Los pronósticos tecnológicos deben mirar al pasado.

AutorLars Olsson
CargoNUTEK

Asunto: Durante la década de los 90, muchos países de Europa y de otros lugares llevaron a cabo proyectos de prospectiva tecnológica. A diferencia de los primeros estudios de futuro, que se concentraban frecuentemente en la predicción, los pronósticos modernos procuran considerar visiones alternativas del futuro o crear solamente las condiciones de preparación para él. Pero la tarea de abordar el futuro es peligrosa. La investigación histórica de los fallos de pronóstico en el pasado podría ofrecer una guía respecto a los errores cometidos.

Relevancia: Cuando se utilizan los resultados de los proyectos de prospectiva tecnológica para diseñar políticas es esencial que los responsables de la elaboración de políticas tengan capacidad para evaluar los resultados. Aquí podría ser de gran ayuda una perspectiva histórica para cuestionar algunas líneas de pensamiento ya fijadas y ampliar el campo de visión. A menudo se tiende a incurrir en los mismos errores en pronósticos de diferentes épocas. Además, es esencial considerar quiénes fueron los diferentes grupos que intervinieron en el trabajo de prospectiva.

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Introducción

Con los numerosos proyectos de prospectiva tecnológica realizados en los años 90, los políticos europeos han obtenido un buen medio auxiliar para la formulación de políticas en ciencia y tecnología. Sin embrago, para ser capaces de evaluar y de utilizar los resultados de los ejercicios de prospectiva podría ser de gran ayuda aprender de los errores cometidos en los estudios de pronóstico del pasado. Este artículo contempla algunas de las dificultades de la prospectiva identificadas por los historiadores (evidentemente existen muchas más; véase Olsson, 1999). También se discutirá qué grupos intervinieron en el pronóstico y qué incentivos o intereses pudieron tener.

El pronóstico ha adquirido una importancia creciente en la formulación de políticas de ciencia y tecnología. Pero para evaluar sus resultados podría ser útil observar los errores cometidos en el pasado

Se esperaron cambios excesivamente arrolladores

El historiador de la tecnología Joseph Corn ha identificado algunos errores muy comunes en relación con la predicción (Corn, 1986). Uno de ellos ha sido imaginar un cambio de alcance excesivo, esperando que una nueva tecnología reemplazara por completo a otra ya existente en un campo determinado. Un ejemplo de ello es la imagen de la energía nuclear en los años 40 y 50. La prensa americana, en particular, describió con entusiasmo cómo esta fuente de energía, aparentemente inagotable, sustituiría totalmente a las fuentes tradicionales (Del Sesto, 1986). Habría pasado la época de la producción de electricidad en grandes centrales hidroeléctricas y, en su lugar, existirían pequeñas centrales nucleares compactas para abastecer tanto a la industria como a los hogares. El hecho de que la tecnología pudiera crearse a pequeña escala permitiría también usarla como fuente de energía para vehículos, barcos y aviones. Las predicciones incluían coches atómicos, que nunca necesitarían detenerse para repostar ya que una pequeña pastilla de combustible nuclear les duraría años.

Un error muy común ha sido imaginar un alcance excesivo de los cambios, esperando que una nueva tecnología reemplazaría por completo a otra ya existente en un campo determinado

Corn destaca también que en las predicciones de cambio total a menudo se ha supuesto que estos procesos iban a producirse muy rápidamente. En la realidad se ha necesitado bastante tiempo para que una tecnología nueva se desarrolle de forma suficiente para alcanzar una amplia difusión. Otro factor que puede retrasar la marcha triunfal de una tecnología nueva es que la tecnología antigua puede mejorar considerablemente cuando se ve expuesta a la competencia. Un ejemplo es la mejora de la eficiencia de los barcos de vela durante la segunda mitad del siglo diecinueve en respuesta al reto de los nuevos barcos de vapor (Rosenberg, 1976).

