjeta.

. Modificar o borrar

Parte de la información de la tarjeta se puede modificar o borrar, al igual que se escribe en una pizarra. Ello implica que también se puede añadir información, mientras haya espacio.

. Sin acceso

No se puede acceder nunca a parte de la información contenida en la tarjeta. Esta información se almacena en un núcleo de seguridad. Aunque ello pueda parecer inútil, es necesario que las tarjetas inteligentes puedan contener secretos que nunca se puedan revelar fuera de las interioridades de la tarjeta. La seguridad a bordo y el procesado de códigos de identificación son ejemplos de este tipo de acceso. Mediante el uso cuidadoso de códigos de identificación es posible evitar el uso indebido de información, ya sea por error o intencionadamente. Otro ejemplo es el de las firmas digitales, con las que se impide el acceso, evitando así el peligro de uso indebido.

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Actualmente existen dos tipos de tarjetas inteligentes: la tarjeta inteligente, propiamente dicha, tiene una unidad central de proceso que permite "leer y escribir" (por ejemplo, se puede aumentar o disminuir el valor monetario, según necesidades); la tarjeta de memoria contiene un valor almacenado, que disminuye a medida que el usuario realiza transacciones. Algunas tarjetas son más inteligentes que otras. Las más sencillas, como las de teléfonos, son suficientemente inteligentes como para que sea virtualmente imposible copiarlas o falsificarlas, pero no ofrecen protección en caso de pérdida. Otras tarjetas inteligentes tienen un código de identificación para limitar su uso a una persona o máquina; y las más sofisticadas manejan varias aplicaciones y códigos de identificación y utilizan técnicas de autentificación y cifrado para combinar una total libertad con una total seguridad.

Problemas de seguridad

El actual crecimiento espectacular del mercado en aplicaciones de seguridad y en tarjetas con criptocontroles subraya la importancia de los temas de seguridad en las modernas tecnologías de la información. Ello significa que la seguridad ha de estar en primera línea en los futuros productos de las tecnologías de la información. Sin embargo, las distintas aplicaciones exigen diferentes niveles de seguridad y, desde luego, en ningún sistema técnico se puede garantizar una seguridad absoluta.

La base para asegurar una protección eficaz contra la manipulación de las tarjetas con chips viene dada por la coordinación de esfuerzos que incluya: (a) Seguridad del hardware (medios físicos); (b) Seguridad del software (sistema operativo); (c) Seguridad del sistema (mediante la comunicación inteligente entre la tarjeta, el lector y el sistema de apoyo). Así, la seguridad se transforma en un proceso dinámico, que cambia con el tiempo. Además, hay que tener en cuenta que el nivel total de seguridad viene dado por el del elemento más débil de la cadena.

Partiendo de los cuatro puntos desde los que se puede producir un ataque (medio ambiente, condiciones operativas, requisitos funcionales y requisitos de seguridad), se pueden identificar cuatro amenazas a la seguridad: (a) Pérdida de autenticidad; (b) Pérdida de integridad; (c) Pérdida de confidencialidad; (d) Pérdida de disponibilidad. El hecho de que el uso de las tarjetas inteligentes se esté generalizando, pese a no ser inmunes a las agresiones, exige que se establezcan límites, en línea con las políticas de seguridad; tanto límites cuantitativos (valores/plazos máximos para las transacciones con tarjetas) como cualitativos (no controlar las transacciones con alto valor monetario, comercial, social, etc., únicamente por medio de una tarjeta inteligente).

Cuadro 2: Tarjetas de contacto, sin contacto y combinadas

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Las tarjetas inteligentes son tarjetas de plástico --como las tarjetas de crédito-- que tienen un microchip incorporado, en lugar de una banda magnética unida a su dorso. Este chip permite reemplazar o suplementar la información contenida en la banda magnética. En la tarjeta se realizan cálculos reales "fuera de línea" (utilizando la energía almacenada tomada del controlador) para una serie de aplicaciones.

