El fenómeno del fundamentalismo de corte religioso y diferencias relevantes para el ordenamiento jurídico

AutorJosé Alberto Escobar Marín, OSA
CargoReal Centro Universitario «Escorial-María Cristina» San Lorenzo del Escorial
Páginas247-270

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Introducción

El interés por el fenómeno conocido como fundamentalismo puede estar motivado por muy diversas razones. Una de las más relevantes para el jurista es la de poder distinguir con mayor claridad posible lo que se denomina como creencia religiosa, protegida a través de la garantía del ejercicio del derecho de libertad religiosa1, de lo que es el fundamentalismo que se puede resumir muy expresivamente como una verdadera patología social2. Diferenciar fundamentalismo y religión es igualmente importante para un ordenamiento que constitucionalmente se propone cooperar a través de los poderes públicos con las diferentes confesiones religiosas3.

Aunque el fundamentalismo como tal no es exclusivo de grupos provenientes de las tradiciones religiosas (islam, judaísmo, cristianismo), sino que también se da en los denominados nuevos movimientos pseudorreligiosos y en grupos que provienen de ideologías ateas o contrarias a la religión (ideologías totalitarias), este trabajo se centra en aquellos rasgos que pueden definir a los sujetos y grupos que provenientes del mundo religioso pueden ser catalogados como fundamentalistas. Page 248

I Delimitación conceptual de fundamentalismo
1.1. Aparición del término

El fundamentalismo como fenómeno global, cuya expansión comenzó a mediados de los años 70 del pasado siglo, cogió por sorpresa a la inmensa mayoría de los sociólogos. Su aparición llegó a desbordar todas las predicciones anteriores sobre el curso que iba a tomar la modernidad en su previsible proceso de reestructuración social.

Poco después el fenómeno tal y como se manifiesta hoy día fue centro de atención no sólo de la comunidad científica en el área de las ciencias de la religión, sino en otras áreas, como la de la sociología o la política, como es el caso de Meyer, que a finales de la década de los 80 detectó en diversos ámbitos sociales manifestaciones que, por su similitud, se podían agrupar dentro de una misma categoría que él entendía como «grupos fundamentalistas». La gran difusión que había alcanzado el fenómeno constituyó toda una sorpresa. Meyer adelantó entonces una aproximación sintética y provisional del concepto de «grupos fundamentalistas» que nos puede servir como punto de arranque para delimitar el complejo fenómeno social del que se trata. Escribía Meyer: «El fundamentalismo es un movimiento de exclusión arbitrario, una tendencia opuesta, aunque inherente al proceso de apertura general del pensamiento, a la toma de iniciativas, una tendencia enemiga de las formas de vida particulares y sociales que caracterizan a la modernidad; frente a ello el fundamentalismo pretende ofrecer, en la medida en que condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable.»4

A lo largo de este tiempo tal concepto ha hecho referencia a innumerables grupos y tendencias, costando trabajo saber qué es lo que engloba propiamente. Por tanto, es relevante preguntarnos por los aspectos comunes que hay en las muy diversas manifestaciones del fundamentalismo, ya se trate de grupos y colectivos que procedan del ámbito de la religión, la filosofía o la política. Page 249

1.2. Noción de fundamentalismo

El concepto «fundamentalismo» ha sido muy utilizado hasta el punto que estamos asistiendo a una verdadera «inflación del término»5. Originariamente, «fundamentalismo» fue una palabra erudita que surgió en el ámbito del área de las religiones, usada primero por los expertos para designar un fenómeno muy concreto dentro del cristianismo protestante y que posteriormente ha pasado a otros ámbitos.

La Real Academia Española de la Lengua da tres acepciones del término definiéndolo, en primer lugar, como «movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social»; en segundo término, como la «creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la primera guerra mundial», y en tercer lugar, «exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida»6.

Así pues, el término tiene diferentes acepciones, todas ellas en su definición con un cierto carácter negativo. No es así en su origen, como más adelante se verá. En sus orígenes el término fundamentalismo tuvo una connotación positiva al hacer alusión a los movimientos que buscan fidelidad a una identidad originaria o a unos principios y fundamentos. Este sentido del término no es el que engloba «el fenómeno fundamentalista» que a todos alarma y al que ahora intentamos referimos. Hay que diferenciar, por tanto, entre quienes dentro de una religión buscan ser consecuentes con los que consideran sus fundamentos originarios con quienes conforman lo que se considera como una deformación del fenómeno religioso y, por tanto, una patología psicológica y espiritual.

