Organización funcional de los Registros, informatización/información
| Autor | Jesús López Medel |
| Cargo | Registrador de la Propiedad |
| Páginas | 483-492 |
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Es una satisfacción para mí acceder a la invitación personal del ilustre superintendente nacional de los Registros Públicos (SUNARP) de Perú, doctor Carlos Cárdenas Quirós, para el XII Encuentro del Comité Latinoamericano de Consulta Registra!, en un momento muy singular -y querido para mí-, cual es encontrarme con un pie en el estribo de mi vida profesional como Registrador. Puede valer, mi modesta aportación, más que otra cosa, no ya la experiencia, sino la perspectiva de futuro, con que el temario mismo se enfrenta. Como vendría a decir san Pablo, creo que he recorrido mi camino y combatido el combate. Y he mantenido la fe (registral) con la que ilusionadamente iniciaba mi tesis doctoral, «Teoría del Registro de la Propiedad como servicio público», con una edición inicial en 1958, y dos posteriores facsímil (cosa singular) -1958 y 1990-. Unas y otras en edición del Colegio de Registradores de España.(*)
Hago esta indicación porque si en aquellos tiempos, dentro de una cierta corriente desinscribitoria, al reafirmar al Registro como institución de segundad, instrumentada por un servicio público, hacíamos, a su vez, llamamiento emblemático de que aquélla habría de estar abierta a la sociedad. Porque la propia idea de seguridad jurídica -indagada por nosotros en una lección de cátedra «introducción al Derecho». Madrid, III Edición, 1975, tenía, no el lado negativo de cubrir una «inseguridad», sino el positivo y creador, de posibilitar ulteriores relaciones y negocios jurídicos, o financiamientos hipotecarios.
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La informatización, pues, no le puede pasar desapercibida a una Organización funcional Máxime cuando -como se apunta en el Tema I del «Encuentro»-, se trata de vislumbrar las conexiones nacionales y las internacionales. Es lo que he denominado la globalización del hecho informático-registral, que provoca, casi siempre, una doble actitud, la apologética o la apocalíptica. De ambas, quisiera estar ausente, o mejor, superarlas. Para ello llevaré mis reflexiones -precisamente por el ámbito nacional-internacional con que se puede presentar- a la reflexión iusfilosófica, la dinámicamente iusnaturalista, la axiología registral. En tanto en cuanto, el Registro está para servir aquéllos y no a la inversa. Ya, en el capítulo de mi obra «Propiedad inmobiliaria y seguridad jurídica», Colegio de Registradores, Madrid, 1995, págs. 249 y siguientes, hacíamos unas consideraciones para enmarcar la cuestión con prudencia, rigor, sin pragmatismo a ultranza. Las seguimos teniendo como vigentes. O al menos, las queremos repristinar aquí, como pautas, ante unas actitudes, incluso ante las realidades específicas en cada país -de las que hay que partir, sin espejismos- en la cuestión sustancial: la organización funcional de los Registros. He aquí algunos puntos esenciales:
La informatización ha llegado a la sociedad moderna como fruto de ella misma. Y a su vez con su impacto. Es decir, como proceso y como resultado. Habría que analizar, por tanto, lo que en la información hay de técnica -realmente sofisticada, como dación de fe, a veces infantil en el «producto-resultado»-. Después, lo que corresponde a una pregunta más profunda -lo que la constituye, lo que contiene, científicamente hablando-. Y, finalmente, otro interrogante, un poco más atrás: el por qué, la esencia de la informatización misma. No ya de instrumento material -generalmente el ordenador que hoy conocemos, o el telefax, etc.-, sino de su rol en la sociedad moderna. De esta disección se escapan pocos sectores o ambientes, o áreas del pensar o del vivir (en Italia, en el libro del P. Standermaier, S.J., titulado La cantastorie della Technología, Milán, 1988, específicamente se describen las posibilidades y los riesgos de la informatización aplicados al mundo de la Teología y de la acción pastoral, llegándose en algún momento a hablar de cierto «determinismo teológico»)
Habría otra cuestión previa: el análisis de las actitudes ante la informatización, bien para cuestionarla, bien para aplaudirla. No se olvide nunca el en qué consiste, para qué y por qué. Nosotros nos apuntamos -ya lo advertimos antes- a una informatización al servicio del hombre, con las singula-Page 485ridades que se den en el contexto socio-profesional-científico-jurídico en que se aplique. Y ahí está. No sólo su fundamento, sino su destinación. Que la máquina no se trague al hombre que la maneja. Ni a la función a la que sirve (el fracaso -en buena parte de la experiencia, de la aplicación del ordenador como técnica educativa, con el consiguiente despilfarro y desilusión-, se ha debido a la precipitación deshumanizada de algunos «expertos»).
Cabría también hablar de la «patología» que se apunta ya, inicialmente, con muy diversos síntomas, desde el virus de la informatización a la delincuencia especializada, pasando por los efectos médico-psicológicos, o ambientales, que van siendo descritos, o avisados, como posibles «cráteres», o escenas de ciencia-ficción (véase, entre otros trabajos, Anne Arca, Wordstar profesional. Versión 4.0. Trucos y recursos, Madrid, 1989; y Bonney, Wordstar. Técnicas avanzadas de uso y personalización, Madrid, 1989).
Al haberme referido ya, en El Derecho como forma dinámica de vida social, 1965, y en el capítulo X, incluso al fenómeno de la anticipación, me excusa de extenderme en la aceptación del «cambio social», en el grado y medida dado, no sólo por la «naturaleza de las cosas» -Radbruch- o de la Historia, sino por el hombre, sin dejar de ser-sí-mismo. La informatización está ahí, como muestra, causa-efecto, y por tanto como fenómeno autocondicionado por la propia realidad humano-jurídica en la que ha de asentarse. A veces, se ha hablado de aquélla como panacea, o como situación-remedio, o como medida excluyente, o como solución-límite. Para algunas cosas -o en algunos momentos- como arrasando. Si se ha hablado de carreras armamentísticas, en ocasiones se oyen voces sobre informatización. Especialmente cuando...
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