No sólo están aumentando las aplicaciones, sino también el rendimiento y la comodidad de uso. En lugar de insertar la tarjeta en un lector (por ejemplo en un cajero automático como ocurre en las tarjetas de contacto), será posible simplemente enseñar la tarjeta a un dispositivo de control (una caja más pequeña que un diccionario de bolsillo) para completar una transacción. Los datos se transfieren desde y a la tarjeta mediante una señal de radio tan rápida que todos los elementos de la transacción se completan en una fracción de segundo. Esta nueva tecnología se conoce como tarjeta inteligente sin contacto.

Otra variante, la tarjeta combinada, utiliza ambas tecnologías y es por tanto compatible con cualquier tipo de terminal.

Aplicaciones típicas de las tarjetas de contacto son los monederos electrónicos y las tarjetas de teléfonos (para los que existe ya una infraestructura), mientras que las tarjetas sin contacto se usan para el pago de billetes en los transportes (agilizando el embarque). Con las tarjetas combinadas son posibles ambos tipos de aplicaciones.

Para los monederos electrónicos puede ser importante utilizar tarjetas de contacto, para reforzar la percepción psicológica de la seguridad. La tarjeta combinada parece ser el mejor puente entre las tarjetas de contacto y las tarjetas sin contacto, tecnología que tendrá un mayor alcance en el futuro.

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La interfaz con el usuario

Aunque las tarjetas inteligentes han de recorrer todavía un largo camino, en su lucha por la aceptación, existen ciertos obstáculos en los procesos básicos, como el manejo de los códigos PIN (número de identificación personal). En primer lugar, el que haya que acordarse de distintos códigos PIN para las diferentes tarjetas, es una complicación evidente, que se puede obviar como sigue:

. Permitiendo que el usuario de la tarjeta elija sus propios códigos PIN. Esto es técnicamente fácil, aunque suele reducir la seguridad, ya que el usuario elige códigos fáciles de recordar y, por tanto, fáciles de averiguar por los defraudadores.

. Reduciendo el número total de tarjetas en manos del consumidor. Las tarjetas de varias empresas y las de aplicaciones múltiples ayudarán a alcanzar esa meta. Sin embargo, como los obstáculos comerciales suelen dificultar la agrupación de múltiples aplicaciones en una sola tarjeta, se habrán de lograr compromisos para la adecuada agrupación de servicios que tengan sentido en una misma tarjeta (véanse también las observaciones anteriores sobre la multifuncionalidad).

Además, marcar un código PIN exige obviamente un teclado, que suele resultar incómodo para las personas de edad o discapacitadas. Las cosas empeoran cuando los dispositivos se miniaturizan, como ocurre con los monederos electrónicos o los teléfonos móviles. Se están investigando otras interfaces, como el control de la voz: se pueden construir interfaces humanas específicas, basadas en la voz, para dispositivos portátiles y otros aparatos donde la interfaz clásica pantalla-ratón-teclado es irrelevante.

La voz se puede utilizar también como medio de identificación biométrica. La onda característica de una señal de voz se puede utilizar para identificar al auténtico propietario de la tarjeta. Por razones de privacidad y seguridad, el reconocimiento biométrico lo debe manejar localmente la tarjeta inteligente. El "modelo", es decir, el patrón de referencia biométrica del usuario es uno de los secretos a almacenar permanentemente en la memoria de la tarjeta. Además de la voz, hay otros métodos biométricos dinámicos, como el reconocimiento de la firma, o estáticos, como las huellas dactilares y el reconocimiento ocular. Estos métodos se han de considerar con escepticismo, ya que es sabido que su éxito en los procesos de identificación y verificación es menor del 100 %. En particular, la biometría de una persona, por ejemplo la voz, puede cambiar con el tiempo.

