Competencias y asesoramiento científico: riesgos de la ciencia errónea y de la política errónea

AutorRémi Barré
CargoOST/CNAM

Asunto: El aumento de escala y de potencia de los dispositivos tecnológicos, la difusión rápida de las innovaciones a través de la globalización y, por otra parte, la gran sensibilidad del público y de los consumidores frente a los riesgos y a los efectos adversos han llevado a una situación casi permanente en la que se tienen que tomar decisiones importantes basadas en conocimientos científicos incompletos o insuficientes.

Relevancia: El asesoramiento científico determina la toma de decisiones, pero también determina, al menos parcialmente, la agenda de investigación. Sin embargo, las técnicas, los métodos y los procedimientos que se adaptan al objetivo de realizar evaluaciones compartidas, sensibles a la opinión de los que muchas veces no están representados, se encuentran todavía en fase de desarrollo.

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Introducción

Escenarios de alto nivel y riesgos importantes en un contexto de conocimientos científicos incompletos, o incluso escasos, caracterizan la incómoda situación en la que frecuentemente deben adoptarse muchas decisiones políticas. A menudo las decisiones políticas han de adoptarse en un contexto en el que los hechos son inciertos y existe una falta de consenso respecto a los valores subyacentes, pero a pesar de ello no se pueden aplazar estas decisiones. Frente a este telón de fondo, ¿qué es lo que constituye una posición científica sólida y un proceso político democrático en una situación de incertidumbre de los conocimientos? Para sugerir lo que puede ser esto, necesitamos primeramente clarificar los conceptos de déficit de conocimientos, competencias científicas y asesoramiento científico, que nos llevarán después a discutir algunas implicaciones institucionales.

A menudo las decisiones políticas han de adoptarse en un contexto en el que los hechos son inciertos y existe una falta de consenso respecto a los valores subyacentes, pero a pesar de ello no se pueden aplazar estas decisiones

Aspectos polifacéticos de los déficits de conocimientos en relación con la toma de decisiones

Existen cinco tipos de falta de conocimientos que pueden interferir en el proceso de toma de decisiones:

dificultades para identificar o interpretar los hechos. Por ejemplo, el problema de saber si el número de personas que viven cerca de un vertedero de productos químicos y que padecen una enfermedad determinada, es superior a lo normal, puede no ser sencillo; éste es el "déficit de hechos";

falta de comprensión de los procesos químicos, biológicos u otros, que podrían dar lugar a determinadas consecuencias (no identificadas); éste es el "déficit de mecanismos naturales";

problemas de identificación de los posibles efectos indirectos; este es el "déficit sistémico";

incertidumbres sobre la aplicabilidad, en las condiciones del mundo real, del conocimiento desarrollado en el laboratorio; éste es el "déficit de aplicación";

falta de identificación de los intereses que se podrían ver afectados por las consecuencias de cualquiera de las incertidumbres anteriores; éste es el "déficit de grupos afectados".

Los déficits de conocimientos pueden surgir como resultado de la insuficiencia de datos, de la falta de un mecanismo identificado, de efectos indirectos desconocidos, de la incertidumbre en cuanto a la aplicación de los datos de laboratorio al mundo real y de una identificación incompleta de los grupos afectados

Cuando se hace frente a estas faltas de conocimientos se requieren las competencias científicas. Es entonces esencial situarlas adecuadamente cara a cara frente a la ciencia y a la toma de decisiones.

Los conocimientos científicos como una declaración de "creencia justificable", sin categoría epistemológica o política especial

Los científicos implicados en estos procesos socio-políticos están en la posición de "expertos científicos" que proporcionan conocimientos científicos o asesoramiento científico. En este contexto, enfrentado a las diversas dimensiones de las faltas de conocimientos citadas anteriormente, un científico va necesariamente más allá de los límites de sus propios conocimientos. Por ello, las competencias científicas no son solamente ciencia sino que incorporan necesariamente un elemento de opinión. La razón de ser de las competencias científicas no es decir "qué es verdad", sino qué es lo que puede justificarse sobre la base de argumentos científicos. Esto es todo lo que pueden hacer las competencias científicas ¿ y ello es ya muy valioso ¿ respecto a las diversas dimensiones de los déficits de conocimientos.

Si las faltas de conocimientos pueden superarse sólo parcialmente mediante las competencias científicas, ¿cómo puede diseñarse sólidamente el proceso de toma de decisiones?

Cuando los científicos actúan como asesores expertos en un proceso socio-político, inevitablemente van más allá de la ciencia en sí misma e incorporan un elemento de opinión

Desde la competencia científica a la competencia científica plural y a la competencia plural

Las faltas de conocimientos llevan a una situación de controversia científica que exige la expresión de argumentos y el debate entre los expertos científicos. Se deduce del párrafo anterior que debe haber una pluralidad de expertos científicos que discreparán legítimamente entre sí: tendrán que presentar argumentos y manifestar sus razonamientos en forma explícita. Ésta es una primera vía para superar un poco más el déficit de conocimientos.

