Las tres dimensiones de la conciliación y de la redistribución de los roles desde la perspectiva europea.

AutorDonata Gottardi
Cargo del AutorEurodiputada Socialista, Parlamento Europeo. Catedrática Derecho del Trabajo. Università di Verona
Páginas63-74

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1. Notas introductorias

Podemos estar satisfechos al observar en qué medida el tema de la conciliación y la redistribución de los roles ocupa un lugar central en el debate a nivel europeo y ha sido tomado en serio por países como España, que, con la nueva Ley Orgánica, ha escrito una de las páginas normativas más conseguidas y completas en materia de paridad, un texto normativo que consigue emocionar, que toca todas las cuestiones y lo hace desde el punto de vista de proyectos verdaderos, que tiene en cuenta cómo cambiar la organización y la cultura del trabajo, cómo cambiar la cultura de una sociedad que en caso contrario permanece fortificada y a la defensiva. Un texto normativo que supone un ejemplo a seguir en los países de la Unión Europea.

El objetivo de las presentes notas es intentar subrayar cuáles y cuántos son los instrumentos a disposición y lo complejas que son sus interrelaciones. En la parte final intentaré también sugerir alguna pista para proyectar las políticas laborales, sobre todo desde la perspectiva del aumento de la cohesión social.

En Europa se habla cada vez más a menudo de tiempo de trabajo y tiempo de vida, también sobre la base de los datos ofrecidos por la Fundación de Dublín (European Foundation for the improvement of living and working conditions) que ya desde hace mucho suponen una importante contribución para disponer de un cuadro lo más completo posible, también de análisis, y abierto a cualquier aspecto de la cuestión del tiempo.

Las estadísticas más recientes confirman una situación consolidada desde hace tiempo y sin variaciones significativas salvo a nivel de cada uno de los Estados miembros, obligados a acelerar el cambio también para respetar los indicadores cualitativos y cuantitativos establecidos como objetivo para el 2010 por la Estrategia de Lisboa, que está llegando a su conclusión con el último bienio de implementación.

Es importante hablar de tiempo de trabajo y tiempo de vida, porque demuestra lo fundamental que es superar la dicotomía más tradicional entre tiempo

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de trabajo y tiempo de "no trabajo", dado que esta segunda fórmula cubre en gran parte (y sobre todo para las mujeres) el tiempo dedicado al trabajo de cuidado de otras personas y al trabajo doméstico. Y no es fortuito, en mi opinión, que en la mayor parte de los países europeos la propia noción de "trabajo de cuidado" tenga dificultades para difundirse.

Dichas cuestiones situadas dentro de la amplia perspectiva del tiempo se convierten en cuestiones controvertidas, candentes, susceptibles de ser contempladas desde diversas opciones de política jurídica.

2. El horario laboral

A nivel de las instituciones europeas, el debate sobre las reglas en materia de tiempo de trabajo es bastante encendido debido al punto muerto al que se ha llegado dentro del Consejo, que no consigue superar la oposición de algunos países, entre los que cabe destacar a Gran Bretaña. Se trata, como es bien sabido, de revisar la directiva sobre la organización del horario laboral, respecto a la cual sigue vigente la política de stop and go, que sigue la alternancia de los diferentes gobiernos nacionales en sus semestres de presidencia europea. Justamente la dificultad de revisar la directiva sobre el horario laboral proyecta sus ecos, más o menos directamente, sobre las políticas de conciliación de los tiempos.

Solemos darnos cuenta de la necesidad de intervenciones sustanciales y no meramente rituales sobre todo cuando nos ocupamos de cómo conciliar el trabajo de cuidado con el trabajo profesional a la luz de las decisiones que en niveles superiores se refieren a la organización del tiempo de trabajo para el mercado.

En mi país, Italia, a menudo sucede exactamente lo contrario, dado que la conciliación entre el trabajo de cuidado y el trabajo profesional es una temática que se considera marginal, confiada a un reducido núcleo de expertos (o, mejor aún, expertas) que casi siempre están de acuerdo sobre los diagnósticos y los remedios, también porque les anima una auténtica pasión por la lucha contra las discriminaciones de género, y que se intercambian un número limitado y recurrente de casos experimentales.

En efecto, el enfoque transversal y global es muy oportuno, dado que permite afrontar el tema de la reducción del horario laboral (mediante el trabajo a tiempo parcial, por ejemplo) así como el de su aumento (mediante las horas extraordinarias, por ejemplo); en otras palabras, afrontar el tema de la flexibilidad organizativa que el empresario necesita junto con la que piden los trabajadores y trabajadoras.

Se debe subrayar el hecho de que los datos casi siempre se refieren al horario medio, con mayor razón ahora que la compensación entre periodos de trabajo intenso y poco trabajo puede producirse cada mes, hasta llegar al cálculo anual,

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trasladándose la atención del límite máximo de horario diario y semanal al cálculo en periodos más amplios. De este modo se pierde la oportunidad de conocer con la debida precisión si se está asistiendo a una ampliación del horario laboral y en qué medida. Pero no sólo ocurre esto; a menudo la ampliación de los horarios se refiere sobre todo a sectores y profesiones concretas.

Pero no hay duda de que se está asistiendo a una ampliación del tiempo de trabajo y a este resultado seguramente ha contribuido la actual directiva europea, que sitúa en 11 horas el tiempo mínimo diario de reposo, llegando a permitir (aunque a menudo la negociación colectiva está consiguiendo contener los daños) horarios diarios mucho más largos que las "viejas" ocho horas de trabajo.

Si, por una parte, es cierto que el horario laboral forma parte de la zona de intercambio más típica, no debemos olvidar que esto es así sólo en el trabajo por cuenta ajena y casi únicamente en el trabajo por cuenta ajena estándar. Para las relaciones laborales que se sitúan fuera de este ámbito, la dimensión temporal queda en segundo plano o en todo caso se refiere a las elecciones del trabajador sobre su autonomía. Así ocurre con el trabajo autónomo que enmascara y esconde un trabajo que de hecho es por cuenta ajena y está totalmente incluido dentro de la organización del trabajo, incluyendo la presencia física en el lugar de trabajo, y que, sin embargo, no disfruta de la misma protección. Me refiero, en el caso del trabajo verdaderamente autónomo, a una resistencia a considerar el tiempo como una variable a tener en cuenta. Me viene a la cabeza una sentencia del Tribunal Constitucional italiano según la cual los derechos de las madres trabajadoras autónomas pueden ser menores que los de las madres trabajadoras por cuenta ajena, ya que las primeras pueden "disponer de su propio tiempo".

Es evidente que estamos tocando uno de los temas fundamentales del derecho laboral, bajo el que subyace una dinámica social muy fuerte, un tema que no puede renunciar a confrontarse con una sociedad que se apoya mucho en el trabajo no pagado y no retribuido, en el trabajo voluntario, y que también conoce los peligros de su reconocimiento, sobre todo en los casos en que este último puede volver a encerrar a las mujeres dentro de los muros domésticos.

3. La flexicurity

Estamos tocando también el tema de la flexicurity. Aquí puedo sólo recordar cómo las instituciones europeas se han ocupado de las reformas de las políticas de empleo y de las políticas de inclusión social en numerosas ocasiones, con una intensificación notable durante el 2007.

El Parlamento...

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