Consideraciones económicas a propósito de las normas de defensa del consumidor. Especial referencia al problema de la unidad de mercado

AutorJesús Ruiz-Huerta Carbonell
CargoCatedrático de Economía Política y Hacienda Pública, Universidad de Salamanca
Páginas51-59

Page 51

I Introducción

La temática objeto de consideración en el presente artículo es doble y claramente diferenciada. En la primera parte se incluyen unas refle-xiones sobre las razones, desde una óptica económica, que pueden explicar el movimiento de defensa de los consumidores. El hilo conductor de este primer apartado es el papel que en nuestros días puede tener el viejo principio de la «soberanía del consumidor» o las razones que explican su quiebra.

En la segunda parte, más extensa, se estudia un problema económico concreto que ha surgido en relación con la regulación jurídica de la organización del comercio interior y de la defensa de los consumidores y usuarios a raíz de /a estructuración del nuevo Estado de las Autonomías. Nos referimos a la posible ruptura de la «unidad del mercado nacional» problema que se ha planteado como consecuencia del proceso de distribución de competencias entre las diferentes unidades de la Administración Central y Autonómica.

A pesar de tratarse de dos temas diferenciados, aunque con evidentes conexiones, su presentación conjunta responde al contenido que le fue solicitado al autor para su conferencia en el seno de las jornadas que sobre el consumoorganizó, en el mes de marzo, el Instituto Nacional de Consumo.

II La defensa del consumidor en la perspectiva Económica

La elaboración del Estatuto de Defensa de los consumidores y usuarios es un buen motivo para efectuar algunas reflexiones sobre el particular, desde una perspectiva económica. Nuestro objeto de estudio es el consumo, uno de los campos de conocimiento básteos de la Economía.

La idea de la «SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR» ha presidido en gran medida las argumentaciones teóricas en el ámbito económico. No deja de resultar contradictoria esta noción con la elaboración de un proyecto de Ley para la defensa de los consumidores o con la proliferación de las asociaciones de defensa de los consumidores en nuestro país.

Según aquel principio, el consumidor no sólo no era acechado por peligro alguno, sino que, por el contrario, se convertía en elemento básico, limitación y punto de referencia obligado del empresario que debía adecuar sus producciones a los deseos de aquél. Un primer antecedente del papel determinante del consumo puede recogerse en la obra de CANTILLON cuando dice: «Si existen sombrereros en exceso en una ciudad o en una calle, para el número de personas que en ella compran sobreros, algunos de los menos acreditados ante la clientela caerán en bancarrota; si el número es escaso otros sombreros considerarán ventajosa la empresa de abrir una tienda, y así es como los empresarios de todo género se ajustan y proporcionan automáticamente a los riesgos, en un Estado» 1. Es, seguramente, una de las primeras expresiones de la importancia del consumo, de la demanda, en la explicación del funcionamiento de la actividad económica. KEYNES, muchos años después insistía en la aportación básica y olvidada de MALTHUS a propósito de la importancia de la demanda en la Economía, de cómo los componentes de la misma explicaban, más que otro factor, el comportamiento de los productores 2.

En la correspondencia cíe MALTHUS y RICARDO recogida por P. SRAFFA se recoge ampliamente la diferencia de enfoque entre aquellos economistas. Un buen exponente de las discrepancias se incluye enPage 52 una carta de MALTHUS fechada el 26 de enero de 181 7; «Parece pensar usted que las necesidades y los gustos de la humanidad están siempre listos para la oferta; mientras que yo soy decididamente de la opinión de que hay pocas cosas más difíciles que inspirar nuevos gustos y necesidades, particularmente con materiales antiguos; que uno de los elementos básicos de la demanda es el valor que los individuos dan a tas mercancías y que cuanto mejor se ajuste la oferta a la demanda mayor será este valor y más días de trabajo se cambiarán por él... En mi opinión, la limitación actual de la producción y de la población deriva más de fa falta de estímulo que de la falta de capacidad para producir» 3. Las líneas anteriores son, de nuevo una buena expresión, en fecha tan lejana como 1817 del papel del consumidor como elemento determinante de la economía. A pesar de la marginación de MALTHUS en el pensamiento económico posterior, no resulta extraña la incorporación de parte de sus propuestas en el ámbito de la economía convencional y eso contribuye a explicar la elaboración y posterior consolidación del principio de la soberanía del consumidor. En la reflexión marginalista-neoclásica, no sólo se defiende este principio como característico de la competencia, sino que, en cierto modo, se mantiene incluso como limitación al monopolio. El empresario monopolista tiene, en la versión neoclásica, en efecto, un poder mayor que en la clásica empresa competitiva, pero con todo, viene condicionado por la configuración de la demanda como expresión de los planes de los consumidores.

