Las competencias profesionales de los emprendedores sociales

AutorOlga Lasaga Millet
Cargo del AutorUniversitat Abat Oliba CEU
Páginas55-67

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1. Introducción

Crisis económica, prima de riesgo, paro, fracaso escolar, pobreza, recortes presupuestarios, corrupción… han devenido términos recurrentes en los medios de comunicación y, lo que es más grave, en nuestras conversaciones cotidianas. Son una manifestación palpable de los cambios que están sacudiendo a nuestra sociedad del bienestar y de la preocupación, cuando no angustia, que esta situación provoca. Indudablemente el impacto de la crisis económica ha afectado duramente al mercado de trabajo generando un listado, cada vez es más largo, de colectivos que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social. A los colectivos tradicionales como los discapacitados, drogodependientes o ex presidiarios se les suman los jóvenes sin estudios, parados de larga duración, desempleados mayores de 45 años, mujeres víctimas de violencia de género e inmigrantes, multiplicándose, en consecuencia, el número de personas que viven en una situación de penuria económica y marginación social.

En este clima de incertidumbre y caoticidad, se empieza a vislumbrar que los procedimientos y soluciones tradicionales no sirven. Llegados a este punto parece imprescindible aplicar la máxima de Albert Einstein «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». Si pretendemos cambiar los términos enunciados al inicio por solidaridad, sostenibilidad, ecología, equidad, justicia social, honestidad… deberemos poner en práctica nuevas fórmulas. Es en esa búsqueda de alternativas y nuevas soluciones donde se enmarca la emprendeduría social.

A lo largo de este capítulo, analizaremos el concepto de emprendedor social diferenciándolo de la persona que emprende un negocio, expondremos las competencias profesionales que lo distinguen y por último abordaremos el papel de la Universidad en la promoción y desarrollo de las competencias del emprendedor social.

2. ¿Qué significa ser un emprendedor social?

Simultáneamente al incremento de la popularidad del concepto de emprendedor social, se hace cada vez más borroso y difuso su significado y alcance. Cuando un término gana prestigio o, simplemente, se pone de moda, se van incrementando las situaciones o casuísticas que de forma, más o menos forzada, se instalan a su abrigo. Así, bajo el paraguas de emprendedor social encontramos desde iniciativas sin ánimo de lucro a empresarios

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tradicionales que incorporan la responsabilidad social en la ejecución de su objeto social, pasando por situaciones mixtas que combinan la obra social con el espíritu empresarial y la búsqueda de beneficios. Por todo ello es importante empezar por esclarecer el marco conceptual y su alcance.

Como primera aproximación para clarificar el tema, conviene centrarse en el término emprendedor dado que «social» actúa como calificativo. A estos efectos el concepto de emprendedor tiene su origen en Francia y se remonta al s. XVII, siendo utilizado por primera vez por Richard Cantillon para referirse a aquella persona que maneja los recursos asumiendo el riesgo de la producción. Esta definición se ha ido nutriendo con importantes aportaciones provenientes no sólo del campo de la economía donde destacan grandes autores clásicos como Say, J.B., (1854); Shumpeter,
J., (1912); Drucker, P.F., (1989) y Stevenson, H.H., (1985) sino también de la sociología, psicología social, administración de empresas (Collins, O.F. y Moore, D.G., 1964; McClelland, D.C., 1961; Burgelman, 1984; Timmons y Bygrave, 1986; entre otros.), lo cual ha dotado a dicho concepto de transversalidad y complejidad.

Desde esta visión multidisciplinar, puede sostenerse que el emprendedor es una persona con una especial habilidad para detectar oportunidades, proponer y diseñar nuevas soluciones y con una inquebrantable voluntad de aceptar los riesgos y vencer las dificultades para hacer realidad su propósito. La mentalidad y valores emprendedores comportan esencialmente la orientación al cambio, la innovación y creatividad, la capacidad para movilizar no sólo los propios recursos sino también los de los demás, la orientación a la acción y el coraje y fortaleza. El éxito del emprendedor se mide por los resultados económicos conseguidos.

Tomando como premisa este concepto de emprendedor, es el momento de abordar qué características le añade el calificativo «social»:

  1. La principal aportación se encuentra en relación con la misión. En tanto que el emprendedor tradicional pretende dar nuevas soluciones de negocio, el emprendedor social busca innovar para mejorar la sociedad. Persigue la generación de un impacto social que sitúe la problemática que aborda en una nueva dimensión.

  2. Otro de los elementos distintivos que introduce la adición del concepto social hace referencia a los recursos tanto financieros como humanos que moviliza. En el terreno de la financiación, el emprendedor busca por definición la obtención de resultados, de beneficio, ya que de ello depende la continuidad de su negocio. Depende de su

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    propio capital inicial y de la capacidad de atraer socios y clientes que le aseguren la continuidad. En cambio el emprendedor social puede recurrir a otras vías de financiación como son las subvenciones, microcréditos e incluso donaciones. Por lo que se refiere a los RRHH, en la emprendeduria social aparece la figura del voluntario, un...

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