Escenarios para el futuro de Europa

AutorAlberto Navarro
CargoSecretario de Estado para la Unión Europea
Páginas7-12

1 · INTRODUCCIÓN

La Unión Europea se encuentra en un momento de crisis e incertidumbre sobre su futuro, que algunos califican incluso de verdadera encrucijada. El proceso de ratificación del Tratado constitucional ha entrado en un impasse tras los referendos negativos de Francia y de Países Bajos. Como resultado de ello, se ha abierto un debate en los Estados miembros y en el Parlamento Europeo sobre las distintas posibilidades que existen para avanzar en el proceso de integración.

El contexto en que se produce esta crisis es complicado: La Unión Europea y sus Estados miembros tienen que hacer frente a nuevos retos como consecuencia de la globalización en ámbitos como la «deslocalización» de empresas, la creciente presión migratoria, el terrorismo internacional o la criminalidad organizada, por citar tan sólo algunos ejemplos. Esto ha coincidido además con la reciente ampliación a diez, y muy pronto doce, nuevos Estados miembros en la que constituye la mayor ampliación en la historia comunitaria. Se trata de una operación de alcance histórico y estratégico, pero que en algunos Estados miembros ha producido una sensación de vértigo y temor a lo desconocido, especialmente al coincidir con una prolongada fase de estancamiento económico. Únase a ello el desconocimiento generalizado sobre el funcionamiento de la Unión, la sensación de que los asuntos europeos se «cocinan» en las altas esferas sin participación de los ciudadanos o las dudas sobre el control democrático en la toma de decisiones, y nos encontramos ante el caldo de cultivo propicio para reacciones de rechazo ante propuestas que, como el Tratado constitucional, paradójicamente suponen un paso importante en la dirección de una Unión más eficaz, transparente, democrática y solidaria.

Tampoco nos ha ayudado, sino todo lo contrario, un debate sobre Perspectivas Financieras que desgraciadamente se ha centrado en los saldos netos de cada Estado miembro con la Unión Europea y que, especialmente en algunos contribuyentes netos, ha extendido la impresión entre sus opiniones públicas de que Europa es una pesada maquinaria que malgasta el dinero del contribuyente. Parece haberse olvidado que el proyecto de integración europea no tiene precedentes: es en realidad muy barato y ha proporcionado a Europa y a sus ciudadanos el más largo periodo de paz, estabilidad y prosperidad de toda su Historia.

En todo caso, para no perder la perspectiva histórica, es necesario recalcar que esta no es ni la primera ni la última crisis del proyecto de integración europeo. Crisis anteriores han servido para oxigenar y hacer recobrar el impulso del proyecto integrador, y esta fase por la que atravesamos ahora no será una excepción. Además, hay que reconocer que el proceso de integración ha tenido que digerir aceleradamente en los últimos años cambios y retos institucionales y económicos importantísimos. Sin ánimo exhaustivo, desde 1992 se han negociado y ratificado los Tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza, aparte del todavía non-nato Tratado constitucional; se han llevado a cabo dos ampliaciones con la adhesión de 15 nuevos Estados miembros a los que se sumarán en unos meses Bulgaria y Rumanía; se adoptó formalmente el Mercado único en 1992 para embarcarnos inmediatamente en la creación de la Unión Económica y Monetaria, culminada en 2002 con la introducción de la moneda única, el euro; han desaparecido las fronteras y controles físicos en el área Schengen, se ha creado el concepto y contenido de ciudadanía comunitaria, y creado y desarrollado el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia ....

Pese a todos estos avances, la naturaleza funcionalista y evolutiva del proyecto de integración europea hace que sea imposible hablar de parálisis en la Unión Europea. El Consejo Europeo del pasado mes de junio abrió el llamado «periodo de reflexión», que invita a los Estados miembros a lanzar un amplio debate en el que participen los ciudadanos, la sociedad civil, los interlocutores sociales, los Parlamentos nacionales y los partidos políticos. Debemos aprovechar este periodo de reflexión y debate para tomar un nuevo impulso que nos marque el camino a seguir en el futuro.

Para comprender el momento actual, resulta especialmente interesante analizar cuáles son los principales hitos del proceso de ratificación del Tratado constitucional, análisis que nos permitirá abordar a continuación algunos escenarios para el futuro de Europa.

2 · LA RATIFICACIÓN DEL TRATADO CONSTITUCIONAL

2.1 · Los referendos de Francia y Países Bajos. El periodo de reflexión

Los pasados 29 de mayo y 1 de junio se celebraron en Francia y Países Bajos, respectivamente, sendas consultas populares sobre la ratificación del Tratado constitucional con los resultados negativos que ya conocemos.

En ambos casos, el debate versó en buena medida sobre aspectos no relacionados directamente con el Tratado constitucional. Los resultados de los referendos no eran la expresión de un rechazo al proceso de integración que, según varios sondeos, los ciudadanos franceses y holandeses apoyaban más que mayoritariamente. Aparte de razones puramente internas como la difícil situación económica, asuntos como la futura adhesión de Turquía...

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