Hoy las cosas han variado sustancialmente y dentro de la teoría económica la fuerza de los hechos parecen cuestionar el aparato conven-cional neoclasico 4. Frente a los modelos abstractos tradicionales fundamentados en una idea primitiva de la competencia, hoy se admite unánimemente como línea de interpretación más adecuada el análisis de los modelos de concentración industrial que ponen el acento en los siguientes factores: la presencia dominante de «arenas oligopolistas» en la gran mayoría de los sectores productivos; el escaso papel desempeñado por los consumidores, la fijación de precios a través de fórmulas de margen («mark up») y la presencia de una competencia intensa (rivalidad) en aspectos no directamente relacionados con los precios (planificación de ventas, diferenciación de productos, marquismo, publicidad, etc.); y es precisamente a partir de este esquema, cuando cobra todo su valor e! deterioro de las condiciones del consumidor y la exigencia de su defensa. La defensa del consumidor debe ser interpretada pues desde esta óptica más amplia: No es sólo que el crecimiento económico y el paralelo progreso sociocultural impliquen una diversi-ficación cualitativa de la demanda y la generación de nuevas necesidades. La «toma de conciencia» de los consumidores, la creación de asociaciones y la normativa de defensa creada, no sólo tiene que ver con los factores positivos antes apuntados sino además o quizás como elemento decisivo, con el intenso proceso de concentración económica y control de los mercados por las grandes empresas. Como de forma clara explicaba la profesora J. ROBINSON, «es absurdo sostener que el sistema de la empresa privada está destinado a satisfacer las necesidades del consumidor. Más bien es el consumidor el pasto del que se alimenta la empresa. Estamos acostumbrados a un sistema que funciona en beneficio de los productores, en el que la ventaja de los consumidores es meramente incidental y como cada uno de nosotros tiene un fuerte interés, concentrado en nuestra posición como devengadores de ingresos, y sólo un débil interés, difuso, en nuestra posición como consumidores, el sistema se considera generalmente aceptable»

A través de un conjunto de manifestaciones se materializa el perjuicio causado sobre el consumidor como consecuencia de la política competitiva de la empresa concentrada:

Page 53

  1. Fomento de lo que se ha llamado la «psicología de la obsolescencia» de las mercancías. Estimular los cambios de moda y el reemplazo -lo más frecuente posible de los bienes adquiridos por los consumidores. Actuando sobre el diseño y la calidad se introducen leves modificaciones, pequeñas mejoras o cambios en la presentación o apariencia de los artículos estimulando la compra del consumidor.

    2, Cambios en las formas de ventas: la despeaseñalización de la venta, la generación de clientelismos de marcas, etc., rompe con el viejo esquema de la oferta de artículos seleccionados en beneficio del comprador...

    La publicidad, el marketing y la generación de nuevas necesidades artificiales entre los consumidores con la finalidad de incrementar las ventas y participación en el mercado 6. La importancia de este gasto de las empresas puede verse en el cuadro adjunto que nos da la idea de la extraordinaria relevancia de la publicidad en la actividad económica actual.

    [ VEA LA TABLA EN EL PDF ADJUNTO ]

    Convergente con las argumentaciones anteriores en el sentido de cuestionar la validez del principio de soberanía del consumidor. Así desde la teoría del «poder compensador» de GALBRAITH hasta las críticas marxistas pasando por las valoraciones efectuadas desde el campo liberal hay un amplio acuerdo en considerar como factor predominante a la gran empresa sobre los consumidores 7.

    En suma, como consecuencia de la concentración, el consumidor debe pagar precios crecientes por bienes de calidades en ocasiones dudosas, precios que van a remunerar, cada vez en mayor medida, los «costes de realización» es decir, aquellos no ligados estrechamente a la producción sino destinados a laPage 54 «colocación» y comercialización-distribución de los bienes. En este contexto debemos contemplar la problemática del consumidor en nuestros días. La defensa de sus intereses, de nuevo hay que repetirlo, no surge...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR