Mujeres y malestares

AutorAlmudena Alameda Cuesta
Páginas73-83

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Uno de los elementos más significativos de la entrevista con Lola es su intento permanente por justificar-legitimar la posición de las mujeres que acuden al Centro de Salud demandando asistencia sanitaria.

La explicación que Lola da a por qué las mujeres frecuentan más las consultas de Atención Primaria gira en torno a dos elementos: el papel de las mujeres como cuidadoras y representantes del estado de salud del resto de la familia, y los problemas de salud que esta función de cuidadora del núcleo familiar puede generar en las mujeres.

Las mujeres son las que acuden al sistema sanitario, pero, en muchas ocasiones, es para consultar por problemas de salud de otros miembros de la familia (especialmente varones, apostilla Lola): algún tipo de malestar, para solicitar recetas... Las mujeres serían el emergente (las "voceras") de la situación de salud familiar, y su frecuentación sería la de toda la familia, no sólo la de ellas. Así, de alguna manera, se legitima la mayor frecuentación de las mujeres de la que hablan los datos estadísticos. Esta necesidad de legitimación tiene que ver con una valoración de la frecuentación de los servicios sanitarios como "hiper-frecuentación", es decir, en términos negativos, como algo excesivo y muchas veces injustificado (en relación con la sensación abrumadora de sobrecarga asistencial que tienen los profesionales, y con un concepto muy definido -biologicista- acerca de los malestares por los que se debe o no se debe consultar).

La asunción del rol cuidador por parte de las mujeres aparece como un elemento de la idiosincrasia sociocultural de un país como España, lo que lo convierte en un componente estructural y, como tal, difícilmente modificable. Esta función cuidadora es planteada como un elemento que repercute negativamente en la salud de las mujeres, como una carga que provoca enfermedad y hace que las mujeres tengan que consultar con mayor frecuencia. La sobrecarga que puede suponer el cuidado de la familia se haría más intensa en el caso de las mujeres mayores, cuyo núcleo familiar al que cuidar se extiende a los hijos emancipados y a los nietos, sobre todo en casos de desestructuración familiar.

"...volviendo al tema de la mujer, me parece muy importante lo que te decía al principio de la charla de hoy. La mujer como transmisora, como llevadora, como traedora a consulta de la patología de la familia, de la patología de los varones y de las mujeres de la familia, de los hijos, de la pareja, de los padres, de los suegros... Ella va y viene, trayendo y llevando cosas que sirven a todos ellos, y que en muchos casos repercuten en su salud la patología que tienen los otros. Y poníamos el caso extremo de la mujer maltratada, que viene y todavía le vas a hacer tú una terapia a ella, le indicas una atención a ella, cuando en realidad al primero que tendría que atender sería al.. a él. Y sobre los hijos yo creo que también, la mujer va y viene con todo. "Vengo a buscar la receta para mi hija, vengo por la receta para mi marido..." constantemente, constantemente. Tanto que hay momentos que les digo: "mira, es la última vez que te hago las recetas, quiero ver a Paco, quiero que venga el Paco." "No, mira, es que ya sabes cómo es, mira, que yo prefiero... que no va a

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venir, que no se va a tomar, y va a estar peor..." "Sí, en realidad tienes razón, pero es que es... [se queda pensando] probablemente sería mejor que no le hicieras nada y que viniera Paco." "No, ya sabes, que como él trabaja tanto". En muchos casos es porque no quieren ellos asumir esa parte de cuidados que les toca, ¿eh? La cuidadora es la mujer. El rol que se le ha atribuido así socialmente en este país, supongo que en otros también, pero aquí en España es muy notable que la mujer tenga que ser cuidadora de los hijos, de los padres, de los suegros, y del marido. A mí me parece que eso es una pasada. Muy pocas veces, muy, muy pocas veces, yo diría que es excepcional, veo a un varón que venga a buscar cosas para la mujer. Recetas, peticiones, derivaciones... o sea que es muy, pero tan excepcional que lo recuerdo. Lo podría recordar con nombre y apellidos, y te podría describir cómo es la estructura de esa familia. Siempre es ella la que aparece como... Entonces claro, ¿cómo no va a aparecer más en las estadísticas? Claro que aparece más también, ¿no?"

