La directiva sobre control integrado de la contaminación.

AutorBernat Mullerat
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Tradicionalmente el medio ambiente ha sido considerado como la suma de tres ámbitos estancos: el agua, el suelo y la atmósfera. De ahí que la normativa ambiental se fragmente en estos tres ámbitos y trate por separado las emisiones al agua, al suelo y a la atmósfera.

Obviamente, el sistema tradicional de plantear los problemas medioambientales de manera compartimentada no es la forma más eficaz para tratar con todos los problemas de contaminación: el control de las emisiones al agua puede resultar en un incremento de las emisiones nocivas a la atmósfera. Así, en los últimos años se ha venido reclamando un nuevo enfoque a las emisiones procedentes de procesos industriales: la prevención y control integrados de la contaminación (PCIC). Este nuevo enfoque consiste en considerar las emisiones de procesos industriales en el contexto de su impacto sobre el medio ambiente de forma global y en su conjunto y no únicamente en relación con un ámbito específico. En 1991, la OCDE recomendó a los Estados que aceptaran la interconexión del medio ambiente e incorporaran mecanismos de prevención y control integrados de la contaminación. Asimismo, el Reino Unido ha venido aplicando un sistema de PCIC desde 1991 y en Francia y en Dinamarca existe también cierto nivel de integración en el control de la contaminación.

Acción comunitaria

Haciéndose eco de estas demandas de innovación, la Unión Europea ha aprobado recientemente la Directiva 96/61 relativa a la PCIC cuyo objetivo es armonizar los diversos sistemas de PCIC existentes e introducir la PCIC en el resto de países de la Unión. Su objetivo es evitar o reducir las emisiones de determinadas actividades industriales en la atmósfera, el agua y el suelo a fin de alcanzar un nivel elevado de protección del medio ambiente considerado en su conjunto o, en palabras de la Comisión Europea, "prevenir o solucionar los problemas de contaminación más que transferirlos de una parte del medio ambiente a otra".

La Directiva establece que determinadas categorías de actividades industriales -principalmente industrias muy contaminantes o de grandes dimensiones- requerirán para su explotación un único permiso que comprenderá conjuntamente las emisiones de tal industria al agua, suelo y atmósfera. Si bien ello conlleva una simplificación de las actuales autorizaciones administrativas relativas al medioambiente (con el consiguiente ahorro), parece que la tramitación del permiso será larga y compleja. En España, el otorgamiento...

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