INTRODUCCIÓN: La Historia de los derechos humanos: proyecto comprensivo

AutorProf. Dr. D. Gregorio Peces-Barba Martínez/Prof. Dr. D. Eusebio Fernández García
Páginas1-10

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Esta investigación sobre la historia de los derechos humanos tiene un objetivo central: intentar ofrecer las claves para entender ese fenómeno fundamental en la cultura política y jurídica moderna, decisivo para hacer posible el objetivo del humanismo moderno: convertir al hombre en el centro del mundo y centrar al hombre en el mundo. A partir de ese punto de vista humanista se explica y se puede, así, entender el movimiento histórico de la modernidad que es, a la vez, de progresiva humanización y de creciente racionalización. La humanización supone profundizar en cada hombre las dimensiones de su condición y generalizar lo más posible esa condición, extendiéndola a toda la comunidad de seres humanos. Para ese objetivo los derechos humanos serán un instrumento de capital importancia por su tenor liberador, y el proceso de racionalización que principalmente supone sometimiento del poder al Derecho, organización de las instituciones, y establecimiento de una moralidad pública —valores, principios y derechos—, el camino para su establecimiento y consolidación, desde una fundamentación ética y un despliegue histórico de positivación. En esta obra intentamos esclarecer ese proceso histórico que desde el tránsito a la modernidad hasta nuestros días ha propiciado la aparición y el arraigo de las distintas generaciones de los derechos. Por eso es un proyecto comprensivo. Parte de unos criterios a priori que considera decisivos para entender el fenómeno, y desde ellos construye una interpretación. No es neutral, no es posible serlo plenamente en las ciencias sociales, ni en el Derecho y su historia más concretamente. Se utilizan los datos y los hechos históricos con la mayor objetividad posible, pero parte de

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unos postulados que incicen, sin duda, en la orientación de la investigación y que conviene desvelar, para que la visibilidad del trabajo sea completa y su valoración crítica tenga los elementos necesarios para su eficacia y su mayor acierto. Estos puntos de partida son los siguientes:

1) La comprensión plena del fenómeno de los derechos humanos necesita la aproximación histórica. Una aproximación abstracta, analítica, que prescinda de la dimensión histórica, no puede abarcar la totalidad de los perfiles o facetas del fenómeno.

2) El mismo concepto de derechos humanos es un concepto histórico, propio del mundo moderno. La historicidad es inseparable de su fundamento y e su concepto, lo que confirma que se trata de una eralidad cultural1.

3) Situado el fenómeno en la raíz de la condición humana, su fundamento es ético, pero obligado a surtir efecto, a ser eficaz, en el ámbito de la vida social; su despliegue es jurídico, por lo que su concepto debe comprender necesariamente esa dimensión, y sólo se completa con la positivación, con la incorporación al Derecho positivo2.

Con estas premisas intelectuales se puede entender que consideremos a los derechos fundamentales como la cristalización histórica de una concepción moral que sitúa como eje la dignidad de la persona y los valores de libertad, igualdad y solidaridad como cauce para alcanzarla. Pero, al mismo tiempo, pensamos en su eficacia social para que no sean un espíritu sin fuerza, incapaz de controlar y limitar a un poder, que seguiría siendo una fuerza sin conciencia. Por eso creemos que no se puede hablar de derechos fundamentales, si esa moralidad no forma parte del Derecho positivo. Detectaremos un proceso histórico de positivación, de paso de los iniciales derechos naturales a derechos positivos en esa toma de conciencia de la necesidad de su efectiva implantación social.

Pero si son derechos del hombre, de todos los hombres y mujeres, la narración histórica mostrará una contradicción sorprendente entre la proclamación del valor genérico de unos derechos para todos los hombres, que nacen libres e iguales, como afirma la paradigmática Declaración francesa de 1789, y la realidad de una sociedad escindida, y donde la burguesía propietaria deten-

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ta el poder político en el Estado liberal, y también el disfrute de los derechos fundamentales. Superar esa contradicción y abrir realmente a todos la titularidad y el ejercicio de los derechos, será la función del proceso de generalización que aparece, a partir del siglo XIX, en el estudio histórico.

Por otra parte, esos derechos que surgen en el ámbito del Estado moderno, cuando pasa a ser Estado liberal y que tienen objetivos plurales que limitan al poder soberano, se verán, a partir del siglo XIX, coartados, imposibilitados de desarrollarse en plenitud, en el estrecho marco del Estado, y presionarán sus fronteras y sus dimensiones de Derecho interno. Este proceso, apreciable sobre todo a partir de finales del siglo XIX, propugnará la apertura de horizontes, en la internacionalización de la formulación y de la garantía de los derechos. Así como el proceso de generalización se referirá a los titulares de los derechos, éste de internacionalización se referirá a los ámbitos de validez de los derechos y también a los ámbitos de su garantía.

Pero la perspectiva histórica presentará en el siglo XX una nueva dimensión, de la que se dará cuenta, y que afecta a los sujetos titulares. Hasta entonces la evolución de la racionalidad histórica de los derechos había presentado siempre una racionalidad abstracta, en la línea del «homo iuridicus», sujeto abstracto del Derecho en el mundo moderno. En el siglo XX, con algunos precedentes en el siglo anterior, aparecerá un interés en proteger a personas concretas y situadas en una posición de inferioridad en las relaciones sociales: niño, mujer, anciano, usuario, consumidor, etc. Estaremos ante un nuevo tipo de derechos, los de la persona concreta y situada. Los titulares se especifican, ya no son el género humano ni tampoco el ciudadano.

Esta historia que se inicia contará con estas cuatro dimensiones, difíciles de apreciar en una perspectiva sólo conceptual y ahistórica. Así, la positivación, la generalización, la internacionalización y la especificación serán como grandes surcos por los que transcurrirá la evolución histórica de los derechos humanos.

La elaboración de una historia de los derechos humanos, además de una empresa difícil y compleja por el propio contenido de la investigación, requiere la solución satisfactoria de una serie de cuestiones metodológicas previas.

Una de ellas, por otro lado común a toda reflexión en el ámbito de las ciencias sociales, se centra en la propia actitud del teórico ante su objeto de estudio. Se trataría de preguntar si se debe exigir unas características metodológicas que eviten el riesgo de la parcialidad y no pongan en peligro la necesaria obejtividad a la hora de describir una serie de fenómenos...

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