La nueva macroeconomía dinámica

AutorJosé Villacís González
CargoUniversidad San Pablo CEU Madrid villacis.fhm@ceu.es
Páginas497-521

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I Introducción

Entre el año 1916 y 1926 se creó la macroeconomía en España por el científico español Germán Bernácer (Alicante 1883-1965), antes que Keynes publicara La Teoría General de la Ocupación el Interés y el Dinero (1936). La macro nace con el libro Sociedad y Felicidad (1916), y se encuentra construido desde conceptos contables, de economía de la empresa organizados por el sentido común.

Leí la desconocida obra de Bernácer, después que leyera los libros de macroeconomía que llamaré tradicionales u ortodoxos. Me provocó temor. Los motivos de este miedo fueron por este orden: diseños conceptuales nuevos y otros que destruían las bases normales de la macro, como, por ejemplo, la identidad fundamental de la macro S=I. También me inquietaron las cuestiones de lenguaje, como lo son básicamente los términos de capital y la diferencia o igualdad entre PIB y capital circulante.

No existen fórmulas mágicas ni paradojas de la lengua en Bernácer, ya que su formación de perito contable (no tuvo titulación universitaria), no permitía estos arrebatos intelectuales. Su construcción de la macro tuvo lugar desde abajo, desde la contabilidad y desde la economía de la empresa, al contrario que Keynes, que la construyó desde el tejado, protegido por el firmamento de los dioses de la economía clásica.

Este artículo es heredero de la economía de Bernácer.

Diferenciamos entre dos tipos de operaciones: las activas, generadoras de renta y producción, y las pasivas, que son neutrales o no generadoras de renta ni de producción. La renta siempre nace de la producción, y es igual que ella numéricamente, pero no conceptualmente. Esta diferencia es importante. La renta es la matriz de la demanda. En equilibrio de pleno empleo y en equilibrio de desocupación también, la demanda compra la producción. Este es el punto Page 498 de partida para comprender las situaciones de desequilibrio que es cuando la renta no se traslada íntegramente a la demanda. ¿Por qué no lo hace?

Habrá que responder a la pregunta ¿qué hace la renta que no demanda bienes y servicios de la producción corriente? Esta fracción de renta son las disponibilidades o ahorro que no se invierte y que se destina a la especulación de activos que no son producción corriente. En consecuencia, se tambalea la ecuación que iguala el ahorro con la inversión. Todo esto en una versión estática.

En una situación dinámica la cuestión es algo más compleja, pero no mucho. Siguen siendo ciertas las argumentaciones anteriores, si existen las disponibilidades, pero añadiremos otro argumento. En la dinámica, aun suponiendo que no existieran disponibilidades, hace falta completar la ecuación ahorro igual a inversión. Si consideramos que con el ahorro se adquiere la inversión, en ese período se está construyendo la producción del período. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿con qué medios monetarios se fabrica la producción del período. La respuesta es con nuevo dinero. De lo contrario es imposible. El nuevo dinero es la pieza que falta para la resolución de la ecuación fundamental de la macro en un sentido dinámico.

La economía dinámica, esto es, en movimiento y temporal, es explicada por el multiplicador de la renta modernamente, y desde antiguo por la velocidad de circulación del dinero-renta. A nuestro entender, ambos conceptos comportan el mismo tipo de operaciones.

II Renta, producción

La producción es posible por la colaboración de los factores de producción, entre los que se encuentra su coordinador, que es el empresario. El producto se oferta en el mercado, y allí es demandado o comprado por los demandantes. Veamos quién es el oferente y quién es el demandante. El productor es la empresa, los demandantes son los portadores de renta, y el mercado es donde se encuentran los dos.

A los factores de producción se les paga un dinero por período y por producción, que se llama renta. Por lo tanto, si la producción de bienes y de servicios es un flujo, la renta es un flujo monetario equivalente. Este pago es el coste de producción al que se le une una Page 499 renta ex post, que es el beneficio empresarial que nos determina el valor final del producto. Es lo mismo que decir que es la suma de rentas que se van acumulando en la misma proporción y ritmo que se va acumulando los valores añadidos.