Aplicaciones y ensayos

Las tarjetas inteligentes se utilizan ampliamente en los sistemas de teléfonos públicos de todo el mundo. En más de cincuenta países se utilizan normalmente como tarjetas de teléfonos prepagadas. Actualmente se están extendiendo a otras áreas, como los servicios sanitarios, los bancos y los transportes. Las aplicaciones disponibles para el usuario varían con el tipo de tarjeta. Una tarjeta inteligente sólo con memoria tiene un conjunto de aplicaciones más limitado que otra con microprocesador. Las tarjetas inteligentes se utilizan en las aplicaciones que se relacionan a continuación:

Telecomunicaciones

Las tarjetas de teléfonos prepagadas reducen el fraude (en comparación con las tarjetas con banda magnética), los robos y las pérdidas de crédito; tienen costes de mantenimiento más bajos y reducen los costes del manejo de monedas. Se pueden obtener ingresos adicionales con los anuncios en las tarjetas y con los créditos no gastados. En Alemania existe una tarjeta que se puede recargar después de ser utilizada.

Actualmente hay 850 millones de tarjetas telefónicas en circulación en todo el mundo; tarjetas que tienen una memoria sencilla, sin procesador. Las razones por las que las tarjetas de teléfonos prepagadas son tarjetas inteligentes son: construcción del lector sencilla; eliminación de los problemas de manejo de efectivo; mantenimiento más bajo; costes de lectura más bajos y posibilidad de múltiples aplicaciones de los teléfonos públicos.

Comunicaciones Móviles Digitales

Los teléfonos móviles que utilizan las redes GSM (Global System for Mobile Communication) han de equiparse con una tarjeta inteligente para identificar al usuario. Esta tarjeta, denominada SIM (Subscriber Identification Module) puede ser una tarjeta de tamaño normalizado (norma ISO) o una versión para insertar que consta sólo del chip rodeado de unos pocos milímetros de plástico. El SIM es unívoco para cada usuario individual y se puede transferir de un teléfono a otro, dándole la misma identidad y el mismo número de teléfono asignado al suscriptor.

Sector financiero

Una tarjeta de pago permite la transferencia de fondos de la cuenta del comprador a la del vendedor. Los altos niveles de seguridad que se pueden conseguir con una tarjeta inteligente hacen de ello una alternativa atractiva, reduciendo el fraude que es posible con las tarjetas de banda magnética. Se prevé un movimiento importante de los bancos hacia las tarjetas inteligentes para 1997, fecha prevista por los principales emisores internacionales de tarjetas --Europa, Mastercard y Visa (EMV)-- para poner en el mercado su primera tarjeta inteligente. En Alemania, los usuarios de tarjetas de monederos electrónicos, emitidas por los bancos, se están encontrando con el problema de que no hay instalados suficientes dispositivos para procesar las tarjetas en los comercios. Un punto esencial es el cambio considerable que será necesario, ya que se estima que existen en el mundo un billón de tarjetas de banda magnética, 300.000 cajeros automáticos y 6 millones de puntos de venta electrónica.

Cuadro 3: El ejemplo de Zolotaya Korona (ZK) en Rusia

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Zolotaya Korona es uno de los mayores sistemas de pago bancario con tarjeta inteligente, que ha operado en Rusia con 120 bancos, 200.000 tenedores de tarjetas y 100.000 transacciones semanales en el último año y medio. El sistema comprende 4.500 puntos: terminales de venta, cajeros automáticos, terminales de autoservicio y sucursales bancarias.

El sistema emite más de 10 tipos de tarjetas inteligentes y productos asociados (tarjetas de débito, tarjetas de crédito, tarjetas de seguros médicos, tarjetas de fondos de pensiones, tarjetas de estaciones de servicio). Además, el sistema permite que los participantes promocionen nuevos servicios financieros, basados en las tarjetas inteligentes, independientemente, como por ejemplo moneda propiedad de un banco. También las grandes empresas industriales utilizan las tarjetas para transferir el sueldo a sus empleados, directamente a su cuenta de la tarjeta, creando así un método de pago para ellos. Los empleados pueden comprar después en los puntos del sistema ZK en toda Rusia.