"...es en las mujeres en las que se deposita el cuidado de la familia. El otro día te ponía el ejemplo de esta mujer mayor que veo en consulta, con artrosis de rodilla. Ella asume el cuidado de su hijo drogadicto, de sus nietos... cómo no va a consultar más, si es ella la responsable de la salud de la familia. Además estas mujeres cuidadoras asumen una carga que las hace ponerse mal a ellas, y por eso también consultan más.
¿Y cuáles son los motivos por los que consultan este tipo de mujeres?

Por dolores varios, musculares, articulares, cefaleas... son síntomas con un claro componente psicológico"

El malestar que genera en las mujeres esta carga de trabajo físico y afectivo quedaría reflejado en sus cuerpos, que responderían dando cuenta del mismo a través del desarrollo de diversos síntomas, más o menos inespecíficos, que constituyen el motivo de consulta al sistema de salud. Es llamativa la facilidad con que se establece una relación causa-consecuencia entre las condiciones sociales de existencia (responsabilidad del cuidado familiar) y la aparición de sintomatología "con un claro componente psicológico", lo que nos remite implícitamente a unas determinadas nociones acerca de lo social y del cuerpo. Desde este punto de vista, lo social sería algo previo, independiente y separado de los cuerpos de los sujetos, considerado causa y contexto de los síntomas que aparecen en éstos; los cuerpos, por su parte, no serían más que objetos pasivos que reciben el impacto de lo social y se modifican como consecuencia de éste. No obstante, esta especie de línea de continuidad entre lo social, lo psicológico y el cuerpo, aunque se presenta como una obviedad, no deja de resultar bastante vaga: en unos momentos, lo social y lo psicológico se mezclan como si fueran una misma cosa, funcionando como contexto generador de los síntomas corporales; en otros casos, lo psicológico se sitúa del lado de las consecuencias, como un síntoma más, generado por el contexto social. Esta utilización "comodín" de lo psicológico viene a constituirse en explicación de aquellas situaciones difíciles de esclarecer con las herramientas de las que dispone el modelo biomédico. Así, aparece lo psicosomático, como una entidad bastante indefinida que termina abarcando casi todo lo que queda fuera del ámbito puramente biológico. La introducción de elementos de lo social, como el género, viene a complejizar aún más la cuestión, mezclándose de un modo

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confuso los síntomas somáticos, los psicológicos, el ser varón o mujer... Por ello, finalmente, no queda más vía que reconocer lo insuficiente de este tipo de explicación, derivando la problemática al dominio de la psicología, como algo ajeno a la labor de la medicina.

"Y esos dolores de alma que decías de las mujeres, ¿cómo os llegan a la consulta, bajo qué forma?

Pueden llegar como dolores en el cuerpo, por supuesto, como síntomas somáticos puros, o sea, como síntomas digestivos, problemas de intestino, problemas de taquicardia, o sea, problemas de ansiedad. O pueden aparecer como depresiones puras y duras, con trastornos del sueño, crisis de ansiedad, y a veces con enfermedades de estas... un poco psicosomáticas que, como hablábamos hace un rato, de estas enfermedades que son dolores musculares, dolores en los huesos, dolores en las articulaciones, y que te quedan ahí... las fibromialgias, por ejemplo. Los varones..., claro, también hay como órganos diana, órganos en los cuales los varones hacen más síntomas y las mujeres menos, ¿no? Yo creo que tienes que hablar también con alguna psicóloga de todo esto, porque hay también un montón de explicaciones que, que a mí un poco se me escapan, pero que las hay, las detecto en la consulta y veo que no es lo mismo la somatización en el varón que en la mujer, hay somatizaciones distintas"

Otro ejemplo de esta utilización "comodín" de lo psicológico es el caso de la fibromialgia. Esta entidad resulta especialmente interesante por el lugar de intersección y transformación en el que se encuentra situada; por un lado, cada vez con más fuerza, está adquiriendo el estatus de diagnóstico médico normalizado, como enfermedad que podríamos llamar legítima, sobre todo en...

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