El asesoramiento científico implica necesariamente una pluralidad de expertos científicos, que discreparán legítimamente entre ellos

La segunda vía es ampliar la noción de expertos a los grupos afectados y a las partes interesadas: recurrir a estas fuentes de conocimiento más amplias hace posible enriquecer y elaborar las hipótesis en estudio, y explorar más a fondo las posibilidades, las opciones y los "mundos posibles".

En este aspecto, las competencias científicas tienen un papel importante, aunque compartido, en una función más general de aportación de competencias, que es clave para un planteamiento democrático de la toma de decisiones enfrentada a la incertidumbre del conocimiento. Un conjunto diverso de actores ( una red "híbrida" de actores) se incorpora a un proceso de aprendizaje colectivo que produce nuevos conocimientos y nuevas plataformas para la toma de decisiones.

La toma de decisiones no opera en el vacío, y un punto clave es la organización del proceso en el que se implicará a las competencias científicas junto con otros tipos de competencias

La toma de decisiones no opera en el vacío, y un punto clave es la organización del proceso en el que se implicará a las competencias científicas junto con otros tipos de competencias.

Sobre la agenda: desarrollo de los aspectos metodológicos e institucionales

La democracia trata del "proceso debido". Esto es especialmente cierto cuando el proceso democrático implica explícitamente dimensiones científicas y tecnológicas.

Los puntos centrales son las garantías adecuadas respecto a la designación de expertos, su independencia, pluralismo e integridad, la transparencia del proceso y el modo en el que interactúan. La posibilidad de identificación y la coherencia de las competencias también son aspectos clave. Los vínculos y, al mismo tiempo, las separaciones respecto a la propia toma de decisiones deben establecerse cuidadosamente desde una perspectiva dinámica. Esto nos lleva al principio de precaución, en el sentido de que las decisiones pueden ser provisionales y sujetas a reevaluación cuando se disponga de más conocimientos.

La posibilidad de identificación y la coherencia de las competencias son aspectos clave, así como los vínculos y las separaciones respecto a la propia toma de decisiones

Cada uno de estos criterios tiene consecuencias específicas sobre el modo en el que se conciben, ejecutan y gestionan los procedimientos. La importancia social, económica y política de estos procesos, su número, su complejidad y el cuidado con el que tienen que realizarse, son las razones por las que, en una serie de países, se han creado instituciones específicas para manejar esta nueva función.

Conclusión

La implicación de competencias científicas es ciertamente un proceso por el que "la ciencia habla a la sociedad", pero también es un proceso por el que "la sociedad habla a la ciencia". Éste es uno de los aspectos del aprendizaje colectivo que tiene lugar en el "Ágora" donde el bien común se define en público y por todos los ciudadanos. Este proceso determina la toma de decisiones, pero también determina (al menos parcialmente) la agenda de investigación.

Sin embargo, estamos todavía en la etapa de desarrollo de las técnicas, métodos y procedimientos que se adaptan realmente al objetivo de establecer estas evaluaciones compartidas, sensibles a la voz de los que no están habitualmente representados. Llámense evaluación tecnológica, foro de ciudadanos, prospectiva o cualquier otra cosa, el punto importante es que tiene lugar una serie de experimentos, que permiten que se desarrolle una masa crítica de competencias, disponible para ser utilizada cuando proceda.

Desarrollar conjuntamente, con todos los actores relevantes de la sociedad, las capacidades para implantar una genuina democracia científica y tecnológica a nivel europeo para los temas relacionados con C/T es, probablemente, un componente importante de la realización del Espacio Europeo de Investigación.

En una situación de incertidumbres y faltas de conocimientos, si se prescinde de estos procesos abiertos, se corre el riesgo de poner una ciencia errónea al servicio de una política errónea.

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Referencias

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Roqueplo, P., Entre savoir et décision, l¿expertise scientifique, INRA-éditions - sciences en questions, 1997.

Contacto

Rémi Barré, OST y CNAM

Tel.: +33 142 22 30 30, fax: +33 145 48 63 94, correo electrónico: barre@obs-ost.fr

Sobre el autor

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Rémi Barré es ingeniero civil/de minas y doctor en Economía. Es director del Observatorio de Ciencia y Técnica (OST) y profesor asociado de la Universidad CNAM de París. Posee experiencia en la construcción de indicadores de C&T, y su trabajo actual se centra en la toma de decisiones en política científica y sus relaciones con la evaluación, la prospectiva y la evaluación tecnológica.

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