Sobre el autocontrato

AutorVicente Tur
CargoRegistrador de la Propiedad
Páginas582-586

Page 582

Después de la magistral duplica del señor González inserta en el último número de esta Revista, el mismo en que fue publicada la réplica del señor Lezón, carece de interés cuanto pueda yo exponer sobre el mismo tema, pero como el primero trata el asunto en su aspecto general y objetivo y además el último replica separadamente a cada uno de sus contrincantes, no puedo resistir a la tentación de exponer nuevas consideraciones por vía de duplica.

Empieza el señor Lezón, en la parte de su escrito que tiene la bondad de dedicarme, desentendiéndose de la objeción opuesta a su singular teoría sobre el autocontrato, objeción fundada en la simplicidad del sujeto natural del derecho. Quédense, dice, para la psicología los problemas psíquicos del yo o unidad del espíritu humano. Y a renglón seguido, reconociendo implícitamente esa unidad, afirma, claro que con la ausencia más absoluta de todo intento de demostración, que sin detrimento de la unidad del yo humano, puede ofrecerse la personalidad del sujeto del derecho en su doble aspeto activo y pasivo, en cuanto obra y reobra sobre sí mismo y para sí mismo, condicionándolo a la realización de sus fines.

Escritas las anteriores frases dignas de un Hegel, un Fichte o cualquier otro filósofo alemán, de esos que Balmes llamaba sofistas, o de algún otro cuyo nombre sea difícil de pronunciar, a los cuales alude en su réplica, debió recapacitar el señor Lezón sobre lo difícil que resulta entender con claridad su significación jurídica, y ante la impotencia de la filosofía para armonizar ciertos conceptos al parecer contradictorios, llama en su auxilioPage 583 a la teología, insinuando con los respetos debidos la posibilidad de elevarnos, siquiera sea por las vías de la inducción analógica, al orden sobrenatural, buscando similitudes nada menos que en el misterio de la Santísima Trinidad, que pone de relieve la unidad de la esencia del ser infinito por encima de los accidentes de las tres personas.

No deja de ser ingeniosa la similitud observada por el señor Lezón entre su teoría sobre el autocontrato y el impenetrable misterio. Una sola esencia y tres personas distintas, de una parte. Una sola persona natural y dos sujetos del derecho, de otra. El misterio es un arcano; es insondable, como dice el Sr. Lezón. Su teoría sobre el autocontrato, debe serlo también por razón de similitud. Es una teoría teocrática, de las cuales dice Duguit que «todas ellas adolecen de un mal irremediable; el de ser...

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