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Rafael Escudero Alday (Coord.), Los libros de la catarata, Madrid, 2011, 134 pp.
Por muchas razones no conviene perder la memoria histórica. La construcción de las identidades colectivas y del pensamiento se nutre de la experiencia histórica asumida como narración que explica en buena medida la propia posición política e ideológica. Es una constatación que los juristas del trabajo pueden corroborar fácilmente, en unos tiempos en los que se despliega la estrategia política que busca arrancar al derecho del trabajo su memoria histórica y denigrar las posiciones de los juristas comprometidos con la emancipación del trabajo asalariado. En el caso español, además, las pulsiones negativas que han acompañado a las iniciativas de recuperación democrática se han afianzado como tendencias predominantes que consiguen en muchos casos negar o desvirtuar el contenido democrático de experiencias históricas traumáticamente truncadas por obra de la violencia o la iniquidad. La cultura jurídica y política que lucha contra la impunidad y por la afirmación de los valores democráticos y solidarios no puede ser precipitada en la oscuridad de un progresivo black out generalizado, como afirma la sugerente imagen traída a colación por Umberto Romagnoli en la intervención en memoria de Massimo Roccella, prematuramente fallecido.
Por eso el libro coordinado por Rafael Escudero resulta muy conveniente. Presentado bajo la forma de diccionario, estructurado por tanto en torno a una serie de voces, el texto tiene sin embargo una unidad lograda a través de la articulación de sus intervenciones en torno a cuatro grandes ejes, denominados, de forma muy sugerente, "las piezas de la memoria", "el contexto de la memoria", "las políticas de la memoria" y la "lucha contra la impunidad". En la elaboración del Diccionario han intervenido diecinueve personas, pero esta pluralidad de textos no interfiere en el sentido unitario que vertebra toda la obra. Mientras que las "piezas" de la memoria se refieren a la configuración del derecho y del deber de la memoria histórica, a su localización y a la capacidad de manifestarse en determinadas representaciones, el contexto dentro del cual se desarrolla y nace este concepto necesariamente se refiere a la herencia del franquismo y los elementos que lo caracterizaron: represión, nacionalcatolicismo. Pero explica también el contexto la referencia a la transición, a sus "sombras" proyectadas sobre la amnistía de los crímenes de la dictadura y de la impunidad que ello generó.
Si estas dos primeras líneas de construcción de los conceptos que se quieren clarificar en el "proceloso mundo de la memoria histórica" (p. 11) se extienden sobre aspectos cargados de historicidad, las dos siguientes se abren más bien a la descripción de las políticas posibles y de las líneas de desarrollo de las mismas
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que permitan precisar y...
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