La Biblioteca Jurídica de don Fernando Queipo de Llano y Valdés, Consejero de Carlos II en el Real de Órdenes (1677)
| Autor | José Luis Barrio Moya |
| Páginas | 683-700 |
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Desde comienzos del siglo XVI surge, en el escenario político europeo, lo que se ha dado en llamar los Estados Modernos, en cuya gestación y posterior desarrollo tuvieron decisiva importancia unas monarquías poderosas y autoritarias y una centralización administrativa que, poco a poco, van a ir creando toda una serie de instituciones estatales tendentes a imponerse sobre los particularismos locales. Si en un principio aquella estructura político-administrativa adoptó formas relativamente sencillas se hizo más compleja al potenciar el Estado su propia actividad y aplicarla a campos diversos. Ello llevó consigo un crecimiento de organismos técnicos en lo central, territorial y local, donde se instala una pléyade de funcionarios cada vez más nutrida 1.
Este proceso va ser general en toda Europa pero mucho más acusado en la España de los Reyes Católicos y de Carlos V, debido a toda una serie de acontecimientos históricos, de todos conocidos, que convirtieron a la nación surgida del matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla en el centro de un Imperio tan extenso como aparatoso. Para gobernar aquel conglomerado de tierras y gentes, tan diferentes entre si, la Monarquía hispana se apoyó en el llamado régimen polisinodial, quien va a vertebrar la administración central gracias a la creación de unos organismos colegiados, los llamados Consejos, que a mediados del siglo XVIi alcanzaron el número de quince. Uno de aquellos Consejos fue el Real de Órdenes, cuya misión era el gobierno y administración de las tres órdenes de caballería castellanas: Santiago, Calatrava y Alcántara. Page 684
La orden aragonesa de Montesa, aunque su maestrazgo quedó incorporado a la Corona en tiempos de Felipe II (1597), únicamente se integró en el Consejo de Órdenes a comienzos del siglo XVIII y un lugarteniente representaba la autoridad real.
La fecha de creación del Consejo de Órdenes no se conoce con exactitud, aunque en torno a 1495, puede hablarse de un Consejo para las Órdenes de Santiago y Calatrava y solamente desde 1498, cuando a este Consejo se agregó el gobierno de Alcántara, podemos considerar que existe ya un Consejo de Órdenes que conocía en nombre del rey como administrador y de S.S. lo que antes conocía el maestre2.
A lo largo del siglo XVIi los distintos monarcas hispanos de la Casa de Austria fueron pródigos en otorgar nombramientos de consejeros del Real de Órdenes y premiar con ello fidelidades y servicios. Felipe III nombró veinte y ocho consejeros, Felipe IV, sesenta y seis y Carlos II, cincuenta y tres, entre ellos al hidalgo asturiano Don Fernando Queipo de Llano y Valdés3.
Don Fernando Queipo de Llano y Valdés nació en la localidad asturiana de Cangas de Tineo, siendo hijo de Don Suero Queipo de Llano, natural de la misma población de la que fue alférez mayor y miembro de su consejo, y de Doña Isabel Bernaldo de Quirós que lo era de Pola de Lena. De aquella unión nacieron, además de Fernando, Álvaro, Suero, Diego y Catalina. Don Fernando Queipo de Llano y Valdés casó con la dama madrileña Doña Felipa de Mármol Márquez, hija de Don Juan Álvarez de Mármol y de Doña María Márquez. El matrimonio residió algún tiempo de Valladolid y en aquella ciudad nació su hijo, Don Manuel Queipo de Llano Valdés del Mármol, que en 1671 ingresó en la Orden de Santiago y que entre otros cargos ocupó el de corregidor de la ciudad de Ávila durante el reinado de Carlos II4.
Don Fernando Queipo de Llano y Valdés fue caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresó en 1665, y miembro del Consejo de Órdenes por nombramiento de Carlos II, y en el que permaneció hasta su muerte en 1677.
El 30 de agosto de 1677 Doña Felipa de Mármol declaraba que en aquella fecha había fallecido su esposo Don Fernando Queipo de Llano y Valdés caballero de la Orden de Santiago y del Consejo de Su Magestad en el Real de Órdenes, dejando por heredero a su hijo Don Manuel, que esta sirviendo a Su Magestad de su corregidor de la ciudad de Ávila.
Tras la muerte de su marido Doña Felipa de Mármol mandó hacer el inventario de sus bienes y pertenencias, lo que se llevó a cabo el 6 de septiembre de 1677 y diez días más tarde se procedió a la tasación de todo ello5. El mismo día 16 de septiembre de 1677 Manuel Mayers contraste en esta Corte ponía Page 685 precio a los objetos de plata, un conjunto de piezas de uso doméstico que ponen de manifiesto la importancia de la platería civil en la época. De esta manera se registraban numerosos platos, escudillas, tembladeras, vasos, salvas, candeleros, jarros, cucharas y candiles.
El 4 de octubre de 1677 Dionisio de Carvallo maestro ebanista que vive en la calle del Arenal, en casas del Colegio de Santa Catalina de los Donados, tasaba los muebles, de los que eran piezas valiosas un escritorio de ébano y marfil, valorado en 660 reales y un pequeño contador de palo santo y ébano con embutidos de caoba y naranjo, que lo fue en 264 reales.