A menudo las predicciones subestiman el tiempo que necesita una nueva tecnología para establecerse. Una razón para ello es que la tecnología existente, al enfrentarse a la competencia, puede mejorar para responder al reto

Resolver viejos problemas

Otro error muy común, según Corn, es creer que una nueva tecnología puede aplicarse solamente a viejos problemas, una equivocación cometida frecuentemente cuando los pronosticadores extrapolan al futuro el curso histórico de los acontecimientos. Este planteamiento, a diferencia del anterior, tiende a que la nueva tecnología se estime con posibilidades demasiado pequeñas para producir un cambio. Aquí el problema es que los pronosticadores no se dan cuenta de que una tecnología determinada puede cumplir funciones muy distintas dentro del diferente contexto social del futuro. Un ejemplo histórico de ello es la radio, que se consideró inicialmente como un telégrafo sin hilos para la comunicación punto a punto en situaciones donde no existía acceso por cable, por ejemplo entre un barco y las estaciones de la costa. La nueva tecnología debía funcionar como complemento de los sistemas de telegrafía existentes. Lo que no se pudo prever es que al cabo de un par de décadas este telégrafo sin hilos encontraría su área de aplicación más importante como canal de comunicación para la distribución de diversiones, publicidad y noticias (Douglas, 1987).

Por otra parte, las posibilidades de una tecnología pueden subestimarse al suponer que solamente se utilizará para abordar problemas ya existentes

Otro ejemplo, más tópico, es el ordenador. Los ordenadores se desarrollaron originalmente para el cálculo matemático avanzado. Los diseñadores de los primeros ordenadores en los años 30 y 40 los consideraban como instrumentos científicos, útiles principalmente para fines de investigación o fines militares. No se pudo prever que esta tecnología pudiera encontrar un campo de aplicación más amplio, por ejemplo, para tratamiento de textos y para juegos. En estas circunstancias, las declaraciones tales como que sería posible cubrir por completo las futuras necesidades de capacidad de cálculo de EE.UU. con cuatro o cinco ordenadores resultan bastante incomprensibles (Ceruzzi, 1986).

Se pueden combinar varias tecnologías

El historiador económico Nathan Rosenberg ha indicado también la dificultad de prever el futuro de una tecnología. En su opinión, un problema importante es que el desarrollo en un área de la tecnología depende a menudo del desarrollo en otras áreas. Como ejemplo cita la tecnología láser (Rosenberg, 1994). Cuando nació esta tecnología en los años 60 no estaba muy clara su posible utilidad. Sin embargo, cuando se desarrolló la fibra óptica surgió un área importante de aplicación, concretamente, en las telecomunicaciones. El empuje de este desarrollo actual en estas dos áreas proviene de la posibilidad de combinar ambas. Estas conexiones, frecuentemente inesperadas, entre dos tecnologías diferentes son naturalmente muy difíciles de predecir.

El caso de los láseres y de la fibra óptica demuestra cómo pueden combinarse las tecnologías de un modo impredecible con efectos de gran alcance

Atrapados en el espíritu de la época

Otro investigador que ha estudiado visiones de futuro es el economista Steven Schnaars. Destaca que las predicciones se establecen frecuentemente dentro del marco de una época determinada y que los estudios sobre el futuro que datan del mismo período tienden a centrarse en los mismos objetos. Esto ocurre porque las personas que se han dedicado a la prospectiva están impregnadas por el espíritu que prevalece en su tiempo (Zeitgeist). Como resultado, las visiones de futuro dicen más del tiempo en que se concibieron que del futuro propiamente dicho (Schnaars, 1989).

Cada período de tiempo tiene su "ethos", que Schnaars considera como "marcado por un rasgo predominante que caracteriza las tendencias intelectuales, políticas y sociales de esa época". Ejemplos de temas que predominaron en las predicciones de diferentes períodos de tiempo son la energía nuclear en los años 50, la carrera espacial en los 60 y los problemas energéticos en los 70.

A menudo las predicciones de futuro dicen más sobre las preocupaciones de la época en que se concibieron que sobre la forma que adoptaron finalmente las tecnologías

El gran problema cuando los estudios de futuro se ven bajo el color del espíritu de la época es que las personas que han dibujado una imagen del futuro creen a menudo que los problemas importantes de hoy serán también los de mañana, lo que generalmente no es el caso.