Kienzler ha resaltado esta distinción cuando haciendo mención al concepto de «religión» y de las «religiones» ha visto conveniente diferenciar unos de otros: «La seriedad con la que las religiones se esfuerzan en comprender sus fundamentos no entra de ninguna manera dentro del ámbito del fundamentalismo. Al contrario. Sólo Page 250 cuando los creyentes se toman completamente en serio los fundamentos de sus respectivas religiones pueden llevar a la práctica la esencia de su religión. O por decirlo en otras palabras: de ninguna forma se puede llamar fundamentalista a un creyente que se concentra con todas sus fuerzas en la Biblia, o aquel que se guía por la tradición, y no es tampoco fundamentalista quien considera que el magisterio es una instancia importante, y el Papa o en su caso las funciones ligadas a la silla de San Pedro es un servicio imprescindible que se le presta a la cristiandad. Fundamentalista sólo es aquel que elige una opción y excluye todas las demás, aquel que se guía "única y exclusivamente" por las escrituras en su sentido más riguroso y literal.»7

El término «fundamentalismo» tiene en la actualidad una acepción muy negativa, contraria a aquella otra positiva que señala a los principios fundamentales de la religión del creyente. Su uso se ha hecho común más allá del campo religioso o académico llegando a utilizarse de manera generalizada por el colectivo político, los ciudadanos y los medios de comunicación. Con esta palabra se intenta hacer mención a personas o grupos que participan de unas características comunes de intransigencia, beligerancia, radicalidad en fines y medios. Se aplica a personas creyentes de las distintas religiones, sobre todo a musulmanes integristas, judíos ultraortodoxos, y se amplía, aunque en menor medida, a ámbitos cristianos tradicionalistas.

Aunque es en los grupos con una connotación religiosa donde más se aplica, no es exclusivo de los mismos. Se trata también de un fenómeno que se encuentra en ámbitos civiles o laicos donde el factor religioso no es un componente definitorio. Hay un sinfín de grupos donde el factor religioso está de alguna manera latente, pero no de manera clara y distintiva, son los grupos pseudorreligiosos. Muchas ideologías que se presentan como ajenas a la religión se asemejan a «religiones laicas» con sus componentes doctrinales, pseudocultuales, rituales, etc. De los nuevos movimientos religiosos surgen las denominadas «religiones civiles», que se caracterizan por la sacralización de hechos y acontecimientos que pertenecen al mundo profano. Martín Velasco ha señalado cómo se realiza una transformación de la sacralizad, un cambio del sentido religioso y «el resto Page 251 de religiosidad que dejan flotando la crisis de las instituciones religiosas y la deserción de la práctica religiosa por los sujetos puede ser invertido sobre hechos políticos, como la democracia; sociales, como el nacionalismo o los hábitos de consumo; culturales, como determinadas modas y hasta manifestaciones deportivas, que reciben así un plus de significado, capacidad emotiva y valor que les confiere cierta analogía con la transformación que opera en las realidades mundanas y en las conductas humanas la puesta en contacto de las mismas con la aspiración a la trascendencia presente en el mundo de lo sagrado»8.

Aunque hay corrientes de pensamiento no religioso muy cercanas a las tendencias fundamentalistas 9, nuestro interés se centra en el fenómeno fundamentalista de raigambre religiosa, ya que éste es el que más fácilmente se confunde con las creencias religiosas o convicciones, siendo, sin embargo, fenómenos muy diferentes y, por tanto, con un tratamiento jurídico muy diverso. ¿En qué consiste propiamente el fundamentalismo religioso?

Uno de los rasgos que más llama la atención es el de la intransigencia fundamentada en postulados religiosos. Pastor Ramos afirma que los fundamentalistas «se comprometen con su fe de una manera sentimentalmente inflexible, consideran su teología como un absoluto eterno e inmutable; no pactan, no condescienden ni dialogan con otras formas de entender a Dios, al hombre y a la sociedad; no admiten una convivencia ecuménica o pluralista, y su intransigencia les lleva a...

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