El valor del producto es el valor de la oferta al que la empresa vende el producto. La renta total, por otra parte, es el soporte monetario de la demanda. Se puede comprar con el flujo monetario que se ha recibido, que es la renta total del sistema. Es una identidad contable y no una suposición, que el valor de la producción o de la oferta es igual al valor de la renta nacional. Lo que no es una identidad ni siquiera una igualdad es que la oferta sea igual a la demanda en este caso, porque renta nacional y demanda no son necesariamente iguales. Con la renta se puede comprar, y, de hecho, es su función esencial, pero no toda la renta se gasta en su totalidad. Si toda la renta se gastara, entonces sí se cumpliría que renta es igual a la demanda y también que la demanda es igual a la oferta. En este caso los mercados se vaciarían automáticamente, las empresas producirían y venderían en un mercado en equilibrio, y en ese mercado, además, los factores de producción, sobre todo los trabajadores, se encontrarían plenamente ocupados.

Pero esta situación no se produce necesariamente como ingenuamente creía Say. Una parte de la renta se destina en su mayor parte al gasto de consumo y la otra parte se ahorra (C+S). Ese ahorro, que tiene su equivalente en una producción anterior, se destina todo o en parte a demandar equipo capital, operación que se llama inversión o gasto en equipo capital (Y=C+I). No debería llamarse como frecuentemente se hace, acumulación de equipo capital. La inversión es un gasto, y este término implica a la velocidad de circulación del dinero.

Si todo el ahorro se gasta en equipo capital se cumple la ley de Say, pero si no, nos encontramos con mercaderías sin vender, que pueden ser bienes de consumo y bienes de capital o maquinarias. La ley de Say se explica como sigue:

Producción=Y=Demanda=C+I [1]

Si no se cumple la ley de Say, quedan productos sin vender, a los que los macroeconomistas han llamado inversión en inventario (Iu) para forzar el encaje de una pieza en un puzzle. De donde quedaría que: Page 500

En equilibrio: S=I

En desequilibrio: S=I+Iu [2]

Para justificar lo injustificable han querido decir de la inversión en inventario que una es planificada y otra no es planificada. La realidad es que es difícil saber cuándo es planificada o cuándo no lo es. Lo que sí podemos argumentar es una desigualdad:

S-I=Iu

O también de esta forma:

Y-C-I=Iu [3]

Que quiere decir que la renta no destinada al gasto en general produce un stock de productos sin vender.

III Inversión

Debemos precisar términos. Capital, en macro, son factores de producción que permanecen fijos y superan al tiempo de producción. Su financiación debe ser coherente con este largo horizonte de tiempo a largo plazo. Capital, a secas, equivale a capital fijo.

A la compra de capital fijo se le llama inversión. Luego el vocablo de inversión en su sentido terminológico y más aún en su sentido funcional, implica la duración del equipo capital en un horizonte de tiempo largo y, sobre todo, el acto de comprar. La ecuación [1] claramente indica cómo la demanda que nace de una renta íntegramente gastada se divide en gasto de consumo y en gasto de capital.

Pero la llamada inversión en inventarios, formada por bienes de consumo y de capital, no se proyecta ni se planifica a largo plazo, y ni mucho menos es un acto de compra, sino de lo contrario, de una ausencia de demanda. En su comprensión funcional, que explica la circulación del dinero, es lo opuesto a la demanda, ya que se produce normalmente porque no se ha producido el gasto suficiente. Es una idea que repugna al entendimiento económico.

Es esencial, entender esta frustración de la demanda, o incumplimiento periódico de la ley de Say.

Sigamos con los términos. Se llama capital circulante a los factores de producción que entran en el proceso productivo, y su duración se acopla a ese proceso. Como el proceso productivo total contempla Page 501 a la suma de los valores añadidos, y esos valores añadidos tiene cada uno su período de producción y su capital circulante, el capital circulante total es la suma de todos los capitales circulantes intermedios. Sobre este tema importante volveremos.

La producción final es una parte del capital circulante total. Es lo que llamamos como producto nacional neto al coste de los factores o sencillamente como producto nacional (aunque no sea exactamente lo mismo). La producción está, a su vez, constituida por dos clases de producción, que son bienes de consumo y bienes de capital. La macro llama precipitadamente a las maquinarias o similares como capital fijo, lo que no es siempre cierto. Si seguimos, como Bernácer, los criterios contables y de economía de la empresa, debemos hacer caso del tiempo y del sujeto. Si la maquinaria se encuentra en manos de su productor, entonces es capital circulante, como lo es la harina para el molinero. Cuando es comprada por los empresarios para que auxilie a la producción, pasa a llamarse capital fijo, cuyo significado es relevante. Por una parte, es un acto de gasto o demanda, que llamamos inversión. Y por otra, como oferta o como demanda ese...

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