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Servicios sanitarios

El uso de datos sanitarios personales es un tema muy delicado: los usuarios tienen que estar plenamente convencidos de que los riesgos de filtraciones ("paciente transparente") son infundados. Los riesgos de las tarjetas sanitarias son difíciles de evaluar, aunque sus defensores subrayan sus muchos beneficios: costes administrativos reducidos y mejor atención al paciente, que se puede conseguir al disponer de una información precisa. Esto último, sin embargo, puede ser también objeto de crítica, ya que la información en forma de simples datos puede dar lugar a problemas nuevos y aún no discutidos para los médicos, tales como definir las áreas de responsabilidad: qué partes de la tarjeta deben conocer para prescribir un tratamiento correcto. Otras dudas se refieren a las urgencias y al uso de funciones biométricas, como por ejemplo las posibles dificultades para decidir si un paciente que esté inconsciente tiene en su bolsillo su propia tarjeta o la de otra persona.

Un estudio realizado por la Comisión Europea (acción EUROCARDS) ha mostrado que, en muchos países europeos que están pensando en introducir las tarjetas inteligentes en sus sistemas sanitarios, la tarjeta no se considera como un elemento aislado, sino como una tecnología que coadyuve a un sistema de comunicación más global. EUROCARDS recomienda el siguiente orden de prioridad: (a) Tarjetas administrativas, para fines administrativos; (b) Tarjetas para los profesionales sanitarios; (c) Tarjetas para urgencias; (d) Tarjetas de pacientes.

Como se ha dicho, las tarjetas inteligentes son un elemento clave en la aplicación de la telemática a la medicina. La interoperatividad entre los sistemas de tarjetas sanitarias pretende "permitir que la información administrativa e información clínica de urgencia, almacenada en distintas tarjetas sanitarias pueda ser leída por los profesionales sanitarios utilizando distintos ordenadores y distintos softwares". Esta es una de las preocupaciones del proyecto G7 sobre Servicios Sanitarios Mundiales.

Las tarjetas sanitarias existentes demuestran los beneficios administrativos derivados de utilizar información para la identificación del paciente, seguridad social, seguro médico, etc. en Europa, en particular en Alemania y Francia. La tarjeta inteligente se considera como la llave para acceder a la infraestructura telemática existente, proporcionando la necesaria identificación del usuario y los requisitos de seguridad; y también como un medio para suplementar e integrar la infraestructura física existente para transferir datos, donde el portador de información es el tenedor de la tarjeta, que se mueve de un punto de servicio a otro.

Transportes

Hay varias aplicaciones de las tarjetas inteligentes (sobre todo del tipo sin contacto) en la industria del transporte, que pueden suponer beneficios a diferentes niveles.

Las tarjetas inteligentes se utilizan para pagar en los parquímetros y para identificar al ocupante autorizado de una plaza de aparcamiento para residentes. En las carreteras de peaje, las tarjetas se utilizarán para registrar los viajes que se efectúen y como medio de pago.

Se han iniciado ensayos para el pago del peaje. Otros ensayos posteriores incluirán dispositivos electrónicos en los vehículos, que se puedan leer sin que el conductor tenga que parar en el punto de peaje. Las opciones de pago varían desde cuentas prepagadas al pago a posteriori. Varios de estos sistemas utilizan tarjetas inteligentes para identificación y pago.

También se están utilizando las tarjetas inteligentes en el transporte público, porque aceleran el embarque y porque al haber menos efectivo en los autobuses se producen menos robos y asaltos. Las tarjetas de banda magnética se prestan mucho más a los fraudes que las tarjetas inteligentes.

También se están utilizando las tarjetas en las líneas aéreas, en la facturación, en las máquinas expendedoras de billetes, en los programas de concesión de puntos y otras bonificaciones, así como para los teléfonos en vuelo.