Deberá contrastarse el precio frente al rendimiento

Schnaars continúa diciendo que la razón más común del fallo de los pronosticadores en las previsiones de futuro es que estaban demasiado fascinados por la tecnología en sí misma y más o menos se enamoraban de ella, con lo que tendían a olvidar totalmente los aspectos económicos y de mercado. Las predicciones fallaban porque se referían a innovaciones que no ofrecían ninguna ventaja real al consumidor y que además eran más caras que la tecnología a la que pretendían sustituir. Un ejemplo de ello es el videoteléfono, para el que se pronosticó un futuro brillante al final de los años 60. Era caro y no ofrecía al consumidor ninguna ventaja real. En la mayoría de los casos el teléfono convencional resultaba totalmente satisfactorio y si alguien deseaba ver a la persona con la que estaba hablando era probable que quisiera encontrarse personalmente con ella.

A menudo los pronosticadores se dejan fascinar demasiado por la tecnología y olvidan que, en la mayoría de los casos, ésta debe ofrecer al usuario ventajas reales y asequibles

Por ello es muy importante que las personas que trabajan en previsiones de futuro lleven a cabo análisis de coste-beneficio, es decir, contrasten las ventajas de una tecnología frente al precio que habrá que pagar por ella. Schnaars destaca aquí que relativamente pocos productos han fracasado a causa de problemas técnicos; el fallo se debe generalmente a una estimación inadecuada de la situación del mercado. Sin embargo, una dificultad en la aplicación de los análisis coste-beneficio en sentido estricto es que la mayoría de los productos son inicialmente primitivos y caros. El problema es entonces en qué plazo puede esperarse que baje el precio del producto de un modo suficiente para competir con los productos ya existentes. Otra dificultad es evaluar de qué modo afectará la publicidad a la relación entre los productos en competencia (Phillips, 1999).

Como comparación, debe observarse que las evaluaciones de los estudios japoneses de prospectiva tecnológica de 1971 y 1976 muestran que los factores principales por los que las previsiones no se cumplían eran, de hecho, problemas tecnológicos. Evidentemente, aquí fueron también importantes los factores financieros y sociales (NISTEP, 1997).

Los valores simbólicos constituyen incentivos fuertes

El énfasis de Schnaars sobre los aspectos económicos es, desde luego, muy importante. Sin embargo, debe destacarse que estas consideraciones no siempre han desempeñado una parte vital en el cambio técnico. El historiador de la tecnología Svante Lindqvist ha indicado que la tecnología es frecuentemente producto de consideraciones distintas a las racionalmente económicas (Lindqvist, 1989). El programa espacial americano de los años 60 proporciona un ejemplo. La justificación oficial de este programa era su presunto valor científico y tecnológico para la humanidad, pero las fuerzas impulsoras más importantes eran de tipo simbólico y militar. Más específicamente, era importante durante la guerra fría demostrar al mundo que EE.UU. era la nación líder en el campo científico-técnico. Una vez conseguido el objetivo de ser los primeros en poner un hombre en la luna, el globo del programa espacial se desinfló.

A pesar de su coste, algunas tecnologías pueden, no obstante, desarrollarse por razones estratégicas o simbólicas

Según Lindqvist, la predicción de futuro se hace más difícil por el hecho de que una gran parte del desarrollo tecnológico tiene lugar dentro del sector militar. Incluso en una sociedad democrática, el conocimiento necesario no está a disposición de los pronosticadores.

¿Quién llevó a cabo los estudios de futuro y cuales fueron los intereses subyacentes?

¿Quiénes son las personas que han intentado pronosticar la tecnología y la sociedad del futuro?. Para volver al ejemplo de la energía nuclear en los años 40, podría decirse que los que pintaron las imágenes más espléndidas eran a menudo profanos en la materia: normalmente periodistas y algunas veces autoridades y políticos destacados. Uno de los errores que cometieron fue equivocarse en la visualización de los problemas de desarrollo de la energía nuclear, subestimando los riesgos de seguridad y sobrestimando la simplicidad del desarrollo de instalaciones pequeñas y ligeras.