«- Primeramente un bufete de nogal, de zerca de bara y media de largo y bara de ancho con sus yerros quadrados, de tres quartas de alto, 176 rs.- un escriptorio de ebano de Portugal y marfil, de bara y sesma con nueve navetas y su puerta de marqueteria y cubierto por de fuera de ebano, palo santo y box con sus aldavones quadrados y dorados, 660 rs.- un contadorcito de tapa, de palo santo y ebano embutido de madera de naranjo y caoba y su cordon a las esquinas de ebano y naranxo, de media bara de largo y terzia de fondo y una quarta de alto, 264 rs.- un scriptorio y tocador de nogal cubierto de raiz de olivo, de dos tercias de largo y terzia en quadrado de alto, 100 rs.- dos bufetes de estrado cubiertos de cañamazo con pies de peral, con sus perfiles gravados en el tinte, con sus yerros eseados y con sus manzanas, 200 rs.- mas un bufete con su tabla de caoba, con sus yerros y sus pies de madera de la Yndia, de bara y dos tercias de largo y una bara de ancho, 350 rs.- una cruz de peral con su peana embutida con unas reliquias a trechos, 33 rs.- ocho sillas de cañamazo con su clavazon dorada, traydas, 440 rs.- doze sillas de baqueta colorada, muy viexas, 396 rs.- un espexo dibuxado de diferentes figuras de relieve, plateado con su luna de a diez y ocho adiamantada, 300 rs.- cinco sillas de damasco azul bordado de peynezillo anteado, bien tratadas, 880 rs.- dos taburetes de terciopelo carmesi con su clavazon de bronze dorado y su galon de oro, 154 rs.- quatro bufetes de nogal con sus cavezeras de lo mismo, 264 rs.- una cama de nogal hordinaria, de una cavezera, 66 rs.- un catre de nogal de una cavezera, 66 rs.- cinco camas de tablas, de criados, 50 rs.- un bufete pequeño cubierto de baqueta colorada con su flueco berde alrededor, 30 rs.- una papelera de pino cubierta de damasco viexo, de una bara de largo poco mas o menos, 12 rs.- un brasero de palo santo perfilado de bronze con su bazia de bronze dorada, ochavada, con quatro garras de bronze por pies y concha de metal, 400 rs.- un brasero de nogal liso, de hechura ochavada con su bazia de cobre, 30 rs.- un escriptorio pequeño de zedro con su puerta de red de alambra, 40 rs.- un bufete pequeño de cañamazo, de bara y terzia de largo y una terzia de alto y dos de ancho, viexo, 33 rs.- dos espexos de madera de peral, el uno de media bara poco mas o menos, el marco quebrado, y el otro de madera de ebano y peral, de tres quartas de alto con su luna de media bara, 400 rs.- dos cofres de baqueta colorada ya traydos, forrados en olandilla azul y dos zerraduras cada uno, 110 rs.- otros dos cofres de baqueta negra, forrados en olandilla verde, viexos, con dos zerraduras, 66 rs.- otro cofre grande cubierto de pellexo, barreteado de yerro, forrado en lienzo blanco y huecos para dos zerraduras, 55 rs.- otro cofre de hechura de arca, muy viexo, forrado en olandilla, de mas de bara y terzia de largo poco mas o menos, 24 rs.- un cofre cubierto de badana negra, sin aforro, de bara y terzia de largo poco mas Page 686 o menos, 24 rs.- dos arcas pequeñas de nogal, de dos terzias de largo poco mas o menos, con sus zerraduras y llaves, 66 rs.- un bufetillo de nogal con su caxon, de tres quartas de largo poco mas o menos, 44 rs.- otro bufetillo de nogal, de media bara de largo poco mas o menos, 14 rs.- un bufete cubierto de baqueta muy viexo con sus yerros cortos, eseados y amascarados, 33 rs».
Al finalizar su trabajo Dionisio de Carvallo no puedo firmar la tasación por confesar no saver.
En el ya citado día 4 de octubre de 1677 Juan Mateo maestro pintor que dijo vivir en la calle de las Fuentes, en casas del convento de San Martín, tasaba la pequeña colección artística de Don Fernando Queipo de Llano y Valdés, compuesta por cuarenta y dos pinturas, con una temática predominantemente paisajística con algunos fruteros y varias escenas religiosas.
« - Primeramente diez payses viexos con marcos antiguos, dorados y negros, de bara y quarta de ancho, 160 rs.- mas nueve paises, los ocho yguales y otro mas pequeño, de boscaxes y hermitaños, de mas de bara y quarta poco mas, 594 rs.- otro quadro de la Visitazion de Santa Ysavel con su marco negro ancho, labrado de peral, de bara en quadro poco mas o menos, 250 rs.- ocho pinturas pequeñas de diferentes Santos con sus marcos negros, de mas de quarta, 400 rs.- mas doze fruteros yguales, de bara de largo poco mas o menos, 480 rs.- un pais de un hermitaño con su marco negro, de mas de bara de largo, 30 rs.- una pintura de San Juan de Dios con su marco negro, de bara en quadro poco mas o menos, 44 rs.
Del pintor Juan Mateo, cuyo segundo apellido era Escudero, no conocemos ninguna obra de su mano, aunque si su actividad como tasador. Asi el 13 de enero de 1698 valoraba las pinturas y esculturas que quedaron a la muerte de Don Manuel Martínez Manibardo:
«- Primeramente un cuadro de Santa Theresa con marco negro, de mas de a bara, 36 rs.- mas otro de Nuestra Señora de la Soledad, de dos baras de largo con marco negro, 44 rs.- mas otro de Nuestra Señora del Rosario, de cinco quartas de alto...
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