Mejora del diálogo entre ciencia y gobierno

AutorManfred Popp
CargoPresidente de Vorstand Forschungszentrum Karlsruhe

La discusión de las relaciones entre ciencia y gobierno tiende a estar influida principalmente por nuestra experiencia del pasado, incluyendo especialmente las crisis tales como BSE, Chernobyl y otros desastres medioambientales. Sin embargo también es importante discutir el tema de la ciencia y el gobierno en un marco más amplio, poniendo más énfasis en el futuro. Después de todo, la importancia de la relación entre ciencia y gobierno no se debe sólo al papel que puede desempeñar la ciencia para remediar las crisis y los desastres, sino también a su gran influencia sobre la configuración del futuro. En consecuencia, desde el punto de vista de los políticos, la ciencia es un medio para moldear dicho futuro y esto es lo que hace que el diálogo entre ciencia y política sea tan importante y exigente.

La discusión de la relación entre ciencia y gobierno necesita tener en consideración la importancia de la ciencia en su influencia sobre la configuración del futuro, y no únicamente en su papel para abordar las crisis

Sin embargo, el diálogo entre ciencia y política se ha hecho difícil porque los papeles de estas dos esferas son muy diferentes. El principio democrático en el que se apoya la política no puede aplicarse razonablemente a la ciencia, que está más relacionada con medidas objetivas de la certeza de una hipótesis que con su aceptación generalizada. Aparte de las dificultades conceptuales del diálogo, su tratamiento tiende a centrarse solamente en uno de sus lados. Se tiende a hablar mucho del asesoramiento científico a la política pero se presta menor consideración a la influencia política sobre la ciencia. Evidentemente, ello no debería interpretarse en el sentido de que necesitamos una influencia política sobre la ciencia en general; existen determinadas áreas de la ciencia que funcionan mejor de forma autónoma. Estas son, por ejemplo, la investigación guiada por la curiosidad y la investigación básica, que deberían tratarse como una materia independiente en la que la comunidad científica debe decidir de acuerdo con criterios únicamente científicos. Existe un segundo grupo, la investigación guiada por la innovación, que es en su mayoría investigación industrial; desde luego, ésta deber ser también autónoma y libre de influencias innecesarias del gobierno.

Además de la necesidad de investigación básica e investigación para la innovación, otra motivación para el trabajo científico es la investigación previsora, que pretende proporcionar conocimientos o soluciones para el futuro

Además de la necesidad de investigación básica e investigación para la innovación, otra motivación para el trabajo científico es la investigación previsora. La investigación previsora conduce a la producción de conocimientos o de soluciones para el futuro. Se trata de una investigación destinada a ser una herramienta para los gobiernos que les ayude a dominar los problemas del futuro y a mantener la posición de sus sociedades de cara a la futura competencia mundial. Este tipo de investigación previsora se solapa posiblemente con alguna investigación guiada por la curiosidad, como sucede por ejemplo, en el caso de la climatología. O bien, por otra parte, puede estar frecuentemente muy cerca de la investigación para la innovación, como en algunos campos de la investigación energética.

Sin embargo, este tipo de investigaciones tiende a diferenciarse de otras áreas en que su urgencia exige que los científicos estén preparados para reaccionar ante las necesidades de investigación del gobierno. Por ello, tienen una libertad de acción reducida en comparación con los científicos que trabajan en campos autónomos de ciencia pura o en el desarrollo industrial.

Las organizaciones científicas que llevan a cabo investigación previsora tienen que desarrollar una estructura apropiada para responder con eficacia a las necesidades de la sociedad y del gobierno. También es importante observar que la investigación previsora es, por su propia naturaleza, más interdisciplinar y orientada hacia problemas que centrada en campos científicos específicos. Los futuros problemas a los que tendrán que enfrentarse la ciencia y la tecnología son necesariamente complejos, de modo que el planteamiento para tratarlos también tendrá que ser complejo. Ello hace necesario organizar la ciencia de modo que pueda responder adecuadamente a la magnitud del problema, y esto es algo que frecuentemente no puede dejarse a los principios y procesos de auto-organización de la ciencia. En lugar de ello, se necesita una estructura organizativa, una interacción con el gobierno y un marco institucional. Esto no puede realizarse sobre una base de proyecto por proyecto; deberá apoyarse en un diálogo continuo entre la ciencia y el gobierno, lo que exige un marco institucional, una continuidad y una estructura adecuada para el diálogo.

Los problemas a los que tendrán que enfrentarse en el futuro la ciencia y la tecnología serán complejos, con lo que a menudo los planteamientos científicos serán también complejos

El planteamiento adoptado en Alemania ha consistido en crear grandes centros científicos (que comprenden a veces instituciones existentes que trabajan todavía en sus campos originales, aunque algunas veces esto haya supuesto un cambio considerable en la dirección del trabajo) cuyo ámbito sea este tipo de investigación previsora. También se ha organizado el trabajo en seis áreas principales de investigación, de las que al menos tres (medio ambiente, salud y energía nuclear) tienen carácter previsor. Estas reformas de organización van también acompañadas por un cambio en la dotación de fondos, desde un planteamiento institucional a un planteamiento orientado por programas. Esto significa que todas las instituciones que quieran participar en un programa dado deberán competir para obtener los fondos. Aunque las propias instituciones puedan encontrar más difícil esta situación, ello debería mejorar la calidad de los resultados del programa y garantizar que se adapten más estrechamente a las necesidades futuras. Este es un movimiento muy importante que cambiará también el tipo de interacción entre el gobierno y la ciencia en este campo. Sin embargo, puesto que posiblemente estos cambios hagan que la ciencia sea menos independiente de las presiones políticas, para evitar una influencia política demasiado directa, se ha encargado la gestión general a un comité de científicos, industriales y funcionarios. El objetivo es evitar que la política tenga una influencia demasiado directa sobre la ciencia, mientras que se garantiza la responsabilidad de la comunidad científica frente a las futuras demandas de la sociedad.

Un objetivo importante es evitar que la política tenga una influencia demasiado directa sobre la ciencia, mientras que se garantiza la responsabilidad de la comunidad científica frente a las futuras demandas de la sociedad

Volviendo ahora al problema de cómo pueden tratarse estos temas dentro de la Unión Europea, las estructuras nacionales difieren claramente de un país a otro. Lo que se necesita es una red institucional que pueda actuar como base para el diálogo entre los representantes de la ciencia y los del gobierno. Esta red institucional tendría, por supuesto, al Centro Común de Investigación (JRC) como instrumento central. No obstante, el Programa Marco no parece ser el mecanismo óptimo para desarrollar un proceso activo de diálogo continuo entre la política y la ciencia. La configuración del futuro necesita un programa y un marco con mayor continuidad y fiabilidad. Este hecho podría hacer necesario redefinir el papel de las instituciones en este campo y, posiblemente, crear nuevas instituciones para cubrir los vacíos existentes.

Al igual que otras instituciones de investigación, el JRC necesita adaptarse para desempeñar su papel evolutivo como catalizador central. Para hacer frente a los nuevos retos es necesario establecer una serie de redes institucionales en Europa, y éstas deberían estar orientadas por programas, ya que éste es el resultado que importa, y no cuáles sean las instituciones que intervengan. Además, debe abordarse el problema de que, donde existen redes, éstas tienden a responder a necesidades de áreas de investigación que ya no ocupan un lugar alto en la lista de prioridades, como es el caso de la energía nuclear. Actualmente parecen existir otras muchas áreas importantes para la política europea, tales como agricultura, energía, climatología y sanidad, que podrían estar insuficientemente representadas por las redes existentes.

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