Las predicciones realizadas por profanos tienden a ser más utópicas que las realizadas por científicos, ya que los expertos son frecuentemente muy cautos

Generalmente los científicos son más escépticos. Muchos de ellos declararon al final de los 40 que la visión de abastecer a los coches, a las locomotoras y a los hogares con pequeñas centrales nucleares para la producción de energía era completamente irreal, al menos por los riesgos de radiación. Un físico observó perversamente que nadie necesitaría un coche que funcionara un año entero con una pequeña pastilla de uranio, puesto que pasar sólo cinco minutos dentro del coche sería suficiente para exponer al conductor a una dosis fatal de radiación (Boyer, 1985).

El hecho de que los expertos hayan tenido a veces una visión bastante realista de las posibilidades de diversas predicciones no debe llevarnos a creer que todos los científicos e ingenieros hayan visto claramente el curso probable del desarrollo futuro. Un escritor crítico respecto a la capacidad de los expertos para visualizar la tecnología del futuro es Arthur C. Clarke. A diferencia de Corn, reivindica que el defecto de la mayoría de los pronósticos es que han sido demasiado conservadores (Clarke, 1973). Es posible que su opinión refleje que ha estudiado principalmente cómo los científicos eminentes han visto el futuro. Clarke considera que a los científicos les ha faltado a menudo imaginación. Dijeron, por ejemplo, que las aeronaves y los cohetes espaciales no eran realistas, aunque poseían conocimientos suficientes para sospechar lo que iba a ocurrir, dice Clarke. En consecuencia, el conocimiento de los expertos ha sido casi un impedimento: "No es el hombre que más sabe de una materia, y es maestro reconocido de su campo, el que puede dar las indicaciones más fiables para su futuro. Una carga excesiva de conocimiento puede entorpecer las ruedas de la imaginación".

En otras palabras, las predicciones relativas al futuro deben realizarse tanto por profanos en la materia como por expertos de diversas clases. Naturalmente los grupos diferentes han tenido intereses diferentes, que deberían recordarse cuando se analizan sus predicciones. Corn dice que los periodistas y escritores de divulgación científica tienen frecuentemente más razones para permitirse sensaciones y exageraciones porque así pueden conseguir más atención y una mayor audiencia para lo que escriben. Para los científicos la situación ha sido la contraria: a menudo han tenido interés en ser cautos en sus previsiones, al menos para evitar una mala reputación entre sus compañeros científicos. Según Corn, "la formación de los científicos, su experiencia de trabajo y su cultura profesional (...) todo tendía a predisponerlos hacia expectativas de futuro más restringidas y menos utópicas" (Corn, 1986).

Conclusiones

Las personas que trabajan actualmente en prospectiva tecnológica tienen, por lo general, perspectivas, métodos y objetivos diferentes de los de sus predecesores en este campo. Sin embargo, en un nivel básico, se enfrentan a un conjunto similar de problemas al tratar de presentar las visiones del futuro. Aunque podrían haber aprendido de las experiencias del pasado y evitado algunos errores comunes, es razonable suponer que habrán encontrado dificultades en algunos otros puntos. Puesto que los resultados de los pronósticos tecnológicos se utilizarán, entre otras cosas, como base para determinar prioridades y diseñar políticas, es esencial para los políticos europeos tener conocimiento de los errores, a menudo recurrentes, de las visiones de futuro anteriores.

Las personas que trabajan actualmente en prospectiva tecnológica tienen, por lo general, perspectivas, métodos y objetivos diferentes de los de sus predecesores en este campo

Este artículo ha subrayado una serie de factores, que han contribuido a que hayan fallado las predicciones. Si bien los siete factores enumerados a continuación no son suficientes para evaluar los estudios de futuro actuales ofrecen no obstante un punto de partida. Las razones de los fallos fueron:

La creencia de que la nueva tecnología reemplazaría totalmente a la tecnología existente y que lo haría con relativa rapidez. En realidad, las tecnologías en competencia coexisten durante un período largo.

La creencia de que la nueva tecnología resolvería solamente problemas antiguos y complementaría a los sistemas existentes. En lugar de ello, es común que las nuevas tecnologías formen la base de sistemas totalmente nuevos.

La dificultad de ver vínculos importantes entre las diversas áreas de la tecnología cuando, realmente, es la combinación de campos la que ofrece las mayores posibilidades para el desarrollo.

Los pronosticadores quedaban atrapados en el espíritu de una época en particular y tendían a creer que los grandes temas de hoy serían también los del mañana.

