Deliberación social y oratorios musulmanes en España

AutorJuan de la Haba - Enrique Santamaría
Páginas222-224

Profesores de Sociología en las Universidades de Barcelona (UB) y Autónoma de Barcelona (UAB), respectivamente, y coordinadores del grupo de trabajo en Socioantropología de los Procesos Identitarios (ERAPI), del Institut Català d’Antropologia.

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España, como el resto de los países europeos, está inserta en un paulatino proceso de pluralización religiosa. Esta pluralización, que no es sólo efecto de las migraciones, y que no se da en un vacío sociohistórico, comporta que el islam se haya convertido en la tercera religión del país, tras el catolicismo y el evangelismo, con una cantidad de fieles que supera el millón cien mil personas y con cerca de ochocientas comunidades.

En este renovado paisaje de la religiosidad, la vieja cuestión de la libertad de creencias y de culto es objeto de variados debates y posicionamientos. No podemos aquí evocar siquiera la densidad social y política de estos debates, sin embargo, sí queremos llamar la atención sobre algunos aspectos acuciantes de las condiciones en las que el desarrollo del culto musulmán se está realizando en España. Y es que pese a su implantación -y cada vez mayor crecimiento- éste se encuentra en un estado de subdesarrollo por lo que hace a su organización social y al despliegue de sus infra-estructuras religiosas.

Desde nuestro parecer no se puede hablar de libertades religiosas sin una interrogación sobre cómo se está llevando a cabo el proceso de desarrollo y organización social de las diferentes confesiones, y, en particular, de la musulmana. Para decirlo en pocas palabras, y por lo que hace a esta última, este proceso sólo lo podemos calificar en términos de subalternidad, de inferioridad y de alterización con relación a otros sistemas de creencias que integran nuestro espacio religioso.

Nadie milita -o, en todo caso, serían pocos los que hoy lo hacen- en contra del derecho a la libertad religiosa, pero, desde nuestro punto de vista, hay que ir un poco más lejos de los significados que a ésta se atribuyen, y revisar las prácticas de los actores y de las instituciones que mantienen y reproducen una efectiva desigualdad en el campo religioso. Una desigualdad que, en definitiva, transcribe disimetrías sociales, posiciones sociales desiguales y posiciones políticas desfavorables, en forma de discriminaciones y segregaciones en el ámbito de las religiones.

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Y, en este sentido, no es posible tratar la cues-tión de la libertad religiosa excluyendo o eludiendo la...

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