Cuadro 4: Las tarjetas inteligentes sin contacto en Seúl

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La Unión de Autobuses de Seúl, que agrupa a 89 compañías de autobuses, es actualmente el mayor usuario mundial de tarjetas inteligentes sin contacto. En sus 8.700 autobuses se utilizan estas tarjetas y se han instalado unos 1.700 puntos de recarga. Para principios de enero de 1997 el número de tarjetas de autobuses emitidas en Seúl habrá llegado a 2,5 millones, con unos dos millones de transacciones diarias.

El sistema, plenamente operativo, se ha extendido ya a la vecina provincia de Kyung Ki y a la isla coreana de Cheju. Hay planes y ensayos para extenderlo al metro de Seúl, ID, control de accesos, programas de fidelidad de clientes, y se estima que se emitirán 10 millones de tarjetas en los próximos 12 meses.

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El mercado

Hay pruebas de que el uso comercial generalizado de las tarjetas inteligentes está creciendo espectacularmente. Hasta el año 2000, Europa liderará el mercado, con una cuota del 40 %. Después de esa fecha, Europa, América del Norte y Asia (incluido Japón) compartirán por igual el mercado, con el 30 % aproximadamente cada uno.

Aplicación por aplicación, los teléfonos de pago previo y las comunicaciones móviles, las operaciones de pagos, los servicios sanitarios y la televisión de pago, serán las más destacadas en el año 2000. Los estudios de mercado prevén que la telefonía y las comunicaciones móviles, los bancos y los servicios sanitarios serán los principales campos de aplicación.

Figura 1: El mercado futuro, por aplicaciones

Fuente: Gem Plus

Problemas pendientes

Problemas sociales

Potencialmente, las tarjetas inteligentes pueden ejercer una fuerte influencia sobre la sociedad: se discute duramente sobre su aplicación en los servicios sanitarios (los representantes de los enfermos se oponen a la tarjeta de paciente) y sobre los monederos electrónicos (en discusión entre los consumidores). Al mismo tiempo, los observadores industriales están de acuerdo en que se está produciendo una revolución en los sistemas de información al consumidor. Internet, que también ha dado lugar a un debate sobre muchos asuntos (democracia electrónica, teleeducación), ofrece también aplicaciones para las tarjetas inteligentes, tanto en la facturación como en el control del acceso.

Es preciso involucrar a la sociedad en un amplio debate, en particular durante los ensayos que se efectúen en los nuevos campos de aplicación. La Comisión Danesa de Tecnología ha demostrado cómo se deben lanzar proyectos para evaluar las posibilidades y las consecuencias globales del desarrollo tecnológico, dando un impulso al debate popular sobre la tecnología.

La protección de datos y el usuario

Desde diversos sectores se ha expresado la preocupación sobre los problemas de privacidad en las tarjetas inteligentes, particularmente en lo que respecta al acceso a datos personales. En especial, todo tipo de "huellas de datos" (es decir, registros de movimientos financieros o geográficos, utilizando tecnologías de la información) y de datos almacenados relativos a los usuarios, han de ser aceptados por ellos. ¿Es lícito que el banco o el emisor de la tarjeta produzca el "perfil de compras" o el "perfil de movimientos" de sus clientes, o que las compañías de seguros creen el "perfil de paciente" de los suyos?

Las extraordinarias ventajas de la "revolución" de las tecnologías de la información y la comunicación serán inútiles, si no se toman medidas adecuadas para proteger la privacidad. La meta global para implementar cualquier teleservicio será restringir los datos personales tanto como sea posible. La tecnología inteligente no es tangible, en el sentido tradicional; por tanto, es esencial crear una infraestructura que se gane la confianza del usuario.