Los pronosticadores fueron seducidos por la tecnología en sí misma, olvidando importantes aspectos económicos. No consideraron los posibles mercados ni si una tecnología en particular ofrecía a los usuarios algo más valioso que las alternativas existentes ha habido una ausencia de análisis coste-beneficio.

Las consideraciones económicas racionales no son el único factor que influye sobre la elección de una nueva tecnología. A menudo, otras consideraciones tales como los valores simbólicos invierten las escalas.

Los estudios de futuro se han basado con frecuencia en una información inadecuada. Muchos desarrollos tecnológicos tienen lugar en secreto ¿ especialmente en el sector militar.

Podría ser útil para los responsables de las políticas familiarizarse con estos factores y examinar críticamente las visiones de futuro concebidas en el presente. Al hacer esto deberá tenerse en cuenta cuáles han sido los diferentes grupos de actores implicados en los proyectos de prospectiva y cuáles han sido sus intereses, supuestos y perspectivas.

Debe indicarse que los factores sugeridos anteriormente se basan en experiencias anteriores de visiones de futuro. Todavía es necesario estudiar críticamente la experiencia de las actividades de prospectiva de los 90 y aquí puede desempeñar un papel importante el actual proyecto ESTO sobre vigilancia de actividades de prospectiva europeas que ofrece herramientas adicionales para ayudar a la evaluación de estos ejercicios. Al hacerlo así, los proyectos ESTO tendrán que enfrentarse a la difícil tarea, en muchos aspectos, de estudiar el tiempo presente o el pasado reciente. Al menos, podría ser útil para detenerse y reflexionar sobre el espíritu de la época actual y sobre los problemas que nos absorben en la actualidad. Para obtener una perspectiva desde la que podamos ver los proyectos actuales, deberíamos preguntarnos qué escribirán los futuros historiadores, tal vez en los años 2040, sobre los pronósticos tecnológicos europeos de los años 90.

Palabras clave

prospectiva tecnológica, pronóstico tecnológico, evaluación tecnológica, historia de la tecnología, historia económica

Referencias

Boyer, P., By the Bomb¿s Early Light: American Thought and Culture at the Dawn of the Atomic Age. Nueva York, 1985.

Ceruzzi, P., An Unforeseen Revolution: Computers and Expectations, 1935 ¿ 1985. En: Imagining Tomorrow, 1986. Págs. 188-201.

Clarke, A.C., Profiles of the Future: An Inquiry into the Limits of the Possible. Londres, ed. rev. 1973

Corn, J.J., Imaginig Tomorrow: History, Technology, and the American Future, MA, 1986.

Douglas, S.J., Inventimg American Broadcasting 1899 ¿ 1922. Baltimore, 1987.

Lindqvist, S., Teknikvärdering i ett historiskt perspektiv: Exemplet raketteknikens utveckling. Polhem: Tidskrift för teknikhistoria 7. 1989, págs.80 ¿120.

NISTEP, The Sixth Technology Forecast Survey ¿ Future Technology in Japan Toward the Year 2025. NISTEP Report Nº 52, Tokio, Junio 1997.

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Rosenberg, N., Perspectives on Technolgy, Cambridge, 1976.

Rosenberg, N., Exploring the black box. Technology, economics, and history,Cambridge, 1994.

Schnaars, S.P., Megamistakes: Forecasting and the Myth of Rapid Technological Change. Nueva York, 1989.

Contactos

Lars Olsson, Technology Policy Studies, NUTEK

Tel.: +46 8 681 92 42, fax: +46 8 681 92 80, correo electrónico: lars.olsson@nutek.se

Hector Hernández, IPTS

Tel.: +34 95 448 82 92, fax: +34 95 448 83 26, correo electrónico: hector.hernandez@jrc.es

Sobre el autor

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Lars Olsson es analista del Departamento de Estudios de Política Tecnológica en el NUTEK, y participa en el proyecto sueco de Prospectiva Tecnológica. Posee un M.Sc. en ingeniería y está finalizando su tesis doctoral en el campo de historia de la tecnología en la Universidad Chalmers de Tecnología. Ha publicado varios artículos de historia sobre los ingenieros y su papel como portadores del conocimiento en sistemas tecnológicos.

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