Juegos de Infoguerra.

AutorMercè Molist.
CargoCiber-periodista. Fronteras Electrónicas España (Free).

Nadie se sorprendió demasiado cuando, a principios de año, el presidente de los Estados Unidos anunciaba que pediría al Congreso una partida de 1,4 billones de dólares, para prevenir atentados terroristas a través de Internet: "Estamos viendo la primera ola de ciberataques deliberados: hackers que entran en ordenadores del gobierno y empresas, que roban y destrozan información, se meten en cuentas bancarias, manipulan tarjetas de crédito, extorsionan amenazando con virus...", se justificó Bill Clinton.

La suya es la misma cantinela con que medios, políticos y militares bombardean a la población desde que, en 1976, Andy Marshall, alto cargo del Pentágono, se inventó la palabrita "infoguerra" y la idea de "lanzar bytes como se lanzan balas". El empuje definitivo le vino de la mano de Alvin Toffler quien, en 1993, avisaba contra un "electronic Pearl Harbor" en el contexto de la ya llamada "ciberguerra". Mientras, Win Swarthau hacía de ello un negocio y empezaba a montar sus cada vez más seguidas, por civiles y militares, conferencias "Infowar Con", este año en Londres.

La introducción de la informática y las redes en las artes de la guerra tiene dos frentes: la cada vez mayor sofisticación del armamento y del equipamiento militar, que ya es una realidad en el ejército norteamericano y, por otra parte, de momento más irreal, el traslado de la zona de guerra al ciberespacio, con la caricatura del batallón de hackers mercenarios interceptando o destrozando las redes que controlan los sistemas de comunicación y servicios básicos de paises enteros.

Aunque no hay ningún caso conocido que pueda confirmar esta segunda amenaza, sí es patente la extrema vulnerabilidad de los sistemas mundiales de telecomunicaciones, demostrada con ejemplos usuales de teléfonos de emergencia que se caen por una simple actualización de programas; intrusos, más inexpertos que malintencionados, como el adolecente que, según los medios, dejó fuera de juego durante seis horas la torre de control del aeropuerto de Worcester, en Massachussetts, el pasado año, o decenas de accesos no autorizados a ordenadores militares, como la entrada, a principios de este año, de un hacker español en el sistema eucom.mil, propiedad del United States European Command, quien no lo ha desmentido. El hacker aprovechó gravísimos errores en una máquina que le permitieron tomar el control de toda la red, sin ser detectado hasta cinco días después. ¿Pero, se puede llamar a esto infoguerra?.

Ciberterrorismo de estado Hoy por hoy y según declaraba recientemente en una entrevista con "TechWeb" el fundador del estadounidense Center for Infrastructural Warfare Studies (CIWARS), William Church, el único "infoterrorismo" que existe es el de estado, especialmente de los Estados Unidos, con la CIA entrando ilegalmente en las cuentas bancarias de altos rebeldes árabes, la NSA espiando por doquier a través de redes como Echelon, o la Special Technical Operations Division (STOD) del Pentágono, dedicada en cuerpo y alma al "hacking" y otras formas de infoguerra ofensiva (operaciones psicológicas, interceptación de comunicaciones, etc) contra países no gratos a los EEUU .

En cambio y según el fundador de CIWARS, los grupos terroristas están aún aprendiendo como funciona el nuevo juego y dudan de la eficacia de una bomba lógica frente a una bomba de amonal. En cuanto a los hackers, dice Church: "Creemos que debe haber, en todo el mundo, sólo unos mil hackers/crackers profesionales, pero están motivados más financieramente que por la política, se dedican a robar u otros tipos de corrupción, alrededor del dinero".

La motivación económica, y no la política o militar, sí es la causa directa de las primeras ciberguerras entre oponentes de la misma talla que se están librando en Internet, según Church: "Hay casos documentados en Australia y Latinoamérica de profesionales que tumban a proveedores de acceso con ataques de denegación de servicio, para sacarlos del negocio". Lo mismo se dice que ha pasado en España.

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