La reorganización del Registro (Ideas registrales de Joaquín Costa).

AutorAntonio Pau Pedrón
CargoRegistrador de la Propiedad
Páginas1521-1530

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Joaquín Costa es -con Angel Ganivet- el hombre que más ardientemente asumió en su vida y en su obra la ingente tarea que a finales del pasado siglo se denominó «Regeneración». Frente al inminente desastre colonial, frente a la crisis social y económica que produjo la industrialización, frente a la estéril actuación de los partidos, los españoles se polarizaron en dos actitudes: el acercamiento a Europa -un afán de «homologación» avant la lettre- y la profundización en las raíces hispánicas. Ganivet representa la primera actitud, tanto por su cultura cosmopolita como por la serenidad y el equilibrio de su pensamiento (sólo desbordados en su dramática muerte). Costa encabeza la segunda postura: es, con Menéndez y Pelayo, el hombre que más conoció todo lo español, desde el pensamiento de nuestros teólogos juristas del xvti a las posibilidades agrarias de cada comarca española; y su actitud vital no es la ponderada de Ganivet, sino la vociferante, simplista y dramatizadora que fue la causa de su propio fracaso. Costa y Ganivet -y no sólo este último, como suele decirse con irreflexiva rutina- son los inspiradores de la Generación del 98; Azorín tiene mucho de Costa en sus escritos iconoclastas de la primera época, y Unamuno y Maeztu lamentan el aislamiento de España, que es uno de los ejes del Idearium, en En torno al casticismo y Hacia otra España.

Pero si tratamos hoy y aquí de Joaquín Costa -en este setenta aniversario de su muerte- es porque en su drástico programa de regeneración nacional colocó en uno de los primerísimos puestos la reforma del Derecho hipotecario. Sorprende -con especial satisfacción para nosotros- la prelación de objetivos que expone en su primer manifiesto electoral (año 1896): «Primero: Formación de un plan general de canales de riego.-Segundo: Construcción por el Estado de una red muy vasta de caminos baratos.-Tercero: Abrir mercados para la producción Page 1522 agrícola.-Cuarto: Reforma del régimen hipotecario en bien del crédito territorial...-Duodécimo: Atención atenta y sostenida a los intereses mercantiles de España y a los de su raza y civilización.» Parte Joaquín Costa del Registro de la Propiedad como «inmenso fracaso» (La reorganización del Notariado, del Registro de la Propiedad y de la Administración de Justicia, Madrid, 1890), idea de acre pesimismo que había expresado ya al dar a conocer, por primera vez en España, el sistema registral australiano (Boletín de la institución Libre de Enseñanza, Madrid, abril de 1883). Pero parte también de la base de que el Registro es una institución necesaria, aunque «no está hecho a la medida del país...», «no le es consustancial» (op. cit., pág. 86). Costa, que es, él mismo, ese «cirujano de hierro» que reclamaba para extirpar los males de España, propone, como en todo, fórmulas radicales, partiendo de que «no vale apuntalar el edificio carcomido, que se desploma; lo único eficaz es derribarlo según plan y sistema, y levantar otro de nueva planta». Vamos a examinar las soluciones de Costa no para detenernos en el aspecto pintoresco de muchas de ellas (recuérdese la «innovación» de su base 30: «Quedan suprimidas las vacaciones de todas clases, salvo la de los domingos. Sólo podrán concederse licencias por causa de enfermedad»), sino para hacer justicia a este «gran fracasado», como le llama Manuel Ciges Aparicio en su biografía (Madrid, 1932); muchos avances del Derecho hipotecario en nuestro siglo se deben a las sugerencias que Costa formuló en el anterior.

El primer pilar de la reorganización del Registro es -para Costa- la fusión de Notarios y Registradores. No se ha estudiado monográficamente esta obstinada tendencia doctrinal y legislativa que surca...

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