Un posible camino --aunque en modo alguno una solución total-- sería hacer imposible el seguimiento de los datos, mediante el uso de pseudónimos. Esta técnica implica que la información se refiere a personas individuales, cuya identidad no es conocida para quien tiene acceso a ella. Así, el emisor de la tarjeta podrá procesar los datos, por ejemplo calcular los costes del sistema sanitario, pero no se le permite el acceso a toda la información personal. Los pseudónimos electrónicos se pueden asegurar, todavía, en cuanto a su certificación/autenticidad, utilizando firmas electrónicas (bien con un "tercero de confianza" o con una "firma ciega").

Dinero digital - Dinero privado

El desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación de datos ha dado lugar a mayores oportunidades para crear servicios electrónicos para fines comerciales, así como a la posibilidad de sustituir documentos tradicionales en papel por documentos electrónicos. El dinero digital se puede crear y almacenar con diversos tipos de tarjetas inteligentes, sustituyendo así al dinero en efectivo. Se puede gastar el dinero digital de una tarjeta inteligente estando sentado ante un ordenador conectado a Internet.

El dinero digital suscita todavía otro problema importante, a saber, quién tiene el derecho de "imprimir" el dinero, esto es, quién autoriza en último término los "euros" digitales que van a las tarjetas inteligentes. Además de la analogía con una economía basada en cupones, el dinero digital permite transacciones utilizando micromonedas (es decir, unidades monetarias más pequeñas que cualquiera de las habituales). ¿Podrán las tarjetas inteligentes convertirse en el vehículo de una única moneda universal y, al mismo tiempo, llegar a especializarse y diferenciarse para productos específicos como las páginas Web? ¿Ofrecerá el dinero digital nuevas oportunidades a los delincuentes que quieran blanquear sus fondos ilegales? Más aún, ¿qué repercusiones tendrá la aparición y adopción del dinero digital sobre las monedas existentes? El dinero digital tiene un gran potencial para eliminar los costes de las transacciones del mercado internacional. Quizás aparezca el riesgo de que el dinero digital, a través de las tarjetas inteligentes, pueda crear su propio mercado negro, cuando deje de denominarse en equivalentes de las monedas nacionales.

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Palabras-clave

Tecnologías de la información y la comunicación, tarjetas inteligentes, dinero digital, servicios sanitarios.

Referencias

Posch, R., Security in the Global Information Infrastructure. Informe interno para el IPTS, noviembre 1996.

Kaplan, J. M., Smart cards. The global Information passport. International computer Press, Boston, 1996.

FIFF Kommunication (Computer Professional for peace and Social Reponsability): Chipkarten. Marzo, 1996, 1/96.

Fluh, M. (Hrsg.): Die Chipkarte: Eine Welt der Möglichkeiten. Konferenzdokumentattion OMNICARD 1997, Berlín, 15.-17, Enero 1997.

Smart card forecasts: http://www.cardshow.com/statistics/uk/gemplus.html

EU/GT Healthcards - WG7 - Interoperability of healthcard Systems: General Concepts. Preparado por D. Markwell.Punto Web: http://www..compulink.co.uk/~cic/euhci.htm

The Danish Board of Technology: http//www.ingenioeren.dk/tetrakraad/

Agradecimientos

El autor agradece a R. Posch (Universidad de Graz), Gerd Paul (Institut für Sozialforschung, Frankfurt), Claus Stark (FH Heilbronn) y G. Droschl (Mikron GmbH) sus valiosos comentarios sobre este artículo

Autor

Alois Frotschnig, IPTS Tel: +34-5-448245,fax:+34-5-4488326, correo electrónico: alois.frotschnig@jrc.es

Contacto

Dimitris Kyriakou, IPTS Tel: +34-5-4488298,fax: +34-5-448326, correo electrónico: dimitris.kyriakou.es

Sobre el Autor

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Alois Frotschnig es doctor en Ingeniería Mecánica por la Universidad Tecnológica de Viena, donde también ha trabajado como investigador en el campo de la robótica, la inteligencia artificial y los aspectos sociales de la automatización. Su trabajo en el IPTS se centra en la sociedad de la información multimedia y también participa en el desarrollo y mantenimiento del servidor Web del IPTS.

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